InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Marzo 2024

18.03.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena: qué hacer cuando llegue el sufrimiento

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

  

Frases que bien valen la pena: qué hacer cuando llegue el sufrimiento

 

“No hay ni una criatura que tenga un seguro permanente de mañanas de sol. Cada uno vivimos nuestra hora de Huerto de los Olivos porque, cuando el temporal hunde las cabezas, es cuando se aprende a picotear la borrasca para ir en busca del fulgor de lo alto.” (Beato Lolo, de su libro Mesa redonda con Dios)

 

Es seguro que quien crea que no va a sufrir nunca en su vida es fue vive en un mundo de ilusión y de inconsciencia. El caso es que es justamente lo contrario lo que nos pasa y no es nada malo que haya quien nos oriente para saber afrontar tales situaciones. 

A este respecto, también es seguro que casi nadie mejor que Manuel Lozano Garrido, que mucho sufrió físicamente en su vida, para poner sobre la mesa un qué hacer en tales casos. Y a fe nuestra que lo hace a la perfección. 

Pues bien. Podemos ver que Lolo lo tiene más que claro porque nos dice eso de que “No hay una criatura que tenga un seguro permanente de mañanas de sol”. Y eso ha de querer decir que sí, que tendremos muchas mañanas de sol o, lo que es lo mismo, de luz y de lo que es bueno para nuestra vida. Sin embargo, como decimos arriba, eso no siempre va a ser posible por las muchas circunstancias por las que pasamos en la vida. Y eso es verdad que cualquier persona lo puede corroborar con su propio ejemplo… 

Bien. Entonces… sabemos que muchas veces lo vamos a pasar mal (y no sólo físicamente porque muchas veces es peor lo espiritual porque nos llega más adentro…) 

Lolo habla de un momento al que llama “nuestra hora de Huerto de los Olivos”. Y eso son ya palabras mayores. 

Cualquiera que lea esto sabe muy bien lo que quiere decir eso y a Quien se refiere nuestro amigo de Linares (Jaén, España) cuando escribe sobre el Huerto de los Olivos. Y, en concreto, se refiera a un momento crucial en la vida del Hijo de Dios en el que sufrió lo indecible. Vamos, que lo pasó tal mal que llegó a sudar sangre que, si se mira científicamente, no es cosa imposible… 

Eso le pasó a Jesucristo y, a nuestra manera y forma, nos puede pasar a nosotros también. Entonces… ¿Qué hacer? 

La recomendación de Manuel Lozano Garrido es que hagamos lo mismo, exactamente, lo mismo que hizo Cristo que, como sabemos, quiso que aquel cáliz de amargura pasara pero que también tenía muy claro que la prioridad de su vida no era pasarlo siempre bien y que aquel momento fuera de mañana de sol… 

Nosotros sabemos más que bien lo que hizo Jesucristo que no fue otra cosa que someterse a la Voluntad de su Padre del Cielo. Y eso es lo que nosotros debemos hacer cuando llegue el sufrimiento. Y es que Lolo lo manifiesta cuando nos dice que, en tal momento, debemos buscar “el fulgor de lo alto”. Y ya sabemos Quién está en lo alto. Eso… Dios mismo, nuestro Creador y Todopoderoso. 

Sufrimos o sufriremos, sí. Pero bien sabemos lo que entonces debemos hacer. Y Lolo lo hizo, vaya si lo hizo. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante. 

  

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (58)

 

“Nuestro maná de la marcha por la vida se llama bondad de Dios.”

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

16.03.24

La Palabra del Domingo - 17 de marzo de 2024

Resultado de imagen de SAnta BibliaComo es obvio, hoy no es domingo 17 de marzo de 2024 sino sábado, 16. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, de domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  

 

Jn 12, 20-33


“20 Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. 21 Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: ‘Señor, queremos ver a Jesús.’  22 Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. 23 Jesús les respondió: ‘Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre. 24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere,  queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. 25 El que ama su vida, la pierde;  y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. 26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará. 27 Ahora mi alma está turbada. Y ¿Qué voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora!  Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! 28 Padre, glorifica tu Nombre.’ Vino entonces una voz del cielo: ‘Le he glorificado y de nuevo le glorificaré.’  29 La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: ‘Le ha hablado un ángel.’ 30 Jesús respondió: ‘No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros.  31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera.  32 y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí.’ 33 Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.”

COMENTARIO

Lo que promete Cristo

Como en tantas otras ocasiones, Jesús y sus discípulos van a Jerusalén para celebrar una de las fiestas judías. Aquí, Juan no dice cuál es, pero quizá esto sea lo de menos. Si vemos, con esto, que el Mesías no evitaba ni huía de todo lo que fuera la religión a la que pertenecía y a la que había venido a dar verdadero cumplimiento. El caso es que entre los que acuden allí también hay, como es lógico, personas de nación griega.

Piden, demandan, ver a Jesús. Seguramente, llevados por el conocimiento que de los prodigios del Mesías podían tener, querían tener, un contacto con aquella persona de la que tantas cosas se dirían.

EXCURSUS

Y nosotros también, bien cuando exista desconocimiento de la persona y figura de Jesús, podemos acudir en su busca, bien sea deseando saber algo más de quien tanto se dice, bien queriendo experimentar, mejor, lo que ya conocemos.

Es la libertad de la que gozamos la que nos hace escoger esta posibilidad, y en ella podemos tener un buen instrumento de conformación de nuestra personalidad como cristianos pues, de seguro, que del encuentro con Jesús ha de derivar una conciencia clara de pertenencia a una familia grande, universal, nuestra.

Y Jesús también tiene sus intermediarios por si, ante su persona, gigante del amor, no sabemos cómo dirigirnos a Él. Basta acudir a la Iglesia, tesoro dejado por su presente, para que, en su seno, seamos capaces de comprenderlo o, al menos, tratar de hacerlo. Así, de esta forma digamos, indirecta, y no es que Cristo no se muestre directamente a nosotros si así lo queremos, el encuentro con el Enviado es posible si sentimos temor al comparar nuestra persona con la suya.

FIN DEL EXCURSUS

Jesús, ante esa voluntad expresada de alguien que quiere conocerlo, no opta por dejar que, simplemente, se agreguen a su grupo sin darle más explicación, como quien espera una adhesión ciega, sostenida, tan sólo, en la importancia de su persona. Todo lo contrario. Por medio de sus ejemplos sacados de la vida cotidiana, trata de hacer comprender qué es lo que pretende decir, qué es lo que quiere que sea entendido, qué es lo que ha venido a hacer.

Y ¿Qué es lo que quiere que entiendan, en este caso? Bien podemos dividir, para mejor comprender, esta parte del texto, hasta la intervención de Dios, en dos partes.

Él cree, y está seguro de que la Por una parte, Jesús dice que ha llegado, ya, su hora y da a entender que se encuentra turbado, mi alma está turbada, dice, y se pone en manos del Padre, de su Padre, de Dios, voluntad de Abbá ha de cumplirse y, por eso, dice que ha llegado a ese momento, precisamente, para eso. Su voluntad es acatar, a pesar de lo que sabe sucederá, lo que esa hora le traiga.

Pero en otro sentido, o por otra parte, Jesús trata de que sus oyentes comprendan lo importante de su mensaje y, por eso, acude a una imagen de la naturaleza, tan a mano para todos los presentes. El hoy, y el mañana, el presente, su aquel presente, la vida eterna, ha de estar al alcance de todos, quedar a escasa distancia de las entendederas de sus discípulos y seguidores.

Evangelio 5° Domingo de Cuaresma - El Nazareno de Córdoba

Por una parte está el hombre viejo, por otra la actitud de servicio que ha de tener y cumplir el hombre nuevo. A modo de símil, para que algo dé fruto ha de volver a aquello de donde salió, el grano a la tierra para ser sembrado, el hombre a Dios donde fue creado, por su misericordia. Así, el grano, al morir como tal, es el germen de algo nuevo, de otra planta que puede dar fruto; así, el hombre, al volver al Padre, de donde no debió huir, vuelve a encontrar el cauce de una existencia radicalmente distinta a la que llevaba con anterioridad y puede despegarse de esta tierra que lo tiraniza para, pisando su superficie, sentirse elevado hacia Dios en el espíritu, en su alma inmortal, renovando y reiterando esa relación horizontal que lo une con el Creador. Radical cambio el que pretende Jesús de los que quieren seguirle: morir a lo viejo para venir a lo nuevo.

Pero, ¿qué es lo nuevo? Es tan fácil de decir como difícil de hacer: esa actitud de servicio, esencia de la personalidad de Cristo, que atrae la honra de Dios. Si en la Última Cena, Jesús manifiesta esta actitud de forma clara en el lavatorio de los pies, y así se lo dirá a sus discípulos: pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros (Jn 13, 14), ahora, ya, como dirá siempre, manifiesta que eso es lo que hará al hombre nuevo: el servicio a los demás, a los que esperan, de ellos, algo que los diferencia, para bien, de los que los miran y ven, en ellos, una nueva forma, recuperada la antigua y verdadera Ley, de ser.

Y aquí, en auxilio necesario de quien pide, Jesús, Dios acude para manifestar lo que otras veces (pocas, al parecer, para sus presentes) ya ha dicho: Jesús, Hijo suyo, ha sido glorificado. Pero no sólo eso, sino que más allá de ese momento, de nuevo lo glorificaré.

Y quien oye, también como tantas otras veces, duda. Y dudan dando a esas dudas una doble posibilidad: bien optan por la respuesta de la naturaleza, bien por la del espíritu.

Como suele suceder, ante la manifestación de Dios, también nosotros podemos llegar a una conclusión o a otra, según tengamos acorde nuestro corazón con la voluntad de Dios: si lo tenemos mirando al Padre, para nosotros, estará claro que en cada caso de nuestra realidad podremos ver a Dios, ver su influencia, lo bueno de nuestro quehacer, y en nuestro camino reconoceremos su influjo en nosotros.

Si, por otra parte, nuestro apego a la tierra es mayor y tiene preponderancia en nosotros, está claro que será, para quien lo sea, Dios será más una molestia que un apoyo.

Y Jesús, ante la incredulidad manifestada por alguien, se ve en la obligación de, por una parte, clarificar el sentido de esas palabras y por otro, hablar sobre su futuro, del que ya tenía conocimiento.

Como el Mesías tenía clara conciencia del mensaje que traía y de la función que Dios le encomendó, bien sabía que lo de la glorificación que habían oído venía por Él mismo, que Dios había querido decir que, tras su muerte terrena, entraría, ya definitivamente, en su gloria y que, para los demás hermanos del Hijo y este debía de ser una advertencia sobre su comportamiento y del cambio que debían experimentar en sus vidas.

Dios, al poner frente a los hombres la vida de Jesús, les ofrecía la posibilidad de verse en ella o, al contrario, de no querer mirar en su imagen que reflejaba el amor auténtico. En este sentido, les había presentado la prueba real de cómo ha de ser el hijo de Dios, para serlo de verdad. De aquí lo del juicio. Cuando Jesús está presente, físicamente, entonces es el juicio de este mundo. Y cada uno es juzgado según haga, conociendo lo que debe conocer para resultar absuelto, de esta manifestación de la voluntad de Dios.

Cuando Jesús sea levantado en la cruz, significado de cuando sea elevado de la tierra, habrá tomado el camino directo para ser echado fuera; se entiende que fuera de este mundo, fuera de entre sus presentes.

En ese momento, y para muchos otros, cuando lo fuera después, el Hijo de Dios, con el ejemplo dicho en su vida y con la confirmación de sus profecías con lo que sucede tras su Pasión, será como un, a modo, de imán, que atraerá a todos hacia Él pues, de lo dicho y hecho, con ese total cumplimiento y relación entre una cosa y la otra, se deriva, derivó y derivará un acercamiento de quienes buscan el cumplimiento de la Ley en el único sentido querido por Dios. Y en esa unidad de vida tenemos una clara solución a nuestro quehacer, un espejo en el que mirarnos, el mejor bien que recibir y hacer nuestro.
        

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren servir a Cristo.

Roguemos al Señor

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren someterse a la voluntad de Dios.

Roguemos al Señor.

  
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a buscar a Cristo, a encontrar a Cristo y a amar a Cristo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Nos resulta crucial comprender qué significa perder la vida en este mundo…

 

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

11.03.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena: alejarse de Dios tiene estas consecuencias

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena: Alejarse Dios tiene estas consecuencias

La ilusión se aja porque la desvinculamos de ese torrente de savia que hay en la vitalidad de Dios.” (Beato Lolo, de su libro El sillón de ruedas)

Hay quien cree, y a lo mejor entre católicos, que alejarse del Padre Eterno es poca cosa o que, al menos, nada vamos a notar en nuestra vida si eso nos pasa que, por desgracia, es muy a menudo cuando nos pasa…

Es muy cierto que en materia de fe católica no pensamos ni creemos que nosotros lo hacemos todo por nosotros mismos sin la intervención de nadie superior a nosotros mismos y que está muy por encima de nosotros. Y es que pensar de tal manera nos aleja, de inmediato, de nuestra fe católica y pone mucha tierra espiritual de por medio entre nuestro Creador y nosotros mismos.

De todas formas, sabemos muy bien que podemos caer en tal tentación porque, al fin y al cabo (podemos pensar) no podemos constatar de forma demostrable, que Dios esté ahí….

Tal forma de pensar, por otro lado, es una monstruosidad y nada tiene que ver con el pensamiento de nuestro amigo Lolo, Beato de la Iglesia católica, y si lo fue por algo más que por decir que tenía fe…

Lo que pasa, eso sí pasa, es lo que dice Manuel Lozano Garrido nada más empezar esta cita de su libro El sillón de ruedas y que tiene todo que ver con lo que a veces nos acaece.

Podemos decir que nos pasa eso de que la “ilusión se aja” o, lo que es lo mismo, puede llegar a perderse en nuestro corazón. Y eso no pasa sin más ni más o sin que nosotros tengamos nada ver. La verdad es, justamente, lo contrario.

Lolo lo tiene muy claro. Y lo tiene más que claro y diáfano es su pensamiento a este respecto que nos lo dice a continuación.

Antes de seguir, digamos que nosotros debemos mantener una relación muy fluida con Dios. Sí, ya sabemos… con la oración, con nuestro hacer diario según su voluntad, con nuestro pensamiento, etc., etc. y etc.

A esto último, a tal relación, es a lo que se refiere nuestro amigo de Linares (Provincia – Departamento en otros lugares de Hispanoamérica- de Jaén, España)

Nuestra ilusión, podemos decir, con ser nuestra no es sólo nuestra. Es decir, lo es porque por eso es nuestra pero si hacemos como si la misma nada tuviera que ver con Dios… pues entonces metemos la pata hasta lo más profundo que podamos entender a tal respecto.

El caso es que aquí Dios, nuestro Creador, tiene más que mucho que ver.

La ilusión desvinculada de Dios, de lo que dice Lolo que es el “torrente de savia que hay en la vitalidad de Dios” supone que, eso, precisamente, la “savia” que emana de Dios mismo y que es lo que debe alimentarnos como parte de la viña de la que formamos parte, la perdemos y entonces es más que probable, como aquí mismo se dice, que todo eso se eche a perder. Separados, pues, de Dios, y por tanto de lo que supone su mismo ser en cuanto a vida para nosotros, seguros podemos estar que acabará muriendo nuestra fe y, con ella, toda la ilusión que podamos tener.

Y, por cierto, eso seguro que no le pasó a Lolo.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (57)

No hay ni una sola persona que pudiera decir que ha pasado por la vida sin haber experimentado la bondad de Dios. Por el contrario, Él sí que podría afirmar lo opuesto de la nuestra. 

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

9.03.24

La Palabra del Domingo - 10 de marzo de 2024

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 10 de marzo de 2024 sino sábado, 9. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, de domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  


Jn 3, 14-21



“14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, 15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna. 16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 18 El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. 19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz,  para que no sean censuradas sus obras. 21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.”

 
COMENTARIO

Cosas que nunca deberíamos olvidar
 

El texto de hoy corresponde a una conversación que Jesús mantiene con Nicodemo y en la que se plantean realidades espirituales que este insigne judío no llega a entender: salvación, agua, Espíritu, nacer de nuevo… quizá demasiado para él. Sin embargo, quiere conocer, quiere aprender, quiere llegar a saber lo que es importante aprender, conocer y saber.

En este nacer de nuevo se encuentra la clave de toda la predicación del Mesías. Para alcanzar el Reino de dios, que ha había llegado a ellos, era preciso acabar con el hombre viejo, dejar atrás esas prácticas que hasta entonces habían llevado a cabo y ser, así, una raíz nueva que arraigase en la tierra que Dios dio a su pueblo. Pero esto no era entendido por Nicodemo. Y la verdad, es que no es de extrañar. ¿Cómo puede uno nacer siendo viejo? (Jn 3, 4), pregunta el importante miembro de la comunidad. Otra vez, como tantas otras veces, se impone la humana visión sobre las cosas. Claro está que el Enviado no se refería, en sentido estricto, a volver al seno materno sino a ser otro hombre, a tener otra naturaleza, otra actitud ante las cosas de la vida. Al fin y al cabo, lo que pretendía Jesús era hacer comprender a Nicodemo era que el discurso escatológico, es decir que lo era referido al más allá, se podía aplicar al ahora, a su ahora, a su ya, a su misma persona.

Y es en este contexto cuando Jesús explica como cabe la salvación, como se puede ver la luz y, siguiéndola, conocer el Reino de Dios.

En el capítulo 21 de Números, concretamente entre sus versículos 8 al 9, se narra el hecho que es causa de que Jesús explique a Nicodemo. Dios encomendó a Moisés la labor de hacer una serpiente para que, el levantarla, fuera mirada por los que podían resultar afectados por enfermedad y, así, ser curados y, en cierto modo, salvados. Y dijo Yahveh a Moisés “hazte un Abrasador y ponlo sobre un mástil. Todo el que haya sido mordido y lo mire, vivirá.” Hizo Moisés una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con vida, pues, según dice este texto del Antiguo Testamento, Dios, viendo la falta de fe que tenía su pueblo, le envió serpientes para someterles a una prueba.

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Cabe pensar que el Mesías se refiere, con su levantamiento, por una parte, a la parte física de su Pasión, levantado en la cruz, pero, sobre todo, entendemos, a la parte espiritual: Jesús asciende a los cielos. Así, con esto, el que cree, aunque se con aquella terrible prueba y con este gozoso hecho (la ascensión) y necesitado, como siempre, de pruebas de esa divinidad, podrá salvarse, alcanzará la vida eterna. Pero era necesario éste, y así se lo indica a Nicodemo para que entienda.

Con relación a este texto recordamos, ahora, una expresión que se utiliza de una forma no del todo adecuada. Se suele decir que en el justo medio está la virtud. Sin embargo, la frase completa es que ahí está la virtud, en el justo medio, si los extremos son malos. Y Dios amó tanto al hombre, hasta el extremo, que entregó a su único hijo, como dice Juan en esta parte de su Evangelio. Es decir, que en este caso, el extremo era mejor que el justo medio, que hubiera una entrega sometida a la pura conveniencia. Y es que para Dios todo es posible, hasta esto.

Y ese para que no perezca del texto facilita una gran pista con relación a nuestra conducta. Conocer a Jesús, seguirlo, hacer lo que Él dice, etc., con recomendaciones de Dios que se encuentran implícitas en eso que dice Juan. Para tener vida eterna se hace necesario, imprescindible, recurrir al ejemplo del Mesías, a su quehacer, a su diario vivir. Contemplándolo y siguiéndolo es como podremos alcanzar esa soñada, anhelada y deseada eternidad. Y ahí está la salvación, la redención, el perdón. 

En dos ocasiones, en este texto de Juan, se da a entender que el Reino de Dios ha llegado ya pues si su Ley se aplica es que, sin duda, ya está presente, y lo hace con referencia al juicio que recae sobre aquel que quiera, o no, formar parte de esa divina propuesta de pertenencia al mismo.

Por una parte se indica qué hay que hacer para no ser juzgado, entendiendo, de lo que sigue, que quien es juzgado es porque necesita ser juzgado. Por lo tanto, creer, es, y resulta, indispensable para no verse sometidos al juicio de Dios o, mejor, a salir bien parados de tal juicio. Cuando se ama porque se cree, se acepta porque se cree, se tiene compasión por los demás porque se cree, se permanece fiel a la Palabra de Dios porque se cree, entonces, y sólo entonces, se puede evitar esa forma de manifestación de la voluntad de Dios.

Así, cree el que ha aceptado que Jesús es el Emmanuel, Dios entre nosotros y, así, ha aceptado y creído en el Nombre del único hijo de Dios. Esa persona que ha permitido que esa realidad anide en su corazón y ha, por eso, cambiado su proceder adaptándolo a lo predicado por el Mesías; esa persona, digo, sin duda será salvada, entrará en la vida eterna, después, y, ahora, podrá disfrutar de las delicias que el Padre entrega, como primicias de su gloria, al sentir salvado su corazón y encontrarse en ese estado de gracia que permite descubrir, en cada cosa, la mano amorosa de Dios.

Por el contrario, quien no acepta el Nombre del único hijo de Dios, esa persona que prefiere, en la cotidianidad de su existencia, negar u obviar esa realidad, ya está juzgado. Y esta expresión, ya está juzgado, dice mucho de la intervención de Dios en el mundo nuestro. Como el Creador y Sumo Hacedor tiene conocimiento de todo espacio temporal, acredita ese omnipresente poder juzgando, en su tiempo, en su ya, lo que para nosotros ha sido pasado, o presente. Así, juzga desde siempre, la increencia, cuando se ha tenido la posibilidad de conocer a su único hijo ya que cuando no se ha tenido esa posibilidad no se puede ser encausado en este particular juicio dirigido a nuestro interior, a nuestro corazón.

La otra ocasión de lo que, en este texto, se deriva la presencia del Reino de Dios entre nosotros, la encontramos cuando indica, Jesús a Nicodemo, que la causa del juicio está en que, al venir la luz al mundo, y ser propuesta a sus habitantes, estos prefirieron, y prefieren hoy mismo, la oscuridad, las tinieblas, el otro lado de la vida. Aquí, cuando se propone lo bueno y se acepta lo malo porque es más apropiado para nuestra vida de hombres o porque creemos que para nuestra realidad es bueno lo que, en realidad, es malo porque resulta contrario a la Ley de Dios y esto, se quiera o no apreciar o descubrir, está inserto en nuestros corazones, como ya dijera Pablo en su Carta a los Romanos.

Y por eso, aunque entendamos que no lo es para nuestro entendimiento ralo y alicorto, es cuando caemos, inevitablemente, en la falsedad y, así, somos reos de culpabilidad, acusados en el juicio de Dios. Y así no podemos ir a la luz, porque allí, serían censuradas nuestras obras y, lo que es peor porque esto sí es constatable, no podemos sentir esa luz ahora, en este ahora nuestro.

Por el contrario, para que en el Reino, en la luz, aquello que hacemos sea contemplado con amor y sea entendido como ejemplo de proceder correcto, hemos de obrar la verdad. Obrar la verdad es actuar, voluntariamente, o tácitamente sin esa voluntad pero con idéntico resultado, adecuando nuestro comportamiento a la única y verdadera Ley de Dios que Jesús completa y da verdadero cumplimiento. Así, y sólo en ese caso, podremos alcanzar, sin dudas, el Reino de Dios, llegar a su luz, habitar en sus praderas viendo, siempre, el rostro del Padre, careciendo, entonces, de importancia, virtudes como la fe y la esperanza ya que, al ser así no necesitaremos tener la primera al ver a Dios y, tampoco, la segunda, ya que ¿qué esperaremos, mejor, entonces?

Y esto, eso, está en nuestras manos, y no podemos dejarlo escapar. ¿O sí?

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no crea en el Reino de Dios.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tengan esperanza en la vida eterna.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a aceptar tu Reino y a llenar nuestro corazón el mismo.
 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

 

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Ciertamente, creer en Dios ha de suponer para nuestra vida un verdadero punto de inflexión…

 

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

4.03.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena: ¿Quién entiende así el sufrimiento?

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

  

Frases que bien valen la pena: ¿Quién entiende así el sufrimiento?

 

“Las preocupaciones que pesan, los dolores que abruman, esa cárdena insistencia de las nubes en las vidas de los que sufren, ¿Qué son, sino matices de una germinación de Gracia que apunta al granero celeste, allí donde Dios mismo se hace pan de gloria que nutre sin tiempo, más allá de la muerte, para siempre”. (Beato Lolo, de su libro Cartas con la señal de las Cruz)

 

Ciertamente, el texto de Manuel Lozano Garrido que hemos traído hoy, al mismo, se adecúa muy bien el título del presente artículo. Por eso se comprende mejor decir “¿Quién entiende así el sufrimiento?” Y es que no suele ser lo más habitual que seamos capaces de ser capaces de hacerlo así. Pero hay, aquí mismo, alguien que sí lo es y no es otro que Lolo, el Beato que, no queriéndolo ser, se ganó serlo… 

Bueno. El caso es que no son pocas las realidades que nos muestra nuestro amigo a la hora de darnos cuenta de con quién nos las tenemos y que no es otro que con el sufrimiento en sus más diversas formas y maneras de presentarse en nuestra vida. 

Así, por ejemplo, cuando nos habla de preocupaciones…, 

Así, por ejemplo, cuando escribe sobre los dolores que nos persiguen…, 

Así, por abundar con el ejemplo, cuando dice Lolo eso de que hay una “cárdena insistencia de las nubes en las vidas de los que sufren”… 

Podemos ver que nos muestra un panorama manifiestamente mejorable. Y, sin embargo, no es algo que estuviera escribiendo como haciendo un ejercicio de imaginación (como puede hacer cualquier escritor que no sufre pero debe escribir sobre eso) sino que él era el sujeto pasivo de las preocupaciones, de los dolores y, sobre todo, de esa cárdena insistencia… 

De todas formas, son muchas las ocasiones en las que el Beato de Linares (Provincia de Jaén, España) escribe sobre sus muchos sufrimientos porque, en ese aspecto, no escondía nada de nada aunque él prefiriese que su dolor fuera (como escribe) con “escafandra” como queriendo decir que quería que sólo le afectase a sí mismo aunque ya podemos comprender que eso no era posible porque toda persona que lo conocía y quería es imposible que no se preocupara por él e, incluso, sufriera con él… 

Pero como suele pasar con este buen y santo hombre, siempre nos muestra una puerta de salida a tales sufrimientos y tales malas formas de pasar por la vida. Y, como podemos imaginar, lo hace con el apoyo mejor y con la mejor forma de hacerlo: teniendo en cuenta a Dios, su gran amigo. 

Todo el sufrimiento y, en fin (y por abreviar) todo lo que de malo pueda pasarnos, no es, sólo, eso que nos pasa (que lo es, claro) sino que nos muestra algo que, teniéndolo en cuenta, nos pueda ayudar más que mucho: es muestra de la Gracia de Dios. Sí, se trata de la Gracia de Dios que, miren ustedes por dónde, se nos da a manos llenas si es que no queremos cerrar nuestro corazón a la misma. 

En realidad, Dios tiene Gracia, por decirlo así, para dar y tomar y nunca se cansa de hacerla propia de sus hijos, de aquellos que ha creado y mantiene. Por eso habla Lolo del “granero celeste” como algo así como el espacio de donde Dios saca, de su corazón, la Gracia que es Suya y, si queremos, es nuestra. 

Pero es que, además, eso no termina nunca que es lo que nos quiere decir Manuel cuando habla de que “se hace pan de gloria que nutre sin tiempo”… 

Y por último, algo que siendo verdad como la Verdad misma, llena nuestra alma de esperanza como debía llenar la de Lolo: más allá de la muerte está el “para siempre” que, como diría Santa Teresa, es, claro, para siempre, siempre, siempre”. Amén. 


Eleuterio Fernández Guzmán 


Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (56)

 

“La bondad del hombre ilumina como una lámpara; la de Dios, como un astro al rojo vivo.” ”

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.