InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Junio 2023

26.06.23

Un amigo de Lolo – Así se sobrenaturaliza el sufrimiento

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Así se sobrenaturaliza el sufrimiento


En marzo del año 1963 Manuel Lozano Garrido publicó lo que había dado en llamar “Diario de un enfermo".  En realidad, ya llevaba algunos meses haciendo lo propio y cuando llegó el supracitado mes de 1963 tituló a su especial diario “En capilla", siendo el medio de publicación la revista “Enfermos misioneros”

Pues bien, en un momento determinado escribió esto que sigue que es lo que hoy nos convoca aquí mismo:

“DÍA 4. FARO


Hoy comulgué en la cama. Es que me acuesto antes por lo de la inflamación de las piernas. Vino Don José y, con la luz artificial, me di cuenta que ya no le veía. Antes notaba los bultos y las manchas oscuras de los cuadros, pero, ahora ni eso. Si acaso, ayudándome con suposiciones y ruidos, noto algo el movimiento de las personas. Hice un esfuerzo, miré hacia donde yo creía que se encontraba la mesa-altar y sólo vi, muy amortiguados, los destellos de las dos velas encendidas. Eran como dos botones de nácar con luz. Mejor aún, como dos pequeños faros marítimos que taladraban la densa marea verde-amarilla de mis ojos. Durante todo el rato, la luz se mantuvo viva, firme y aguda, como en la insistente y penetrante función de lanzar un mensaje, algo así como si alguien estuviera diciendo en ella: “Ahora te toca vivir el Pentecostés de la Fe. Día y noche te visitarán las tinieblas, pero Yo necesito que te apropies con alegría de estas horas de Getsemaní. De cada Oración del Huerto brotan en el mundo noventa esquejes de cumbres de Tabor. Acepta así y calla; tras de cada nube rutilan siempre las dos órbitas mías que garantizan el Amor”.


Debemos decir que en los anteriores números de “Diario de un enfermo” el Beato Lolo abundó mucho en su situación que es lo que, por cierto, se ha de esperar de un diario. Y en sus letras había mucho sufrimiento y mucho dolor pero también había esperanza y fe. Y eso se ve muy bien en el título de este día, el 4, que es “Faro". Y es por esto que sigue pues aquí no hay desperdicio alguno sino que es una veta de luz, un más que aprovechable filón.

Todo este texto refleja la situación por la que en aquel tiempo pasa Manuel Lozano Garrido. Y aunque en estas páginas internáuticas ya hayamos escrito sobre la pérdida de la vista de Lolo, la verdad que es que volver a escribir sobre lo mismo no sobra nada de nada. Y no sobra porque es una realidad terrible por la que pasó el Beato Lolo (Linares, Jaén, España) y cada vez que escribe sobre eso, y dadas sus especiales circunstancias, se nos pone la carne de gallina o, como dice aquel, el vello de punta…

El caso es que Lolo recibe una visita. Pero se da cuenta de que ya no la ve sino que, como mucho, aprecia un leve destello de dos velas que tiene allí encendidas. Y es desde la luz, como deducimos de lo que escribe Lolo, desde donde recibe una especie de mensaje que es lo que determina lo especial que es este texto, este otro suceder en su Diario. 

En realidad, el citado mensaje abunda en esperanza y, en fin, en apoyar a Lolo en la situación por lo que está pasando.

Quiere Dios (creemos que se refiere a que es el Creador quien se le dirige) que a pesar de lo que, a partir de tal momento de pérdida de la vista, debe manifestar la alegría que supone saber que todo tiene un sentido por muy difícil que sea entenderlo. Y que, por tanto, en aquel su Huerto de los Olivos particular debe no caer en la desesperanza sino, todo lo contrario, sobrenaturalizar su situación que, como bien podemos imaginar, no es poca cosa sino mucha y más que mucha. 

Quiere Dios que sepa Manuel que sí, que hay sufrimiento, que él sufre, ha sufrido y sufrirá aún mucho. Sin embargo, debe saber que de cada sufrimiento, entendemos que ofrecido y soportado con criterio y fe, nace lo que aquí se llama “esqueje” que es una parte que se saca de otra (pensemos en las plantas) Sin embargo, no se trata de un esqueje del sufrimiento sino de uno que ha cambiado su naturaleza y ahora es propio del monte Tabor donde Jesucristo se transfiguró y donde todo era gozo y alegría. Vemos, por tanto, que sabiendo sobrenaturalizar el sufrimiento lo que parte de este no es dolor sino, justamente, todo lo contrario. 

Acepta así y calla"; “Acepta así y calla"; “Acepta así…” Es lo que dice el mensaje que se le envía a Lolo. Y es, justamente, lo que hace con su sufrimiento y con su vida. Y no se trata de un comportamiento que siga a ciegas el consejo de Dios y ya está sino que lo es de aceptación voluntaria, personal y propia.

¿Acaso hay aquí una esperanza infundada por parte de Lolo?

No. Se le dice en el propio mensaje: el Amor de Dios permanece en la tiniebla, ahí está, siempre está.

De todas formas, tengo que reconocer con franqueza que no he sido capaz de decir lo que este texto me ha dado. Y es que cada uno tiene sus limitaciones…

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.



Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”(23) 


“¡Qué memoria la de Dios, teniéndonos siempre a todos, vivos y calientes, en el pensamiento y el corazón! ”

……………………………


Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

24.06.23

La Palabra  para el Domingo - 25 de junio de 2023

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 25 de junio de 2023 sino sábado, 24. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.



 Mt 10, 26-33



26 ‘No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse.    27 Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. 28 ‘Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. 29 ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro  Padre. 30  En cuanto  a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. 31 No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. 32 ‘Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; 33  pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.”


COMENTARIO

Miedo, sí, a perder el alma 

Este texto del Evangelio de San Mateo es uno en el que Jesucristo trata de que no seamos pesimistas, que no nos dejemos engañar por el Mal que quiere, muchas veces, hundirnos en la fosa del desamor y la desesperanza. 

Dice el Hijo de Dios que no les debemos tener miedo. Y no debemos tener miedo a los que quieren perjudicar nuestra alma. Y, por eso, nos pide confianza en el Todopoderoso que todo lo ve y todo lo sabe. 

Aquellos que, creyendo que al matar el cuerpo se mata el alma hacen lo primero con voluntad de lo segundo, deberían saber que eso no es posible porque el alma es patrimonio de Dios y Dios tiene a todas las almas de sus hijos (de aquellos que lo aceptan como Creador y Todopoderoso y de los que, no sabiéndolo, actúan según su Ley) en su corazón. Por eso no debemos tener miedo a tales personas sino a los que, en verdad, quieren hacernos caer en tentaciones graves y peligrosas para nuestra vida espiritual.

Jesucristo, en aquella época de predicación, quería que se supiese que el Reino de Dios había llegado al mundo. Por eso recomienda, a quien le escucha, que no esconda debajo de ningún celemín la luz que haya recibido. No. Lo que se debe hacer es todo lo contrario: proclamar que Dios ha enviado a su Hijo al mundo para que el mundo se salve. Y sólo así muchos se salvarán y otros muchos sabrán que pueden salvarse de aceptar tal realidad espiritual. 

TIEMPO DE ENCUENTRO ESPECIAL - Misioneras Mar

Todo, pues, se ha de descubrir. Sí, ¿pero… cuándo? 


Seguramente, Jesucristo se refiere al tiempo en el que vuelva en su Parusía y se juzgue a vivos y a muertos. Entonces, todo lo que cada cual haya llevado a cabo, todo lo bueno y todo lo malo, se pondrá sobre la mesa y se verá con perfecta claridad. Por eso, todo lo que esté oculto se sabrá y todo aflorará a la superficie. 

Eso dicho así por Jesucristo supone un claro aviso a los que vivan entonces pero, también, a los que han vivido a lo largo de los siglos desde que vino al mundo y murió por todos para que muchos se salven. Por eso no debemos tener tales palabras como dichas en un determinado tiempo como si no sirviesen para ahora mismo. Sirven, sí, y mucho, porque trazan el camino a seguir con la misma perfección que cuando dijo aquello que recogió el evangelista Mateo en su Evangelio. 

Hay algo, de todas formas, que debía tranquilizar el alma de los que escuchaban a Jesús: Dios todo lo ve y todo lo sabe. Por tanto, debían abandonarse a su santa Providencia y no preocuparse de lo que no debían preocuparse. 

Sin embargo, sí que contiene este texto un mandato claro que nunca deberíamos olvidar

A este respecto, debemos decir que, ante Jesucristo, podemos optar por una de estas dos disposiciones de nuestra alma: negar al Hijo de Dios y confesarlo como Mesías y Enviado del Todopoderoso. 

No podemos decir que sea igual una cosa que la otra. Y es que no es lo mismo mantenerse alejado del Hijo de Dios que querer tenerlo muy cerca. Y eso tiene consecuencias. Lo dice el mismo Jesucristo: afirmar, confesar, que Jesucristo es el Hijo de Dios supondrá la defensa del mismo ante el Todopoderoso de quien eso haga; al contrario: no confesarlo y negarlo ante los hombres supone, justamente, todo lo contrario. 

Y no digamos que el aviso no es claro y que no tiene consecuencias porque, en efecto, las tiene.

PRECES

Por todos aquellos que esconden lo bueno de Dios por miedo.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren declarar, ante los hombres, a favor de Jesucristo.

Roguemos al Señor.

  
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser hijos buenos que no niegan a su Padre.
 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

¡Cuánto miedo deberíamos tener a perder el alma!


Para leer 
Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

19.06.23

Un amigo de Lolo – Una semana después aún vale la pena recordarlo: beatificación de Lolo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunosaños los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares(Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra.Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Una semana después aún vale la pena: Beatificación de Lolo

En el último artículo aquí publicado, el del pasado lunes, 12 de junio, dijimos que no se nos había olvidado que entonces (el lunes pasado) era el aniversario que hacía 13 de la Beatificación de Lolo (2010) Y es que no era un olvido sino que, como entonces dijimos, las cosas de escribir son como son…

Pues bien, hoy, una semana después de que hicieran 13 años de la Beatificación de Lolo en Linares, retomamos este tema porque, de verdad, vale la pena sea o no el día exacto de tal rememoración.

Es cierto y verdad que cualquiera que conozca a Manuel Lozano Garrido ahora mismo y lo hubiera conocido en su tiempo de vida en el mundo no tiene duda alguna de que merecía subir a los altares. Es decir, que el Siervo de Dios iba a ascender (y dadas sus circunstancias físicas la cosa tiene para dar qué pensar…) un escalón más en el Cielo.

El caso es que las cosas de palacio, como suelen decirse, van despacio y no podemos creer que las cosas del palacio Vaticano vayan más rápido que las de cualquier otro palacio-institución.

Hace bien poco, el que esto escribe, publicó en la web de la Fundación Lolo un artículo del P. Rafael Higueras Álamo en el que, en su día, explicaba cómo se encontraba el proceso de Beatificación de Lolo.

El caso es que hay momentos de la historia de la humanidad que se cifran o, mejor, que se recuerdan bien si se relacionan con un tiempo determinado. Por ejemplo, que Jesús pasó cuarenta días en el desierto o que los judíos 40 años en el mismo inhóspito lugar.

Ciertamente las realidades que consideramos importantes se realzan cuando, de ellas, se cumple un determinado tiempo. Y eso es lo que pasa con nuestro Beato de Linares Manuel Lozano Garrido, nuestro querido y amado Lolo.

Proceso de Canonización de Manuel Lozano Garrido | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

Tras el correspondiente proceso de beatificación (La Iglesia católica no tiene por costumbre hacer esto a ciegas ni a tontas y a locas) llegó el día en el que quien tanto sufriera y gozara en vida debía subir a los altares. Y llovía. Aquel día llovía en Linares porque el Cielo lloraba por ver confirmada la fama de santidad que había atesorado en vida aquel hombre de fe que escribía desde un sillón de ruedas.

Seguramente muchas personas habían trabajado duramente para que llegara aquel momento. Capitaneadas por el P. Rafael Higueras, gran amigo de Lolo, y a la sazón postulador de la causa de beatificación (y ahora de canonización) culminaron una labor dificultosa (como deben ser las que tienen relación con tales procesos eclesiásticos)Fue el entonces Prefecto para la Causa de los Santos, a la sazón el arzobispo Angelo Amato, SDB, quien pronunció la Homilía de aquella gozosa ceremonia. Entonces dijo, entre otras grandes verdades, esto:

“Como el justo de la Escritura, también Lolo vivía de la fe. Era un cristiano que meditaba el Evangelio, se nutría de la eucaristía, amaba a la Bienaventurada Virgen María y era un enamorado de la Iglesia, por la que tenía una verdadera pasión y a la que intentaba servir con amor de hijo.

La lectura del evangelio de hoy nos muestra un aspecto ejemplar de Lolo, su convicción de haber sido amado y perdonado por el Señor y la necesidad de corresponder a esta caridad con un amor sin límites. Con su vida y con sus escritos, Lolo trata al Señor como la mujer del Evangelio, que bañó los pies del redentor con sus lágrimas, los secó con sus cabellos, le ungió la cabeza con aceite y aromatizó sus pies con precioso perfume (cf. Lc 7,36-8,3). Son todas expresiones de un amor grande, como contrapartida por la alegría de vivir que se le daba cada día. Lolo amó al Señor Jesús con todas las fuerzas de su alma y poco a poco fue asimilado cada vez más a Cristo crucificado.”

Dice una gran verdad el Prefecto: que Lolo vivía de la fe. Y dice gran verdad porque sólo es posible pasar por el mundo en las condiciones físicas por las que pasó Lolo si se tiene gran confianza en Dios Todopoderoso y se tiene a Jesucristo como ejemplo de qué hay que hacer en según qué circunstancias.

Todo cuanto hacía Lolo tenía que ver con su fe. Por eso ansiaba tanto la Eucaristía que consiguió que se pudiera celebrar la Santa Misa sobre su mesa camilla; amaba tanto a la Virgen María que en muchos de sus escritos estaba ella, en presencia o en esencia; era tan buen cristiano que nunca se dejó arredrar por sus circunstancias y quiso ser otro Cristo, el mismo Cristo.

Cuando recordamos, ahora mismo, que hace trece años (algo más en días pero…) miles de personas se acercaron al recinto donde se iba a celebrar la beatificación de un paisano suyo y, sobre todo, de un hermano en la fe, es de imaginar que muchas de ellas conocieron al Beato de Linares. Pero otros, sin embargo, sólo habrían escuchado de él sobre su vida y realidad. Y eso les hizo creer que era posible salir delante de los malos momentos por los que se pueda pasar. Y es que Lolo era como una especie de aliento para el prójimo y una tabla de salvación en los malos momentos.

Y es que Lolo, de verdad así lo hacía, correspondía en mucho (a lo mejor él pensaba que en poco) al amor que Dios le había mostrado. Dios lo amó, también, hasta el extremo de haber dado su vida por él y Manuel no quiso, ¡qué menos! responder con poco sino con mucho. Y fue luz porque fue, también, sangre de sufrimiento y de espanto (según los cánones del mundo de entonces y de hoy mismo) pero, a la vez, canto de esperanza de quien creer en la salvación eterna y, poco a poco, acumula para el cielo verdaderas riquezas en su alma. Y sirve de ejemplo. Y, cuando muere, todos quisieran haber sido como él lo fue. O, al menos, imitar lo que buenamente podamos ofreciendo, por ejemplo, nuestro sufrimiento, por buenas intenciones y santas voluntades inspiradas por el Espíritu Santo.

Medalla de la beatificación de Manuel Lozano Garrido | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

Manuel Lozano Garrido, nuestro (porque es nuestro) Beato Lolo nos ha de mirar desde el Cielo con mucho cariño y comprensión. Sabe perfectamente que nunca seremos como él lo fue pero también sabe que Dios, su Padre y el nuestro, espera siempre una voluntad santa, un claro intento de santidad y, en fin, un mirar hacia quien, con su vida y circunstancias, mostró que ciertas cosas no son imposibles.

Ahora, pues, recordamos los trece años desde aquel 12 de junio en el que Lolo subió alto en la consideración de sus hermanos católicos. Y ahora, también ahora, quedamos a la espera de La finalización del correspondiente proceso de canonización. También es llevado por el P. Rafael Higueras. Y decimos a la espera porque estamos más que seguros que es cuestión de tiempo que se cumplan los requisitos eclesiásticos para que Lolo sea declarado Santo pues, de todas formas, fama de santidad ya tenía en vida. Y ahora sólo queda que, quien corresponda y cuando corresponda, ponga las cosas en su sitio.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (22)


“¿Por qué se ocultan los secretos de muchas cosas que tardan en descubrirse? Porque Dios los siembra para que asociándonos a su esfuerzo, participemos en la alegría de la obra creadora”.

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

17.06.23

La Palabra para el Domingo - 18 de junio de 2023

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Como es obvio, hoy no es domingo 18 de junio de 2023 sino sábado, 17. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.


Mt 9, 36-38, 10, 8


“Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para su cosecha". Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: “No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.”

COMENTARIO

La gratuidad de la fe y las consecuencias de eso

Es imaginable que cuando al Hijo de Dios le llegó el momento de tener que transmitir la Buena Noticia del Reino del Todopoderoso supo de inmediato que debía escoger un grupo de personas que hicieran tal labor porque bien sabía que su vida en el mundo no iba a ser eterna…

Escoger a los que fueron sus discípulos más allegados tuvo que ir precedida de la preceptiva oración dirigida a Su Padre del Cielo. Y es que Jesucristo hizo eso, según podemos leer en las Sagradas Escrituras, muchas veces. Y es más que cierto que siempre le fue bien tal actitud…

Pues bien, escoge a los 12 Apóstoles porque quiso escogerlos a ellos y porque sabía que, aunque mucho les faltara todavía, iban a estar preparados para cumplir su labor. Y sus nombres y acciones han pasado a la historia de la salvación como deben pasar los nombres de los que han cumplido con su misión y se ha entregado a la misma.

Podemos decir, al respecto del envío al mundo que aquí hace Jesucristo, que no los envía así, sin más o, lo que es lo mismo, que no hace que vayan a predicar sin ayuda alguna. Eso no es imaginable en alguien como el hijo de María, la Virgen Inmaculada. Y, claro, eso no fue lo que pasó. 

Cómo murió cada uno de los doce apóstoles?

En primer lugar las instrucciones del envío son claras: no ir a personas paganas e, incluso, a samaritanas. No. Deben ir a las ovejas perdidas de Israel porque es cierto y verdad que eran las que mejor podían entender su mensaje. Por eso las envía, en primer lugar, a tales ovejas porque podían volver más fácilmente al redil del que se habían acabado escapando a fuerza de leyes y normas impuestas por el hombre.

Pero no sólo eso porque también había una instrucción bien precisa: debían proclamar el Reino de los Cielo o, en fin, la Buena Noticia de que ya había llegado al mundo tal Reino y que debía ser descubierto y gozado.

Pero, además, no lo deja solos en el sentido de poco habilitados sino que les dona y otorga la posibilidad de curar a los enfermos y, lo que es más, hasta resucitar a los muertos que, digamos, no es cosa que pueda hacer cualquiera pero que ellos, aquellos 12, iban a poder llevar a cabo.

Además, podrían expulsar a los demonios que estaban poseyendo a una persona…

¿Y todo eso?

Todo eso por la sencilla razón de que lo habían recibido gratis de parte de Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Y, claro, debían darlo gratis.

Y eso debería ser una buena lección para todos nosotros… Y ahí lo dejamos. 


PRECES

Pidamos por aquellos que no piden a Dios pastores.

Roguemos al Señor.


Pidamos por todos aquellos que no dan gratis lo que han recibido gratis.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a recibir con gozo la semilla profunda de la fe.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Pidamos a Dios por los obreros que su mies necesita. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

11.06.23

Un amigo de Lolo – El m² de Lolo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).Presentación 

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

  

El m² de Lolo

 

Bueno, en realidad, es posible que fuera algo más de 1 m² lo que ocupara el sillón de ruedas en el que Manuel Lozano Garrido pasó bastantes horas de su vida desde que su enfermedad se fue agravando. El caso es que lo que queremos decir es que (sin contar la cama donde durmiera y también pasara bastantes horas trabajando) el espacio donde Lolo miraba al mundo y el mundo le llegaba era, digamos, más bien reducido.

  

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

 

Francamente, es que el título del artículo se adecuaba más a tales dimensiones de espacio…  

Bueno. El caso es que nuestro linarense universal debió tener en muy buena consideración a su sillón de ruedas porque era, por decirlo pronto, el punto desde donde su mundo se incardinaba. Y tal fue así que le dedicó su primer libro de título, no precisamente por casualidad ni sin razón, “El sillón de ruedas” (1961) donde escribió algo que definía más que bien su situación: “En estos días de otoño entro en el 18 años de enfermedad”.

  

El sillón de ruedas | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

 Por tanto, ahí tenemos a Lolo, en su sillón de ruedas, pasando horas y horas en su asiento y trabajando de forma incansable día tras día obviando (mejor, aceptando) su situación física… 

Pensemos, por un momento, que el célebre sillón de ruedas al que nos estamos refiriendo tuviera pensamiento propio. Y es que a veces, a este respecto, viene muy bien ponerse en la piel, ahora en el asiento y en las ruedas, de alguien, ahora de un sillón de inválido (como le gustaba llamarse al propio Lolo) para ver qué podría pasar por sus partes blandas y menos blandas acerca de aquel a quien transportaba.

A lo mejor podría pasar algo así:


Este Lolo me resulta un tanto extraño. Y es que muchos de mis compañeros que llevan a otras personas, siempre dicen que no están nada contentas y se pasan gran parte del día maldiciendo a muchos: a ellas mismas por encontrarse en tales circunstancias, a los demás que les tienen lástima y, en fin, al mundo entero. No saben, al parecer, que están ahí y que van a estar mucho tiempo pues sus enfermedades no son fáciles ni llevaderas y han de sufrir mucho.

Sin embargo, Manuel no es así. No. Cada día, cuando lo ponen en mi asiento no me maldice sino que se abraza a mí porque dice que puedo ser la cruz sobre la que llevar una vida sufrida para completar los sufrimientos, dice, de un tal Jesús…

 

En realidad, este Lolo ansía sentarse en mí porque, enseguida gusta mucho ser acercado a la ventana y, desde allí, ve el trajinar del gentío en la calle y le gusta eso mucho cuando se da cuenta de que alguien viene a visitarlo. Entonces, me mueven de sitio y me acercan a su mesita donde conversa con quien haya venido o espera ser tratado por el médico si es él quien se ha acercado a su casa a suministrarle alguna medicina de las muchas que necesita.

Tengo que decir que algunas veces he posado con él para que nos hagan una fotografía y, la verdad, no he salido mal del todo aunque sé que quien mejor da en cámara es Lolo, que siempre está dispuesto a sonreír a pesar de lo mal que lo pasa el buen hombre.

Sin embargo, francamente tengo que decir que este  pensamiento manifestado por el sillón de ruedas de Lolo fue publicado por el esto escribe ahora hace dos años en las páginas internáuticas de www.infolinares.com. Pero, la verdad, es que ahora venía de perlas para tratar de comprender algo mejor a Lolo y no creemos que nadie se moleste por eso.

Tampoco se nos olvida que mañana hará 13 años (12.06.2010) que Manuel Lozano Garrido, Lolo, fue beatificado en Linares (Jaén, España) pero, como suele pasar muchas veces, las cosas del escribir son como son… Y estamos casi seguros de que a Lolo no le habrá molestado que ocupemos un día como hoy, años después de que subiera a los altares, en tener en cuenta a su sillón de ruedas. Y eso que desde hace muchos años que lo debió dejar aparcado en algún lugar del Cielo…

 

¡Alabado sea Dios por tanta gracia acumulada en Lolo!

  

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

  

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

  

Panecillo de hoy:  

Entender el sufrimiento es un bien más que importante. 

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 Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.