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31.12.22

La Palabra para el Domingo - 1 de enero de 2023

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Como es obvio, hoy no es domingo 1 de enero de 2023 sino sábado, 31 de diciembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta, pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.


 
 Lc 2, 16-21



 “16 Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; 18 y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. 19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. 20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. 21 Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.”

        


COMENTARIO

 

Y le dieron el nombre de Jesús

Muchas veces nos planteamos, ante esta fecha tan simbólica, un ánimo nuevo, con ganas de comienzo, con ganas de renovar aquello que creemos debemos eliminar de nuestro comportamiento y con ganas, al fin, de crecer en cuanto personas, conocedores de que nuestro amor crece con eso. Con este día, 1 de enero, puede ser, para nosotros, o trazar, así, un camino que seguir. Y María, Madre, nos acompañará, como entonces, para darnos cobijo como lo dio a su niño Dios y porque había sido elegida por el Todopoderoso para cumplir aquella gozosa y, luego, terrible misión. 

Los pastores, sin embargo, venían de una pequeña tribulación. El Ángel del Señor, pensemos que, con toda su majestad y luz, se les apareció. Como dice Lucas (2,9) “ellos se asustaron”. Sin embargo, tras mencionarles lo que había sucedido: que esa esperanza tan soñada, el Mesías, el Señor, estaba ya entre ellos muy cerca, en Belén, ellos creyeron, mostraron claros síntomas de fe (al creer en lo que no había visto) y partieron en busca del pesebre.
 
He aquí un arquetipo de la entrega a Dios. Los más pobres, y seguramente despreciados de su pueblo, son los que reciben esa gran noticia de que Cristo ha nacido. Y ellos, sin dudarlo siquiera, partieron, raudos, ha contar lo que les había sucedido; “fueron de prisa”, dice el texto.

Y allí estaban, como el Ángel les dijo. En esa pobre morada se encontraban María, José y el niño. Este último acostado, descansando de su venida al mundo. Y comprendieron que lo que creyeron era cierto, que todo lo que se les había dicho se había cumplido.

Por otra parte, siempre nos imaginamos a María y a José en actitud admirativa hacia su hijo, y así los representamos en nuestros Belenes navideños; admirados de que ilustres personajes y pobres hombres, hubiesen ido hasta aquel lejano rincón del imperio, para agradecer a Dios su amor por los hombres.

Ya María, como bien dice el evangelista, “guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” (Lc 2,19), al igual que, luego, hiciera en la presentación del niño en el templo ante las palabras de Simeón y Ana que veían, en Jesús, al Mesías esperado.

LLAMARÁS SU NOMBRE JESÚS


Estaban, así, contemplando, mirando, siendo los bienaventurados que aceptaron esa misión tan comprometida de padres del Hijo de Dios, entregados por completo a la providencia del Padre.

Para que no pueda decirse que los padres de Jesús no cumplían con la Ley (diría más tarde el Salvador que no había venido a abolir la Ley sino a darle cumplimiento) cuando acuden al templo a circuncidar al niño han de cumplir, ahora, con la Ley y voluntad de Dios: “concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús” (Lc 1,31) le había dicho Gabriel a María que, ante el temor y arrobo de esta, le infunde confianza en su mandato. Así, aceptando lo dicho por el enviado de Dios; ponen ese nombre, Jesús, al que iba a ser siempre el Emmanuel (como, siglos antes, ya profetizara Isaías, en 7,14).

Confiados de este amor de María, Madre de Dios y Madre nuestra, hemos de aceptar la voluntad de Dios como ella la aceptó, guardando en nuestro corazón aquello que, con relación al Padre, y a su Hijo, y al Espíritu Santo, pueda acaecernos ya que es allí donde está su templo.

Y vayamos, de prisa, siempre, al encuentro de Cristo, como lo hicieron los pastores, sin miedo a lo que suceda, con una fe ilimitada porque nos espera el Hijo de Dios, Aquel que fue enviado al mundo porque el mundo, sin saberlo parece, lo necesitaba. 
 

PRECES 

Por todos aquellos que no confían en la venida del Cristo al mundo.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no tienen esperanza en Dios.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a aceptar la presencia de Cristo en nuestra vida.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

  

Eleuterio Fernández Guzmán
 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 

Panecillo de hoy:
 

Todo se cumplió como estaba escrito; todo.

  

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

28.12.22

Inocentes de ayer y de hoy

Los Santos Inocentes   Predecir abortos espontáneos

“Una voz se escucha en Ramá: gemidos y llanto amargo: Raquel está llorando a sus hijos, y no se consuela, porque ya no existen”

Jr 31,15.

Siempre me he preguntado la razón por la cual el día en el que recordamos una matanza hay personas que les da por mentir y por hacer broma a costa de aquellos muertos que, no deberíamos olvidar, son tan nuestros…


A lo mejor es algún tipo de perversidad humana que gusta de disfrutar con el llanto ajeno…

Ciertamente, las personas que, en sus primeros años de vida, murieron a manos de la perversidad y el egoísmo, dieron su sangre para que se salvara la del Hijo de Dios y fueron, para los creyentes, mártires que, en su diminuta existencia, ya eran santos.

No extraña, por eso mismo, que se les llame Santos Inocentes porque eran, como santos, privilegiados desde el corazón de Dios y, como no culpables de nada, amados especialmente por el Creador tal como, luego, haría Jesucristo con los más inocentes de todos sus contemporáneos a los que tan a gusto permitía que se acercaran y a los que ponía como ejemplo del tipo de actuación que se tenía que llevar a cabo.

Ponía a los más desfavorecidos de la sociedad como espejo donde mirarse. Así era nuestro hermano en cuya persona y nombre muchos murieron.

Y, sin embargo, hoy día también hay muchos inocentes que tratan de matar a base de malas artes y de manipulaciones. Tampoco ha cambiado mucho el Mal porque sigue actuando con malas artes y aprovechándose de la inocencia de muchos de los hijos de Dios.

¿Qué cantidad de niños son abortados, al año, en nuestras cristianas naciones?

Bien sabemos que son muchos, demasiados y que, por eso mismo, el número de inocentes se incrementa cada día.

¿En nombre de quién son matados?

Aquel Rey que buscaba acabar con la vida de Quien, al parecer, amenazaba su reino tiene, ahora mismo, sus émulos, pues muchos son los que creen que, como aquel otro, pueden disponer de la vida ajena y hacer con ella lo que les plazca o lo que el egoísmo de otros les parezca.

A eso lo llaman progreso y a matar, derecho.

Y también estos son inocentes y, en el sentido de aquellos otros, santos también a los ojos de los que creemos que la vida es importante desde que se inicia, tras la fecundación y no después (aunque, claro, también después)

Muchos, por una parte, estarán, hoy día, haciendo mofa de aquellas personas que dieron su vida para que Cristo no diera la suya. Ellas no sabían nada del porqué de aquella injusta muerte pero nosotros, los que sí sabemos la sinrazón de esta no podemos olvidar su sacrificio porque es importante y fue decisivo para la historia de la humanidad.

Depende, todo, del corazón de cada cual pero, sin duda, los hay bien desnortados, bien perversos…

 

“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” dijo Cristo en una solemne ocasión. Sin embargo, al respecto del aborto aunque, en el fondo, no sepan lo que hacen es cierto y verdad que ansían hacerlo con un exceso de falta de prudencia sabiendo Quién lo ve todo. Y, sobre todo, creyendo que eso en nada va a afectar su vida eterna… ¡Cuánto necio anda suelto!

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

 

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

 

¡Qué pena que haya tanta muerte así!

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

26.12.22

Un amigo de Lolo – “Lolo, libro a libro”- Saber cómo es uno

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Saber cómo es uno

 

“Por favor, Cristo mío, sé indulgente y no te canses nunca de mí. Razón tienes de más para darme la espalda. Ya ves, me nace las canas y todavía Tú sales como antaño, a la puerta de tu casa y allí te sientas, espera que te espera a que yo aparezca por lo hondo del camino. Tan pobre soy, Señor, que tengo conciencia de que nunca podré remontarme por mi propio impulso. De seguro que nunca habrás puesto los ojos en un manojo de tantas debilidades. Así y todo, olvida mi ficha y dame aliento. Haz como esos pájaros hembras que ilusionan a los gorriones a que se lancen al revoloteo. Cuando me veas que por fin remonto aunque sea un palmo de tierra, pon tu palma debajo y me levantas en el aire hasta que me emborrache de azul perpetuamente.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 164)

 

Conviene darse cuenta de la forma cómo Lolo se dirige al Hijo de Dios porque es una buena forma de hacerlo. Y es que lo hace de forma íntima, directamente y como sabiendo (porque lo sabe) que tiene en Él a alguien más que a un confidente al reconocerlo como Dios hecho hombre. 

Pero, además de esto, nos damos cuenta de que Manuel Lozano Garrido, cuando escribe esto lo hace conociéndose a sí mismo a la perfección y sin dejar ningún cabo suelto. Es, además, algo lógico que le hable a Dios hecho hombre como lo hace porque Lolo es conocedor de que todo lo sabe el Todopoderoso y, así, Cristo mismo. Nada, pues, se puede ocultar porque sería necedad. 

Es cierto y verdad que nosotros sabemos que el hombre que esto escribe era más y mucho más que lo que parece un conjunto de debilidades físicas pues, espiritualmente hablando, era un gigante y más que un gigante. De todas formas, Lolo se conoce así y así se lo dice a Jesucristo. 

Quien lea esto se da cuenta de que el Beato de Linares (Jaén, España) se cree necesitado de la indulgencia de Cristo porque él se ve como un manojillo de debilidades, como decimos arriba. Y sí, físicamente así era porque ya conocemos lo mal que lo había estado pasando hasta entonces y lo mal que lo seguiría pasando hasta que Dios lo llamase a su Casa un 3 de noviembre de 1971. Sin embargo, para nada se sabe alguien que no tenga remedio porque sabe en Quién pone su confianza. 

Sabe muy bien Lolo que Jesucristo nunca lo ha abandonado sino que, al contrario, está ahí, siempre esperándolo pese a los pesares por los que estuviera pasando o, precisamente, por eso mismo, porque el Hijo de Dios ya dijo que debíamos acudir a Él cuando no lo estuviésemos pasando bien y eso era lo que hacía nuestro amigo Manuel: acudir a Cristo para que fuese, por decirlo así, comprensivo con su ser… 

La necesidad de Lolo viene de lo que viene: su enfermedad. Y es plenamente consciente de que, por sí sólo… vamos, que nada de nada puede dar. Y busca auxilio en Cristo a quien pide que le ayude a remontar y, aunque debamos entender esto desde el punto de vista que no sea físico… lo bien cierto es que sabía que poniendo su confianza en Jesucristo nada de lo demás sería imposible llevar a cabo. 

Lolo quiere subir, subir, subir, por lo menos, hasta el cielo para emborracharse de azul. Y que esto sea para siempre (perpetuamente, dice) Y sí, lo consiguió pero fue unos años más tarde, un día de noviembre, quizá frío, en el que Jesucristo, ya por fin, le alargó su mano definitiva.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

25.12.22

La Palabra del Domingo - 25 de diciembre de 2022

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Jn 1, 1-18

“1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. 2 Ella estaba en el principio con Dios. 3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. 4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, 5 y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. 6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. 7 Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. 8 No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. 9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. 11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. 12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; 13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. 14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.   15 Juan da testimonio de él y clama: ‘Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.’ 16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia.  17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. 18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.’”
        

COMENTARIO


Y la Palabra de hizo carne

De los textos que el Nuevo Testamento refiere a la vida, existencia y realidad del Hijo de Dios el que el Calendario Litúrgico nos reserva para hoy, 25 de diciembre, tiene un contenido espiritual más que gozoso y rico. Queremos decir que se dice tanto que vale más que la pena meditarlo.

Cualquier católico sabe que una fecha como el 25 de diciembre es muy especial. Celebramos el nacimiento de Jesucristo, Hijo de Dios y hermano nuestro. Por eso este texto evangélico es tan importante. 

Sabemos, por tanto, que nació el hijo de María y del Todopoderoso. Pero San Juan, que conoció muy bien tanto al Maestro como a su Madre, nos dice que, llegada la luz al mundo, el mismo no quiso recibirla. Nos quiere decir que por mucho que hizo Jesucristo a lo largo de su vida, y ser además la Luz de Dios, los que tenían obligación (por conocimientos) de aceptarlo como Quien era…. No quisieron saber nada de Él. 

Todos, sin embargo, no actuaron así.

San Juan nos dice, expresamente, que hubo quien sí recibió a Cristo como la Luz del mundo. Por eso escribe que quienes recibieron al Emmanuel se convirtieron en hijos de Dios. Y que eso se consiguió por haber aceptado el Nombre sobre todo Nombre ante quien toda rodilla se dobla.

Sin embargo, antes de todo esto, antes de todos los tiempos humanos, la Palabra de Dios dialogaba con Dios Padre Creador y Todopoderoso. Es más, todo se hizo por ella. Por eso era tan importante que, cuando fue enviado Jesús al mundo (celebración de hoy mismo) fuese aceptado como la Luz que el mundo necesitaba para salir de la tiniebla en la que, voluntariamente, se había puesto.

Las tinieblas no quieren la luz. Menos aún quieren que la Luz sea enviada por Dios. Por eso las tinieblas, donde muchos estaban, no recibieron a Cristo y siguieron en su obscuridad. No quisieron darse cuenta de que habían sido creador por y para la Palabra y que aquel Maestro que enseñaba con autoridad era la misma Palabra.

Juan 1, 1-18: La Palabra se hizo carne. – Boosco.org


Pero hoy celebramos (porque es motivo y causa de gran gozo y gran alegría) que nace el Hijo de Dios. Llamado Jesús como le dijo el Ángel a María existía antes de todos los tiempos. Y es lo que nos dice San Juan en esta parte, el principio mismo, de su Buena Noticia. 

El nacimiento de Jesús no había acaecido como un acontecimiento más. No. Así como con Moisés le había sido la Ley de Dios al hombre, ahora le era dado algo muy importante: la gracia y la verdad. Y no es que Jesús viniera al mundo para anular la citada Ley sino, al contrario, para darle cumplimiento con su gracia y con la verdad, siendo Él la misma Verdad, el Camino y la Vida.

Ya otro Juan, Bautista, había dicho lo que debía decir para que fuese entendido por todo aquel que le escuchaba: daba testimonio de la Luz y de la preexistencia de esta. 

Y muchos, a pesar de todo esto, no quisieron recibir a la Luz. Ciegos de entonces y ciegos de ahora mismo.
                                        

PRECES

Por todos aquellos que no quieren recibir a Cristo en sus vidas.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no aceptan la Luz que les propone el Hijo de Dios.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a recibir la Luz y hacerla nuestra.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
 
 

Eleuterio Fernández Guzmán

 
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 

Panecillo de hoy:

 
Debemos aprender mucho del nacimiento humilde de Dios.



Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 



24.12.22

De nuevo nace un Niño que no puede molestar que venga

Natividad - Wikipedia, la enciclopedia libre

Antes que nada no puedo dejar de decir que esto es, como se decía en las televisiones cuando pretendían ser honradas, una “redifusión". Es decir, este artículo lo publiqué en esta misma casa un 24 de diciembre de 2010. Y no es que no tenga nada nuevo que decir sino que, en realidad, todo está ya dicho. Además, es seguro que habrá lectores que esto no recuerden o, en todo caso, sean nuevos… 

 

Vayamos, pues, con la cosa. 

 

Hoy, precisamente, volveremos a recordar el nacimiento del hijo de Dios.

No es, bien cierto es esto, una persona más que viene al mundo porque siendo una persona más es alguien importante.

Sin embargo, quien se siente hermano suyo y también discípulo no deja de preguntarse qué es lo que un ser tan pequeño, luego tan grande en espíritu, puede molestar tanto.

Se quiere quitar aquello que recuerda tal momento histórico. No gustan, así, los llamados “belenes” o nacimientos. Y eso es síntoma de algún tipo de malversación de la verdad y de lo que en el mundo pasó y pasa. Tampoco gusta verlo, tras su Pasión, en su cruz y muchos Herodes buscan su fin, hoy mismo, como entonces sucediera.

Pero como para el que esto escribe y, gracias a Dios, para muchos millones de personas, el niño que nace hoy mismo y, cada día en nuestro corazón, es importante y no podemos olvidar que así fue y así es, le dedico el siguiente



CUENTIPOEMA DEL NIÑO-DIOS

Nos ha nacido el niño,
y porque Dios es el que es,
ha vuelto a serlo.

I

Pasan que pasan los años:
muchos diciembres gozados,
muchas noches escogidas para recordar lo de antaño,
muchas ocasiones para describir
lo de tantos esperado, lo que dijera el profeta
en siglos ya muy pasados.

II

Caminan por la montaña
buscando suelo sagrado, lugar donde reposar,
un espacio para el descanso,
tampoco demandan mucho…
pues un hijo está llegando;
tan sólo se queda el pobre
que de la humildad hace milagro,
tan sólo ese pequeñito,
ese lucero, ese faro.
En la posada no les queda ni un rinconcito
donde María pueda tumbar su cuerpo
y el de su hijo;
tampoco en aquella casa, la del fondo
de la calle, tienen ni una litera
para que nazca el tesoro…
¿Será que ha caído, sobre ellos, el abandono?.

Llevados de fe certera, de esperanza bien sobrados,
duda no tienen alguna de que seguro encuentran algo,
que la mano de su Dios, misericordioso y santo,
sabrá mostrarles el lugar
dónde ha de nacer su enviado.

III

Cansados por el trabajo, por el andar sin hallarlo,
se disponen a caminar hacia el otro poblado.

Mira, María, allí abandonado,
aquel hermoso pesebre, dice José a la Madre,
con los ojos arrasados de tanto, así, llorarlo;
lleguemos hasta la paja, allí podremos quedarnos.

IV

Ya exhaustos del camino, y a punto de no contarlo,
toman posesión de aquello
que era, ahora sí, su palacio;
lugar digno para que un pobre,
Dios hasta aquí llegado,
viniera a este oscuro mundo,
parece que ya predestinado
a padecer y sufrir en manos de sus hermanos
para a todos perdonarnos.

V

Muy lejos de este lugar, en la lejanía lontana,

y aunque esto es y sea una simple redundancia,
viene, tras una estrella,
una grande caravana, trufada de grandes bestias,
buscando así la esperanza.
Gracias a Dios que esta noche queda
bastante clara, dice Melchor a Gaspar;
si no fuera por la luz que de su cola se desprende
no podríamos, ni siquiera,
llegar a encontrar el alba y así poder adorar
a quien causa esta llamada,
dice Baltasar y aclama.

VI

Van los pajes comentando, entre ellos y en voz baja,
que dónde quedará ese lugar
tan lejano que nos llama,
que pareciera que una fuerza,
con más energía que la del agua
que discurre con estrépito por aquella cascada
atrajera a los camellos, a los reyes
y hasta el resto de las almas,
qué será lo que buscamos,
hasta cuándo esta caminata.

VII

Cerca del santo lugar,
donde a nacer va nuestro niño,
están reposando, tranquilos, unos buenos pastorcillos;
descansando tras trabajo de conducir al buen ganado
cual guías que les entregan todas las horas del año.

Despiertan muy sorprendidos, y hasta incluso se preguntan,
qué será aquella luz que ha llegado y les asusta.

No es misterio exagerado, pues necesario sí era,
decir que un ángel, desde el Reino enviado,
les comunica la noticia, la buena, la verdadera…
ha ya llegado el esperado; que el Mesías,
el que por el que tanto habían orado,
ha nacido allí en Belén, en aquel pequeño poblado,
en un pesebre mal cuidado, viejo, destartalado.

VIII

De tanta alegría que sus corazones llena, van aquellos lugareños
a sitio tan amado…
va a amanecer el día,
y todos ellos a adorarlo;
llegan, así, los primeros, ante la luz que les guía,
se postran con gran amor,
besando sus pies desnudos, pequeñas alas de Dios,
grandes para venir al mundo;
ya recorren por los surcos de su rostro enamorado
lágrimas que son de amor, de felicidad
y de agrado.
Ya nos ha nacido Dios, el mismo Dios a nuestro lado,

el Emmanuel profetizado.

IX

Llegados hasta el pesebre
y tras la estrella seguirla,
bajan de los camellos de oriente los enviados
a tomar noticia del hecho más importante del mundo,
a comunicar a los vientos, a los cuatro conocidos,
que había nacido el niñito,
que Dios había, por fin venido,
que podríamos apoyarnos en tan pequeño hombrecito
para caminar todos juntos
con ese amor verdadero.

Quisieron no hacer mucho ruido,
pues el niño aún dormía,
y miraron para siempre recordar
aquel instante,
y poder contar, en sus lejanas naciones,
lo que sucedió aquel día.

X

No pudieron evitar, y aunque lo hubieran querido,
que sus ojos Aquel abriera sorprendido,
y mirara boquiabierto la visita inesperada.

Sonrió con alegría
ante el alborozo presente,
y volvió a dormir tranquilo
el milagro de ese siglo.

¡Qué belleza la de su rostro
todo resplandeciente,
qué instante más hermoso
que recordar para siempre,
volveremos con presteza a transmitir el presente.

XI

Tras adorar al Dios-Niño
y dejarle los presentes que de tan lejos habían traído:

el oro del más grande poder,
el incienso para de la adoración
y la mirra de salvación, bálsamo para el sufriente,

bienes que de su mano fruto eterno dieren,
volvieron hasta sus casas, a contar lo que pasaba,
con una grande alegría y una felicidad soñada
que se había hecho presente :

Nos ha visitado Dios, y para quedarse lo ha hecho;
Está Dios entre nosotros, bendigamos el momento.

XII

Así podemos contar, pasados ya tantos años
y tantos años recordado,
que en Belén nació aquel día
el que nos era enviado,
el que había sido, por eso, engendrado
y por voluntad divina no creado;
que si Dios quiso que así fuera
y que de su misericordia santa nos llegara…
sería por bien de todos sus hijos,
para demostrar que nos amaba.

¡Buena Nochebuena y Feliz Navidad!

Alabado sea Dios que permite que esperemos la llegada de Su Hijo.

 

 
Eleuterio Fernández Guzmán

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

¡Qué bien que Dios nazca cada día y siempre!

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.