Serie tradición y conservadurismo – La rupturista Nueva Era

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 Nos hacemos conservadores a medida que envejecemos, eso es cierto. Pero no nos volvemos conservadores porque hayamos descubierto tantas cosas nuevas que  eran espurias. Nos volvemos conservadores porque hemos descubierto tantas cosas viejas que eran genuinas.

G.K. Chesterton

El fenómeno denominado “Nueva Era” está formado por aquellos movimientos, personas o instituciones que, desde el punto de vista de aquella, tratan de cercenar la civilización cristiana que tanto gozo ha dado y da a los seres humanos que, a lo largo de los siglos, han podido disfrutar de ella sin queja (al menos grandilocuente) sobre la eficacia espiritual que tiene la misma y, sobre todo, sin poder decir nada en contra de ella que, de alguna manera o de otra, pudiese destruirla lo cual, por otra parte, no deja de ser algo ilusorio al haber sido creada por Dios en su santísima y sabia Voluntad.

Tal forma de ver las cosas toca, por así decirlo, toda clase de temas pues es consciente de que su intento manipulador de la verdad y la realidad no ha de dejar nada escapar porque, de lo contrario, todo se le escaparía. 

Dios y el hombre

Si hay algo que la Nueva Era tiene en cuenta para tergiversar la realidad es establecer, digamos, una relación con Dios algo sui generis; es decir, como les viene bien y les conviene para alcanzar sus torcidos intereses.

Dentro de las propuestas para lo que quieren que sea “un mundo diferente”, que es la forma que tienen en Nueva Era de manifestar sus grandes ansias de que todo cambie para mal, la que se refiere a la relación del hombre con Dios es, sin duda, de las más destacadas porque supone, en realidad, el eje a través del cual se ha de conducir todo lo demás.

Como era de esperar, en este concreto apartado el ataque a la religión es claro y evidencia lo que sería un cambio de rumbo de la que denominan Era Cristiana y que vendría a ser sustituida por la Era de Acuario (tantas veces repetido esto y en tantos y tantos lugares y publicidades…)

Para que no se crea que, en realidad, esto que decimos sea algo de poca importancia y que, al fin y al cabo, se trata de cosas de personas que estamos alejadas de la realidad y que vemos tales cosas con malos ojos, así, sin más. Unos ejemplos tendrían que ser suficientes para deshacer tales impresiones:

1.-“Las religiones han sido el epicentro de todo. No ha existido gobernante que no estuviera vinculado o aconsejado por algún sector religioso o espiritual, del signo que fuese, y siempre con evidentes intereses de acumulación de poder, de ocupar lugares de privilegio”.

Se parte de una realidad que es cierta como aquí, por ejemplo, la importancia que han tenido, a lo largo de los siglos, las religiones para, acto seguido, dejar caer sobre las mismas (la cristiana más que nada) un baldón que las aprisiona contra el suelo. Aquí se trata de establecer que las religiones tienen, en sí mismas, un objetivo no bueno: la acumulación de poder y que, según tan moderna  forma de  pensar, para nada más sirve y, menos aún, la cristiana.

Al parecer, nada de lo que se hace, por ejemplo, desde el cristianismo, tiene importancia porque, según la Nueva Era, la única pretensión es acaparar el mayor poder posible para no se sabe qué.

Y eso no está muy de acuerdo con la realidad ni con lo que cualquiera, con dos dedos de frente y el corazón no emponzoñado, puede ver.

2.-Los grupos religiosos se han fanatizado aún más, aferrándose a sus áreas de poder, compitiendo entre ellos y manteniendo postulados y creencias que en el ciudadano un poco inteligente causan rechazo y alejamiento”.

Eran, ya, fanáticos los grupos religiosos porque se dice que se han fanatizado “aún más”. Por tanto, no cabe entender que crean que son buenas las religiones porque son fanáticas, de principio.

Además, a las personas que nos consideramos creyentes y no seguimos las ideas de la Nueva Era nos llaman “poco inteligentes” porque no somos capaces de darnos cuenta de lo que pasa y no rechazamos las religiones ni nos mostramos alejados de ellas que es, al parecer, lo único bueno que se puede hacer si es que queremos que se nos vea como personas de “provecho espiritual”.

Y eso no está muy de acuerdo con la verdad.

3.-“Solucionar los problemas más urgentes que, curiosamente, son provocados en gran medida por la actitud egoísta e interesada de los otros, de los que hablan constantemente de Dios, de los que se dicen representar a Dios o se creen que Dios los eligió para hacer algo diferente”.

Aquí, como se dice popularmente, se les ve el plumero a los partidarios de la Nueva Era. Ellos son diferentes a “los otros” que son, evidentemente, los creyentes de las religiones. Además, estos últimos tenemos un problema añadido: hablamos constantemente de Dios y eso a ellos no les ha de gustar mucho porque entienden una relación con Dios, a ser posible, inexistente (porque también aquí las apariencias engañan)

Y eso no está muy de acuerdo con la evidencia de tal existencia.

4.-“Con todo ello -entienden- que la Nueva Era que comienza está marcada por el hundimiento de las religiones, quienes se apropiaron indebidamente de la idea de Dios y la prostituyeron para satisfacer sus más bajos y mezquinos intereses”.

Retrato para incautos:

Buscan, efectivamente (¿Quién lo dudaba?) que las religiones (entre ellas, y sobre todo, la cristiana, su gran enemiga por su solidez espiritual y de principios más que muchas probados como eficaces para formar una sociedad limpia y sana) se hundan porque creen que nos hemos apropiado de la idea de Dios y, además, la prostituimos.

El caso es que Dios no es, así, una “idea”, como algo etéreo que puede no existir. Al contrario, Dios existe y bien que lo podemos observar en cada persona y en cada realidad creada por el Padre. Y eso no lo creen en la Nueva Era sino todo lo contrario.

Y eso no está muy de acuerdo con el cristianismo.

5.-“La búsqueda personal e individual de Dios a través de la entrega a los demás es el único camino válido y es lo que, en medio de tanta confusión, está emergiendo en la sociedad por medio de muchos grupos que, pasando de lo establecido, de lo dogmático, de la simple retórica, hacen de su vida una permanente lucha por una humanidad más auténtica, más justa”.

No admiten, por lo tanto, que las religiones deban existir porque no son necesarias: cada cual busca a Dios, como le viene en gana y como le parece aunque, eso sí, sin salirse de los postulados y las pretensiones de la Nueva Era.

Limitan la posibilidad de encontrar a Dios a tal realidad: entregarse a los demás. Y para eso se ha de huir de todo dogma porque, efectivamente, cada cual hace lo que le parece para buscar a Dios (no caben dogmas o principios inmutables porque la esencia de la Nueva Era es, precisamente y no por casualidad, el cambio a gusto del consumidor espiritual)

Y eso es, exactamente, puro relativismo (todo es posible) porque no otro nombre puede recibir el hecho mismo de hacer que cualquiera busque a Dios de cualquier forma.

Y eso no está muy de acuerdo con el sentido básico de la creencia en Dios que ni es relativa ni puede serlo nunca y jamás sino al contrario: creer en Dios, el Único y Verdadero y no el manipulado de la Nueva Era, dista mucho de ser algo relativo o relativista.

Terminan afirmando, como suelen hacer, que lo que se dice sobre, en este caso, la relación entre el hombre y Dios, que es lo que se quiere alcanzar, algo que está en camino, algo que rompe con lo que hay. Así,  se dice queesa es la base sobre la que se levantará el proyecto de Dios para el futuro, para el hombre nuevo, para desarrollar un mundo diferente”.

Resulta curioso cómo se  apropian del nombre de Dios para hacer de su capa un sayo y presentar lo que creen como si estuviera atribuido al Todopoderoso. Y es que saben, de todas formas lo saben si es que  no son necios del todo, que Dios existe y, digan lo que digan, han de, por decirlo así, “atraerlo” para sí o, al menos, que las personas que se les acerquen (desencantadas o lo que sea con su religión) crean que, al fin y al cabo, la Nueva Era tampoco dista mucho, por ejemplo, de sus creencias cristianas cuando, en realidad, lo que pretenden es terminar con ellas porque les molesta que pueda haber quien sostenga que sí, que Dios existe y que a tales personas también las mira y sabe lo que hacen y dicen, entre otras cosas, ciertas aberraciones o barbaridades de la relación que se mantiene con Dios, por ejemplo, desde el cristianismo.

Y, efectivamente, sería un mundo diferente, como se dice desde tan desnortado pensamiento; es más, no sería nuestro mundo sino una simple aberración en manos de mentes enfermas que, manipulando el pensamiento de muchas personas, las adscriben a sus, al fin y al cabo, ateos y peligrosos proyectos.

 

Artículo publicado en The Traditional Post. 

Eleuterio Fernández Guzmán

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

Sólo lo bien hecho ha valido y vale la pena.

 

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.  

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