InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: 2022

7.09.22

Ventana a la Tierra Media – Sobre series y rigorismos extremos

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Antes que nada, aunque alguna vez dije que entonces terminaba con la serie de artículos sobre J.R.R. Tolkien es cierto y verdad que la ocasión que ahora se me pone delante la pintan calva para volver a escribir sobre nuestro autor preferido. Y, la verdad, es que ganas tenía…
 
Digamos, que es verdad que la cosa está caliente. Es decir, que desde que Amazon empezó a proyectar, por decirlo así, sus capítulos sobre Los Anillos de Poder se ha desatado una guerra incruenta (o no tanto) sobre el qué, el cuándo y el cómo del asunto.
 
El que esto escribe sólo ha visto 2 episodios de los que consta la primera temporada de tal serie. Por tanto, lo que aquí se va a decir es seguramente incompleto pero, en fin, es lo que hay…
 
Naturalmente que lo que se narra en estos episodios (y es de suponer que en otros muchos) no es lo que Tolkien escribió, así, letra por letra. Y habrá quien crea que nada tiene que ver y que está totalmente equivocada la producción, los guionistas y hasta los que llevan la imagen y el sonido. En fin…
 
Tengo que decir que yo no conozco letra a letra ni intención a intención la obra del autor de El Señor de los Anillos. Es decir, que por mucho que haya leído sus libros (más de unos cuantos) y otros que se han escrito sobre tan magnífica obra, soy incapaz, por ejemplo: 
 
- de decir si Bilbo Bolsón, según la datación de La Comarca, empezó a construir su casa en tal día y a tal hora, 
 
- de decir si Frodo Bolsón caminó muchas veces fuera de La Comarca, 
 
- de decir si Gandalf se sentó en tal o cual piedra un 4 junio de tal o cual año, 
 
- de decir si Galadriel empuñó la espada con la derecha o con la izquierda, 
 
- de decir si quien dio al mundo los Silmarils lo hizo utiizando una fragua u otra o lo que hubiera utilizado, 
 
- de decir que el 8 de agosto de tal o cual año, el sol lució más que el año anterior, 
 
- de decir que los ejércitos de la batalla famosa (aquellos cinto) lucieron sus mejores galas o se dejaron algo en sus pueblos, 
 
- de decir si, exactamente, los enanos empuñaban los martillos los días impares de la semana enana, 
 
- de decir que el plano que alguien trazó para tal o cual viaje estaba equivocado en tal o cual curva, 
 
- de decir que, en realidad, los Hobbits no comían todos los días lo mismo sino que tal o cual comida la hacían según tal o cual tradición, 
 
- de decir, en fin, cualquier otra disposición exacta según la datación hecha por tal o cual escriba… 
 
Con esto queremos decir que sí, que hay muchos detalles que seguramente se nos escapen a la mayoría de las personas que leemos a J.R.R. Tolkien, así directamente o lo que su hijo Christopher dio a la luz pública tras la muerte de su padre.
 
Sin embargo, eso no ha de querer decir que no nos gustaría saber, por ejemplo, como era Galadriel cuando era niña o cosas similares o qué pudo hacer con su vida independientemente de lo que Tolkien escribiera sobre la misma. Y es que si hay discusiones sobre si la misma fue expulsada del Reino Bendecido o se fue porque quiso… ¿porqué debe preocuparnos que se quiera, siquiera, elucubrar, con lo que pudo ser su vida, la no escrita?
 
Seguramente, habrá quien diga y crea que con lo que se está viendo en la serie de Amazon se están tergiversando muchas cosas y que así no se va a ninguna parte.
 
Sin embargo, creemos que sí se va a alguna parte: a que muchas personas, que no se han llevado a los ojos la obra de Tolkien quieran hacerlo a partir de esto y que, al fin y al cabo, pueda expandirse el conocimiento de autor tan admirable y tan digno de ser tenido en cuenta (salvo para los que otorgan el Premio Nobel de literatura que se precian de dárselo, muchas veces, a personas que las conocen en su casa a la hora de comer…)
 
Es verdad que para los más frikis de la cosa esto es algo intolerable porque se está engañando a la gente con cosas que nada tienen que ver con los libros. Sin embargo, a tales personas (conocedores al más mínimo detalle del listado de realidades puestas arriba) les tenemos que decir que a los ignorantes en tales situaciones nos importa un bledo no saber al dedillo eso dicho arriba porque gozamos con la obra, así, en general. Y que nos gusta mucho y más que mucho que la cosa se “extienda” a terrenos inexplorados por inexistentes.
 
Y sí, pueden ustedes reírse todo lo que quieran sobre lo aquí escrito pero al que esto escribe le va a importar el mismo bledo que el expresado arriba y va a seguir disfrutando con un mundo que, ahora, se ha abierto más de lo que estaba abierto. Y sí, la ventana a la Tierra Media, título que ha dado nombre a la serie sobre Tolkien aquí puesta, deja ver más Tierra, vemos más lejos y eso nos gusta.
 
Y a quien no le guste tal serie no tiene problema alguno porque puede dirigirse su interés a La Casa del Dragón (o como se llame) o a toda su parentela anterior que tanto debe a El Señor de los Anillos.
 
Por cierto, ¿hay alguien de las personas que lea esto que no le hubiera gustado saber más allá de lo escrito? Quien haya escrito y lo haya hecho con personajes, sabe muy bien que sí…
 
Amén.
 
 
Eleuterio Fernández Guzmán
 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

5.09.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Lo consiguió Lolo; dicho y hecho

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Lo consiguió Lolo; dicho y hecho

 

“Me gusta este brío y esta grandeza del corazón y quisiera hacer de él un noble símbolo de toda mi vida. Quiero latir con fuerza en los pensamientos, en las ansias, en los ideales, y que toda esa sustancia de amor que significa la sangre se derrame a borbotones por las acequias de la generosidad y lleve su calor, su vitalidad y su riqueza a todas las criaturas del universo. Yo sé que el mundo tiene una frontera de de almas estériles y que su vida sin fe es como costillas anquilosadas. Dame, Señor, suficiente coraje de espíritu para un continuo palpitar de aceptación y de ofrenda, tan fuerte que ellos lo noten en su vida como mi amigo Juan en el fonendoscopio.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 89)

 

Antes de seguir debemos poner al lector en antecedentes para que se comprendan mejor las palabras de Lolo. 

Resulta que su médico, de nombre Juan, lo acaba de visitar (un 29 de abril de 1962 como refleja en este su diario) y le ha dicho que tiene un corazón grande y fuerte porque sus latidos parecen “¡el Bing-Ben!”. Y no se refiere al espiritual sino al físico pues, al parecer, era una parte del físico de nuestro amigo que tenía más que fuerte y no andaba a la par con resto de su doliente cuerpo… 

Y, sin solución de continuidad, el Beato de Linares (Jaén, España) escribe las palabras que aquí hemos traído al hilo, pues, de eso de su corazón… porque, es verdad que el corazón que bombeaba sangre era fuerte pero el otro, el que daba forma a su alma aún lo era más como podemos ver en estas sus palabras. 

Sabemos que eso de amar “al prójimo como  a uno mismo” Lolo se lo tomó más que en serio. Y no era una forma bondadosa de ser o una manifestación de algo gozoso (que también) sin expresión exacta de cómo era. Y aquí lo muestra a la perfección. 

Lolo está ansioso. Y lo está por servir. Por eso dice lo que aquí dice y que nos hace comprender la valía de aquel fuerte corazón de su alma. 

A él le gusta que su corazón sea fuerte como dice su médico. Pero tal fuerza no la quiere para otra cosa que no sea para aceptar aquello que le pasa y, ya de paso, para ofrecerlo a Dios con la sana y santa intención de que su valía sea aprovechada por su prójimo. 

El caso es que Lolo quiere que eso, aquella grandeza del corazón que Dios le he dado, sea algo así como un símbolo, como una representación de sí mismo, digamos, de cara, primero, a Dios y, luego, a su prójimo. 

Quiere Lolo darse generosamente a toda criatura que, de una manera u otra pueda conocer de él. Y es que no quiere para sí sus pensamientos, sus ansias, sus ideales o, en fin, toda “esa sustancia de amor” que de su corazón brota, como él mismo dice y quiere, a “borbotones”. 

Lolo quiere que aquellas criaturas en cuya vida y existencia la fe no tiene importancia (por no tenerla de por sí o por haberle quitado la que hubiera podido tener en otro tiempo) puedan conocer que, desde su corazón se entrega también a ellas para que puedan tomar su coraje, su perseverancia y, en fin, su amor, en beneficio propio Y es que Manuel Lozano Garrido quiere que ellos noten “en su vida” un palpitar como el suyo que, como bien sabemos, fue fuerte y fuerte sigue siendo en aquellas almas que lo han llegado a conocer y, seguro, en las que lo conocerán a lo largo de los tiempos que han de venir… 

Y sí, Lolo le pide a Dios algo que ha conseguido a la perfección: sus pensamientos, sus ansias, su ideales, etc., han calado en muchos amigos que se consideran suyos y que saben que aquel hombre que supo sufrir algo más que bien (¡con lo difícil que es eso!), sobrenaturalizando su sufrimiento, nos dejó una huella ya indeleble porque, simplemente, no queremos que se nos borre. 

Dicho y hecho: Lolo eso quiso y eso ha conseguido.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

3.09.22

La Palabra para el Domingo – 4 de septiembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 4 sino sábado, 3 de septiembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 14, 25-33

“25 Caminaba con él mucha gente, y volviéndose les dijo: 26 ‘Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. 27   El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío. 28 ‘Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? 29 No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: 30 ‘Este comenzó a edificar y no pudo terminar.’  31 O ¿qué rey, que sale a enfrentarse a otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él con 20.000?  32 Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. 33 Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.’”

COMENTARIO

Cargar con nuestra cruz supone mucho


Jesús era perfectamente consciente de que había muchos de los que en su tiempo vivían que le seguían. Es decir, no ignoraba que había a los que enseñar y que tal era la misión que le había sido encomendada.

Ahora Jesús sorprende a los que le siguen. Es decir, de pronto se vuelve hacia ellos y les hace ver que una cosa es seguirlo de aquella manera y otra, muy distinta, la profundidad de tal seguimiento.

¿Qué les dice Jesús?

Antes que nada, se deduce de todo lo que habla que debemos pensar más que bien cuál es nuestra situación espiritual. Y es que ir tras Él no parecía ser suficiente como para salvarse y alcanzar la vida eterna.


En primer lugar, Jesús dice algo terrible: para seguirlo hay que odiar a su padre, a su madre, etc.

Eso, así dicho, suena muy duro. En el corazón de cualquiera que alguien te diga, por muy Maestro que sea, que debes odiar a tu familia para seguirlo no deja de ser sorprendente. ¿Qué tipo de doctrina estaba transmitiendo?

Antes que nada, que no hay que mirar hacia atrás para seguir al Hijo de Dios. Y eso quería decir, en efecto, “odiar” todo lo que, hasta entonces, había sido una vida ordinaria. No significaba ni podía significar olvidar a la propia familia sino poner a cada cual en el sitio correcto del corazón.

Lectio Divina: Lectio Divina : Domingo, 8 de Septiembre, 2013 : Evangelio  según San Lucas 14, 25-33. : (23ª Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo C -)

Algo más. Jesús también habla de la cruz. No se refiere, ahora, a la suya sino a la que cada cual carga sobre sus espaldas. Y hay que cargar con ella si es que se quiere seguir a Jesucristo. 

Lo que quiere decir el Mesías es que lo mismo que cargó Él con la suya camino del Calvario, cada uno de los que quieran seguirle tienen que hacer lo propio con aquello que es su carga espiritual. Dejarla a un lado no es una opción para poder ser llamado, de verdad, discípulo de Cristo.

Y, por último, Jesús habla de renunciar a todos los bienes. Y eso, escuchado por algunos, era muy difícil de digerir.

Prescindir de los bienes que cada uno tiene no es cosa fácil. Pero como el Hijo de Dios no podía querer decir que todos sus discípulos vivieran en la más absoluta pobreza es mejor creer que quería que se renunciara a todo lo que podía suponer una carga innecesaria en el caminar hacia el definitivo Reino de Dios.


Jesucristo, en este texto del Evangelio de San Lucas, promete algo sin decirlo: la vida eterna a todo aquel que le siga en las condiciones que expone el Hijo de Dios. Y sólo así.

PRECES


Por todos aquellos que no quieren caminar tras Cristo.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quiere cargar con su propia cruz.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a cargar con nuestra cruz.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

¡Qué buena cosa es saber cuál es nuestra cruz!

2.09.22

Apuntes inesperados – Lo natural

Las semillas de arce, inspiración para el diseño de un dron de dos alas |  Compañías | Cinco Días

En realidad, son cosas que pueden pasar un día cualquiera. Momentos son que pueden originar una reflexión o algo así como un pensamiento que se alarga más o menos según sean las circunstancias y el pasar y ser de las mismas.

En realidad no se trata, esto, sino de unos inesperados apuntes o de unos apuntes inesperados que, al fin y al cabo, viene a ser lo mismo.”

 

Lo natural

Hay términos que, a lo mejor, son susceptibles de llevar a engaño a quien los utiliza. Y es que lo que se considera como buena aplicación de los mismos, en realidad, no lo es. 

Cuando se dice que algo es “natural” diera la impresión de que se está refiriendo a lo que es ancestral, lo que viene de siempre. Y eso se opone a lo que es “artificial”, como algo creado por el hombre. Y sí, eso es así o, al menos, es algo así. 

Los adalides de la vuelta a la naturaleza (vamos, a lo salvaje) sostienen que así, en la vida natural, todo atiende mejor a lo que es el ser humano. Y lo dicen perpetrando un timo de mucho cuidado. Y es que tal tipo de pensamiento acaba sosteniendo algo que es, digamos, de antaño pero no del antaño que podemos pensar como bueno y mejor sino del antaño más que antañoso. Y es que se pretende una vuelta, como decimos, al estado natural del ser humano para huir de todo lo que está contra tal tipo de comportamiento. 

¡Si pudiéramos volver a lo más antañoso que hay que es el Paraíso…qué gozo tan grande! Pero, claro, eso no puede ser lo que pretendan los defensores de la vuelta… a lo salvaje pues ya sabemos cómo son de ateas o, como poco, de agnósticas tal tipo de personas. 

No es tal el caso de lo que aquí defendemos. Y es que nosotros estamos de acuerdo con quien defienda que lo “natural” es lo “original” o, lo que es lo mismo, lo que no ha sido alterado por cualquier tipo de circunstancia, ley o lo que sea… Y eso es lo natural. 

Por “original” entendemos aquello que es en sí lo que en sí era cuando tuvo que ser antes de no serlo. Y eso no es un trabalenguas ni nada por el estilo sino la forma más directa de expresar lo que entendemos por realidad, eso, “natural”. Y todo lo que trate de modificar su naturaleza debería ser enviado mucho más lejos que al ostracismo que no es más que, al fin al cabo, un poco más lejos de su situación actual aunque eso pueda parecer mucho al alejado… 

En realidad si, por ejemplo, decimos que el hombre es hombre y que la mujer es mujer lo hacemos porque por “naturaleza” son lo que son. Y quien sostenga que lo son por algo así como por roles sociales como si hubiera sido la sociedad a lo largo de los siglos la que hubiera incidido de tal forma en la persona que la haya hecho hombre o mujer… en fin, como que es para dar de comer aparte a quien eso sostenga. 

Pues no, lo natural (en este caso referido a eso) es que quien es hombre, sea hombre y quien es mujer… pues lo sea. Y no parece eso tan extraño. 

Lo que aquí pasa es que hay quien con tal de ir contra lo que es, de suyo, como es, es capaz de darle la vuelta a todo para salirse con la suya. Y no podemos negar que no se haya salido con la suya quien eso piensa… 

Y, claro, frente a lo natural está lo antinatural o, lo que es lo mismo, aquello que va contra la naturaleza de las cosas. ¿Se entiende? 

Al parecer, no se entiende esto que, de suyo, es tan sencillo de entender aunque, claro, haya que tener dos dedos de frente y, es verdad, que no podemos pedir, en ciertos pensamientos, peras al olmo…

 

Y aquí les dejo, hasta otro apunte.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Es inesperado todo lo que por inspiración nos llega. 

29.08.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - De verdad ofrecer sufrimientos

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

De verdad ofrecer sufrimientos

 "Esto duele, ya lo creo; pero tienen que doler las cosas que se ofrecen, no como hasta ahora, que ya iba viviendo un poco de rutina los dolores de las articulaciones” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 71)

Se refiere Lolo, antes de estas palabras suyas, a su situación con relación a lo poco que ya ve o, directamente, nada de nada. Y es que, el sentido de la vista, dado lo mal que lo pasaba en otras partes del cuerpo, le aliviaba bastante todo lo que le pasaba. Y si ahora ya no ve… 

La verdad es que no nos extraña que el Beato de Linares (Jaén, España) diga lo que dice: que le duele su situación al respecto de lo que refiere su vista. Y es que si para una persona, digamos, ordinaria, perderla no es nada bueno ni mejor podemos imaginar para quien, como Lolo, hacía abundante uso de la suya (¡tantas lecturas..!) lo que eso suponía. 

A Lolo le duele su situación. Y, sin embargo, como tantas veces ha hecho a lo largo de su sufriente vida sabe cómo encarar la situación. Y sí, ante esto sólo cabe la sobrenaturalización de un dolor tan especial como es el de quedarse ciego. 

De todas formas, bien podemos preguntarnos cómo es posible sobrenaturalizar una ceguera para quien tanto uso hacía de sus ojos. Y ante una pregunta así, Lolo nos contesta de la única manera que sabe y que tiene todo ver con su fe, con el sentido que tiene de la misma y que es, como podemos imaginar, algo más que profunda. 

Ofrecer. Lolo nos dice que se debe ofrecer el sufrimiento y, en concreto, el que ahora padece (añadido a los demás…) 

El ofrecimiento del que habla nuestro amigo debe ser algo muy especial. Y es que, como él mismo dice, el que hacía ahora sobre sus articulaciones se había vuelto como rutinario. Y a nosotros, que alguien que padecía lo que padecía Lolo sea capaz de decir que todo aquello era una rutina y, por tanto, algo a lo que no darle mucha importancia… en fin, como que nos pone los pelos de punta y el corazón en un puño. 

Ciertamente, Lolo hace un ofrecimiento muy especial de aquel sentido, la vista, que era el que le quedaba por ofrecer y que tanto daño le hacía a su persona el haberlo perdido.

¡Qué profundo debió ser el ofrecimiento de aquel dolor por parte de Lolo que tanto había ofrecido y ofrecía en aquel mismo instante sobre lo suyo! 

Por otra parte, que tengan que doler “las cosas que se ofrecen”, como dice Manuel Lozano Garrido, es porque el sentido espiritual de eso ha de ser algo más que profundo. Y es que no vale cualquiera cosa que se quiera entregar a Dios que no sea de verdad y que de verdad, en fin, duela. 

A nosotros no se nos ocurre nada más que agradecer a Lolo que ofreciera aquel sufrimiento a Dios, el de la ceguera, y que lo hiciera como sabía hacerlo un santo.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.