InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Agosto 2021

31.08.21

La Gloria en paracaídas (El Reino) –6– Que lo que no es bueno se troque en mejor porque Dios está aquí.

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

La Gloria en paracaídas (El Reino) –6– Que lo que no es bueno se troque en mejor porque Dios está aquí.

  

“Entra en ellos y abre un agujero de gracia en la cáscara de la carne para que los mediopobres o mediomansos se desnuden a la siembra en sí del Edén. Pisa la cabeza de la serpiente y haz Paraíso del amor; que el sudor brote en Creación; el dolor de tener hijos encanto de cosecha; la seguridad de la muerte, en cita de salvación; y todo el mundo se haga voz acompasada en la sonora palpitación de tu pecho, que se agita entre nosotros” (Mesa redonda con Dios, 216)

 

 

Seguimos con este texto perteneciente al capítulo “Dios al volante” en el que el Todopoderoso está más cerca de sus hijos que nunca porque cae, digamos, como dice el título de esto, “en paracaídas”. 

Pues bien, casi estamos a punto de terminar ese apartado y ahora, ahora mismo y sin perder tiempo alguno, el Beato de Linares (Jaén, España) pone, por así decirlo, toda la carne en el asador. El caso es que la carne que pone es la de los hijos de Dios… 

Sabe muy Lolo que las Bienaventuranzas que proclamó en su día el Hijo de Dios y que deberían servirnos de medida para llevar una vida acorde con la Voluntad de Dios… en fin, como que no las hemos asimilado del Todo. Por eso habla de “medipobres o “mediomansos” porque, en realidad, no parece que queramos ser pobres del todo o mansos del todo porque eso, seguramente, iría contra nuestros egoístas intereses.

El caso es que decir eso es decir mucho: primero, que no parece que se nos pegue al corazón lo dicho por Cristo; luego, que aún tenemos que recorrer mucho camino espiritual para ser considerados, como toca y como ha de ser, hijos de Dios en el sentido que eso ha de tener y, claro, tiene si es que…

De todas formas, reconocer que somos lo que somos no hace que Lolo quiera dejarnos echar a perder. Todo lo contrario es la verdad: le platica a Dios de cómo somos pero, sabiendo eso, le pide por nosotros. Y es que tiene un ansia inmensa de bien para cada uno de sus hermanos los hombres. 

Quiere Lolo que la Gracia de Dios esté en nosotros, esté, por tanto, con nosotros. Y le pide al Creador que, pese a nuestra necedad nos procure tal Gracia y nos demos cuenta de eso, de que Dios está con nosotros. 

Y el mal quiere Manuel Lozano Garrido que sea aniquilado. Por eso habla de pisar la cabeza de la serpiente (en recordatorio de lo que se nos dice de eso en la Biblia) Entonces, el Amor, así, con mayúsculas, se apoderará de nuestra vida y todo irá a más y a mejor. Y así irán las cosas, según nos dice Lolo: 

- Que el trabajo del hombre forme parte efectiva de la Creación de Dios y que así sea considerado, 

- Que sepamos que el crecer de la especie humana es obligación divina y necesidad propia de la misma, 

- Que sepamos que la muerte no es final sino, en todo caso, el principio de lo que “puede” ser gozo eterno. 

Todo esto, en realidad, no es que lo quiera Lolo para sí, digamos, de forma egoísta sino que, conociendo cómo era este buen y santo hombre, lo anhela para todo ser humano (“todo el mundo”, dice) Y es que pretende, voluntad ésta más que benévola, que tal conjunto de personas palpiten en el pecho de Dios pues bien sabe que ahí están ya y, por ende, que ya se agita en nosotros, así dicho, para que nadie se lleve a engaño.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

30.08.21

Serie tradición y conservadurismo – La tolerancia religiosa para un católico

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 Nos hacemos conservadores a medida que envejecemos, eso es cierto. Pero no nos volvemos conservadores porque hayamos descubierto tantas cosas nuevas que  eran espurias. Nos volvemos conservadores porque hemos descubierto tantas cosas viejas que eran genuinas.

G.K. Chesterton

Ser tolerante, así dicho, pudiera dar la impresión de que es algo propio de personas abiertas, que aceptan lo que les pasa sin mayor problema pero que, sobre todo, aceptan, sin mucha oposición, cualquier tipo de idea si hablamos de lo espiritual o, por resumir, de lo religioso.

Generalmente, se entiende por tolerancia una actitud que consiste en no poner impedimentos a lo que se considera ilícito pero sin aprobarlo. Sería algo así como un “dejar hacer” a sabiendas de que tal hacer no está bien ni puede estarlo.

Tal forma de pensamiento ha concluido o, mejor, ha llegado a establecer la especie según la cual una persona es tolerante cuanto entiende que cualquier opinión es igual de válida que otra.

¿Qué significa esto?

Por decirlo pronto, esto supone que no es posible que existan valores absolutos porque todo es admisible, todo es “tolerable”. Y, además, cuando alguien no se comporte de forma tan “comprensiva” es, automáticamente, tachado de antisocial y anti todo lo que sea admisible desde el punto de vista políticamente correcto.

También podemos decir que esto no es que siembre sino que abona el relativismo que defiende que, en efecto, todo es posible y toda opción se debe admitir en aras de una convivencia que llaman socialmente aceptable.

Sin embargo, los católicos sabemos que no debemos ser nada tolerantes con muchas cosas y debemos manifestar tal forma de pensar y de hacer aunque eso suponga cualquier tipo de desapego de la sociedad en la que vivimos. Y eso siempre lo tuvo muy en cuenta san Juan Pablo II cuando en su Evangelium vitae dijo esto:

La raíz común de todas estas tendencias es el relativismo ético que caracteriza muchos aspectos de la cultura contemporánea. No falta quien considera este relativismo como una condición de la democracia, ya que sólo él garantizaría la tolerancia, el respeto recíproco entre las personas y la adhesión a las decisiones de la mayoría, mientras que las normas morales, consideradas objetivas y vinculantes, llevarían al autoritarismo y a la intolerancia “(Evangelium vitae, 70)

“La tolerancia legal del aborto o de la eutanasia no puede de ningún modo invocar el respeto de la conciencia de los demás, precisamente porque la sociedad tiene el derecho y el deber de protegerse de los abusos que se pueden dar en nombre de la conciencia y bajo el pretexto de la libertad. “ (Evangelium vitae 71)

¿Lo ven ustedes? Democracia queda equiparada a tolerancia. Por tanto, quien no es tolerante no es demócrata y puede ser demonizado a satisfacción de la corrección política.

Hay cosas que, simplemente, un católico no debe tolerar:

-El aborto

-El divorcio

-La eutanasia

-El gaymonio

-La manipulación genética

-La manipulación ideológica de la infancia

-La falta de respeto del derecho a la educación de los hijos.

-El comportamiento políticamente correcto

-El respeto humano

-Los comportamientos homosexuales

-El relativismo

-El hedonismo

-El fariseísmo

-Las manipulaciones teológicas

Pues bien, al respecto de la tolerancia, el emérito Papa Benedicto XVI, en su Catequesis de 25 de junio de 2008 dijo esto: 

“Pensemos en valores que justamente se defienden hoy, como la tolerancia, la libertad y el diálogo. Pero una tolerancia que no sepa distinguir el bien del mal sería caótica y autodestructiva. Del mismo modo, una libertad que no respete la libertad de los demás y no halle la medida común de nuestras libertades respectivas, sería anárquica y destruiría la autoridad. El diálogo que ya no sabe sobre qué dialogar resulta una palabrería vacía.”

En realidad resulta bastante destructivo creer que todo es admisible porque facilitamos, con tal forma de pensar, que cualquiera pueda creer que no hay Verdad y que todo, al fin y al cabo, puede tenerse por bueno según nos convenga o en cada momento nos venga bien…

El católico no debe tolerar, de ninguna de las maneras, lo aquí dicho y, seguramente, otras muchas realidades que no mostramos pero que cualquiera podría añadir a lo dicho arriba.

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28.08.21

La Palabra para el Domingo - 29 de agosto de 2021

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Como es obvio, hoy no es domingo 29 sino sábado, 28  de agosto de 2021. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23

 

“1 Se reúnen junto a él los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén.2 Y al ver que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, 3  - es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos,4 y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la  purificación de copas, jarros y bandejas -.5     Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: ‘¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?’ 6 Él les dijo: ‘Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: = Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. = 7  = En vano me rinden culto,  ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. = 8 Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.’ 

14 Llamó otra vez a la gente y les dijo: ‘Oídme todos y entended.15 Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre.      

21 Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, 22 adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez.’”

      

 

COMENTARIO

 

La realidad y la Verdad

En estos tres textos del Capítulo 7 de Marcos encontramos, en una sucesión lógica, lo que para Jesús es importante, lo que, en verdad, es el precepto de Dos que viene a enseñarnos. 

Muchas eran las tradiciones que el pueblo judío había establecido con el paso de los siglos, muchas las maneras de llevar a cabo el comportamiento frente a la vida, o en, diaria. 

Claro está que lavarse las manos antes de cada ingesta de comida es, higiénicamente, importante. Sin embargo, aquellos que habían ordenado normas y establecido tradiciones, lo habían convertido en un precepto quasi religioso (otra cosa es que para ellos lo fuera, equivocadamente), el incumplimiento del cual acarreaba, según decían, una contraprestación negativa por parte de Dios, algo que éste reprobaba, algo que, por eso, no debía hacerse. 

Esto, de no lavarse en esos momentos es lo que se les acusa a los discípulos de Jesús tratando, sobre todo, de imputarles una, para ellos, gran culpa, tal era el concepto que tenían de esto. Si no se lavaban las manos es que actuaban contra la tradición. Y esto, en verdad, era cierto pues lo hacían en contra de “aquella” tradición. Sin embargo, lo importante no era que actuarán contra eso sino si esa tradición era verdadera o sólo había sido establecida por los hombres sin relación directa con los preceptos de Dios y, sobre todo, con su voluntad. La pregunta, por otra parte, tiene aviesas intenciones. 

Pero Jesús, que es conocedor de la realidad en la que vive y que conoce esas prácticas porque, seguramente, también las pudo llevar a cabo en su vida anterior, ofrece, a quienes le escuchan, una respuesta que a ellos y a nosotros, nos viene muy, pero que muy, bien. 

Como el Maestro no siembra sin semilla, les trae a la memoria lo que el profeta Isaías dijo, en su día, y que es lo mismo, cree Él, que sucede ahora: una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace; una cosa es que diga que se ama a Dios con los labios, para que todos puedan escucharlo, pues, y otro, muy distinto, es que el verdadero sentido de lo que se dice nada tenga que ver con la Ley de Dios. A la pregunta que ha de prevalecer si el precepto de Dios es el de los hombres, muchos ya habían contestado: el precepto de los hombres pues, seguramente, les habrían comunicado que ésta o aquella tradición  venía, directamente, de una interpretación correcta de la Ley de Dios. A esto debía responder Jesús de forma clara y contundente. 

El hombre vive dentro del mundo y dentro de en una sociedad en la que establece relaciones con los próximos y con los lejanos. Pero, además, el hombre, el hijo de Dios tiene una vida interior que es más importante que la vida exterior, al menos con su relación con Dios y con relación a lo que de esa vida, ese corazón, puede derivarse (no sólo de pan vive el hombre…) 

Como hemos dicho antes, si la higiene es importante más lo es lo que del corazón puede salir, esas intenciones, como dice el texto, que son, o pueden serlo, malas.Fijémonos que Jesús no cierra el paso a la posibilidad de corrección ya que eso que puede salir del corazón: adulterios, robos, avaricias, etc., con “intenciones” y esto significa tanto que es algo que se quiere hacer como algo que se puede apartar de la actuación del hombre, es, por eso, una posibilidad, algo que se puede o no llevar cabo. Por eso cabe corrección en eso que se tenía la intención (valga tanta redundancia) de hacer. Aquí, creemos, se encierra una parte muy importante de lo que dice Jesús: si podemos escoger entre lo malo y lo bueno, escojamos lo bueno, que esa es la voluntad de Dios. Lo otro, lo de entender que la limpieza exterior es sinónimo de limpieza interior había que olvidarlo (recordemos lo de los sepulcros blanqueados…) 

¿Hoy lo hemos olvidado?, ¿establecemos una relación entre lo que se ve  a los ojos de nuestros semejantes y lo que ve Dios? Es más, ¿de verdad creemos que Dios lo ve todo? 

Aquí está lo importante: en lo que, de verdad, es trascendente para nuestra vida de fe: el corazón, del que salen las obras. 

 

PRECES

 

Por todos que no quieren entender las palabras de Dios. 

Roguemos al Señor.

 

Por todos aquellos que no quieren tener el corazón limpio. 

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a tener un corazón alejado del pecado.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

26.08.21

Ventana a la Tierra Media– Y de la música surgió todo – 4

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Existía donde Ilúvatar y el Vacío exterior. Y Melkor tomó del Vacío la negritud y lo oscuro y lo trasladó junto a los demás Ainur. Y surgió una discordancia que fue el inicio de la existencia del Bien y del Mal, de la Creación y de la destrucción.

La verdad es que aquellos que estaban escuchando lo que parecía un cuento (pero sabían que pasó y no era invención de nadie) estaban ansiosos por continuar conociendo el devenir de aquellos primeros tiempos de todo. Y, cuando llegó el momento oportuno, una semana después de lo último, a todo se les hacía la boca agua, hablando en lenguaje Hobbit… 

- ¿Qué pasó entonces?, preguntó el más ansioso del grupo. 

Bueno, la verdad es que cuando aquellos que habían sido creados por Eru, los Ainur, vieron lo que pudieron contemplar, quedaron maravillados pero, a la vez, ansiaron mucho aquellos lugares y los rincones más recónditos de lo creado fueron su anhelo.

 Os tengo que decir una cosa: a Melkor también le gustó lo que vio, pero..

 -¿Pero qué, pero qué?, se oyó al unísono. 

Pues bien. Como sabéis, aquel Ainur era muy poderoso y dado que tenía tanto poder no podía contemplar lo que todos estaban viendo de la misma forma como lo contemplaban sus hermanos. No. Él lo hacía con una intención, digamos, distinta. 

Ainur (ITA) - Discografía, line-up, biografía, entrevistas, fotos

Esto que os digo es para que sepáis que cuando alguien ansía más de lo que le corresponde por gracia de Ilúvatar… en fin, puede acabar mal y más que mal. 

Entonces… su mente no ideó nada bueno sino malo y más que malo. Es que creyó que él podía dominar a Elfos y a Hombres y que podría someternos bajo su poder. Y es que, como sabía que todo lo creado pertenecía a Eru, quiso que su poder se hiciera efectivo y dominarlos a todos… 

¡Ah!, aunque ya lo sepáis, se me ha olvidado que a lo que estaban contemplando los Ainur, los Elfos dieron en llamar Arda o, lo que es lo mismo, la Tierra. 

Todo lo que veían era de su agrado y todos lo amaron todo. Sin embargo, había algo que los inquietaba y no era otra cosa que el rugido que hacía el mar pues ellos antes de eso no lo habían conocido. Tampoco habían conocido aquello de lo que estaba formado Arda: los vientos, el aire, el hierro, la piedra, la plata y el oro y mucho más. Y todo eso lo amaron porque sabía que había salido, en parte, de su música pero que todo eso era debido a la voluntad primera de Eru. 

De todas formas, de todo aquello que os he dicho que amaron mucho, había algo que amaron más que nada. 

-¿Qué, qué fue?, quiso saber el hijo de Arterion. 

Marcin Witkowski on Twitter: "#Eru #Iluvatar #silmarillion #Tolkien… "

El agua. 

-¿El agua?, volvió a preguntar el mismo pues le parecía extraño que algo tan natural como el agua sorprendiera mucho a los Ainur. 

Sí, el agua. Y, es más, los Eldar que, como sabéis muy bien es el nombre con que el Ainur Oromë llamó a los Elfos, dicen que la música, aquella con la que se creó mucho de lo que existe, aún está en el agua por mucho que los hijos de Eru no acaben de entender lo que les dicen las voces que emite el Mar aunque amen también mucho aquella extraña música. 

-Anda, ¿Nos puedes decir algo de algún Ainur pues ya sabemos sobre Melkor pero de los demás…?, quiso saber uno de los escuchadores. 

Vale, pues. Sólo os voy a citar, hoy, a tres de ellos: Ulmo a quien Eru pensó como mejor conocedor del agua; Manwë, a quien Eru pensó como mejor conocedor del aire y del viento y, por fin, Aulë, a quien Eru dio capacidades no menores a las Melkor. Sin embargo, al contrario de Melkor, a Aulë no le gusta poseer nada sino que hace las cosas para dar y gustaba mucho de emprender tareas nuevas. 

Por cierto, se cuenta desde muy antiguo, que Eru tuvo una conversación con Ulmo y le habló de lo que estaba haciendo Melkor con el agua y era que había creado fuego y calor que podía destruir su obra, la de Ulmo. Sin embargo, no había podido hacer nada contra las nubes o las nieblas ni tampoco contra la caía de la lluvia. Y es que Manwë, como os acabo de decir, tenía el especial encargo sobre al aire y el viento y el agua, cosa propia de Ulmo, caía desde las nubes para incorporarse al mar. Por eso aquellos dos Ainur, Manwë y Ulmo fueron aliados desde el principio y todo lo hicieron para gloria de Ilúvatar

 

Y hasta aquí hemos llegado hoy.

 

 (Continuará)

  

Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

24.08.21

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - La Gloria en paracaídas (El Reino) –5– Que estés, está ya, con nosotros

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

La Gloria en paracaídas (El Reino) –5– Que estés, está ya, con nosotros

 

“Planta tu tienda entre nosotros. Oigas lo que oigas de los hombres, todos a una te vienen a decir lo que te aman en la antigua y siempre nueva nostalgia de la felicidad. Que el ‘tu reino venga a nosotros’, te llegue como una voz con mucha hambre y como lo sientas Tú: es como una sensación de himno que reconoce y canta tu generosidad o como el cohete que ya en la víspera anuncia ese festejo que es tu presencia entre nosotros. ¡Si ya estás conmigo entre ellos, Padre…!” (Mesa redonda con Dios, 216)

 

 Seguimos con este texto perteneciente al capítulo “Dios al volante” en el que el Todopoderoso está más cerca de sus hijos que nunca porque cae, digamos, como dice el título de esto, “en paracaídas”. 

Este texto del Beato de Linares (Jaén, España) es verdaderamente redondo. Y no lo decimos porque le haya salido perfecto (que también) ni porque sus palabras estén acertadas (que también) Lo decimos porque empieza como acaba o acaba como empieza (al menos en intención y voluntad expresada por Lolo) si ustedes nos entienden no siendo esto ninguna especie de trabalenguas ni nada por el estilo. ¡Ah!, y entre el comienzo y el final toda una serie de verdades espirituales que no tienen desperdicio alguno sino, al contrario, que son aprovechables y más que aprovechables. 

Vayamos, por tanto, al meollo de todo esto. 

Estamos dedicando unos artículos al capítulo de “Mesa redonda con Dios” (obra escrita de Lolo) de título “Dios al volante” y, dentro del mismo, al apartado que tiene un nombre bien curioso pero que está, como todos, todos, los de Manuel Lozano Garrido, perfectamente puesto. Y es que, en efecto, lo que pasa es que “La Gloria en paracaídas” (que es el título del apartado al que nos referimos) cae sobre los hijos de Dios. Así se sencillo. Y eso lo dice de muchas formas y se acerca al Creador y a nosotros, su descendencia, de las misma forma. 

Esto lo decimos por eso del principio y del final de este texto: quiere Lolo que Dios ponga su tienda entre sus hijos (al igual que lo hizo en tiempos antiguos de la Antigua Alianza con el hombre) pero acaba diciendo que ya está entre nosotros. ¿Es esto una contradicción? 

A esta pregunta decimos que no. Se trata, más bien, de la expresión de una voluntad y de la constatación del cumplimiento de tal voluntad. Y en medio… 

Es cierto que eso es lo que quiere Lolo pero también sabe que Dios, que todo lo conoce, sabe más que bien cómo somos sus hijos. Y por eso, antes que nada, quiere nuestro amigo de Linares disculpar, quizá disculparse si así se cree también incluido en el grupo de los hijos de Dios, la forma de ser de la descendencia del Todopoderoso. Sí. Y es, que seamos como seamos nosotros, quiere Lolo que Dios esté aquí mismo, no lejano o como un Creador fuera del alcance de su Creación sino al contrario: aquí, aquí, aquí mismo. 

Al fin al cabo, cuando creemos que somos felices (y seguramente muchas veces lo seamos) es a Dios a quien le debemos la felicidad. Por eso habla Lolo de la felicidad efectiva, la que gozamos en determinados momentos, y la “nostalgia” de la misma o, lo que es lo mismo, cuando nos acordamos de que fuimos felices. Y ahí está el agradecimiento del hombre hacia su Padre Eterno. Y entonces, Dios está en efecto entre nosotros, por si no nos habíamos dado cuenta. 

Entonces acude Manuel Lozano Garrido a una parte de la oración que Cristo enseñó a los ávidos de acercamiento a Dios. Ellos querían saber y, entonces, no les enseñó una oración larga o estropajosa de decir o aprender. No. Les enseñó el Padre Nuestro que es oración no muy extensa pero, sobre todo, muy fácil de entender y aplicarse a la vida de uno mismo. 

Pues bien, dice Lo que quiere que el Reino de Dios, cuando le pedimos que venga a nosotros, en efecto, sea tenido por el Creador como una petición de alguien que tiene “hambre” de Dios, que lo quiere cerca y que le pide, le pide y le pide, que su Reino venga al mundo y, a ser posible, se quede para siempre pues ya vino una vez y lo mataron los hombres que no sabían lo que hacían… 

De todas formas, nosotros reconocemos que Dios es generoso, más que generoso, con una descendencia que tantas veces se muestra desagradecida con Quien lo creó y mantiene. Y por eso que “tu reino venga a nosotros” es algo así como aquello que nos une a todos bajo la bandera de la fe y la creencia en Dios Todopoderoso. Y lo hacemos, al decirlo, ruego, esperanza, Luz que queremos que venga aún sabiendo, como nos dice Lolo que, en realidad, aquí ya está. Aquí y ahora mismo.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.