InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Año de la Fe - 2012

27.02.13

La luz de Hispanoamérica

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dios quiere que su Palabra llegue a todo el mundo y a todo corazón. Hagamos, pues, cada cual lo que podamos para ello.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Día de Hispanoamérica

El próximo domingo, 3 de marzo, se celebra el denominado “Día de Hispanoamérica”.

Eclesialmente hablando el continente americano es, ciertamente, una esperanza que la vieja Europa no puede descuidar ni desdeñar. Tiene, por eso mismo y en sí mismo, una luz que irradia y que le viene dada por el Espíritu Santo; luz, al fin y al cabo, de Dios. De aquí que se celebre el denominado Día de Hispanoamérica.

Se dice, y así es, que América, ahora en concreto la parte Hispana de la misma, es un continente joven porque apenas hace unos siglos que fue descubierto. Por eso, entre los aspectos importantes que tiene la celebración de este especial Dia no podemos olvidar, por ejemplo, que la labor evangelizadora de la juventud ha de constar entre las primeras que lleva a cabo iglesia católica porque los jóvenes, como suele decirse porque es cierto, son el futuro exacto de la humanidad. Por eso la Exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini (en su número 104) dice que “los jóvenes son ya desde ahora miembros activos de la Iglesia y representan el futuro”.

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11.10.12

Escribir de esto es, hoy, más que importante

Por la libertad de Asia Bibi.

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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Año de la Fe

“Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!”

Aquel que se había convertido porque, camino de Damasco, Aquel a quien perseguía le preguntó acerca, precisamente, de la injusta persecución que estaban sufriendo sus discípulos, había llegado a la conclusión de que no es que fuera importante para él llevar al mundo conocido la Buena Noticia sino que era crucial para su propia existencia. Por eso, llevar (1 Cor 9,16) lo que tanto había supuesto para él, Saulo, era un gozo que le valía, además, para superar las incomprensiones y la falta de entendimiento de tantos que, seguramente, no querían siquiera escuchar lo que decía.

Pablo, por los caminos del mundo, supo que evangelizar era prueba de haber asumido, en su corazón, la fe que deslumbró su existencia y la hizo de carne y no de piedra como, hasta entonces, había sido su comportamiento con aquellos que seguían a un Maestro algo más que Maestro.

Algo curioso es que contraponga gloria a deber. Considerar, por eso mismo, que evangelizar es un deber grave que tiene todo discípulo de Cristo le hace, además, comportarse de forma humilde. No busca los premios del mundo sino el gozo de saber que cumple con una obligación que le colma el alma y lo lleva por el camino recto hacia el definitivo Reino del Creador. Quiso Dios suscitar para el mundo un caminante que llevaba en sus pies el polvo del camino como quien sabe que cada paso que da favorece que muchas almas se conviertan y brillen con una nueva luz propia del odre nuevo que contiene el vino traído por el Hijo de Dios en forma de Palabra del Padre.

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