InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Septiembre 2020

18.09.20

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – ¿Qué es y qué supone el Monte del Destino?

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El summum de los lugares malos a rabiar. Así podemos definir, de forma popular, al Monte del Destino. En él está el origen del Mal si nos referimos al Anillo Único y, por tanto, todo lo malo que le sucedió a la Tierra Media desde que Sauron lo creó… en fin, que allí tuvo origen, lugar y salida. 

Resulta curioso, por lo dicho arriba, que el Monte del Destino sea, en cuanto a carrera del Mal y el final buscado por el Bien sea, decimos, la salida y la meta de todo esto. Y nos explicamos.

En cuanto a la salida, ya hemos dicho arriba que allí es donde se forja el Anillo que debía controlar al resto de joyas entregadas a las más diversas razas y, con tal control, alcanzar uno que lo fuera total y absoluto sobre la Tierra Media porque ya me dirán ustedes qué se iba a llevar cabo que no fuera mala cosa si, a través del Único se pudiera haber pisado con bota de hierro sobre Hombres, Elfos y Enanos, poseedores todos ellos de anillos… cuando los Hobbits no eran más que un grupo, una raza por así decirlo, sin ansia de aventuras y muy alejada de todos aquellos ajetreos de poder… hasta que, claro, llegó el momento de dar la cara y comprometerse con el bien general de toda la Tierra Media.

Pues bien, desde allí todo empezó y fue allí mismo, entre la oscuridad y el fuego, donde el Anillo Único vino al mundo para controlar al mundo y para hacer del mundo un lugar inhóspito, aberrante, nigérrimo. Y no podemos negar que quienes eso querían lo intentaron con todas sus fuerzas que, por cierto, eran muchas y más que muchas.

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16.09.20

Beato Manuel Lozano Garrido - “Lolo, libro a libro”- Con Cristo, mejor con Cristo

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Mesa redonda con Dios”.

Con Cristo, mejor con Cristo

 

“Te digo, Señor, que tengo mis dudas sobre lo práctico de tantos censos de tornillos y planos de roscas, pero yo sé que nunca será estéril el esfuerzo y que el trabajo siempre redime. Una gota mía de sudor subida hasta el Calvario no es como una pulga colocada en la órbita de Júpiter, porque lo bueno de tu sangre es que Tú la mezclas y ya nosotros somos también gotitas redentores.” (Mesa redonda con Dios, p. 39)

 

El trabajo siempre redime”. Esto nos dice Lolo porque es una expresión que, en el fondo, muestra la fe que tiene quien lo dice. Y el Beato Manuel Lozano Garrido, en cuanto a esto, andaba más que sobrado.

Ciertamente, hay muchos tipos de trabajos y cada cual tiene sus circunstancias y características. Por eso pone algunos ejemplos como el de quien hace censos de tornillos o planos de roscas. Es decir, que aquí de lo que se trata no es del trabajo que se haga sino otra cosa.

Poco antes de estas palabras, el Beato de Linares (Jaén, España) decía, en el apartado de este libro de título (el apartado) “El sudor de la frente”, esto que sigue:

 

“Asientos. Arqueo. Partes de almacén. Sellos. Folios. Papel de copias. Y un reguero que cae por las primeras canas de las sienes y salta la comba en la patilla de las gafas. Para la tarde hay más copias, más folios, más asientos. Y con el sudor, empieza a rodar por dentro una idea tentadora de horas perdidas, de trabajo que se hace inútilmente y vuela como las hojas con el ventilador. Y el hombre encarama entonces la figura de Dios al tablero de la mesa”.

 

Es aquí donde radica la importancia de las palabras de nuestro hermano Lolo.

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13.09.20

La Palabra del Domingo - 13 de septiembre de 2020

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Mt 18, 21-35

 

21 Pedro se acercó entonces y le dijo: ‘Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?’ 22 Dícele Jesús: ‘No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.’ 23′Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. 25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. 26     Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: “Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.” 27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. 28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes.’”

 

29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré.’ 30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. 31Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. 32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo  suplicaste.

 

33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’ 34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.’”      

 

COMENTARIO

 

Es necesario perdonar si queremos que Dios nos perdone

 

Ser desagradecidos con Dios no es nada poco común sino que, muchas veces, así nos manifestamos. Eso, como bien sabemos, tiene sus consecuencias. 

Una manera de no agradecer, como poco y desde aquí mismo, el don de la vida y, por lo tanto, el de nuestra existencia, es faltar a lo que tantas veces repetimos pero que, en no pocas ocasiones, olvidamos y que no es otra cosa faltar a la verdad de lo que decimos al respecto de aquella oración que Jesús enseñó a sus discípulos cuando le pidieron que les enseñara a orar (Lc 11,1) y que no es otra que el Padre Nuestro, raíz espiritual de nuestra fe. 

Por eso cuando, entre otras peticiones, pedimos a Dios que nos perdone nuestras ofensas lo hacemos con conocimiento del resto de la petición “como nosotros perdonamos a los que nos ofenden” y no podemos olvidar uno habiendo pedido lo otro. 

La parábola a que se refiere Jesús es una que pone como ejemplo cómo nos tenemos que comportar pero, sobre todo, como no tenemos que manifestarnos en nuestras relaciones con el prójimo. 

En justa correspondencia al perdón del señor hacia el siervo que tanto dinero le debía, el mismo tenía que haber, también, perdonado. Es cierto que es una deuda económica pero el perdón también, supone, en tal caso, reparar la ofensa que le está infringiendo quien no devuelve lo que antes le fue entregado. Perdonar tal ofensa era importante para el siervo que tanto debía a su señor y que se vio favorecido por la magnanimidad de quien podía, en efecto, haberlo puesto en prisión. Supo, así, perdonar porque era bueno. 

Pero aquel siervo no se comportó de igual manera sino que abusó de la confianza que había puesto en él su señor y no supo perdonar, a su vez, a quien muy poco le debía. Fue, así, desagradecido con quien a tanto debía y que tuvo, al menos en aquella ocasión, un corazón de carne.

Necesitamos, por lo tanto, perdonar para que se nos perdone lo que de mal hayamos hecho a lo largo de nuestra vida. Pero el perdón no ha de ser algo disimulado que, en todo caso, ve Dios pero, a lo mejor, no el prójimo. No. El perdón lo ha de ser, como dice Jesús, “de corazón” o, lo que es lo mismo, sin doblez ni engaño. Sólo así se entenderá el perdón como dado de verdad, con franqueza y no tratando de ocultar nada. 

Perdonar para poder ser perdonados y saber, así, que correspondemos al Amor de Dios. 

 

PRECES 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no saben perdonar las ofensas. 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que, en todo caso, perdonan con engaño o falsedad. 

Roguemos al Señor. 

 

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a perdonar como Tú, siempre, perdonas nuestras ofensas aún a sabiendas de nuestra falta de fidelidad.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto. 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos. 

Panecillo de hoy: 

Palabra de Dios; la Palabra. 

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.  

11.09.20

J.R.R. Tolkien - La Comarca de Tolkien - Los que no hablan con palabras en la obra de J.R.R. Tolkien

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Es muy cierto y verdad que la obra de J.R.R Tolkien está trufada de personajes de las más diversas especies. Y no decimos nada nuevo si apostamos por sostener que tanto Hombres como Enanos, Elfos, Orcos, Dragones, etc., son muy bienvenidos en una Tierra, la Media, donde van a correr las más diversas aventuras y van a dar vida a lo que, en sí mismo, está ya lleno de vida.

Que nuestro autor amaba mucho la naturaleza no es algo que aquí se diga para descubrir algún rincón escondido de la Tierra Media. Es, simplemente, para dejar claro algo que sí, que eso lo sabe todo el mundo pero, a lo mejor, no se le da la importancia que merece.

El antro: Treebeard Bust

Y es que en la obra de J.R.R. Tolkien hay muchos, digamos, protagonistas que no lo parecen o muchos que bien podrían ser personajes principales y ahí están, callados, sin decir esta boca es mía pero haciendo que las cosas sean como son y no de otra forma. De todas formas, aquí también hay una excepción a la regla porque hay un árbol, antiquísimo, que sí habla y que todos saben a quién nos referimos, pastor de árboles él mismo y capitán del ataque que, en su justa ira, llevaron a cabo estos seres vivos contra Isengard, lugar do moraba Saruman el engañado por su propia ambición.

Y, junto a ellos, los árboles, los sujetos de tantas aventuras como son los bosques. Tampoco es que la Tierra Media esté llena de ellos pero algunos, como el de Lórien o el Fangorn y, sobre todo, el que tuvo que llegarse a llamar Bosque Negro (antiguamente no lo era, como bien sabe Bárbol) por influencia del Mal, todos ellos, decimos, juegan un papel más que importante en la subcreación del profesor de Oxford. Y es que en alguno de ellos nuestros protagonistas no lo pasan nada bien, por miedo y por la realidad que encierra donde la aventura con las arañas no es, precisamente, de las menos importantes.

Por tanto, aunque haya excepciones, como decimos, a la regla de no tener boca para abrir, lo bien cierto es que aquellos a los que nos referimos no fueron dotados, por su subcreador, con el don del habla.

En realidad, no podemos negar que cada cual, de estos personajes, digamos, mudos, son puros y exactos testigos del devenir de todo aquello que, con el paso de la Edades, se ha producido y, como suele decirse de las paredes… si hablasen otro gallo cantaría…

Es verdad que los caminos que en la Tierra Media son, digamos que han sido cambiados de nombre según han ido pasando las Edades. De todas formas, nombres como el Gran Camino del Este, el Camino del Bosque Viejo, el Camino Norte-Sur, conocido en un principio como Camino Real y en cuya parte norte y sur de Bree es conocido como Vía Verde (Camino Verde) o el Camino Viejo del Sur del mismo Camino Norte-Sur pero desde Tharbad o, incluso llamado, aquel, como Camino Real en el momento en que los reinos de Arnor y Gondor está en su mejor época, evocan toda una serie de aventuras y, por sí solos, hablan del devenir de unos personajes que por ellos han transitado y transitan cada vez que alguien se lleva a los ojos y al corazón los devenires allí contemplados.

Puesta de largo de El Camino del Anillo - Pastoral Social e Innovación

Por supuesto que deberíamos añadir, por ejemplo, las carreteras propias del Reino de Gondor o los caminos, digamos, propios del Mal como, por ejemplo, el Camino de Morgul que une, al menos en la Tercera Edad, Minas Ithil con Mordor, hacia el oeste pues no es posible entender que quien representa lo malo y peor que pueda haber en la Tierra Media no tenga por dónde transitar haciendo lo único que sabe hacer.

No hablan, que sepa el que esto escribe, pero eso no impide que por sí mismos den forma a la Tierra Media y ocupen un lugar tan importante (en su descripción y realidad) en la obra de Tolkien padre.

Si hemos hablado de los caminos, otro tanto podríamos decir de los ríos que adornan y embellecen la Tierra Media. Y es que son verdaderos elementos protagonistas de muchas aventuras que corren nuestros personajes preferidos y, también, por cierto, los que no lo son…

Así, por ejemplo, el Anduin o los siete ríos que definieron Ossiriand en la Primera Edad, como son el Gelión, el Ascar, el Thalos, el Legolín, el Brilthor, el Duilwen y el Adurant, y también, más allá de la tierra de los siete ríos, el Esgalduin, el Harnen o, en fin, muchos de los más que muchos que recorren la Tierra Media, han visto como los protagonistas de El Señor de los Anillos (en cuanto correspondiera a su Edad, claro está) surcaron sus aguas o, en todo caso, las evitaron de la mejor forma posible, para empezar o continuar la misión que les había sido encomendada por el Concilio de Elrond y la constitución de la Compañía del Anillo. Incluso en sus aguas, algún héroe ha sido depositado, armas incluidas para que, después de muerto, fuera trasladado su cuerpo por ellas…

Montañas Nubladas | Tolkienpedia | Fandom

No podemos olvidar tampoco a las montañas o, en general, accidentes verticales de la Tierra Media. Y es que ni son pocos ni son menos importantes que los citados antes. Y no, tampoco tienen fauces o bocas para decirnos nada y están ahí, como mirando qué es lo que pasa en sus colinas o cimas.

Podemos decir que, si hablamos de este tipo de accidentes del terreno, en la Tierra Media las hay de todos los colores o, al menos, de algunos: las Azules o Ered Luin, o grises, como las Ered Mithrin, o blancas, las Ered Nimrais.

No podemos olvidar en Erebor a la Montaña solitaria donde los Enanos tenían algo más que su casa y Reino ni tampoco las cercanas Colinas de Hierro, de nombre más que propio para estar relativamente cerca de un pueblo, el de los Enanos, acostumbrado a trabajar los metales.

También hay lugares tan épicos como la Cima de los Vientos.

También existen montañas en el predio del Mal como , por ejemplo, las de Angmar, justo en el Antiguo Reino del Rey Brujo de tal nombre y, sobre todo, el Orodruin o Monte del Destino donde, digamos, todo esto empezó y todo esto terminó… y, tras aquellas, las Nubladas, una verdadera cordillera que va de norte a sur…

De todas formas, seguramente podríamos traer aquí otros protagonistas que tampoco hablan en la obra de J.R.R Tolkien con palabras pero que como, por ejemplo, las espadas, dagas y demás instrumentos de hacer justicia en manos del Bien, tan importante papel juegan en todo esto. Sean, de todas formas, al menos citadas aunque sea de pasada.

Vemos, por tanto, que hay muchos personajes, los podemos llamar así, queremos llamarlos así para darles la importancia que tiene, que sí, es posible tengan un papel pasivo en las obras de Tolkien padre pero no podemos negar que sin ellos la cosa no sería lo mismo y, tampoco, igual.

 

Eleuterio Fernández Guzmán Erkenbrand de Edhellond

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna

9.09.20

Beato Manuel Lozano Garrido - “Lolo, libro a libro”- Hacia Dios vamos (y 2)

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Mesa redonda con Dios”.

Hacia Dios vamos (y 2)

 

“Es así que yo quiero correr a tu ritmo, sin impaciencias agotadores, sin sesteos de moribundo. Ahora, dentro de poco, Tú has de decir: ‘En marcha’, y yo empezaré a pisar los adoquines al mismo tiempo que estos hombres que aguardan en la acera. Te digo que desde ahora mismo voy a hacer por entrar y amar la intimidad de los que han de ser mis compañeros en ese viaje que tiene premio para todos, porque tus tesoros son tan generosos que a todos llegan”. (Mesa redonda con Dios, p. 36)

 

Es cierto que sí, que todo ser humano que sea creyente sólo puede tener en su corazón ir junto a Dios y habitar unas de las estancias que está preparando su Hijo, Jesucristo.

Tal anhelo jamás puede faltar del corazón de ningún hijo del Todopoderoso cuando, hoy día, es más que sabido (y creído por fe) que el definitivo Reino de Dios, llamado Cielo, es el destino al que estamos destinados.

Pues bien, el Beato Manuel Lozano Garrido, que, como es de esperar, también quiere alcanzar una meta así (en su caso, trátase de una carrera sui generis donde el motor es su corazón) pues su vida, tan llena de sufrimientos y de aceptaciones de estos, sólo podía querer alcanzar la Luz divina y gozar de la Bienaventuranza junto a su Padre, Dios Creador.

Aquí nos lo dice bien claro: hay dos formas, en esencia, de querer ir hacia Dios.

En la primera de ellas abunda esa forma de ser tan común entre los hijos de Dios: somos demasiado impacientes y pareciera que nunca vamos a alcanzar al Todopoderoso. Y, es verdad, nunca lo vamos a alcanzar si lo que prima en nuestra existencia es un ansia, quizá, desmedida de conseguirlo mientras dejamos apartados otros temas que son, en este caso y por eso, más que importantes.

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