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10.10.22

Un amigo de Lolo – “Lolo, libro a libro” – Una franca entrega a Dios

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Una franca entrega a Dios

 

“’Te pido, Señor…’ ‘Dame…’ 

Dame, siempre dame, pedir, exigir; nuestro ‘yo’, como una alcancía; un Dios al que hay que desplumar a cada momento, como a un pavo de Pascua.

¿Cuándo ‘Te doy’… ‘Aquí tienes…’ ‘Te ofrezco…’? 

Pero ¿qué puede dar uno, tan limitado, tan pequeño, tan necesitado? Lo que sea, pero que se note el deseo de dar algo. Lo importante es dar; que dar, es amar. Dar, así, el corazón, desalojado de ‘yo’; alargarlo vacío, aunque nos duela el eco de la desolación, porque el dolor del vacío que deja en nosotros la generosidad, Dios se compromete a llenarlo con su misma presencia.

Apresúrate, corazón.” (Las golondrinas nunca saben la hora, 102)

  

Antes de dar comienzo al capítulo de “Las golondrinas nunca saben la hora” de título “Las noches de invierno son las más largas” (que es, además, la segunda parte de tal libro), Lolo escribe lo que podríamos denominar el “espíritu” del mismo y que hemos traído aquí. Y bien podemos ver que sabe lo que dice pues bien lo cumplió a lo largo de su vida. 

Bien podemos decir que Lolo nos ha “calao” a muchos creyentes cristianos, aquí católicos. Y eso lo decía hace unas decenas de años pero estamos más que seguros que la cosa sigue siendo, en general, igual: pedir, pedir y pedir a Dios…

En realidad, no está mal pedir. Es decir, cuando es necesario pedir a Dios por determinada necesidad, no está mal, como decimos, dirigirse al Creador para manifestarle tal petición. Sin embargo, nosotros creemos que Lolo se refiere a un estado continuo de petición. Y por eso habla de algo así como estar “desplumando” a Dios con tanta petición… (sabemos que eso es imposible pero esto se dice para que se entienda tal situación…) 

Sí, por tanto, debemos pedir al Todopoderoso pero, luego, está lo otro que es lo que verdaderamente importa. Y lo otro es dar. Eso, dar. 

Te doy, aquí tienes y te ofrezco”. Son expresiones con las que Lolo nos muestra cómo podemos ofrecer a Dios, de parte de nosotros mismos, lo que somos e, incluso, lo que podemos llegar a ser con tal darse. 

En realidad, tal forma de expresar las cosas nos dice que sí, que lejos de sólo pedir también podemos dar (siendo así efectivos) u ofrecer, siendo así potencias para, luego, serlo en acto, dándonos… 

De todas formas, ya nos imaginamos el pensamiento de más de un creyente. Y no es descubrimiento nuestro porque aquí mismo lo dice Lolo: ¿dar yo que no soy nada..? 

Sí, ciertamente, no somos nada. Sin embargo, eso no es obstáculo para darse. 

Es cierto y verdad que aunque sepamos que somos muy, muy limitados, eso no quiere decir que no seamos capaces, que no tengamos capacidad de darnos. Y de eso habla Lolo cuando dice que, aunque sea el corazón vacío… también podemos darlo. 

¿Y de qué servirá un corazón vacío? 

Ciertamente, aunque pueda parecer que ha de servir para nada, eso está alejado de la realidad pues, como escribe el Beato de Linares (Jaén, España) ya se encargará Dios de llenar el corazón que, eso sí, quiere darse. Y es que aquí la intención vale mucho más que en otras ocasiones pues Dios sale valedor por Nosotros. 

¿No ha de ser eso ya suficiente? 

Debemos, pues, darnos prisa en ofrecer al menos el corazón aunque pueda estar vacío o poco lleno. Ahí está Dios para hacer el resto.

   

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

8.10.22

La Palabra del domingo - 9 de octubre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 9 sino sábado, 8 de octubre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

Lc 17, 11-19


“11 Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, 12 y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia 13 y, levantando la voz, dijeron: ‘¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!’ 14 Al verlos, les dijo: ‘Id y presentaos a los sacerdotes.’ Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.15 Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; 16 y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. 17 Tomó la palabra Jesús y dijo: ‘¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? 18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?’ 19 Y le dijo: ‘Levántate y vete; tu fe te ha salvado.’”


COMENTARIO

Dar, siempre, gracias a Dios

Es más que cierto que muchas veces tomamos las gracias que Dios nos entrega y luego nos olvidamos, precisamente, de Quién nos la entregado. Y eso es lo que pasa con muchos de los leprosos que curó el Hijo de Dios en la ocasión que nos trae el Evangelio de San Lucas.

Todo, sin embargo, no puede ser objeto de crítica.

Decimos esto porque aquellas personas, que tenían una enfermedad gravísima y que no tenía cura, tenían fe. Y es que sabían que Jesús, el Maestro, podía curarles de su grave dolencia.

Aquellos hombres, que eran leprosos, sabían que médicamente nada se podía hacer por ellos. Debían, pues, vivir fuera de los pueblos y, además, vestir de una forma determinada con el objeto de que se supiera que eran leprosos y nadie se les acercara por miedo al contagio.

Vivían, por decirlo pronto, de forma miserable porque no tenían los medios de vida ordinarios. Ni siquiera, por ejemplo, podían pedir limosna entre quienes no fueran leprosos y eso hacía de sus vidas una realidad insoportable.

Confiaban, como decíamos, en Jesús. Por eso, aun parándose a distancia, le gritan que tenga compasión de ellos.

Jesús no hace como si no los hubiera visto que podría haber sido, perfectamente, el comportamiento de la gran mayoría de personas ante otras que están enfermas según lo estaban aquellos hombres.

Ya podemos comprender, por tanto, que el Hijo de Dios, misericordioso y caritativo donde los haya, tenía que hacer algo. ¿Y qué podía hacer aquel hombre santo?

En realidad, podía hacer lo que le dictaba su corazón. No otra cosa. Y lo que le dicta su corazón es que los cure. Y eso hace. Desde la misma distancia que mantenían los leprosos, Jesús los libra de su enfermedad y los envía a los sacerdotes.

¡Qué cosa más extraña, podríamos pensar! Pero el Maestro no hace más que cumplir con la ley: han de ser los sacerdotes los que certifiquen que aquellas personas, antes leprosas ya no lo están y pueden insertarse en la sociedad como personas sanas…Y en el camino acaban sanando.

Ya podemos imaginar el gozo de aquellos diez leprosos. ¡Habían quedado curados tan sólo con la palabra y voluntad del Maestro!

¿Qué hacer, entonces?

Cualquiera puede imaginar que, al menos, debían agradecer a Jesús que hubiera hecho aquello con ellos. Pero no… al parecer tenían mucha prisa para acudir a los sacerdotes.

LOS 9 LEPROSOS INGRATOS – IGLESIA DE CRISTO

Uno, sin embargo, debió mirar hacia atrás y ver a Jesús, allí, en la misma distancia que separaba la enfermedad de la causa de su sanación. Y corrió a dar gracias.

Y era samaritano. Otra vez un samaritano.

Decimos lo de “otra vez” porque son algunas las ocasiones en las que Jesús hace, digamos, “uso”, de una persona samaritana para dar a entender que la salvación la ha puesto Dios para todo el mundo y, entonces, no sólo para el pueblo judío: ya entendemos cuando habla con la mujer en el pozo de Jacob (era samaritana) pero, sobre todo, cuando escuchamos de palabras de Cristo la parábola del buen samaritano. Todo eso muestra, a la perfección, que todo el bien que hace Dios lo hace para todo hijo suyo o, lo que es lo mismo, para toda persona.

Y eso, la confianza mostrada por aquel hombre, es lo que le salva. Y  a los demás, también.

PRECES

Por todos aquellos que no confían en la bondad de Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no agradecen a Dios los dones recibidos.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser agradecidos.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.


El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

La fe mueve, sobre todo, el corazón de Dios.

3.10.22

Un amigo de Lolo – “Lolo, libro a libro” – Sacrificios ofrecidos

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Sacrificios ofrecidos

  

“Tercera noticia. ‘Hacen falta donativos de sangre. Sin las debidas reservas, se llegaría a una situación sin remedio caso de ocurrir una catástrofe’.


Moraleja: Se necesitan también muchos sacrificios generosos para asegurarle al mundo la salvación. Sin reservas espirituales, ¡ay de esta pobre naranja achatada! (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 94)

 

El 3 de junio de 1962, Lolo escribe en su diario que “Dios tiene que hablar y lo hace con proverbios, con parábolas o con lo que haga falta”. Y acto seguido pone una serie de ejemplos de noticias en las que el Beato de Linares (Jaén, España) aprecia más que bien la mano del Creador y Todopoderoso Padre Eterno. En artículos anteriores hemos traído la primera y la segunda de las noticias; ahora, les traemos la tercera que, como pueden leer arriba, dice lo que dice y que tiene que ver con los sacrificios que, bien ofrecidos a Dios, son causa de abundantes frutos espirituales siendo, además, muy necesarios para alcanzar bienes espirituales mayores… 

Quien es donante de sangre sabe muy bien la importancia que tiene dar la suya por si acaso hace falta (que suele ser que sí siempre) y alguna persona puede salvar su vida o, como poco, mejorarla. Y por eso no son pocas las campañas que se hacen para hacer un llamado a la donación de líquido tan preciado. Y, claro, si falta el mismo (suele pasar en verano cuando hay dispersión del personal y cierto olvido…) es casi seguro que puede acarrear, tal falta, más de una dificultosa situación.

Hasta ahí la noticia en sí que es, siempre lo es, importante por lo que supone la misma. Pero Lolo, como siempre hace, lo lleva al terreno espiritual que, podríamos decir, es lo suyo… Y lo hace para obtener no poca sustancia de tal jaez que, ya de paso, nos viene la mar de bien a quienes leemos esto que nos dice, ahora, como tercera noticia de las que forma este texto del Beato de Linares (Jaén, España) 

Es cierto y verdad eso que dice Lolo de los sacrificios. 

Sacrificarse, así, sin más, seguramente no tenga más sentido que el que pueda darle la persona que los hace. Pero los católicos sabemos muy bien lo que podemos hacer con los mismos: ofrecerlos. 

El ofrecimiento a Dios de nuestros sacrificios (es de suponer que con intensiones santas y sanas) tiene mucho que ver con la comprensión que tenemos de realidades espirituales como es la comunión de los santos o, en fin, de aquella unión que tenemos con el resto de creyentes. 

Ofrecer a Dios un sacrificio (y hacerlo con franqueza) es la prueba más evidente de que comprendemos lo que es el amor, la misericordia, el auxilio, etc. Y lo hacemos por la sencilla y noble razón según la cual espera nuestro Creador que sus criaturas comprendan lo que supone hacerse de menos uno mismo (en eso consiste, al fin y al cabo, sacrificarse; humillarse ¿no?) por un bien superior como puede ser el de otra persona o intención… 

Pero eso no es más que un simple apunte de lo que cualquiera que sepa algo de la fe católica que tiene comprende y, en cuanto puede, hace. Sin embargo, hay más. 

Las palabras de Lolo, como podemos comprender, son dichas y escritas (cuando lo son como es este caso) por un santo y eso, se diga lo que se diga, tiene mucha importancia. 

Esto de arriba lo decimos porque apunta el linarense universal a algo que es crucial para nuestra vida espiritual. Y es que dice que debe haber “reservas espirituales” para la salvación que el mundo ha de alcanzar. 

Esto es muy importante porque nos pone sobre la pista de que no sabemos cuándo va a ser tal salvación y, por tanto, debemos ir acumulando tales “reservas espirituales” a modo, ciertamente (y también), de sacrificios ofrecidos a Dios. Y sólo así será posible, cuando eso sea posible, que el mundo se salve. Y por eso nos dice el Hijo de Dios que es mejor que guardemos para el Cielo y que no acumulemos para la vida en el mundo donde hay ladrones y donde la polilla lo corroe todo… 

El caso es que, ciertamente, sólo existiendo tales “reservas espirituales” para cuando llegue el momento de la salvación del mundo será posible la misma. Eso, claro está, independientemente de la bondad y voluntad de Dios que podrá salvar al mundo de la forma que le parezca existan o no tales reservas. Sin embargo, no es poco cierto que nuestro Creador ha de preferir que las haya porque así habremos mostrado y demostrado que nos creemos la fe que tenemos. Así de sencillo y de simple; así nos lo dice Lolo acumulando, por su parte, muchas de tales reservas a partir de sacrificios santamente ofrecidos a Dios que es, por eso mismo, una muestra más de su santidad personal.

   

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

1.10.22

La Palabra para el Domingo - 2 de octubre de 2022

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 2 sino sábado, 1 de octubre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 17, 5-10

“5 Dijeron los apóstoles al Señor; ‘Auméntanos la fe.’ 6 El Señor dijo: ‘Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: “Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido.’ 7 ‘¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: ‘Pasa al momento y ponte a la mesa?’ 8 ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?’ 9 ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? 10 De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.’”

COMENTARIO

Saber que somos siervos inútiles

Jesús había venido a enseñar. Y lo que tenía que enseñar era lo básico de la fe en Dios Todopoderoso y el respeto a la Ley del Creador.

Jesús, por tanto, sabía que debía transmitir una serie de verdades que, simplemente, se habían olvidado o se habían dejado escondidas debajo de muchos celemines.

Pero en algunas ocasiones eran los mismos que había elegido el Mesías quienes le preguntaban. Así, por ejemplo, en una ocasión, le pidieron que les enseñar a orar. Jesús, entonces, les enseñó el Padre Nuestro que, desde entonces, es la oración con la que los hijos de Dios se acercan a su Padre.

Ahora le piden, le ruegan, que les aumente la fe. Es decir, ellos quieren estar más cerca de Dios pero como no saben cómo hacerlo. Por eso se dirigen a su Maestro porque saben que Él está muy cerca del Todopoderoso.

Jesús, para eso, parte de cómo son ellos, aquellos que le ruegan una cosa así.

El Maestro utiliza una palabra que, dicha como la dice, es verdaderamente terrible: “si”. Y es que tal “si”, condicional, supone que, para empezar, no cree que tengan mucha fe aquellos que eso le piden. Por eso utiliza tal palabra como diciendo que, de tener fe, ellos podrían decir a un sicómoro que se moviera del sitio en el que estaba plantado.

Es más, habla Jesús de un grano de mostaza. Es decir, que la fe debería ser, al menos, tan pequeña como un grano de mostaza que, como sabemos, no es muy grande.

Ellos, sin embargo, han de escuchar aquello con no poca vergüenza pero, a la vez, con ganas de aprender y comprender lo que les está diciendo el Hijo de Dios.

Pero este texto hay algo que es muy importante y que tiene que ver con la posición que cada uno de los hijos de Dios, que cada uno de los fieles católicos, tenemos: qué es lo que somos.

Nosotros somos siervos. Y eso, dicho así, puede parecer que es importante reconocerlo porque nos pone en la situación verdadera en la que estamos. Pero supone que debemos cumplir con lo que manda el Señor, nuestro Señor que es Dios mismo y ver el ejemplo que su Hijo Jesucristo vino al mundo a mostrar.

Pues bien, aquello que hacemos que está de acuerdo con la voluntad de Dios no ha de suponer mérito alguno (en el sentido de sentirlo con soberbia) para nosotros sino, en todo caso, la comprensión acerca de que es lo que debemos hacer, ni más ni menos.

“Hemos hecho lo que debíamos hacer”. Pero Cristo sabe que muchas veces no hacemos lo que debemos hacer sino, justamente, lo contrario. Y nos insta a que sepamos comprender qué es lo que nos conviene que no es, precisamente, la demostración de una falta de fe que, por desgracia, tantas veces es evidente.


PRECES


Por todos aquellos que no quieren tener fe.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no admiten ser siervos inútiles.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a aumentar nuestra fe.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber ser humilde es el secreto de muchos bienes espirituales.

26.09.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” – Necesaria bondad

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Necesaria bondad

 

”Segunda noticia. ‘En la Alemania Occidental se ha suspendido el saludo de estrechar la mano para evitar una epidemia de disentería’

Moraleja: La bondad es aún más contagiosa. Dios anida en el corazón de las criaturas que le aman y el bien se va extendiendo al roce de las palabras, los hechos y los testimonios. Hay que

asegurarse de hombres buenos y el bien será como una mancha de aceite“ (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 95)

  

El 3 de junio de 1962Lolo escribe en su diario que “Dios tiene que hablar y lo hace con proverbios, con parábolas o con lo que haga falta”. Y acto seguido pone una serie de ejemplos de noticiasen las que el Beato de Linares (Jaén, España) aprecia más que bien la mano del Creador y Todopoderoso Padre Eterno. En un artículo anterior trajimos la primera de las noticias; ahora, les traemos la segunda que, como pueden leer arriba, dice lo que dice y que tiene que ver con la bondad que es, sí, una virtud que no siempre ponemos en práctica los hijos de Dios.

Antes que nada debemos decir que nos suena mucho eso de dejar de darse la mano para no contraer determinada enfermedad… o virus pues llevamos más de dos años haciendo, en nuestra patria (y en las de las demás personas también), casi lo mismo… Y es que poco parece haber cambiado desde los tiempos de Lolo…

De todas formas, digamos que las “noticias” que trae Lolo a su libro sirven, digamos, de pie para explicar lo que eso tiene que ver con el discípulo de Cristo y, claro, con Dios mismo. Y eso es lo que pasa con esta pues es cierto y verdad que no ha de ser tan importante una que lo sea como la que habla de eso que sucedió entonces en Alemania. Lo otro, lo que refiere el linarense universal sí que es crucial para nosotros. 

El caso es que la clave de todo esto, de la importancia de la bondad, es que Dios “anida en el corazón de las criaturas”. Ahora bien, añade algo que es muy importante y que debe hacernos pensar como somos nosotros a tal respecto. Y es que añade “que le aman”. 

Decir esto ha de suponer, para empezar, que hay criaturas que no aman a Dios. Y, entonces, no es que el Creador no quiera anidar en sus corazones sino que son ellas mismas las que no le dejan anidar y, simplemente, se olvidan de Quien les ha traído al mundo y, además, les mantiene en el mismo. 

Nosotros sabemos más que bien que hay muchas criaturas que no aman al Creador. Y que muchas lo hacen, a lo mejor, por desconocimiento del mismo pero hay otras que, habiéndolo conocido lo han olvidado de forma voluntaria. Y, en tales casos, tampoco resulta extraño entender que tales criaturas, al no conocer o haber olvidado a Dios, no lo tienen en su corazón: en primer lugar, porque quien no lo ha conocido difícilmente es consciente de eso; en segundo lugar, porque quien lo ha conocido y lo ha querido olvidar… en fin, pues se sabe qué es lo que pasa en tal caso… 

De todas formas, nosotros vamos a dejar de lado a tal tipo de criaturas y a centrarnos en lo que dice Lolo sobre las criaturas que sí aman a Dios y lo tienen en su corazón o, mejor que quieren darse cuenta de que lo tienen.

 Con lo que se dice, con lo que se hace y con lo que se muestra. Así es como la bondad que Dios siembra en el corazón de sus criaturas (que le aman y en las otras también pero…) se extiende por doquier. Y eso es, verdaderamente, más “contagioso” (en el buen sentido de la expresión) que cualquier virus o epidemia. Y, seguramente, es lo que Lolo ha querido decirnos con estas palabras: basta dejar que la bondad que Dios ha sembrado en nuestros corazones para que el mundo sea mejor. Así de sencillo.

   

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.