InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Noviembre de Santos y Difuntos

30.11.20

Noviembre Santos y Difuntos – Un necesario Epílogo: un gozoso mes de noviembre

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

Esto último debe ser como una especie de Epílogo, un necesario y anhelado Epílogo que, como es el caso, se pone aquí porque ha terminado un mes muy especial. El mes de noviembre lo es por lo que sabe cualquiera que sea católico y no lo sea sólo de bautizo y poco más…

Hemos dedicado todos los artículos publicados en este mes que hoy termina (a excepción del comentario del Evangelio del domingo) a los Santos y a las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio. Y es que creemos que vale más que mucho la pena tener en cuenta tanto a los que han alcanzado el Cielo (sea con proceso de derecho o sin él) como a las almas que pasan por el estadio intermedio que es el Purgatorio-Purificatorio a la espera de estar presentables ante Dios.

Ciertamente, hay artículos que, por decirlo así, se escriben solos por lo obvio que es su contenido. Sin embargo, no por eso vamos a dejar pasar la oportunidad para hablar, eso, de este mes pasado y de lo que hemos pretendido con lo publicado en esta santa casa.

El caso es que, quien esto escribe, ansía tener muy cerca a los que han mostrado y demostrado que se han ganado un lugar en el Cielo y ocupar alguna de las moradas que está edificando el Hijo de Dios, como dijo él mismo en una ocasión (cf Jn 14,2) Y lo ansía porque sabemos que pueden hacer mucho por nosotros pues Dios está muy cerca de ellos. Pero también ansía tener muy cerca a las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio, al menos, en la oración por ellas, en el ofrecimiento de lo que se pueda ofrecer a Dios en su beneficio y, en fin, de esa forma tan cercana que es la de las almas que han sido creadas por el Todopoderoso y que quisieran encontrarse en el Cielo.

Es casi seguro que haya quien no crea ni en los Santos ni en las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio. Sin embargo, nosotros sabemos que tantos unos como otras son Voluntad de Dios que existan y que nos sirvan de ejemplo: los primeros para saber qué debemos hacer; las segundas para lo contrario, para procurar no ensuciar nuestra alma y que no se vea la misma soportando el fuego, sí, purificador, pero fuego al fin y al cabo, del Purgatorio-Purificatorio. Y por eso todo esto escrito y publicado a lo largo de estos días, de estas semanas, de este mes de noviembre.

De todas formas, cuando mañana pasemos la hoja del calendario (como se hace cuando tal es la forma del mismo), arranquemos la del 30 noviembre (si tal es el caso) o cuando cualquier dispositivo electrónico indique que es 1 de diciembre (que es no es mal mes porque en él esperamos la llegada del Mesías y eso no es poca cosa sino mucha y más que mucha) no deberemos olvidar que tanto los Santos como las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio siguen estando ahí y que unos pueden interceder por nosotros y otras necesitan de nuestras oraciones.

Y sí, es cierto que el tiempo va pasando pero no es menos cierto que nuestras necesidades espirituales son siempre las mismas y se centran en una sola realidad: la salvación, nuestra salvación. Y, para eso, nada mejor que acordarse siempre de los que están en el Cielo como de las almas que están tocando la Bienaventuranza.

¡Bendito mes de noviembre y bendito sea Dios que nos ha regalado la oportunidad de no olvidar quiénes somos y hacia dónde vamos!

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Un mes para orar porque nos conviene.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

27.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos – Un anhelo más que gozoso

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

Nosotros, que somos muchos,

los venidos a este mundo,

muchos los que se fueron

y muchos los que vendrán,

tenemos ciertos anhelos

que no podemos olvidar.

 

Si es que creemos en Dios,

que es Padre y es Todo,

si somos fieles a eso

y no lo olvidamos pronto,

estaremos más que seguros

y no nos equivocamos

y la vida apostaríamos

y hasta la daríamos con gozo

de cumplirse la Voluntad,

que de Dios es lo obvio,

estaríamos junto a Él,

bienaventurados y todo.

 

Seguros de haber nacido

para volver a la Casa,

al lugar en que Cristo

moradas nos prepara,

luchamos codo con codo,

alma con alma lo hacemos

porque llegar al Cielo

es, en fin, lo que queremos.

 

Como podemos ver, decir esto que apenas se ha dicho en las palabras anteriores es algo más que una ilusión porque es un anhelo que, justamente, llena nuestro corazón de esperanza que nunca muere.

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25.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos – Siervos de Dios – Venerables – Beatos y Santos

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

En no pocas ocasiones, cuando se quiere representar el camino hacia el definitivo Reino de Dios, llamado Cielo, se hace de dos modos distintos: como si se tratase de una carretera que allí sube o de unas escaleras que ascienden, poco a poco, hasta donde Dios nos espera y donde la Bienaventuranza se hace realidad así también como la Visión Beatífica.

En realidad esto es, digamos, algo pictórico, con intención de expresar que el Cielo está, digamos, arriba y nosotros, desde abajo debemos acometer un camino para llegar al mismo, que no es fácil la cosa y que esfuerzo, lo que se dice esfuerzo, vamos a tener que realizarlo (recordemos aquello que dice Cristo de que debemos tomar el camino estrecho y lo otro del camello y el ojo de la aguja… para navegantes despistados y para los que crean que la cosa va a ser sencilla y todo eso que se suele pensar cuando se está lejos de la Verdad)

Pues bien, es cierto esto: es difícil llegar al Cielo, así, por las buenas aunque haya creyentes que, por su bondad y por sus buenas, lo alcancen sin intermediaciones purgatorias o purificatorias y se presenten ante Dios con el alma más limpia que la nieve… en fin, como que para el más amplio grupo de creyentes la cosa no es así por cómo somos…

De todas formas, hoy vamos a hablar (resulta curioso que se diga siempre que vamos a hablar cuando lo que se hace es escribir…), aunque sea brevemente, de un proceso que es camino que es camino porque está inscrito en un proceso: el que lo es de aquellos creyentes que, por sus propios medios (y con la ayuda de Dios, faltaría más) han alcanzado el Cielo, digamos, de forma oficial, procesal y completa.

Digamos que sus escaleras tienen nombrela primera se llama ser “Siervo de Dios”; a la segunda se le denomina ser “Venerable”; a la tercera se le otorga el nombre de “Beato” y, por fin, a la última de ellas, la de “Santo”. Y no es que, por decirlo así, sólo quien ha subido el último peldaño espiritual esté en el Cielo sino que concurren, en tal alma, todas las características que Dios y su Esposa tienen por convenientes que concurran en el caso.

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23.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos – Ser santos, hoy

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

En realidad, es un anhelo que, suponemos, debemos buscar todos aquellos creyentes católicos; también es una meta a la que se llega por un camino no siempre fácil o, más bien, difícil, por según cómo somos.

Sin duda, nos referimos a la santidad que es el modo más directo, la forma más certera, la mejor expresión de fe, para alcanzar el definitivo Reino de Dios, llamado Cielo.

Podemos decir que, para esto, nada mejor que un santo al que se le ha llamado “de lo ordinario” como es San Josemaría que, como tal expresión indica, se dio cuenta (desde que fundara el Opus Dei) que la santidad está en la vida común de los creyentes y que, por tanto, ser santos es cosa, puede ser, cosa de muchos y no de unos pocos a los que, en efecto (como lo llegaría a ser él) se les reconoce tal estado espiritual.

Es cierto y verdad que podemos pensar que eso está muy bien y que es lo que debería ser pero, en realidad, muchos son los obstáculos que, a lo mejor, impiden que alcancemos la santidad como, al parecer, podríamos alcanzar si…

Ese “si”, en este caso, resulta de todo crucial porque supone que nosotros ponemos de nuestra parte lo que debemos poner de nuestra parte. Y entonces nos viene a la cabeza y al corazón aquella frase tan conocida de San Agustín que dice algo así como “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.

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20.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos – Comunión de los Santos

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

Al final del Credo manifestamos que creemos en la Comunión de los Santos y la vida eterna. Es decir que es posible que haya una relación tal entre los Santos que podamos entender que sí, que existe comunión. Y no podemos negar que es un misterio no pequeño pero que es, además, un instrumento espiritual más que importante.

Esto es cierto pero, para eso tenemos el auxilio, por ejemplo, de un santo como San Josemaría que, a tal respecto, en el número 544 de Camino dice esto:

 

“¿Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo? Pues así viene a ser la Comunión de los Santos para el alma?”

 

Y, para más abundancia, dice, para que comprendamos a nivel más particular, en el siguiente número de Camino, el 545:

 

“Vivid una particular Comunión de los Santos: y cada uno sentirá, a la hora de la lucha interior, lo mismo que a la hora del trabajo profesional, la alegría y la fuerza de no estar solo.”

 

¿Ven? No estar sólo es, digamos, la principal función espiritual que tiene este tipo de Comunión que tan especial es.

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