InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Apostolado laico -La Palabra para el Domingo

21.07.24

La Palabra del Domingo – 21 de julio de 2024

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Mc 6,30-34

“30 Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. 31 Él, entonces, les dice: ‘Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.’ Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. 32 Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. 33 Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. 34 Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.”

 

COMENTARIO 

Estar como oveja sin pastor 

Podemos imaginar que, en un mundo donde el pastoreo era una actividad muy importante, que el Hijo de Dios haga uso de determinadas palabras, era cuestión principal y que sostenía su predicación.

Lo que pasa en este texto bíblico es síntoma de necesitar mucho más que alguien a quien escuchar. Muchos buscaban porque, en realidad, no habían encontrado a quien pudiera iluminar sus caminos.

También es más que cierto que el pueblo judío se sentía oveja de un Pastor grande que era Dios. Y a él debían seguirlo. Y eso es lo que quieren hacer bastantes con aquel hombre que enseñaba con autoridad y que muchos conocían, ya, en su casa de Nazaret.

Muchos de ellos, por tanto, no encontraban el camino para llegar al definitivo Reino de Dios. Y seguían a Jesucristo porque veían, en aquel hombre sabio, a un verdadero Mesías, al Mesías. Y eso, como bien sabemos, no le venía nada bien a Quien todo lo iba a dar por sus hermanos y, sobre todo, por los más pobres y necesitados.

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También es fácil imaginar que aquel mundo, aquellas tierras de oriente, no eran, en territorio, demasiado extensas. Todos se conocían y no es nada extraño que supiera dónde podía estar Cristo e, incluso, dónde se podía dirigir cuando quería estar a solas con sus Apóstoles para ensañarles. Pero había muchos otros que querían aprender y no podían dejar la oportunidad de escuchar al hijo de María y del carpintero José.

¡Qué dedicación no tendría Cristo que, como se nos dice aquí, no tenía tiempo ni para comer! Y es más que seguro que no hacían remilgos cuando alguien le pedía alguna merced o veía que se necesitaban sus manos y su corazón.

Al parecer no había forma. Y es que fueran donde fueran siempre había gente esperando al Hijo de Dios. Seguramente serían de los más sencillos de entre los del pueblo elegido, aunque no podemos descartar que también estuvieran allí gentes notables y de importancia no pequeña.

Dice el Hijo de Dios que creían que aquellos que allí estaban parecían como ovejas sin pastor. Y eso era más que importante.

Jesucristo conocía y reconocía la situación por la que muchos de aquellos que querían escucharlo no era buena. Muchos eran de los sencillos, de los que lloraban, de los que querían justicia o, en fin, de aquellos a los que se dirigía con un amor más que importante aquel Maestro bueno.

Ellos eran como ovejas, pero no tenían quien las dirigiese. Y querían que fuese Jesucristo quien las condujese a su redil y, también, quien les enseñara a orar y a buscar mejor camino para llegar a Dios. 

Ante aquella situación… ¿qué hacer?

Más de uno de aquellos Apóstoles debió pensar que tampoco iban a descansar en aquella ocasión. ¡Y ellos eran hombres como otros que también necesitaban el reposo! Pero aquel Maestro parecía que nunca se cansaba y no dejaba de enseñar. En realidad, era para lo que había venido al mundo. Y lo cumplía de forma más que eficaz. 

 

PRECES 

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren seguir a Cristo.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que están perdidos en el mundo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a querer siempre a tu Hijo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Querer buscar a Cristo es, en cierto sentido, haberlo encontrado.

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Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

14.07.24

La Palabra del Domingo - 14 de julio de 2024

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Mc 6, 7-13

 

 

“7 Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. 8 Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; 9 sino: ‘Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas.’ 10 Y les dijo: ‘Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. 11 Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos.’ 12 Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; 13 expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.”

      

 

COMENTARIO

 

Para cumplir una santa misión enviados

 

No puede decirse que Jesús no se preocupase por lo que había venido a llevar a cabo en el mundo. Sabía que su labor debía ser continuada por aquellos que había elegido como sus discípulos más cercanos, sus apóstoles. 

Los envía de dos en dos. Y lo hace no de una forma cualquiera sino que les otorga un poder grande. Ellos podrán tener preeminencia sobre los espíritus inmundos, sobre los demonios que, por orden del Maligno, dominan a muchas personas y las hacen ir por el camino de la perdición. Por eso, al final de este texto del evangelio de san Marcos nos dice su autor que “expulsaban muchos demonios” porque tan tipo de exorcismo era muy necesario para limpiar el alma de muchos sometidos. 

Pero Jesús, al enviarlos, les de unas instrucciones que tienen mucho que ver con lo que supone ser discípulo suyo. Así, a saber: 

-Les impone una pobreza material porque sabe que Dios, su Padre, siempre proveerá para los trabajadores de su mies. La confianza, pues, de Cristo, en la santa Providencia del Creador es absoluta. Y es que resulta curioso que sólo les permita lleva un bastón porque les ha de servir de apoyo en su caminar. Todo lo demás será proporcionado por el Todopoderoso. 

ELLOS, SALIERON A PREDICAR LA CONVERSIÓN

-Ofrecer la fe. Cuando Jesús los envía no les dice, por ejemplo, “debéis obligar a que crean y se conviertan”. Tal proceder está muy lejos de lo que es la bondad y la misericordia de Dios. No. Lo que ellos deben hacer es, simplemente, ofrecer la Buena Noticia, poner sobre la mesa de aquellos corazones que los reciben, que el Reino de Dios ha llegado al mundo, que es Jesucristo y que, por tanto, les conviene muy mucho seguirlo, convertir el corazón y seguir al Maestro. 

Pudiera parecer que Jesús establece una especie de castigo para aquellos que no acepten a sus enviados. No es así la cosa porque lo único que les dice Jesús es que dejen en evidencia su falta de fe. Y es que es a Dios a quien le corresponde juzgar la falta de vista espiritual que tendrán aquellos que no quieran acoger, entre ellos, a los enviados de su Hijo. 

El caso es que aquellos apóstoles, aquellos Doce no parece que se opongan a lo que les dice el Maestro. Ni dicen que no a tal mandato ni, tampoco, a las especiales y específicas condiciones que les impone Jesús. Tal es la confianza que tienen en el Mesías que, ni cortos ni perezosos se lanzan a los caminos del mundo conocido y cercano para predicar que lo que tanto había estado esperando el pueblo elegido por Dios había llegado a hacerse efectivo: había sido enviado el Hijo para que el mundo se salvase. Es más, cumplen a rajatabla todas las indicaciones que les ha dado Jesús antes de partir. Por eso consiguen convertir a muchos y curar a los que estaban necesitados de curación. 

Y es que la confianza, la fe, tiene tal tipo de poder.

 

PRECES 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren ser apóstoles de Cristo en el mundo de hoy.

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no aceptan el mensaje de Cristo. 

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a aceptar aquello que tu Hijo nos dice a lo largo de nuestra vida.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

  Eleuterio Fernández Guzmán

  

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

Hoy día, también nosotros somos enviados al mundo para que el mundo conozca la Buena Noticia. No se puede esconder debajo de ningún celemín de conveniencia.

 

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

7.07.24

La Palabra del Domingo -Domingo, 7 de julio de 2024

Resultado de imagen de SAnta BibliaMc 6, 1-6

“1 Salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. 2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: ‘¿De dónde le viene esto? y ¿Qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus  manos? 3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Jose, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?’ Y se escandalizaban a causa de él. 4  Jesús les dijo: ‘Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio.’ 5 Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó pudiéndoles las manos. 6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.”

COMENTARIO

Escuchar  y comprender a Cristo

Suponemos, porque lo hemos leído y porque, lógicamente, sería así, que Jesús iría muchas veces a Galilea. Es decir, en el tiempo en el que estuvo anunciando la Buena Noticia no es de extrañar que quisiera ir a su tierra para decir que el Reino de Dios había llegado. Y qué significaba eso. 

El texto de este Evangelio nos dice, precisamente, que “salió de allí y vino a su patria”. No sabemos de dónde salió exactamente. En el capítulo 5 de su Evangelio, san Marcos escribe acerca de la curación de la hija de Jairo. Podemos entender, pues, que salió de la Decápodos y fue a Galilea. 

Cuando llegó allí Jesús esperaba que sus vecinos, aquellos con los que había vivido y convivido, aceptaran de buen grado lo que estaba a punto de decirles. Jesús creía que viendo a quien había estado con ellos durante, al menos, treinta años, prestarían atención a lo que les iba a decir. Además, es más que seguro que ya tuvieran noticia de lo que su antiguo vecino hacía y decía. 

Y Jesús acude a la sinagoga. Lo hace siguiendo la santa costumbre judía de ir al templo a escuchar. Y, también, a enseñar. En el lugar santo las personas especialmente preparadas explicaban las Sagradas Escrituras. Y eso es lo que hace Jesús muchas veces. También en su pueblo. 

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Imaginamos que, teniendo el texto sagrado ante sus ojos, Jesús explicaba según el conocimiento total que tiene del mismo, de la Verdad en su realidad y, en fin, de todo lo que el Hijo de Dios atesoraba en su corazón. 

Nos dice san Marcos que cuando le escuchaban se quedaban maravillados. Es decir, que gozaban escuchándole y que sus palabras tocaban sus corazones. 

Pero no todos los presentes eran del mismo pensamiento. Aquel “¿De Belén puede salir algo bueno?” cuando se dijo de dónde sería el Mesías toma ahora forma con las dudas de algunos de los que han conocido a Jesús en su tiempo de vida en Nazaret en la casa de José y María. 

¿Es posible que un carpintero pueda decir lo que dice? 

Resulta curioso que se hicieran aquella pregunta. Podían haberse dado cuenta de que si un carpintero decía tales palabras era porque estaba tocado por Dios y porque hablaba bajo inspiración divina. Si no podían creer que fuera el Hijo de Dios… al menos podían haber caído en el hecho de que Alguien le inspiraba lo que decía. A más no podían llegar según parece. 

Pero Jesús, que conoce sus corazones, sabe la verdad de todo aquello. Sabía que el pueblo judío tenía la mala costumbre de no escuchar a muchos de los que Dios les había enviado. Incluso les había matado… 

De todas formas, no por eso iba a dejar Jesús de cumplir la misión para la que había sido enviado: enseña en la sinagoga para quien quiera escucharlo, entenderlo y seguirlo (propone, pues, pero no impone) y cura a los enfermos que le llevan o conoce. Eso sí lo hace. 

Y luego… nos dice san Marcos que continuó recorriendo los pueblos del contorno. Y es que el Hijo de Dios no iba a venirse abajo porque sus propios vecinos, algunos de ellos, no comprendieran lo que estaba diciendo o, mejor, no quisieran comprender.

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar a Jesús.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no confían en la sabiduría de Cristo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a escucharte, a comprenderte y a seguirte.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Saber Quién es el Enviado de Dios; creer en Él… así de sencillo

 

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

30.06.24

La Palabra del domingo – Domingo, 30 de junio de 2024

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Mc 5, 21-30. 33-43

“21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar. 22   Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, 23      y le suplica con insistencia diciendo: ‘Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva. 24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. 25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, 27   habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto.

28 Pues decía: ‘Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.’ 29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: ‘¿Quién me ha tocado los vestidos?’ 31 Sus discípulos le contestaron: ‘Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: “¿Quién me ha tocado?"‘ 32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho.33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 34 Él le dijo: ‘Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.’35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: ‘Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?’ 36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: ‘No temas; solamente ten fe.’ 37 Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos.39 Entra y les dice: ‘¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.’ 40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. 41   Y tomando la mano de la niña, le dice: ‘= Talitá kum =‘, que quiere decir: ‘Muchacha, a ti te digo, levántate.’ 42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. 43 Y es insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.”

  

COMENTARIO

Evangelio de la confianza; el Evangelio de la fe

 

La labor evangelizadora de Jesús suponía que, en determinadas ocasiones, se tuviese que servir de actos llamados extraordinarios para enseñar. También así enseñaba qué es la voluntad de Dios y, sobre todo, para qué había venido Él al mundo.

Aquí vemos, o contemplamos como si estuviéramos como espectadores, dos casos distintos, muy distintos: Jairo, jefe, entre otros, de la sinagoga, poderoso entonces, necesita, porque ha confiado en Él, la intervención del Maestro y acude a demandarlo; la hemorroísa, pobre, apartada de la sociedad, también necesita, aunque para ella misma, la mano salvadora y obradora de maravillas de Jesús. Ambos, como sujetos pasivos, que para recibir, creen que la única, y última, posibilidad de salvación, la tienen en aquella persona que camina llevando, en su camino, a tanta gente que confía en su amor, en su entrega, en su don.

El Periódico de México | Noticias de México | Columnas-VoxDei | «Hija, tu  fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad»

Entre el planteamiento del caso de Jairo y su resultado, entre la desesperación y la alegría, por la enfermedad y muerte y su curación, la hemorroísa, sufridora de flujos de sangre que la imposibilitan para vivir con igualdad entre sus semejantes (debido a la concepción que, entre los judíos, se tenía de la sangre y el manar de la misma) es un caso de especial importancia. No sólo la incorpora a la sociedad sino que, además, lo hace como lo hace con aquel paralítico llevado a su presencia por aquellos amigos grandes en esperanza: primero tiene fe y, por lo tanto, Jesús le perdona sus “pecados” (según la concepción judía) y, luego, su enfermedad se cura. ¡Qué prueba para la fe tan significativa!

También podemos darnos cuenta de que ambas personas, Jairo y la hemorroisa, a pesar de que Jesús sabía lo que querían y quiénes eran, espera a que ambas personas se identifiquen mediante la manifestación de fe que les impele a demandar su intervención. Es aquí, también, donde el Enviado nos da a entender lo que ya recoge la oración del Padre nuestro e indica; es decir, que hemos de ser nosotros los que demostremos, ante una necesidad, la intervención de quien sabemos que será seguro salvador, sanador, liberador de pecados y enfermedades. Sin embargo, creo yo que esto no debe de hacernos pensar que Dios es un instrumento, alguien del que podemos hacer uso y luego, tras conseguir lo que queremos, lo olvidamos y seguimos con nuestra vida. Esto no puede ser así pues una cosa es la misericordia de Dios, que es inacabable, y otra el abuso que podemos hacer de ella, y nuestro pensamiento, corazón y conciencia han de hacernos ver que esto es una grave tergiversación de la posibilidad que Dios nos da de actuar en nuestra vida diaria.

Los casos de Jairo, tan conmovedor (por pedir por una hija, por una niña) y de la hemorroísa, tan de práctico entender (por incorporar a la persona afectada por los flujos de sangre a la sociedad que la tenía olvidada, como si se tratase de una persona apestada) son dos ejemplos, a cada cual más maravilloso, para darnos a entender la inmensa bondad de nuestro hermano, y Dios, Jesús.

Que seamos, nosotros, como Jairo, que pide para otra persona, o como la hemorroísa, que pide para sí misma por algo que es algo más que una enfermedad, es caso de cada cual. Sin embargo, sí que debemos tener en cuenta el elemento común a ambos casos que no nos debe faltar: la fe.

 

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tienen fe como para encomendarse a Dios.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no confían en el poder del Creador.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a confiar en el poder inmenso de tu sabiduría y su misericordia.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto. 

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 Panecillo de hoy:

Confiar en Dios, tener fe en la bondad de Cristo, supone manifestar escasez de necedad.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

 

 

23.06.24

La Palabra del Domingo - 23 de junio de 2024

Resultado de imagen de SAnta BibliaMc 4, 35-41 

“35 Este día, al atardecer, les dice: ‘Pasemos a la otra orilla.’ 36 Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. 37 En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca.  38 Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: ‘Maestro, ¿no te importa que perezcamos?’ 39 El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: ‘¡Calla, enmudece!’ El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. 40 Y les dijo: ‘¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?’”. 41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: ‘Pues ¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?  

COMENTARIO

Tener verdadera fe y confianza en Dios

Muy conocido es el hecho de que el Evangelio de Marcos es dado a la narración de milagros y otros hechos extraordinarios que, también y por otra parte, son de difícil aceptación para las almas dadas al apego al mundo. En este caso, también vemos como Jesús, a pesar de la falta de fe que parece atenazar a sus discípulos se ve en la obligación de actuar, presto, dominando la naturaleza que se muestra, así, sumisa a sus órdenes, como si no fuera Él quien creó, en la persona de Dios, a esa misma naturaleza…

Sin embargo, lo más importante no es el hecho mismo del dominio de las aguas pues también se ha dicho  que el lago donde se produce este hecho es dado a repentinos cambios de viento que pasan, de repente, de forma natural. Esto se dice, seguramente, para quitar importancia a este hecho milagroso. Y digo que esto no es lo más importante ya que, como casi siempre hace Jesús, sus hechos trascienden, es decir, lo que significan va más allá de lo que aparentan, de lo que la realidad misma muestra a los ojos de los que miran.

Aquí, pues, no es lo importante el movimiento de las aguas sino el movimiento del corazón que duda, que tiene miedo ante la adversidad, que se deja dominar por lo mundano que le rodea, por lo que sólo ven sus ojos.

Este texto que nos ofrece Marcos encierra una verdad evidente: ante lo incierto, ante las desviaciones que pueden producirse en nuestra vida por las acechanzas del Maligno, en todas sus formas, ¿Cómo reaccionamos?

Dice Dios: El viento se aplacó y sobrevino una gran calma

Muchas veces la fe se sustenta por el sutil hilo de nuestro mismo existir, es decir, está directamente relacionada con nuestro acaecer, y eso, querámoslo o no, es bastante triste.

Estos discípulos que acompañan en la barca a Jesús que, tranquilo, duerme, seguro de su poder, siendo Él mismo Dios, mientras que aquellos se atribulan por la tormenta que hace temblar el suelo que los acoge, el agua embravecida, que los impele al horror, los lleva al mismo pánico, al miedo como dice el texto, y a preguntarse si es que a Jesús no le importaba esa situación difícil por la que pasaban, que tan plácidamente dormía…

Puede más lo real que lo espiritual. En caso de que su fe hubiera ido pareja a su mundanidad, nada habrían temido, en la seguridad de que su Maestro, el Maestro, surgiría de ese descanso para, súbitamente, controlar aquella mala realidad. Sin embargo, han de dudar, de aquí la pregunta de Jesús; ¿Por qué estáis con tanto miedo?

Antes de dar solución a esto, volvamos al texto en el que se descubre no poca alusión a nuestra vida.

En nuestra vida, tan ocupada a veces, nos vemos acechados, de formas muy diversas, por el Maligno, y una fuerte borrasca atenaza nuestro corazón, pudiendo hacer, esto, que poco a poco, ese lugar de donde nace lo bueno y lo malo, ese corazón tan humano, llega a llenarse con el agua sucia del pecado (sea, o sean, el que, los que, sea o sean). Ante esto podemos acudir a la invocación a Dios, hacer uso de ese recurso que es la oración para pedir ayuda, auxilio, en esa necesidad que nos puede avocar al desastre espiritual. Hemos de estar seguros de que el Padre siempre acudirá para darnos su mano amorosa, para salvarnos en esa difícil situación. Ante esto no podemos responder con un apego tal a la tierra que nos haga huir de la fe, de ese creer sin haber visto, que tanto bien nos hace tanto a los espíritus creyentes como puede hacer a los que no creen (por desconocimiento o por voluntad propia). Eso supone tener un conocimiento equivocado del potencial que Dios nos da en nuestra particular creación, es desperdiciar unas posibilidades que se van, irremisiblemente, a perder.

Si, por tanto, acudimos a la fe, invocamos, pedimos, demandamos, seguro que seremos escuchados, que seremos respondidos y alcanzaremos el corazón de Dios del que sólo sale lo bueno, lo misericordioso, el perdón.

Así podrían haber actuado aquellos incipientes pescadores de hombres, pero no lo hicieron y se vieron abocados a acudir, in extremis, a la bondad de Jesús que, como no podía ser de otra forma, acude, presto, en su auxilio, pero planteándoles la terrible pregunta: ¿Cómo no tenéis fe? En esta inquisición, dirigida directamente a su corazón, trata de hacerles comprender lo que debían hacer: confiar, creer, amar, como él amaba, pues confiaba en Dios, creía en su misión y amaba siempre.

Ahora, preguntémonos nosotros que haríamos en ese caso porque, es de suponer, nosotros ya sabemos Quién era Aquel…

PRECES

Por todos aquellos que no confían en Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no confían en el poder total de Dios.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a confiar en el Padre, a llamarlo y a buscarlo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Sabemos Quién era Aquel que dominó a las fuerzas de la naturaleza: era Quien las creó. 

 

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.