InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Diciembre 2021

31.12.21

Imagen de fin de año con Lolo al fondo

Oposiciones 2022. Convocatoria publicada | Formación Europea

En efecto, hoy es 31 de diciembre y eso viene a querer decir que se termina otro año de la vida del mundo y, claro, de la de nosotros mismos. Y eso, sabiendo que, en cualquier momento podemos ser llamados por Dios a dar cuentas de lo que hemos sido en su Tribunal… pues está bien aunque, claro, nunca sabemos qué es lo mejor. 

Bueno. El caso es que hoy termina este año que es el 2021 desde que se cuenta en el “después de Cristo”. Por tanto, nuestra existencia tiene todo que ver con la de aquel Dios que quiso hacerse hombre y nació hace muchos, muchos, siglos. Pero nosotros, que no olvidamos lo bueno de todo aquello, contamos el tiempo desde aquel momento en el que, en una noche más que buena y tras ella vino al mundo el Mesías. 

Y hoy es 31 de diciembre. Se acabó, se terminó otro periodo de doce meses humanamente hablando porque ya sabemos que una cosa es eso y otra, muy distinta, lo que a nosotros nos ha pasado en el corazón. 

Sí, el Cielo (Dios quiera y nosotros pongamos todo de nuestra parte) está más cerca que el pasado 1 de enero. Y los pasos que hayamos dado en tal sentido tienen consecuencias, como bien sabemos. Y las mismas tienen todo que ver con nuestra salvación eterna. 

Todo, en tal sentido, termina hoy pero todo, también empieza mañana, 1 de enero. Y, por decirlo así, todo está por ver y todo por pasar. Y como mañana es el día especialmente dedicado a la Virgen María, de la cual celebraremos un día muy especial, digamos hoy lo que nos parece lo que ha de venir, vamos, el porvenir.

Bien podemos preguntarnos qué es lo que este nuevo año puede plantearnos y qué, sobre todo, podemos responder atendiendo, en primer lugar, a la voluntad de Dios.

 Resultado de imagen de nuevo año para la fe

¿Qué en cuanto a  nuestra práctica religiosa? 

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28.12.21

Santos e Inocentes; Inocentes y Santos

Los Santos Inocentes: entre la historia y el mito

Cada año recordamos,

el 28 de diciembre,

la muerte de los que llamamos

Santos e Inocentes.

 

¿Acaso a tal edad

puede uno santo ser?

 

¿Acaso sin proceso

y con poco que ofrecer?

 

Errado anda quien piensa

en bromas y risas falsas,

y mancilla aquella sangre

tan inesperada y santa.

 

Es cierto y verdad

y podemos así decirlo,

que con meses pocos cumplidos

no se ha tenido razón

y ni siquiera motivo

para subir pronto a los altares

aunque ejemplo haya en el Cielo

de alguno aún no nacido

que ha alcanzado la Gloria

sin la luz haberla visto.

 

El caso es el presente,

aquellos niños,

aquel matarife errado,

ciego, vengativo,

que quiso matar la Vida

por miedo de lo dicho.

 

Iba a nacer un rey,

vamos que ya había nacido,

cerca de donde gobernaba

aquel nigérrimo tipo.

 

Y ni corto ni perezoso,

como si pudiera hacerlo,

como si la vida fuera suya

siendo, en verdad, del otro,

ordenó una matanza

aunque pudiera creerse escasa

hubiera bastado la sangre

de un solo de los nacidos

para que fuera aberración

y desvergüenza grande.

 

Aquellos Santos que dieron su vida

poco hicieron, eso es cierto,

apenas unos meses habían pasado

desde su nacimiento

pero quiso el mundo,

y con él la inquina y la soberbia,

que la espada saliera rauda

a sangrar lo que pudiera.

 

Santos e Inocentes,

aquellos niños primeros,

mártires por testigos,

luz entre los luceros.

 

Santos e Inocentes,

¿qué culpa ellos tuvieron?

 

Santos e Inocentes

aquellos niños primeros,

tuvieron que dar su sangre

por el vicio y el anhelo

de aquel que no comprendió

el mensaje de unos Magos

que habían llegado de oriente

en busca del Bien anhelado.

 

Santos e Inocentes,

recordamos su presencia,

están con Dios en su Casa

y en nosotros su esencia.

Santos Inocentes, rogad por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Perdón os pedimos Inocentes cuando somos indignos de vosotros. 

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

25.12.21

La Palabra para el Domingo - 26 de diciembre de 2021

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Como es obvio, hoy no es domingo 26 sino sábado, 25 de diciembre de 2021. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.  

 

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

  

Lc 2, 22-35.39-40

 

“22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, 23 como está escrito en la Ley del Señor: = Todo varón primogénito será consagrado al Señor = 24 y para ofrecer en sacrificio = un par de tórtolas o dos pichones =, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. 25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. 26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. 27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, 28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 29 ‘Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; 30 porque han visto mis ojos tu salvación, 31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos, 32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.’ 33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. 34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: ‘Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - 35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.’ 39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él”.

 

 

COMENTARIO

 

Cuando Cristo se presentó por tercera vez

 

Ya se había presentado el Hijo de Dios ante el mundo cuando los Magos, venidos de allende de las fronteras de Israel, se postraron ante el Niño que hacía bien poco acababa de nacer. Aquella, claro está, fue la segunda manifestación de Cristo al mundo (creemos que la primera fue Su mismo nacimiento) pero, como bien sabemos, hubo otras ocasiones en las que manifestó, bien a través de sí mismo o de otros, que era Quien era y que se había cumplido todo lo escrito en las Sagradas Escrituras al modo, digamos, de Dios, y según su santísima Voluntad. 

En este texto del Evangelio de San Lucas, siempre tan cercano a la Virgen María y, por eso, fuente de información directa, se nos dice que la Sagrada Familia cumplía con la ley y con las normas establecidas para el caso del nacimiento de un ser humano. Por eso acuden al Templo para llevar a cabo la purificación. 

Seguramente, aquel anciano, Simeón, había tenido un soplo del Espíritu Santo: aquel sería un día especial y no debía faltar en el Templo. Y es seguro que no faltó como, por cierto, hacía a diario. Y es premiado como corresponde a quien, al recibir un gemido inefable del Espíritu de Dios lo escucha y actúa en consecuencia en vez de mirar para otro lado como si eso pudiese molestarle. 

Lo que no esperaría Simeón es que aquel día, en aquel preciso momento, Dios cumpliese con su promesa de enviar al Mesías, a su mismo Hijo engendrado y no creado, y fuera él quien contemplase la Luz del mundo mientras que, suponemos, otras muchas personas por allí pasaban sin darse cuenta de nada y yendo a lo suyo… 

Pero sí, Simeón se da cuenta al instante. Por eso le pide a Dios, sencillamente, que lo lleve de este mundo porque la promesa que le habían hecho se ha cumplido y ha visto con sus ojos a la salvación del mundo. Cómo sucede eso nosotros no lo sabemos pero es cierto y verdad que eso ha de ser así para que de su boca salga tal petición a Dios. Y algo más, dice algo más. 

Meditación 46: Profecía de Simeón sobre María | Contracorriente

Creemos que Simeón sabía que aquel Niño había llegado al mundo para causar un verdadero terremoto espiritual. Y es que ser causa de contradicción entre las personas y, además, servir para que una espada atravesase el alma de su Madre… en fin, que no era poca cosa. Y el caso es que, como sabemos, eso fue lo que luego pasaría. 

Y Simeón, que tanto tiempo había esperado aquello que entonces le sucedía y acaecía en su corazón, suponemos gozó más que mucho y, por eso, ya nada más podía esperar en aquel mundo que tan descreído se había vuelto. 

Luego, ya sabemos lo que pasó: cumplieron con la ofrenda, pobre como ellos lo eran, y “rescataron” al Niño para sí. Y sí, es cierto que aquello más bien parecía un buen negocio de parte de los mandamases del Templo pero, al fin y al cabo, era lo establecido y ellos lo cumplieron aunque bien sabemos que, con el tiempo, Aquel que había sido allí presentado recordará el celo que la Casa de su Padre le producía en el corazón y haría lo que hizo… 

Y aquel Niño creció, física y espiritualmente. Y lo hizo en bien de la humanidad entera y toda pero, ¡ojo!, sólo en beneficio de todo aquel que crea que es Quien es y que vino para lo que vino pues aquí, en esto, no puede haber café para todos…

PRECES 

Pidamos a Dios por aquellos que no creen en la venida de Cristo al mundo para salvar al mundo y que vino, que viene y que vendrá. 

Roguemos al Señor. 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar los inefables gemidos del Espíritu Santo. 

Roguemos al Señor.  

ORACIÓN 

Padre Dios; gracias por crear una Familia como lo fue la que consideramos  Sagrada.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

24.12.21

Nace Dios mismo hecho hombre

Imágenes del Nacimiento del Niño Jesús

Es más que cierto y verdad que del día de hoy, Nochebuena, y del de mañana, Navidad, mucho se ha escrito desde que en un pueblo de Israel llamado Belén Dios quisiese que su Hijo se presentase al mundo en lo que bien podemos considerar su primera Epifanía pues, antes de la de los Reyes Magos no podemos negar que su nacimiento fue la primera manifestación. 

De todas formas, no por eso vamos a dejar de recordar un momento tan especial de la historia de la salvación que fue cuando Dios, que quería que su criatura humana se salvase, en aquellos llamados últimos tiempos, envío a su Hijo al mundo y se encarnó de María, la Virgen, como se dice con verdad, acierto y gozo. 

Es cierto también que hoy es Nochebuena (será cuando llegue el momento) y, como tal, nosotros estamos esperando que, como tal, lo sea para cada uno de nosotros que también esperamos que nazca el Hijo para que el Padre diga que lo hecho, hecho está. 

Hay quien cree que hace de menos a Dios, a la Virgen María, a Jesucristo y, claro, a su Iglesia, defendiendo que en la Biblia nada se dice del día en que nació el Salvador y que si lo celebramos ahora es porque se recoge una festividad pagana dedicada, algo así, como al Sol o que tiene que ver con una festividad pagana de la época romana llamada Saturnalia… 

El caso es que eso, a los creyentes católicos (y suponemos que al resto de los cristianos) no nos importa ni un bledo o, vamos, nada de nada. En primer lugar porque ya dejó escrito San Pablo eso de que lo examináramos todo y nos quedáramos con lo bueno (cf. 1 Tes 5, 21) de lo que pudiéramos encontrar en nuestro camino aunque ya podemos suponer que no se trata de cualquier cosa buena sino de aquello que acuerde con nuestra fe cristiana… Y si la Iglesia creyó que tal día o tales días, el 24 y el 25 de diciembre eran los aptos para la celebración… ¡miel sobre hojuelas!, como también se dice en la Sagrada Escritura de aquello que supera a lo mejor de lo mejor… 

Pero, en segundo lugar, el caso es que el Hijo de Dios nació un día en un tiempo determinado de la historia de la salvación y eso es lo que a nosotros nos importa y lo que debería importar al mundo todo y entero pues tal acontecimiento no es cosa única de los que tenemos tal fe sino que debería ser tenido en cuenta por la humanidad que quiera salvarse. 

Y sí, Jesucristo vino al mundo hace mucho más de 2.000 años y mucho ha llovido, espiritualmente, desde entonces. Sin embargo, no ha cambiado ni la esperanza de este mismo momento ni todo lo que supone saber que seremos salvados gracias a su sacrificio cuando eso tenga que ser; también que podemos gozar plenamente al saber que ha querido Dios, quiso entonces, entregar a su Único Hijo engendrado y no creado para que diera su vida por todos sus hermanos los hombres y eso no lo va a cambiar nadie por mucho que se empeñe en dañar, sin conseguirlo, una verdad tan grande como ésta: Dios quiso, pudo hacerlo y lo hizo. ¡Eso, exactamente como en el caso de la Inmaculada Virgen María!: quiso, pudo y lo hizo. 

El caso es que nace Dios hecho hombre. ¿Acaso hay mejor noticia?

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Nace Cristo otra gozosa vez. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

22.12.21

Ventana a la Tierra Media – Felicidades, John

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En el principio estaba Eru, el Único, que en Arda es llamado Ilúvatar…

En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios , y el Verbo era Dios…

  

Pronto será San Juan Evangelista (el 27 de diciembre). Y nos place y gozamos con felicitar, en el día de su santo a otro Juan, llamado John por ser inglés su nombre y ser tal su lengua, digamos, oficial, pues es bien sabido que tuvo otras muchas más… Y, aunque es cierto que lo podíamos haber hecho el pasado 24 de junio,  día en el que se celebra a San Juan Bautista, lo bien cierto es que nos equivocamos entonces de santo (mea y grave culpa del que esto escribe) y tuvimos que guardar el artículo para ahora… por lo cual les pedimos perdón por tanta torpeza por nuestra parte pero, como podrán leer aquí, la referencia bíblica sólo acuerda con San Juan Evangelista, si ustedes nos entienden, que diría Sam Sagaz. O, al menos, lo felicitamos ahora por ser, la fecha de hoy, más cercana a la de su nacimiento (el próximo 3 de enero) En fin…

Resulta curioso, aunque no increíble ni fuera de lugar que una persona como J.R.R. Tolkien, creyente católica, tenga una relación especial con otros creyentes que, a lo largo de la historia, han sido. 

Para la festividad de San José dimos en publicar un artículo en el se podía ver una relación muy especial entre el padre putativo de Jesucristo y el autor de El Hobbit. Y allí expusimos lo que creíamos evidente de ver cómo, por ejemplo, 

San José cuidó muy bien a su hijo, enseñándole un oficio lo mismo que hace Tolkien con sus personajes a los cuales enseña el oficio que a cada uno le corresponde y que desempañan más que bien, 

San José enseña valores y principios religiosos a su hijo que lo llevan por el camino del Bien lo mismo que Tolkien hace con sus especiales hijos, sus personajes, a los cuales también inculca un respeto por una serie de valores y principios que son los que encauzan por el buen camino y no hacen que se pierdan salvo los que ya están perdidos.”

 

Existe, como se puede ver y cualquiera sabe (creemos) una relación más que directa entre el principio de El Silmarillion y el principio del Evangelio de San Juan. Y es lo que hemos traído a modo de encabezamiento de este artículo. 

Resulta curioso que hubiera quien, al leer el principio de la obra que nunca pudo publicar en vida Tolkien dijera algo así como “¡Bah, lo mismo que en la Biblia!” Y es que decir eso suponía, para empezar, hacer de menos a la Escritura Santa, como dándole poca importancia y, luego, no querer ver el sentido de todo lo que venía después de ese “En el principio estaba Eru…” 

Pero también existe una relación más que directa entre el San Juan y Tolkien. Y es que el símbolo del primero es el Águila y las águilas están más que bien tratadas en la obra del profesor de Oxford y son tenidas muy en cuenta como seres que, verdaderamente, ayudaban a conservar la vida en los tiempos turbulentos de la Tierra Media.

 Águila de San Juan - Wikipedia, la enciclopedia libre         ArtStation - Gwaihir the Windlord, Antonio J. Manzanedo

Aquí podemos ver a las Águilas en la versión de San Juan (El Águila, como símbolo del Evangelista) y en la de Tolkien. En este último caso están más que bien representadas al traer aquí a Gwaihir, a la sazón descendiente de Thorondor y que, como su sucesor, por así decirlo, toma su lugar como Rey de las Águilas. 

Como tal, San Juan, en forma de Águila, vio todo lo que debía ver en lo que luego sería su Apocalipsis y J.R.R. Tolkien, mediando las águilas, pudo contemplar los más diversos acontecimientos que acaecían en la Tierra Media y, si era necesario, echar una mano o mejor, unas garras en defensa del Bien por parte de Gwaihir y los suyos…

De todas formas, estamos más que seguros que ahora mismo habrá quien le saque más relación a San Juan Evangelista y a Tolkien. Sin embargo, aquí estamos (además de para apuntar, aunque sea) para felicitar a nuestro amigo (así consideramos a quien todo de sí lo da) por ser hoy, precisamente, su santo. 

Y podemos decir, por ejemplo: 

Felicidades, John, por haber sido tan franco en tu obra y en tu fe tan acertado, 

Felicidades John, por haber querido que vibráramos con las aventuras de tus personajes y haberlo conseguido, 

Felicidades John, por haberte enfrentado a los obstáculos más diversos a la hora de publicar tus cuentos y que vencieras en simpar batalla a razones y verdades, 

Felicidades John, por decir tanto sobre qué pasaba por tu corazón sin decirlo…, 

Felicidades John, por haber sido capaz de inspirar en nosotros lo bueno y mejor que hay en tu obra escrita, 

Felicidades John, por querer ser el representante de todos los que vencen al perseverar, 

Felicidades John, por haber sabido fijar unos personajes ejemplo de lo bueno y mejor que podemos amar y querer, 

Felicidades John, por haber encontrado el amor y perseguirlo hasta las últimas consecuencias, 

Felicidades John, por haber sido como fuiste y convertirte en inmortal en nuestros corazones.

 

Seguramente, es más que posible decir muchas cosas más acerca de lo que ansiamos manifestar en este especial día de San Juan Evangelista. Y estamos seguros y más que seguros que J.R.R. Tolkien está de acuerdo con esto pues lo decimos con franqueza y verdad.

 

Felicidades John, y gracias por todo.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Socio de la STE (Sociedad Tolkien Española) con el número 1714

 

  

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.