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14.11.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" – No se puede definir uno mejor a sí mismo

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

No se puede definir uno mejor a sí mismo

 

“Grande o pequeña, ser luz de los hombres, iluminar siempre, aclarar un sendero, orientar a un caminante, transmitir un mensaje. Si no sol espléndido que se cimbrea desde el alba sobre las

cabezas de todos los hombres, al menos titilar humildemente en nuestro lugar y sin descanso, violentar las tinieblas, aupar el sentido de lo eterno sobre las cosas vulgares como un lucero que recuerda de continuo la raíz de eternidad de todos.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 111)

 

Ciertamente, es fácil creer que un mismo se conoce bien a sí mismo y que no le resulta difícil definirse. Sin embargo, bien sabemos que es no es tan fácil aunque al Beato de Linares (Jaén, España) le ha salido bordada su definición. Y aquí, en el texto traído hoy a esta casa, lo podemos ver a la perfección. 

Verdaderamente, este texto de Lolo orienta muy bien a quien no lo conozca. Y es que muestra lo que él quiere ser y que, por cierto, consigue a la perfección a lo largo de su vida. Y, en realidad, correspondería un análisis muy extenso sobre este texto aunque, de todas formas, aquí hagamos tan sólo una aproximación a lo que nos quiere decir Manuel Lozano Garrido. 

Lolo quiere ser luz. Y lo consigue con la forma de ser a lo largo de su existencia. Y es que ilumina a todo aquel que lo conoce con su experiencia vital y con la forma de encarar lo que, físicamente, le pasa. Y siempre ilumina, como él quiere y dice aquí; y sus escritos nos sirven para aclarar el sendero de nuestra vida y, claro, para orientarnos como caminantes que somos hacia el definitivo Reino de Dios llamado Cielo. 

Es verdad que Lolo sabe que, de todas formas, tampoco puede llegar a ser aquel sol que todo ilumina porque conoce bien que es, como todo ser humano, limitado y que sólo Dios es capaz, tiene la capacidad, de hacer tal cosa como, por cierto, hace y viene haciendo desde siempre. 

De todas formas, quiere el Beato Lolo, poniendo su humildad por delante para que nadie se lleva a engaño en el sentido de que pudiera creerse que Manuel se siente mucho más que nadie, ser, al menos, como una lucecita que sí, que sirva para salir de las tinieblas en las que pudiéramos encontrarnos y, así, salir a la luz que nos ilumina y nos guía. 

A este respecto, como hemos dicho antes, bien sabemos que Lolo nos ilumina y que no lo hace como una “lucecita” sino, al contrario, como un gran foco, digamos, alegremente hermoso y grande. Pero él no puede pensar otra cosa que la que dice y que tiene su base en su profunda y franca humildad… 

Por otra parte, no podía dejar de decir Manuel Lozano Garrido que lo que quiere, en el fondo (y que es lo que contiene todo lo demás, como su base y su raíz) es recordar a los corazones de qué dependen los mismos y que no es otra verdad que Dios mismo y que nunca olvidemos que la eternidad nos guía y que hacia ella, hacia la vida eterna, debemos mirar, caminar y llegar.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

13.11.22

La Palabra del Domingo - 13 de noviembre de 2022

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 Lc 21, 5-19

 
“5 Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo: 6  ‘Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.’  7 Le preguntaron: ‘Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?’ 8   Él dijo: ‘Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y “el tiempo está cerca’. No les sigáis. 9 Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.’ 10 Entonces les dijo: ‘Se levantará nación contra nación y reino contra reino. 11  Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. 12 ‘Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre;  13 esto os sucederá para que deis testimonio. 14 Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, 15 porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. 16 Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, 17 y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. 18 Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. 19 Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.”

       

COMENTARIO

Perseverantes debemos ser 



En las Bienaventuranzas Jesucristo avisa acerca de las persecuciones que podrían sufrir sus discípulos. Y, sobre eso, dice “Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.” Y eso es a lo que se refiere ahora, en esta conversación con aquellos que, escuchándole, quieren salvarse. 

Cuando Cristo avisa de la destrucción del Templo, ya podemos imaginar la situación en la que quedó, Él mismo, y la Casa de Dios. A muchos, con toda seguridad, debió preocupar mucho aquellas palabras. Y preguntan acerca de eso. 

Sabemos, sin embargo, que el Hijo de Dios, más que referirse a la destrucción del Templo que acaecería en el año 70 de nuestra era, lo hacía sobre un tiempo más lejano (no sabemos cuándo) y que tiene que ver con su segunda vuelta al mundo. Aún, pues, no se había ido a la Casa del Padre pero ya ponía sobre la mesa lo que pasaría cuando volviera. 

No podemos decir que sean nada agradables las palabras de Jesucristo. No son almibaradas ni dichas para alegrar los oídos y corazones de las que las escuchan. No. Son, simplemente, lo que son, lo que ha de pasar, lo que pasará. 

La cosa, además, no va a ser de repente. Es decir, antes de que el Hijo de Dios venga en su Parusía, han de suceder muchas cosas. Algunas, según se sostiene hoy mismo, ya están sucediendo pero si lo miramos bien, también en otros momentos de la historia del hombre después de la Resurrección de Cristo ha parecido que estaban llegando los últimos tiempos que son, no lo olvidemos, a los que hace referencia el Emmanuel. 

No hace falta que las repitamos. En el texto del Evangelio de San Lucas están explicitados los tiempos, las formas y, en fin, lo que sucederá sin temor a equivocaciones ni duda alguna. Lo que sí es importancia es que Jesucristo nos dice que no debemos tener miedo. Y eso, que es fácil de decir, seguramente no será fácil de hacer. No. Y es que es comprensible que el miedo se apodere de los corazones de aquellos que vean que todo se viene abajo, que se es perseguido hasta la muerte y, en fin, que todo parece terminar porque, en efecto, terminará… 

Sin embargo, decimos, el miedo no deberá ser acogido en nuestros corazones. La esperanza y al confianza habrán de prevalecer porque Dios está con nosotros y su Santo Espíritu nos iluminará para nuestra defensa o, simplemente, para fortalecer nuestro corazón ante la adversidad y la asechanza del Maligno que, sin duda alguna, gobernará el mundo entonces, cuando vuelva Jesucristo (así está escrito y así será). 

Por eso la última esperanza es la que siembra Cristo en nuestro corazón: hemos de ser perseverantes, tanto en la persecución como en la oración. Entonces seremos salvados. Sólo así y sólo entonces. 


PRECES

Por todos aquellos que no quieren tener esperanza en su salvación.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no confían en la venida de Cristo.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos tener siempre presente la necesidad de perseverancia en la oración y en la esperanza.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.


El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

  

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

 ¡Siempre es muy importante estar atento a las palabras del Hijo de Dios!

  

Eleuterio Fernández Guzmán

7.11.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" – Así sí se sobrenaturaliza el sufrimiento

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Así sí se sobrenaturaliza el sufrimiento


“De pronto noto que mi hermana llega por el pasillo y pregunta: 

-¿De qué te ríes?

 Si te lo digo, vas a ser tú la que se monde de risa. ¿En qué dirás que me estaba entreteniendo? Pues en hacer planes de comidas… 

El caso es que uno, que tiene más faltas que la báscula de un carbonero, no se acusa desde hace más de veinte años de ese neroniano y pantagruélico pecado que es la gula. No es que yo sea un hombre virtuoso, sino que la tentación, por inapetencia, carece simplemente de sentido” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 112)

  

En una concreta ocasión (siento no recordar ahora en qué libro escribe eso Lolo) el Beato de Linares (Jaén, España) hace una relación de comidas. Es decir, escribe lo que le gustaría comer para desayunar, comer a mediodía y, luego cenar. 

No podemos negar que eso sería, es así mismo escrito y dicho, una relación más que normal para una persona, digamos, que no tenga achaques del cuerpo. Pero eso, para Lolo, no era más que un ejercicio, digamos, de “ilusión” pues nada de lo que allí había escrito podía entrar en su estómago… 

Pues bien, ahora mismo hace algo por el estilo y lo que pasa muestra hasta qué punto nuestro amigo Lolo tenía un sentido del humor que estaba muy fuera de lo normal pues, dadas sus circunstancias, era algo más que guasa lo que le dice a Lucy, su hermana-madre-cuidadora, cuando entra y lo ve “¡riendo!” 

Antes que nada, debemos tomar nota de alguna de las palabras que dice Lolo. Y es que el dice que “nota” que su hermana se le acerca. Y dice que lo nota porque, sencillamente, ya no puede ver pero, de todas formas, conoce muy bien, digamos, los pasos de Lucy y está más que seguro que es ella quien se le acerca. 

Pues bien, el caso es que la hermana ha de preguntarle la razón de que Lolo se esté riendo él solo, allí donde estuviera. Por fuerza debía tratarse de algo muy gracioso que bien hubiera recordado el bueno de Manolo o, en fin, alguna de sus ocurrencias que le llevaran a la risa. 

Y, ciertamente, como bien le contesta Lolo a Lucy, aquello que estaba haciendo (seguramente pensando mentalmente) era para mondarse de risa… 

¡Estaba haciendo Lolo planes de comida! Lo hacía quien poco podía ingerir y todo aquello no era más que un plan de ilusión, como hemos dicho arriba, como lo que le gustaría comer pero que, por su enfermedad, era imposible que comiera. Sin embargo, él sabe cómo sacarle punta a toda circunstancia que le acaece e, incluso, es capaz de hacer risa de eso… ¿Quién de nosotros sería capaz de hacer eso cuando “sólo” le duele una muela…? No, nosotros, en general, sólo rabiaríamos por lo que no podríamos comer pero Lolo estaba hecho de otra pasta que tenía mucho que ver con la fe, con su modo de entender la fe. 

A este respecto, debemos darnos cuenta de lo que supone que alguien como el Beato Lolo, dándose perfecta cuenta de sus propias circunstancias, digamos, culinarias, sea capaz de ponerse el mundo por montera y hacer risa sobre sí y sobre lo que le pasa. Y eso sólo lo puede hacer quien se da cuenta de que incluso aquello podría ser sobrenaturalizado y, por tanto, elevado muy por encima del simple comer o necesidad de tan buen proceder… 

Digamos, ya para terminar, que Lolo nos da una lección espiritual más que grande con esto y que consiste, en general, en entender que lo que nos pueda acaecer que no sea de nuestro gusto también puede ser puesto a los pies de Dios en ofrecimiento. Así se sencillo pero, claro, así de difícil.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

5.11.22

La Palabra para el Domingo - 6 de noviembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 6 sino sábado, 5 de noviembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 


Lc 20, 27-38

 
“27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: 28 ‘Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. 29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; 30 y la tomó el segundo, 31 luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. 32 Finalmente, también murió la mujer. 33  Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.’ 34 Jesús les dijo: ‘Los hijos de este mundo toman mujer o marido; 35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, 36   ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. 37   Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor ‘el Dios de  Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’. 38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.’”


        
COMENTARIO

La eternidad de Dios y la vida eterna del hombre
 
En este texto del Evangelio de San Lucas el Hijo de Dios dice mucho acerca de la vida eterna, de cómo es y de qué se ha de esperar de ella. Pero antes debía manifestar mucho a los que querían tenderle una trampa. 

En realidad, aquellos hombres, saduceos, debían querer burlarse de Jesucristo. Por eso le preguntan eso que le preguntan. 

Sí, en efecto, resulta manifestación de burla preguntar acerca de la resurrección sin creer en ella. Por tanto, lo que preguntaran llevaba el marchamo de chanza y, además, intención malsana de querer coger al Maestro, como ellos lo llaman, en un renuncio espiritual. Y le preguntan esperando una respuesta que sea de su gusto… por eso aquello de la mujer que tantas veces contrajo matrimonio. 

Ciertamente, el tema era peliagudo. Y es que los saduceos no creían en la resurrección y, por lo tanto, les debía parecer de todo menos serio aquello de volver a la vida. Sin embargo, lo que no comprendían era que no se trataba de lo que ellos creían y, sobre todo, no comprendían, para nada, la naturaleza de Dios Padre Todopoderoso: es Dios de vivos. 

Ya en una ocasión, se ve Cristo obligado a decirle a los que le preguntan acerca del divorcio a través del acta de repudio que eso lo estableció Moisés por la dureza de sus corazones pero que en el principio Dios estableció que lo que había unido Él no podía separarlo el hombre. Y ahora debe pensar lo mismo el Hijo de Dios de ellos: ¡no comprenden nada de nada! 

Ellos creían tenerlo todo atado y bien atado: según Moisés, aquella mujer se había casado, uno tras otro, con siete hermanos. Entonces, cuando llegara la resurrección (en la que los saduceos que preguntan no creen) ¿qué pasará? 

Seguramente pensaban que no sabría Cristo salir de aquel trance. Pero no contaban con la Verdad. 

La Verdad, que es Dios mismo, determina que lo que ha creado, el ser humano que está hecho a su imagen y semejanza ha de resucitar si… 

Atributos de Cristo | veniracristo

Decimos eso de “si”, en modo condicional, porque Jesucristo dice, con toda claridad, que “los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquello mundo” (por el Cielo o la vida eterna). Es decir, que no todos van a alcanzar la Bienaventuranza sin los que, en efecto, “sean dignos” de alcanzarla.  Es más, que no todos van a resucitar la para la vida eterna sino aquellos que, repetimos, “sean dignos” para gozar de la Visión Beatífica. Y eso quería decir, a contrario, que habría otros que resucitarían para la muerte eterna que es lo que, en más de una ocasión, dijo Jesucristo en su predicación: quien crea y se convierta, vivirá… quien no crea y no se convierta… no vivirá para siempre o, lo que es lo mismo, morirá para siempre. 

Y, sin embargo, el meollo de aquello era lo que será la resurrección o mejor, el momento inmediatamente posterior: cómo será eso. 

Jesús lo dice de forma que se le entiende todo: no se tomará ni marido ni mujer porque los resucitados no serán como hombres y mujeres de carne sino que serán espíritus. Dice Cristo “como ángeles” que son, como sabemos, seres espirituales. Y los seres espirituales no pueden cumplir las mismas características y vivencias que los seres carnales sino otras muy distintas y más gozosas. 

Por eso, además, vivirán para siempre los que, en efecto, vivan para siempre. Y es que Dios, que quiere cabe sí a su descendencia, no podía permitir que sus hijos murieran para siempre. Al contrario es la verdad: hizo todo lo posible, vía muerte de su Único Hijo engendrado y no creado, que la salvación eterna fuese posible. Y lo fue; vamos, lo es.

 
PRECES

Por todos aquellos que no creen en la resurrección de la carne.

Roguemos al Señor. 

Por todos aquellos que  no quieren acaparar para la vida eterna sino sólo para el mundo y en el mundo. 

Roguemos al Señor.

 
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos  alcanzar la Bienaventuranza.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Sobre la vida eterna es seguro que hacer chanza de ella no es nada bueno.

31.10.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro" – Dios, el de las oportunidades sin cuento

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Dios, el de las oportunidades sin cuento

 

“No sé cómo explicar este fenómeno, pero nunca he sentido correr un año tan aprisa. Bueno, sí lo sé. La realidad es ésta: Dios, Él solito, ha hecho un nuevo y radical planteamiento de mi vida, en el que también juegan las compensaciones. El trabajo grato y fecundo, ese por el que siempre he deseado vivir, me ha llovido en estos meses de tinieblas como tres de los otros juntos. ¡Si apenas tuve un minuto para encarar el porvenir! Es como si tuviéramos una luz delante de la cara y de pronto no la viéramos, pero tampoco notábamos su falta porque una nueva antorcha empezaba a arder por dentro de la frente.” (Las golondrinas nunca saben la hora, pp. 110-111)


En el mismo párrafo que esto que dice Lolo aporta el Beato de Linares (Jaén, España) un dato importante siendo el día 6 de octubre de 1962 cuando esto escribehacía dos días, el 4 de mes décimo del año, se cumplió uno, 1 año, desde que empezara a perder la vista. Y ahora, en 1962, vamos, que nada de nada eso de ver…

No podemos negar que a Manuel Lozano Garrido no le gustó nada perder tal sentido (¿a quién sí?) pero… como era como era… vamos, que a continuación se rehace, remonta el vuelo y, ¡hala!, a saber de qué va la cosa… Y Dios, en su estado de ánimo, tiene mucho y más que ver.

 El caso es que, aunque ha pasado un año desde que perdió la vista, al parecer a Lolo le ha venido más que bien tal año. Y no es que salte de alegría por no poder ver sino que se ha dado cuenta de que Dios, lo dice él mismo, mucho ha intervenido en su vida. Y bien podemos decir que a Manuel Lozano Garrido se le ha cerrado una puerta pero se le han abierto muchas ventanas…

 Como es lógico, aquello a lo que Lolo quería dedicarse y que tiene que ver con el trabajo de periodista y escritor no es que le haya venido a menos o que, en fin, a partir de la pérdida de la vista, haya menguado. Es, justamente, al contrario: le ha llovido en tal año “como tres de los otros juntos”. Y eso para una persona que es lo que quería… le viene, como se dice en la Biblia, como miel sobre hojuelas y, seguro, le hizo más llevadera la nueva situación a la que se enfrentaba al dejar de ver con los ojos del cuerpo pero no con los del corazón. 

En realidad, nuestro amigo de Linares es, digamos, una bestia del trabajo. Y no queriendo malmeter contra su persona, no es poco decir que si alguien pierde la vista y a partir de tal momento le llega más trabajo que nunca y, además, lo lleva hacia adelante… vamos, como que no es que se trate de una persona ordinaria. Y si no creen que la cosa se así, no tienen ustedes más que imaginar qué pasaría en su vida si perdiesen la vista…

 Ante todo esto que le pasa sabe muy Lolo a Quién se lo debe. Ya hemos dicho arriba que sabe que es a Dios que, como dice Manuel, “ha hecho un nuevo y radical planteamiento de mi vida”. Entonces, juega aquí un papel más que importante la santísima Providencia del Creador que ha tenido a bien, que tuvo a bien, reforzar a Lolo en sus cualidades para que siguiera cumpliendo su especial papel de ser entregado a Dios y al prójimo. 

Muy bien se da cuenta Lolo de lo que le pasa. Y pone el ejemplo de la luz que, de repente, te quitan o, simplemente, desapareciera pero, a la vez, algo así como una luz ardiera dentro de ti… Y es que ardiendo dentro de uno no resulta ya imposible conducirse sin los ojos del cuerpo. 

Por eso titulamos que Dios es el de las oportunidades sin cuento porque nunca deja que sus criaturas se hundan en la desesperanza si es que ellas quieren darse cuenta de las manos que el Padre les ofrece. Y Lolo se dio cuenta y de eso, por decirlo así, nosotros somos testigos.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.