Ventana a la Tierra Media - El todo de Tolkien: El Hobbit
Bien podemos decir sin temor a equivocarnos que habrá habido pocos personajes en la historia de la literatura que como éste, que salió de no se sabe dónde y vivía en un agujero en el suelo, hayan dado tanto juego literario y fantástico.
Y sí, nos referimos al ser mediano llamado también Hobbit quien, sin quererlo y de forma imprevista, fuese por el mundo Terramediano a correr inesperadas aventuras.
“A lo mejor el Hobbit resulta insufrible para según qué tipo de razas (pensemos en los Trolls o los Orcos, por ejemplo) y, por extensión, para todo aquel que idolatra al Mal y a su lado camina, pero para nosotros, la raza de los hombres, una vez descubierta su existencia, los medianos nos resultan, además de familiares (por razón de nuestro ser), agradables y muy dados a la celebración festiva. Y eso, se diga lo que se diga, no debería amargar la existencia de nadie sino, justo, al contrario. Y es que, como dice el dicho con mucha razón, “Ser amigo de un Hobbit el bien comer asegura” y no vamos a ser nosotros los que vayamos contra eso, faltaría más…
Todo ser viviente de la Tierra Media (y se me apuran de las Tierras Imperecederas. Sí esos también, por muy bien que allí estén) debería conocer, al menos una vez en su vida, a un Hobbit. Es más, el que esto escribe llegó a conocer a tal simpar raza en medio de una trifulca que en seguida les cuento. Y ya verán qué amigos tan buenos tenemos los hombres en los medianos…”
Eso se dice y se cuenta en la hora en la que los cuentos son los protagonistas de la noche. Pero, en realidad, que J.R.R. Tolkien diera a la luz del mundo a una raza tan especial como la mediana sólo pudo ser porque él mismo se consideraba un Hobbit. Por eso dijo en una ocasión algo como esto:
“De hecho, soy un Hobbit (en todo menos en tamaño). Me gustan los jardines, los árboles y las tierras de cultivo no mecanizadas; Fumo una pipa, y me gusta la buena comida simple (sin refrigerar), pero detesto la cocina francesa; Me gustan, y hasta me atrevo a ponerme en estos días aburridos, chalecos ornamentales. Soy aficionado a las setas (fuera de un campo); tener un sentido del humor muy simple (que incluso mis críticos encuentran aburrido); Me acuesto tarde y me levanto tarde (cuando es posible). No viajo mucho.”
Podemos decir, por tanto, que el profesor de Oxford tenía cierta predilección por los personajes que pertenecían a la raza mediana. Y por eso, los Hobbits más conocidos (Bilbo, Frodo, Sam, Merry y Pippin) son tan especiales y son tratados de una forma tan hermosa y tierna.