InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Octubre 2023

30.10.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – III, Ejemplaridad

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado “Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…


Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:


“Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.


Campanadas de necesidad – III Ejemplaridad

III

EJEMPLARIDAD

“Con el tercer toque, acércanos la ejemplaridad.

Tú lo sabes. En esta hora de España se lleva el nombre de católico   y hasta es un buen barniz para medrar. De aquí que tintineemos nuestra presencia en los templos, entretanto que la canción del gallo nos alcanza, reiterándote la negativa de los actos. El que blasona de sociólogo, sacrifica al lucro la justicia del salario; el artista da su palabra y luego te niega el tributo de su arte; el escritor alardea de confesional y luego erige un prostíbulo en cada cuartilla; la mujer hace esquife de una cruz sobre el pecho, mientras con la desnudez iza en los corazones banderas de lujuria. Hasta en los buenos ha cundido el cansancio. Alcánzanos, Señor, que vayamos por la vida huella sobre la huella tuya, a quien nadie pudo argüir de pecado.”

¿Se acuerdan ustedes de aquellos pasajes del Evangelio en los que el Hijo de Dios reparte estopa de palabra a fariseos y demás falsificadores de la realidad de la fe? Pues algo así hace el Beato de Linares (Jaén, España) en este texto, en su tercera campanada que hemos dado en llamar de “necesidad” porque es bien cierto que son necesarias cada una de ellas.

Lolo le pide a Dios que nos “acerque” ejemplaridad. Y eso es ya suficiente como para saber que no la había en su tiempo siendo que ahora, seguramente, hay la misma o menos…

En realidad, al linarense universal le basta poner una serie de ejemplos como para que veamos que, en efecto, hacía falta mucha ejemplaridad en los llamados “católicos”. ¿Se imaginan ustedes si la cosa estaba así antes cómo está ahora…?

Empieza por la premisa general que tiene que ver con el catolicismo, con quién lleva tal nombre que, es de suponer, ha de tener algún efecto en quien pregona que lo es o en quien, no pregonándolo, sabe que lo es.

Dice Lolo que llevar el nombre de católico viene muy bien a ciertas personas para medrar o, lo que es lo mismo, para aprovecharse de tal ¿realidad?

Esto, sin embargo, poco ha de tener que ver con la realidad de las cosas, con lo que ha de suponer ese tal catolicismo. Y es que Lolo cita aquí un momento terrible de la historia de la salvación: el momento en el que Pedro escucha el gallo y se da cuenta de que, en efecto, ha negado al Señor tres veces. Pues eso es lo que dice Manuel Lozano Garrido: no hay relación entre lo que se dice que se y lo que, de verdad, se es y se hace. Y a esto se le llama, a contrario, “unidad de vida”.

Y, para demostrar esto que es, en el fondo, tan terrible por lo que supone de tergiversación de la realidad, pone ejemplos para que se entienda lo que quiere decir eso de la “negatividad de los actos”:

Así, por ejemplo, nos habla del sociólogo, que tiene más en cuenta la ganancia material que lo que supone su trabajo,

Así, por ejemplo, nos habla del artista que no sabe, al parecer, lo que significa serlo,

Así, por ejemplo, nos habla del escritor que, muy a pesar de decir que es católico, convierte lo que escribe en algo así como un prostíbulo,

Así, por ejemplo, nos habla de aquella mujer que portando una cruz pectoral luego, a la hora de la verdad, su mundo anda más por los de la lujuria…

Y, es más, es seguro que había católicos buenos en su tiempo. Pues bien, hasta en tales creyentes el cansancio de la fe ha podido con su corazón.

¿Qué hacer, entonces? ¿Echarlo todo por la borda? ¿Olvidar lo que somos, hijos de Dios?

Pues no, no podemos hacer eso que aquí escribimos sino lo que muy atinadamente dice Lolo y que no es otra cosa que ir pisando la huella que haya dejado el Señor en el mundo porque, como bien sabemos, fue en todo igual a nosotros menos en el pecado y, claro, pisar Sus huellas ha de querer decir seguir su ejemplo que es el título que, no por casualidad, Lolo pone a esta tercera campanada de “necesidad”.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:


Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (41)

Nuestro Padre es como una inmensa caracola de felicidad que subyuga con el eco de gozo con que todo lo envuelve.”


…………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

28.10.23

La Palabra para el Domingo - 29 de octubre de 2023

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 29 de octubre de 2023 sino sábado, 28. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  



Mt 22, 34-40
  

“34 Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, 35 y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: 36 ‘Maestro, ¿Cuál es el mandamiento mayor de la Ley?’37 El le dijo: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.  38 Este es el mayor y el primer mandamiento. 39 El segundo es semejante a éste: ’Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ 40 De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas’.”

 

COMENTARIO

No conocer a Cristo es, verdaderamente, una mala cosa

 
Los que no querían a Jesús porque, como a otros profetas de otros tiempos, lo querían bien alejado de sus realidades mundanas y espirituales, que el Maestro demostrara una y otra vez que no tenían razón en la apreciación de la Ley de Dios no era de su particular y egoísta gusto.

Sin embargo, Jesús había venido al mundo a cumplir de forma total con la voluntad y la Palabra de Dios y no iba a dejar de hacerlo por los intereses de unos u otros porque bien sabía el Hijo de Dios que el mundo, entonces también, era cambiante y el pensamiento del individuo que tenía fe parecía adaptarse en exceso a los cambios del siglo.

Fariseos, saduceos… todos ellos querían ver a Jesús alejado de sus vidas. Siempre que podían le planteaban preguntas para ver si caía en alguna de sus trampas. El caso es que, al parecer, se negaban a creer (aún viendo lo que hacía y decía) que aquel a quien perseguían era, nada más y nada menos, que el Mesías. Y así les iba pues solían ir a por lana y salir trasquilados.

Ahora le preguntan a Jesús por algo, para ellos, elemental y que, por supuesto, no podía ignorar Quien todo lo había hecho.

Cuál es el mandamiento más grande de la Ley? | La Banda Diario

Es síntoma de gran despiste querer que el Mesías les diga qué es lo más importante de la Ley de Dios; síntoma, además, de gran ceguera.

Toda la norma divina, todas aquellas normas que ellos, aquellos que le perseguían, habían elaborado a través de los tiempos basándose en la Ley de Dios, pendían, como de un hilo, de dos principios fundamentales. A ellos, al parecer, no les debían parecer importantes.

Eran cosas sencillas porque, por elementales, nadie podía ignorar. Eran, además, propias de quienes aceptan la voluntad de Dios… si la aceptan, claro está.

Amar a Dios sobre todas las cosas era, por decirlo así, lo básico. Pero, para decir que se ama a Dios por encima de todo y con todo el corazón no basta con decirlo sino que se ha de notar en la vida de quien así habla o dice. Y eso era en lo que fallaban muchos de los que perseguían a Jesús: decían con la boca pero no hacían con sus obras porque no actuaban con misericordia sino con odio, por ejemplo.

Y, además, lo otro: amar al prójimo como a uno mismo…

¡Qué difícil es amar a los enemigos o quien algo te debe!

Aquellos que le preguntaban entendían, seguramente, lo que decía Jesús. Lo entendían porque estaba escrito en sus corazones por Dios mismos. Ellos, sin embargo, lo escondían como si se tratase de algo malo. Y lo escondían porque no les convenía, por ejemplo, perdonar a quien odiaban o porque, sencillamente, no tenían ánimo para, muchas veces, ser misericordiosos…

Ley y Palabra de Dios; Mesías y cumplimiento de una y seguimiento de la otra: demasiado difícil para quien había hecho a Dios estrado de sus pies… y no al revés.

PRECES
 
Por todos aquellos que no aceptan la primacía de la Ley de Dios en sus vidas.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no aman al prójimo como a sí mismos.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a cumplir tu santa y benevolente Ley.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Cumplir la Voluntad de Dios y no otra cosa es lo que se pide a sus hijos. 


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

23.10.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – II, la Pureza

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado “Doce peticiones para doce campanadasque Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – II, Pureza

II

PUREZA.

Tú, el Puro, el eternamente Santo, haz que al segundo repique nuestro corazón florezca como en una nevada de azucenas y en el mundo se apague el fuego de lujuria que relampaguea en tantas pupilas. Te rogamos no hagan falta piedras de molino porque en lo venidero se prolongue la edad de oro de la inocencia en los niños; porque en el ánfora de cristal de la adolescencia arraiguen tus lirios y se dilate la mirada limpia y el tesoro de la virginidad. Que a la gracia de la mujer, reflejo de tu belleza, la cele el recato y no la aje el deseo que alumbra en el hombre, la cruda vanidad femenina o la ostentosa picardía. Que en el hogar, el placer y el egoísmo no consumen el crimen sellando la fuente de la vida y la familia sea crisol donde se fragüen las más caras virtudes.”

No podemos negar que lo que le pide Lolo a Cristo en este segundo “repique” no es poca cosa.Y es que, si consideramos los años pasados desde que escribiera esto nuestro amigo de Linares hasta hoy mismo es posible que nos echemos las manos a la cabeza y nos digamos algo así como ¡si entonces estaban así! (año 1955)… ¿Qué es ahora?

Tristemente podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la cosa ha empeorado más que muchoal respecto de lo que el Beato de Linares (Jaén, España) aquí nos trae. Y bastará hacer la relación de lo que ansía Manuel para darnos cuenta de eso.

Quiere Lolo que la pureza se enseñoree de nuestro corazóncomo si se tratase de la floración de una flor que, por su blancura, venga a representar lo que es limpio y que eso que es limpio anide ahí, en el corazón…

Hasta ahí todo correctopues esto parece la principal premisa de todo lo que viene después o algo así como un “principio general de la pureza”. Y así y por eso lo tomamos…

Pero luego viene lo otro o, lo que es lo mismo, lo que quiere que se quite y que se deje o, en todo caso, ponga por si falta…

Por ejemplo, que desaparezca la lujuria que entra y sale por las pupilas de los hijos de Dios…

Por ejemplo, que no sean necesarias las piedras de molino que deberían colgar de los cuellos de aquellos que, como dice Cristo, escandalicen a los más pequeños…

Por ejemplo, que durante la adolescencia no sea la impureza la que rija el corazón de los jóvenes sino que, al contrario, sea de blanco del color que vista el corazón y, así, los actos de los mismos…

Por ejemplo, la mujer (aunque esto no sea bien visto ahora…) tenga por actitud que la misma sea recatada y no se deje llevar por todo aquello que hace que eso sea imposible y, por tanto y con mala consecuencia, pueda alumbrar, como dice Lolo, el “deseo” en el hombre…

Por ejemplo, que no se trate de actitudes egoístas o simplemente placenteras (¡Qué bien lo dice Lolo esto!) las que lleven al cegamiento de la vida en las relaciones propias del matrimonio o, lo que es lo mismo, que no se haga uso de los muchos métodos anticonceptivos de que se disponía entonces y ahora, aún más…

Por ejemplo, y como mejor y buena cosa, que sea la familia donde se manifiesten y difundan las más sensatas virtudes llevadas por corazones no manchados.

Todo esto, podemos entender según dice Lolo, se puede llevar a cabo si es la pureza quien rige las acciones, omisiones y pensamientos de los hijos de Dios.

Y, aunque es cierto, que todo eso puede parecer una labor titánica, también lo es que sólo los más fuertes de corazón y de espíritu van a poder llevarlo a cabo. Vamos, como lo fue Lolo… ni más ni menos.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (40)

Dios, como el pan y el agua, existe para todos y satisface plenamente a todo el que se dedica a saborearlo.

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

21.10.23

La Palabra  para el Domingo - 22 de octubre de 2023

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 22 de octubre de 2023 sino sábado, 21. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  


Mt 22, 15-21



“15 Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en alguna palabra. 16  Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle: ‘Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas.17 Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?’18 Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: ‘Hipócritas, ¿por qué me tentáis? 19 Mostradme la moneda del tributo.’ Ellos le presentaron un denario. 20 Y les dice: ‘¿De quién es esta imagen y la inscripción?’ 21 Dícenle: ‘Del César.’ Entonces les dice: ‘Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.’”

COMENTARIO 

Hay que dar a Dios lo que es de Dios
 
Seguramente la expresión de Jesús, lo que nos dice, en este texto del evangelio de San Mateo, es una de las más conocidas de las muchas que dijo a lo largo de su vida pública. Y de ella, además, se ha interpretado lo que tiene que ver con la vida, en general del creyente católico.

Sin embargo, siendo esto importante (y algo se dirá después) el caso es que el contexto en el que Jesús dice lo que dice tiene mucho que ver con la trampa y con el engaño aunque, de verdad, también tiene que ver con la ignorancia absoluta acerca de Quién era Jesús cuando habla al respecto del César y de Dios.

En cuanto a la trampa y al engaño, aquellos que querían perseguir a Jesús porque no entendían lo que decían y, también, porque creían que no les convenía para nada, buscan cogerlo en un renuncio. Por eso le preguntan acerca de los impuestos que los judíos han de pagar al invasor romano.

Adulan a Jesús. Aquellos que le preguntan al Maestro sobre qué deben hacer empiezan hablando sobre la veracidad de las palabras del Hijo de Dios. Y eso es verdad. Sin embargo, lo hacen porque quieren hacer ver a Jesús que estiman, en mucho, sus palabras y sus opiniones cuando, en realidad, tienen el peor pensamiento sobre Él. Y es que, en verdad, eran fariseos en todos los sentidos del término.

Dicen, también, una gran verdad: a Jesús no le importa lo que puedan decir los demás acerca de lo que dice. Y tal es así porque lo que dice es Palabra de Dios y eso, aunque ellos, al parecer, no lo saben, es la verdad más verdadera. Por eso a Jesús no le importa decir lo que tiene que decir acerca de la moneda que pide que le muestren.

El caso es que con aquella moneda Jesús sienta una doctrina que, desde entonces, ha valido para siempre.

Dad al César lo del César, y a Dios lo de Dios

Así, por ejemplo, nos dice que una cosa es el mundo y otra, muy distinta, Dios. Y a cada uno hay que dar lo que le corresponde.

Y es que al mundo hay que darle aquello que, en conciencia, le corresponde: desempeñamos una labor, un trabajo… pues hacer honradamente lo que debemos hacer; en la vida política… lo que nos corresponde de acuerdo con la doctrina católica; etc.

Pero a Dios no debemos olvidarlo. En primer lugar, porque es nuestro Creador; en segundo lugar porque decimos que es lo más importante por encima de todas las cosas y que lo amamos con todo el corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas.

Por tanto, a Dios debemos darle lo que, legítimamente le corresponde: amor y oración: entrega a su voluntad y petición o agradecimiento.

Lo que Jesús les dijo a los hipócritas que le preguntaban era que no podían olvidar a Dios y sólo ocuparse del mundo. Hacer eso era comportarse como malos hijos del Todopoderoso y eso Jesús no podía soportarlo ni quería callarlo.

Dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César… porque a cada cual le corresponde lo que le corresponde recibir. Y no podemos dejar de lado al Creador para atender, en exclusiva, al mundo porque supondría seguir un camino torcido hacia su definitivo Reino.

Y eso, lo que dijo Jesús, seguramente no gustó a quienes le habían preguntado. Ellos esperaban una respuesta más tibia… a su mismo nivel.


PRECES

 Por todos aquellos que no quieren separar al mundo de Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que pretenden engañar a Dios en su corazón.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tenerte siempre presente y a no ceder a las asechanzas del Maligno en el mundo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

Dar a Dios lo que es de Dios… es cierto que no siempre lo hacemos.


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

16.10.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – I, Humildad

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición tituladoDoce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – I Humildad

I

HUMILDAD

Para este primer tañido, permite, Señor, que dé la primacía a la Humildad. Para mí y mis hermanos pido la gracia que nos haga ser esos niños que aseguran tu reino.

Desde las encrucijadas que son las fronteras hasta los círculos que delimitan el carácter, se escucha el restallido de un látigo de soberbia. Cada día, en el altar del dios yo, se inmola el amplio holocausto que va desde la flor silvestre de la libertad humana hasta el bárbaro genocidio de los pueblos. Por eso, Cristo, revitaliza la lección de tu presencia junto al hedor del establo. Que por ella se extinga en nuestros corazones la sed de dominio y el “non serviam” que estamos coronando. Que vuelva la personalidad para el hombre; y la Ciencia te sitúe como eje de toda sabiduría. Que caiga sobre nuestra cerviz tu yugo, que más que yugo es un divino carisma.”

Podemos decir que Lolo empieza bien estas primeras campanadas del año porque lo hace con algo que tantas veces nos falta como es la humildad.

No duda lo más mínimo el Beato de Linares (Jaén, España) en citar en primer lugar a la que tantos problemas nos evitaría si no cayéramos en lo que dice a continuación y que es un pecado más que grave por las consecuencias que trae: la soberbia.

Resulta síntoma de comprender el corazón del hombre y de atender al de Jesucristo cuando dijo que el Reino de los Cielos era de quien se manifestaba como un niño (entendiendo esto, claro está, como debe ser entendido) Y es que por eso pide Manuel Lozano Garrido (se lo pide a Dios, que es nuestro Señor) porque sabe que, de otra forma, será difícil que las puertas del Cielo (abiertas, precisamente, gracias a Cristo y a su sacrificio de Pasión) se nos abran y podamos entrar por ellas a ocupar una de las mansiones que nos está preparando el Maestro.

Bien sabe Lolo que la soberbia se enseñorea del mundo todo lo que puede y nos hace la vida más que difícil cuando atendemos a sus reclamos y lo hacemos sin darnos cuenta de que, en realidad, no somos nada ante Dios.

Soberbia que, por tanto, debe ser contrarrestada con la humildad porque de ella parte que no caigamos en la primera en aplicación de la segunda, base del “humus” a partir del cual formó Dios a nuestros Primeros Padres y delimita lo que en, en realidad, somos: vasijas de barro fácilmente rompibles si, por ejemplo, nos ensoberbecemos…

El dios yo”. A eso se refiere Lolo cuando aplica la soberbia en su estricto, pero básico, sentido. Todo lo ciframos a querer lo que creemos es necesario para nosotros y, si es posible, restregárselo en la cara a quien se ponga por delante. Y todo, cuando eso pasa, queda, como dice Lolo, queda como inmolado en ese altar de nosotros mismos para nosotros mismos. Y, como podemos comprender, eso no del gusto ni gozo de quien dio todo en vida por el prójimo y todo a Dios que no es otra persona que Manuel Lozano Garrido: nada de soberbia, todo humildad fue su vida.

No quiere Lolo otra cosa que pedir a Jesucristo (Dios hecho hombre) que no seamos dominadores, que en contra del “non serviam” apliquemos el “serviam” pues ya dijo el Hijo de Dios que no había venido a ser servido sino, al revés, a servir. Y, al parecer, eso no lo acabamos de entender y aplicamos en nuestra vida, justamente, lo contrario… ¿Y puede ser el discípulo más que su Maestro?

Y, por otra parte, si por carisma podemos entender qué es lo que conduce a la persona a lo largo de su vida quiere Lolo que, precisamente, el que lo es divino y que consiste en el yugo de Cristo sobre nosotros sea, eso, sobre nosotros y así dulcifiquemos nuestra soberbia hasta hacerla desaparecer a cambio de la humildad y por la humildad.

Bien podríamos decir con aquel eso de “humildad, divino tesoro” aunque, ciertamente, sea un “tesoro” encontrado y no escondido…

¡Ah!, y escribe Humildad con mayúscula. Por algo será…

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (40)

“Dios, como el pan y el agua, existe para todos y satisface plenamente a todo el que se decida a saborearlo.”

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.