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23.10.21

La Palabra para el Domingo - 24 de octubre de 2021

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Como es obvio, hoy no es domingo 24 sino sábado, 23 de octubre de 2021. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

 

Mc 10, 46-52

 

“46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: ‘¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!’ 48 Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: ‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’ 49 Jesús se detuvo y dijo: ‘Llamadle.’ Llaman al ciego, diciéndole: ‘¡Animo, levántate! Te llama.’ 50 Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. 51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ‘¿Qué quieres que te haga?’ El ciego le dijo: ‘Rabbuní, ¡que vea!’ 52 Jesús le dijo: ‘Vete, tu fe te ha salvado.’ Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.”

 

COMENTARIO

 

Ut videam! (¡Que vea!)

 

1.- Bartimeo es un hombre pobre. Ejemplo de la exclusión que suponía, para la sociedad de la época, no ser válido (y no sólo físicamente, pues recordemos la consideración que se tenía del niño y de la mujer) es que había devenido mendigo: un mendigo ciego. No sabemos si era mendigo por ser ciego  o lo era por otra causa, pero, teniendo en cuenta los muchos casos en que en la Escritura se dan casos similares, fácil es pensar que, en esto, sus contemporáneos tampoco habían seguido la Ley de Dios, la de la misericordia. Porque, además, estaba sentado fuera de la ciudad (‘salía de Jericó”, dice el texto), como si estuviera excluido, por si no fuera poco su situación. Por eso su situación era tan especial y tan necesitada de un auxilio grande, más que notable y voluntario de parte de quien quisiera ayudarle. 

2.-Jesús, da la impresión, que por Jericó sólo pasa de largo, sin quedarse para nada. Marcos dice que llegaron y ya salían. Sin embargo no perdía, puedo decir, “ripio” de lo que pasaba a su alrededor. Es fácil imaginar que el gentío que lo acompañaba sería bastante tumultuoso y ruidoso. Pero Bartimeo, como aquella semilla que está, porque crece, en el borde del camino, espera que el agua viva caiga sobre él o, al menos, le escuche. Espera, por decirlo pronto, alguna esperanza que le saque de su postrada situación. Por eso se ve en la obligación de alzar la voz, de levantar, por encima de aquella gente, su grito de desesperación que busca lo contrario de lo que lo ampara, ahora. Tiene ansias de conocer a quien pasa. Es posible que sepa de quien se trata (pensemos en alguien que le hubiera dicho, a aquel ciego, que venía Jesús por el camino) y, está seguro, sólo Él pueda ayudarle. 

3.- En Bartimeo se reconoce a aquel que, persistente, desea, con fe, alguna cosa que, para él, es muy importante. Pero no sólo lo es para su persona sino que va más allá. Ese “que vea”, esa necesidad de desprenderse de ese velo que lo separa del mundo que le rodea, bien podemos aplicarlo a nosotros: También debemos querer ver, con los ojos de la fe, aquello que nos rodea para, así, hacer cambiar nuestra vida si sigue un camino equivocado. Y si es posible, hacerlo con tanta insistencia como este ciego Bartimeo. 

Es más, el hijo de Timeo, tira aquello que, seguramente, es lo único que tiene: “su manto”, aquello que lo cubre de las inclemencias del tiempo, aquello que va a quedar viejo, que ya no necesita porque algo bueno le espera. Deja atrás lo que fue para ser otro hombre, curado, con posibilidad de ver y de mirar. 

4.- Pero Bartimeo no se limita a pedir lo que hubiera sido perfectamente comprensible. Con su fe, que Jesús reconoce, pide al maestro que tenga piedad, misericordia. Esto, como no puede ser de otra forma, ejerce un efecto inmediato en Jesús que, al ver a Bartimeo, sabiendo quiera era, pues conoce su fe (como haría con los amigos del paralítico que bajan, a través del techo, hasta donde se encuentra predicando, para que lo cure) y, a pesar de esto, insiste en preguntarle que qué es lo que quería. Sin duda lo que pretendía Jesús es que el propio Bartimeo manifestara esa voluntad que se apoyaba en su fe. Porque el Mesías siempre espera que se le pida (actitud de oración tan necesaria…) y, con esto, reconoce lo que ya sabía y que confirma. Aquel ciego merecía verdaderamente lo que pedía. 

5.- Así Jesús, como tantas veces, como tantas otras veces, procede a curar la enfermedad de aquella persona, a devolverlo a la vida común entre sus contemporáneos, a salvarlo para la vida civil de la que era, seguro, un excluido. Por eso le manda que se vaya, a vivir, ahora que puede. Pero esa curación, esa sanción, tiene un fundamento que ha de ser superior al mismo fundamento que origina tal acto. No lo hace, ese milagro, porque el ciego le hubiera caído especialmente bien, que también, sino porque demostró, ha demostrado, la fe suficiente como para que el Mesías le ayude. No es que no lo hubiera hecho igual si esa era su voluntad, sino que insiste en que ha sido la fe la que le ha salvado. 

6.- Este es un mensaje claro para nosotros. Lo que nos salva, la fe. Con la fe podemos encarar los problemas, aun los más graves, de nuestra vida. Pero como Bartimeo, no basta con reconocer el bien que nos haya hecho Dios sino que acto seguido, sin solución de continuidad, hay que seguir a Jesús, reconocer en Dios a nuestro Padre, no dejar caer en saco roto lo hecho sino saber cuál es la primera razón, la causa, de que eso se haya producido. Fe, pues; obras, también. 

No seamos, pues, ciegos voluntarios, sino, al contrario, pretendamos, al menos, sanar nuestra vida con una visión y fe de Dios que, verdaderamente, nos ayude.

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren dejarse iluminar por Cristo. 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no buscan a Cristo. 

Roguemos al Señor. 

 

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a aceptar la luz que tu Hijo trajo al mundo para que el mundo se salvase.

  

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

     

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

El definitivo Reino de Dios es nuestro anhelado destino. Vivamos, pues, como tal la vida que tenemos.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

20.10.21

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – C.S. Lewis y J.R.R. Tolkien: apologías de la fe cristiana a su manera

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Nosotros partimos de la base de que quien se lleve esto a los ojos (o alguien pueda leérselo por cualquier tipo de problema) tiene un cierto conocimiento de la cosa. Es decir, que cuando alguien lea el título de este artículo no diga algo así como “¿Cómo?” o, también, “¿Quiénes son tales personas?”

No vaya a creer nadie que esto es cosa baladí o de poca importancia sino que  es puramente crucial pues a partir de un conocimiento así es posible entender lo que ha de venir. Y es que partir de no saber, siquiera, quién es Lewis y quien es Tolkien… en fin, como que no puede ser.

De todas formas, estamos más que seguros que cualquiera, aquí, sabe a qué nos referimos y nos quita la preocupación de explicar más de la cuenta…

Y sí, tanto C.S. como J.R.R. han sido, y lo son, escritores de renombre en el mundo de las letras. Y aunque alguien pueda decir que, en todo caso, lo han sido, y lo son, del mundo de lo fantástico (como haciendo de menos tal campo) y que tampoco es para ponerse según de qué forma, algo así como elevando el tono de lo referido a ellos, nosotros, como no puede ser de otra forma, los alabamos por lo que merecen que es más que mucho, si ustedes nos entienden.

En general, esto se enmarca dentro de un título mayor que abarca, por  decirlo así, lo que suponen ambos autores en cuanto cristianos que son (y es que a nosotros no nos gusta escribir como si, al morir, todo tuviese que escribirse en pasado porque ellos están ahí porque está su obra y su obra está más que presente, es de ahora y es actual en sí misma considerada) Y sobre eso van a tratar estas letras (unas 1500 más o menos, según dé la cosa…) que van a procurar, eso sí, ser ecuánimes pues tampoco es de nadie desconocido que mientras que el autor de “Las Crónicas de Narnia”, “Cartas del Diablo a su sobrino” o, sobre todo, “Mero cristianismo” (obra verdaderamente loable donde las haya) era anglicano, el que lo es de “El Hobbit”, “El Señor de los Anillos” o “El Silmarillion” era católico convencido de serlo y no podemos, ni debemos, hacer uso de tal distinción algo así como para zaherir, desde el punto de vista católico al que lo fue anglicano. No. Y es que aquí la cosa va más allá pues ambos, digamos que en general, se pueden enmarcar (cada uno a su forma) en apologistas del cristianismo y eso no lo deberíamos olvidar nunca y tenerlo como no puesto por vaya a saber usted qué cosas de nuestras respectivas fes.

Creemos que está muy bien señalar un aspecto como el que hemos puesto en primer lugar para que nadie se lleve a engaño y pretenda encontrar aquí nada distinto de aquello que va a encontrar pues, de otra forma, sería errar tanto el tiro que, seguramente, daríamos muy fuera de la diana que, por supuesto, recibiría, como proyectil, una flecha, como corresponde al ideario literario de ambos autores ingleses.

Why is Tolkien Scholarship Stronger than Lewis Scholarship? Part 2:  Literary Breadth and Depth | A Pilgrim in Narnia

¿Saben ustedes lo que pasa con C.S. Lewis y con J.R.R. Tolkien, así, al alimón? Pues lo que pasa es que son dos autores tan buenos que sobran ciertas cosas que podría separarlos (y que seguro que los separó en un determinado momento aunque, a lo mejor, más por parte del segundo que del primero…) Aquí sólo nos vale el tema en cuestión para hoy: ellos dos son dos apologistas cristianos, así dicho, en general y para que se sepa lo que hay. Y todo esto está muy por encima de lo que se pretenda hacer, si es el caso, con sus obras por parte de aquellos que, no creyendo en su fe (la de los autores, queremos decir) trazan algo así como un mundo donde la creencia espiritual nada tuviera que ver cuando, en realidad, es justamente todo lo contrario.

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18.10.21

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - Dios-pan

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Dios-pan

  

“Pan de justicia diaria, de amistad diaria, de caridad diaria, de concordancia diaria y, con el pan, esa hogaza tuya, amasada en un Cielo caliente de verdades, esponjada de ternuras, olorosa de gracia, que es tu vida entre nosotros: Padre de Hostia que Yo soy, la harina que me hago cada mañana en la carne de ellos, antes incluso de que nazca el sol, para que se nutran de caridad, para que se fortalezcan en la esperanza. Pan de vocación en el trabajo, de ilusiones en el amor, de ensueños de santidad, de aliento para el futuro. Pan del Pan que eres en todo lo hermoso, en todo lo noble, en todo lo eterno. “ (Mesa redonda con Dios, p. 219)

 

 

Con este extenso texto terminamos este apartado de título “De qué se amasa el pan” que lleva el subtítulo “Dánosle hoy” y que, en sí mismo, no es que ocupe muchas páginas (sólo una) pero que, en su conjunto muestra más que bien la intención que tiene Lolo de mostrarnos Quién es Dios. 

Entre Lolo está Dios. Y queremos decir con esto que en este texto de su libro Mesa redonda con Dios vemos como se expresa su autor en dos momentos determinados (al principio y al final) para dejar que intervenga el Creador entre tales momentos que es algo así como decir que Dios está en nuestro propio corazón. 

Lo vemos con toda claridad: 

Nos dice el Beato de Linares (Jaén, España) o, mejor, dice de Dios una serie de realidades con las que estamos totalmente de acuerdo y debe estarlo quien sepa las cosas cómo son. Y es dice que, como pan o, lo que es lo mismo, como alimento, Dios es

Justicia diaria,

amistad diaria,

caridad diaria y, en fin,

concordancia diaria. 

Por tanto, como es la verdad, Dios es justo siempre, nos tiene como hijos pero, también como amigos y con nosotros muestra su amor siempre y, por fin, acuerda con nuestro corazón siempre que queramos que eso sea así. Y todo eso siempre y sin alejarse para nada de su descendencia. Dios, por tanto, pan que nos alimenta, también, el alma. 

No deja, de todas formas, de recordarnos Manuel Lozano Garrido que Dios es la Verdad, que es tierno sobremanera y que su Gracia está con nosotros.  

Pero es que, como si respondiera, Dios confirma lo que nos dice Lolo dirigiéndose a su Creador. Así, por ejemplo, dice Dios que: 

Se hace harina, cada día, para que, como tal, el hombre pueda amasar su caridad y hacer uso de la misma a espuertas, sin límite y sin medida. Y eso lo que Dios quiere que se haga,

Se añade a nosotros para que sepamos lo que hacemos, para tengamos ilusión en el amor que amamos, para que, al menos, soñemos con la santidad y, en fin, para que sepamos que lo que de venir está sometido a su Voluntad pero que a nosotros nos toca dar con el mazo además de rogar que así sea…

Y ya, para finalizar, Lolo añade algo que debemos tener por verdad porque lo es. Y es que Dios, como pan, como alimento que nutre nuestra alma y nuestro corazón, es en todo hermoso, en todo noble y, como no puede ser de otra forma es, en todo eterno pues es la eternidad misma. 

Dios, por tanto, es alimento nuestro pues nuestra corazón es su templo. Así de sencillo y así de verdad.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

16.10.21

La Palabra para el Domingo - 17 de octubre 2021

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Como es obvio, hoy no es domingo 17 sino sábado, 16 de octubre de 2021. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

 

Mc 10, 35-45

 

“35 Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: ‘Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.’ 36 El les dijo: ¿Qué queréis que os conceda?’ 37 Ellos le respondieron: ‘Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.’ 38 Jesús les dijo: ‘No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?’ 39 Ellos le dijeron: ‘Sí, podemos.» Jesús les dijo: ‘La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; 40 pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.’ 41 Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan.42 Jesús, llamándoles, les dice: ‘Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores  absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. 43 Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, 44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, 45 que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.’”

      

 

 

COMENTARIO

 

No es otra cosa seguirme que servir

 

1. Santiago y Juan, haciendo honor al mote con el que Jesús los nombraba, hijos del trueno (Boanerges), actúan de esa forma arrebatada que les caracterizaba y les diferenciaba de los otros Apóstoles. Eran hombres, y como tal actúan. Tratan de que Jesús les conceda estar a un lado de su persona, uno a la derecha y otro a la izquierda. Querían poder, por decirlo rápidamente. 

También la madre de los Zebedeos diría a Jesús lo mismo pretendiendo ese puesto existencial de verdadera importancia para sus hijos. Actuaba como madre al igual que hacen, ahora, Santiago y Juan. 

Jesús, conociendo la naturaleza humana, les conmina a que contesten sobre lo que son capaces de hacer. Como lo quieren todo, todo lo ofrecen, hasta beber la amargura del cáliz de la pasión que aún no conocen pero que, sin duda, también beberán (al menos uno de ellos en toda su crudeza). Con esto, los apóstoles que ahora desean manifestar su especial relación con el Maestro, afirman esa fidelidad diciendo ese “podemos”. Este acto de fe debería servir de ejemplo para los que nos entendemos o creemos seguidores de Jesús e hijos de Dios porque dicen querer, ignorando su futuro, abandonándose, totalmente, en las manos del Creador. Son, por eso, además de unos hombres que actúan como hombres, unos discípulos que actúan como discípulos. 

Así, Jesús les dice que, efectivamente, van a sufrir como Él sufrirá y que “recibirán el mismo bautizo que yo”, bautismo que lo será no de agua sino de sangre, la que emanará de su cuerpo en el camino de su calvario. Cada cual tendrá el suyo, Santiago antes que Juan pero, al fin y al cabo, cada cual en su forma. 

2. Como tantas veces aparece a lo largo de las Escrituras, la figura de Dios, que todo lo preside, es la que, en su persona, da solución a esta situación de anhelo, de parte de Santiago y Juan, y de decir las cosas claras, por parte de Jesús. Es Dios el que decide quien se sienta en qué sitio; eso no corresponde, ni siquiera, a Jesús; es Dios el que, desde la eternidad, eligió a aquellos que se sentarían  a la derecha y a la izquierda de Jesús. Eso ya debía de quedar zanjado y, aunque se produzca una posterior discusión entre estos dos discípulos y el resto, diez, no es menos cierto que lo que vendría después, dicho por Jesús, dejaba las cosas en su verdadero sitio. 

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13.10.21

Una ventana a la Tierra Media - Héroes de lo ordinario

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En efecto, en los grandes acontecimientos suele haber héroes que son aquellos que se entregan a la tarea encomendada y la llevan a cabo de forma perfecta, según lo que estaba establecido para ello yendo más allá, seguramente, de lo que a lo mejor debían hacer. Y por eso son admirados y recordados por las generaciones posteriores a los acontecimientos que los llevaron a comportarse como tales y, pues, a serlo. 

Sin embargo, según tenía por bueno y mejor J.R.R. Tolkien, en lo ordinario de cada día había no poca heroicidad y, claro, no pocos héroes… 

El caso es que esto lo traemos aquí a colación de lo que dice, en un momento determinado, Eduardo Segura en su libro “J.R.R. Tolkien – El mago de las palabras” que, si bien pudiera considerarse un libro sencillo (ni en el número de páginas ni en el lenguaje utilizado es grandilocuente porque su autor, claro, no quiere serlo pues no es el caso ni el momento ni toca serlo, por así decirlo) viene la mar de bien para conocer al escritor que todos tenemos presente en nuestra vida. 

Pues bien, como decimos, en un momento determinado, al hablar de cómo era en el fondo el autor de “El Hobbit” (etc.) nos dice que Tolkien padre “meditaba sobre la heroicidad que se esconde en las cosas de cada día”. Y eso nos ha llevado a pensar que sí, que también hay héroes que hemos dado en llamar “de lo ordinario”. 

¿Qué es, por tanto, lo ordinario y cómo se puede ser un héroe así? 

Para empezar, está más que bien que J.R.R. Tolkien meditara, pensara en profundidad, sobre esto que, en principio, pudiera parecer tema de poca importancia cuando, al contrario, es más que importante porque abarca el mayor tiempo de la vida y forma de ser de las personas. Y es que lo ordinario es lo común, por así decirlo. 

Digamos, por tanto, sobre esto, que lo ordinario y su cumplimiento a la perfección (y de ahí la heroicidad) pues ¿puede haber mayor proeza o hazaña que cumplir con lo que se debe cumplir en cada momento? Y, repetimos lo de “en cada momento” pues ahí reside la cosa: en no envalentonarse con lo grande sino en perseverar en lo pequeño, ordinario, de cada día. Y eso aplicado a los personajes que caminan por la Tierra Media. 

Así, por ejemplo, podemos considerar un héroe a quien: 

- Sabe levantarse cada mañana y no se desmorona ante lo que debe hacer (ya sea arreglar un jardín, caso de Sam, forjar espadas o hacer arcos…),

 

- No quiere poner mala cara cuando se le echa sobre su espalda un trabajo que considera exagerado pero lo cumple,

 

- Sabe soportar las impertinencias de algunas razas que les son esquivas pero no quiere que la cosa vaya a más,

 

- Sabe mantenerse fiel a la misión que tiene encomendada y lo hace en cada acción que lleva a cabo, en cada omisión…,

 

- Tiene en cuenta los pequeños detalles y procura que ninguno de ellos se pase por alto,

 

- Es capaz de hacer el bien en las dosis necesarias sin que se sepa quién es quién lo hace,

 

- No se deja amedrentar por el Mal ni en las pequeñas cosas… sobre todo en las pequeñas cosas, 

 

¿Ven ustedes? Hay héroes en lo ordinario, héroes de lo ordinario en la Tierra Media porque en las cosas de cada día está la semilla del todo.

Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.