Misa de comunión
Revisando papeles, archivos… he encontrado una cosa curiosa de un día de fiesta en un pueblo. Tenían previstas varias misas, y una de ellas se presentaba como “misa de comunión", lo que, claramente, quiere decir que las otras misas no eran de comunión, misas sí, pero donde no comulgaban los fieles.
Recuerdo hace muchos años, siendo servidor un jovencísimo religioso agustino, que cada 28 de febrero se celebraba en la basílica del Monasterio del Escorial un solemnísimo funeral por los reyes de España al que acudían el jefe del estado, el gobierno, representantes de las instituciones del estado y una amplísima concurrencia de embajadores y otros miembros del cuerpo diplomático. En esa misa jamás se distribía la comunión a los fieles. Los religiosos comulgábamos en el coro al acabar el rezo de laudes.

- ¿Pero no te has fijado?
No sé cuántas veces tengo escuchado eso de ser prudentes, discretos y comedidos para no romper jamás la comunión en la Iglesia. Y en positivo: buscar la comunión, signos de comunión, promover la comunión.
Como somos a veces medio bobos, pero progresando haca el master en estulticia, muchos eclesiásticos, especialmente el sector progre, tienen como fuente de sus sesudas elucubraciones no los documentos de la Iglesia -vade retro-, no los estudios más reputados -seguramente fascistas-, no el sentido tan común de la gente corriente -vivan Rafaelas y Joaquinas-, sino lo que se lleva, se dice, se declara en las más sesgadas tertulias, los partidos solidarios y ejemplares de la ultraizquierda, aunque para ello tengan que apoyarse en las ideas y los abundantísimos millones de los más ricos de este mundo, pensando que de repente se han hecho solidarios y que sus propuestas no son para enriquecerse ellos más.





