Beato Manuel Lozano Garrido - “Lolo, libro a libro”- Con Cristo, mejor con Cristo
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Mesa redonda con Dios”.
Con Cristo, mejor con Cristo
“Te digo, Señor, que tengo mis dudas sobre lo práctico de tantos censos de tornillos y planos de roscas, pero yo sé que nunca será estéril el esfuerzo y que el trabajo siempre redime. Una gota mía de sudor subida hasta el Calvario no es como una pulga colocada en la órbita de Júpiter, porque lo bueno de tu sangre es que Tú la mezclas y ya nosotros somos también gotitas redentores.” (Mesa redonda con Dios, p. 39)
“El trabajo siempre redime”. Esto nos dice Lolo porque es una expresión que, en el fondo, muestra la fe que tiene quien lo dice. Y el Beato Manuel Lozano Garrido, en cuanto a esto, andaba más que sobrado.
Ciertamente, hay muchos tipos de trabajos y cada cual tiene sus circunstancias y características. Por eso pone algunos ejemplos como el de quien hace censos de tornillos o planos de roscas. Es decir, que aquí de lo que se trata no es del trabajo que se haga sino otra cosa.
Poco antes de estas palabras, el Beato de Linares (Jaén, España) decía, en el apartado de este libro de título (el apartado) “El sudor de la frente”, esto que sigue:
“Asientos. Arqueo. Partes de almacén. Sellos. Folios. Papel de copias. Y un reguero que cae por las primeras canas de las sienes y salta la comba en la patilla de las gafas. Para la tarde hay más copias, más folios, más asientos. Y con el sudor, empieza a rodar por dentro una idea tentadora de horas perdidas, de trabajo que se hace inútilmente y vuela como las hojas con el ventilador. Y el hombre encarama entonces la figura de Dios al tablero de la mesa”.
Es aquí donde radica la importancia de las palabras de nuestro hermano Lolo.