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3.11.21

Beato Manuel Lozano Garrido: de Linares al Cielo o su Dies Natalis

Dies Natalis del beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Textos litúrgicos |  Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

Es cierto y verdad que los seres humanos, en cuanto a fechas se refiere, hay algunas que las tenemos más en cuenta que otras porque representan, son, una cifra redonda. Así, por ejemplo, cuando alguien cumple 10 años o 20 o se cumplen las bodas de plata (25 años) de la celebración de un matrimonio o las de oro (50 años) y qué decir de las de platino (75 años) 

Ciertamente, eso no quiere decir que no tenga importancia cumplir 9 años o 19 o que el año en el que se llevó a cabo el matrimonio haga ahora 24, 49 o 74 años. Lo que quiere decir es que, simplemente, otorgamos a un número “simbólico” lo crucial que tiene para el ser humano y que manifiesta y afirma determinado acontecimiento. 

Pues bien. Eso es lo que nos pasa con el Beato Manuel Lozano Garrido porque hoy hace, exactamente, ¡50! años que Dios lo quiso tener cerca y se lo llevó a su Casa. Y eso es lo que creemos por la fama de santidad que, cuando fue llamado, tenía en vida y por lo que luego pasó cuando Manuel pasó a ser, el 12 de junio de 2010, como decimos arriba, “Beato” de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Ahí es nada. Y aunque estemos seguros (por lo que dicen los que le conocieron) que Lolo le daría poca importancia a eso (él mismo dijo una vez que ni era Beato ni creía que lo fuera nunca…) e, incluso, hasta sonreiría con la situación, lo bien cierto es que nosotros le damos mucha pues, para empezar, no andamos tan sobrados de verdadera humildad como la que manifestó en vida don Manuel, más conocido por Lolo y, luego, porque como diría otro santo, San Josemaría, nos da la santa gana dársela, ¡hala! 

Y en eso estamos, en darle las gracias a Lolo por ser como fue y por haber ascendido al Cielo con billete de primera que es el que obtienen aquellos creyentes católicos que a lo largo de su vida (no muy larga, la verdad, pero más que suficiente para el caso) han mostrado y demostrado que todo lo que Dios y su Hijo Jesucristo han dicho a lo largo de la historia es posible llevarlo a cabo y subir, así, de Linares (Jaén, España) al Cielo. 

Agradecemos, pues que, para eso queremos ser bien nacidos. Y lo hacemos con el conocimiento que tenemos de Lolo que no es por haberlo visto en vida sino por lo que ha venido después de que hace 50 años descansara en el Cielo de una vida de sufrimiento y dolor que, por mucho que él quisiera que no lo notara el prójimo, lo bien cierto que él sufrió y más que mucho sufrió como, sin ir más lejos, se refleja en muchos párrafos de los libros que, a modo de “diario”, dejó para la posteridad. Y él, que quería que su dolor fuera algo así como “con escafandra” para que quedara dentro de sí lo que padecía y nadie acabase sufriendo con él… en fin, que las cosas son como son y el dolor es como es. 

Lolo, queremos decirte que en el Cielo hagas todo lo que puedas para que los que sufren, lo hagan sabiendo sobrenadar el sufrimiento; que intercedas por los que padecen dolor y no saben sobrenadar el mismo, no conocen a Dios y no pueden refugiarse en un porvenir mejor en la Bienaventuranza y la Visión Beatífica; que pidas al Todopoderoso por los que creemos que el Cielo no es una promesa sino una realidad al alcance de muchos (quizá Purgatorio mediando); que sepas, sobre todo que sepas, que nosotros te tenemos como ejemplo de vida espiritual y que, por eso mismo, agradecemos poder ser llamados amigos tuyos, como te decimos, nosotros que tan sólo te conocemos por la referencia de una vida plena muy a pesar de tantos alfileritos como te asaeteaban diariamente y tú hacías tuyos con la avaricia de quien ama al prójimo y no lo quiere ver sufrir con lo ajeno; que lo sepas Lolo, que lo sepas y lo pongas ante los pies de Dios como ofrenda de quienes, en el mundo, caminamos hacia el Cielo donde tú ya moras, habitas, estás.

 

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, Lolillo, ruega por nosotros.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

     

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Demos gracias a Dios por suscitar, entre sus hijos, a lo mejor de lo mejor.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

2.11.21

Todos nuestros fieles difuntos

El purgatorio: un estado de purificación antes de entrar al cielo -  DIÓCESIS DE CÚCUTA

San Agustín escribió esta oración por las almas del Purgatorio:

 

“Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisiste nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándote a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Libra, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como has padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llévalas a descansar a tu santísima Gloria, y sálvanos, por los méritos de tu sagrada Pasión y por tu muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevaste al buen ladrón, que fue crucificado contigo, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.”

Y esta otra, San Nicolás de Tolentino

¡Oh glorioso Taumaturgo y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas, consiguiendo de la divina clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión beatífica de Dios. Y a mí, tu devoto siervo, alcánzame, ¡oh gran santo!, la más viva compasión y la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas. Amén.”

Estas dos oraciones, como muchas otras que la Iglesia católica tiene como propias para recordar las almas que, al salir del cuerpo no están perfectamente limpias, nos traen hoy mismo el recuerdo, en efecto, de las que no tendrán la visión beatífica por tener que pasar por el Purgatorio. También, claro, que no han ido directamente al infierno.

Las recordamos, por eso, hoy mismo, 2 de noviembre. Son las Benditas Almas del Purgatorio, por las que debemos, obligación grave para cada uno de nosotros, orar y pedir por la mejora de su situación en tal estado espiritual.

Así, mientras que la Iglesia triunfante es aquella constituida por los que se salvaron y están en el Cielo (fecha de ayer mismo, 1 de noviembre), y la Iglesia militante es la constituida por los creyentes que estamos en la tierra en peregrinación hacia el definitivo Reino de Dios, la sufriente es la que se encuentra, precisamente, en el Purgatorio. Tal es la que traemos, hoy, a nuestras vidas aunque, recordamos, nunca debe salir de ellas.

A este respecto, el Catecismo de la Iglesia católica dice, al respecto del Purgatorio, lo siguiente:

1030 Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo.

1031 La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador:

‘Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquel que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, Dialogi 4, 41, 3).

1032 Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: “Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado” (2 M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico (cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos:

‘Llevémosles socorros y hagamos su conmemoración. Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre (cf. Jb 1, 5), ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo? […] No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos’ (San Juan Crisóstomo, In epistulam I ad Corinthios homilia 41, 5).

En realidad, Dios quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión” (2 P 3,9) y en el Purgatorio se completa la conversión que no hubiera sido perfecta en la vida mortal.

A este respecto, la Beata Ana Catalina Emmerick, en una de sus muchas visiones y relevaciones nos muestra, también, cómo es el Purgatorio. Seguramente es muy importante lo que dice porque puede mover a conversión y a afirmación de su fe a quien lee lo que escribe. Sin embargo, es más importante todavía lo que dijo la Beata alemana acerca de la necesidad de acordarse de las benditas almas del Purgatorio.

En un momento determinado dice lo siguiente (Visiones y Relevaciones completas, Ciudadela Libros, SL., 2012):

“Triste cosa es que las almas benditas sean ahora tan pocas veces socorridas. Es tan grande su desdicha que no pueden hacer nada por su propio bien. Pero cuando alguno ruega por ellas o padece o da una limosna en sufragio de ellas, en ese mismo momento cede esta obra en bien de ellas y se ponen tan contentas y se reputan tan dichosas como aquel a quien dan de beber agua fresca cuando está ya a punto de desfallecer de sed. ¡Ah! ¡Cuánto tienen que padecer las pobres almas a causa de su flojedad y tibieza, de su piedad relajada, de su falta de celo en promover la gloria de Dios y la salud del prójimo! ¿Y qué otro medio hay de socorrerlas, si no es la cantidad satisfactoria que ofrece por ellas aquellos mismos actos de virtud con relación a los cuales se descuidaron durante su vida mortal?

Los santos del Cielo nada pueden hacer en expiación y satisfacción de las culpas que están purgando las almas benditas; todo lo tienen que esperar ellas de la Iglesia militante”.

Y así continua aún con muchas otras palabras que nos informan, para que sepamos a qué nivel de consolación nos encontramos hacia las benditas almas del Purgatorio y para que remediemos tan gran e inmerecido olvido hacia las mismas.

Y es que, podemos decir sin temor a equivocarnos, que existe un olvido grave de las almas del Purgatorio. No es que uno mismo se acuerde poco de ellas (que no lo hace aún no siendo, seguramente, suficiente su presencia en la vida de este pecador) sino que, como aversión a tener en cuenta temas como el del infierno, en las homilías poco se trata este tema porque, a lo mejor, queda un poco alejado del pensar general del fiel católico. Y, sin embargo, siempre están presentes en nuestras vidas las almas que esperan la visión beatífica porque forman parte del pueblo escogido por Dios.

Recordemos, no obstante, hoy mismo, 2 de noviembre, a todas las almas que esperan, en el Purgatorio, su definitiva vida eterna.

Y acabemos como empezamos:

“Padre misericordioso, en unión con la Iglesia Triunfante en el cielo, te suplico tengas piedad de las almas del Purgatorio. Recuerda tu eterno amor por ellas y muéstrales los infinitos méritos de tu amado Hijo. Dígnate librarles de penas y dolores para que pronto gocen de paz y felicidad. Dios, Padre celestial, te doy gracias por el don de perseverancia que has concedido a las almas de los fieles difuntos.

Amable Salvador, Jesucristo. Eres el Rey de reyes en el país de la dicha. Te pido que por tu misericordia oigas mi oración y liberes las almas del Purgatorio, en particular, N… LLévalas de la prisión de las tinieblas a la luz y libertad de los hijos de Dios en el Reino de tu gloria. Amable Salvador, te doy gracias por haber redimido las pobres almas con tu preciosísima Sangre, salvándolas de la muerte eterna.

Dios Espíritu Santo, enciende en mí el fuego de tu divino amor. Aviva mi fe y confianza, acepta benignamente las oraciones que te ofrezco por las almas que sufren en el Purgatorio. Quiero aplicar los méritos de esta devoción en favor de toda la Iglesia Sufriente y en especial por mis difuntos padres, hermanos, hermanas, bienhechores, parientes y amigos. Atiende mi plegaria para que podamos reunirnos en el Reino de tu gloria.

Dios Espíritu Santo, te doy gracias por todos los beneficios con que has santificado, fortalecido y aliviado a estas benditas almas y en especial por consolarlas en los actuales sufrimientos con la certeza de la felicidad eterna. Que pronto se unan contigo y oigan aquellas benditas palabras que las llaman al hogar del Cielo: “¡Vengan, los Bendecidos por mi Padre! Tomen posesión del Reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo” (Mt 25, 34).”

Amén, amén y amén. Ellas lo merecen.

¡Alabado sea el Creador que, por su Misericordia, ha establecido el Purgatorio para que no nos perdamos para siempre!

Eleuterio Fernández Guzmán

     

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 Panecillo de hoy:

Siempre debemos tener en cuenta a las Benditas Almas del Purgatorio.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

30.10.21

La Palabra para el Domingo - 31 de octubre de 2021

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Como es obvio, hoy no es domingo 31 sino sábado, 30 de octubre de 2021. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

 

Mc 12, 28b-34

  

“’¿Cuál  es el primero de todos los mandamientos?’ 29 Jesús le contestó: ‘El primero es:  ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor,  30  y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y  con todas tus fuerzas. 31 El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  No existe otro mandamiento mayor que éstos.’ 32 Le dijo el escriba: ‘Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que  Él es único y que no hay otro fuera de Él,  33 y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.’ 34    Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: ‘No estás lejos del Reino de Dios.’ Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.”

      

COMENTARIO

 

La verdadera Ley de Dios

 

Muchas de las personas que seguían a Jesús y muchas de las que le perseguían le hacían preguntas. En unas ocasiones era para del Maestro y otras para ver si contestaba de forma que se le pudiera acusar de no seguir la Ley de Dios. Eran, pues, muchas veces, una simple y vulgar trampa en la que, no lo olvidemos, caían los que la habían tratado de plantear. 

Pero la pregunta que le hacen a Jesús y que trae aquí el evangelio de San Marcos es clave. Como para ver si conocía la Ley de Dios esa clase de inquisición podía aclarar muchas cosas para sus presentes oyentes y para los que, en un futuro, conocerían de su doctrina y mensaje. Si la norma divina, en general, estaba constituida por los diez mandamientos que Dios entregada a Moisés, saber cuál es el más importante, el primero, no dejaba de tener importancia. Aunque, claro, el escriba ya sabía la respuesta. Quizá se tratara de una prueba de fe, no sé. 

Como siempre, Jesús sorprende a todos. Y parece mentira que aún no lo conocieran lo suficiente como para saber que ciertas preguntas no se le debían hacer. Y es que no sólo les refiere cuál es el primero de los mandamientos sino, por estar totalmente ligado a él, también se segundo: Dios y prójimo, esos son los ejes por donde ha de ir el corazón del hombre como hijo de Dios. 

Al primero de ellos, Jesús contesta con una respuesta que era de esperar: el Shema :Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (Dt 6, 4-5) en el que se expresa, con meridiana claridad, cuál es el más importante de los mandatos divinos, que nuestro Dios es el único Dios. Pero no sólo dice esto. Dice algo que da contenido a esa unicidad de Dios: no sólo es el único Dios sino que, por eso, y por ser hijos suyos, tenemos que amarlo con todo nuestro, su, corazón y con toda nuestra, su, alma y con todo nuestro, su, espíritu y con todas nuestras, sus, fuerzas. 

Podemos preguntarnos que cómo se ama a Dios con todo nuestro corazón, y con nuestra alma, etc. Esto es, evidentemente, cosa difícil, por ese mismo cómo. Y la dificultad está no en lo que hay que hacer sino en nuestra propia naturaleza humana. Sin embargo, si transformado nuestro corazón de piedra en uno de carne amamos a los demás perdonando, queriendo, con misericordia… pues entonces estamos amando a Dios con nuestro corazón. De la misma manera, con toda nuestra alma le amamos si tenemos un contacto con él diario, a cada momento, si nuestro estado de oración es despierto, si preferimos la Palabra que sale de la boca de Dios antes que el pan, como gusto propio. 

De la misma manera, si sometemos, por controlados, los muchos apetitos humanos que nos poseen (concupiscencias incluidas) para, así mostrar, un espíritu más puro y unas ganas, por fuerzas, más acendradas de tener y mantener una relación de exquisita filiación y amor con el Padre Eterno, pues entonces le amaremos sobre todas las cosas y cumpliremos con lo dicho por Jesús. 

Pero Jesús, por si no fuera esto ya demasiado, también les habla del segundo mandamiento general (que englobaría desde el 4º al 10º de los contenidos en las tablas de la Ley: amarás a tu prójimo como a ti mismo) Esto que a veces resulta muy complicado de llevar a cabo, lo llevó, con todas sus consecuencias, escrito en su comportamiento, el mismo Cristo. 

Es de suponer que nadie vaya a someterse a sí mismo a ningún trato vejatorio, a que nadie, contra sí mismo, haga nada que le pueda perjudicar, ni pensará mal de sí mismo, ni se dañará. Pues entonces, eso que hacemos con nosotros mismos es lo que debemos hacer por los demás. Pero, claro, nadie podría argumentar que hace algo malo a otro porque también se lo hace a sí mismo pues esto sería intrínsecamente perverso, además de ser una exclusa en exceso burda a los ojos de Dios.

Por lo tanto, el amor al prójimo, al próximo (véase, por ejemplo, la propia familia) es la otra forma de manifestar amor por Dios. De otra forma se perdería una parte muy importante de esa relación que tenemos con el Padre.

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27.10.21

Ventana a la Tierra Media - Tolkien y el amor a las cosas que crecen

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“Si realmente quieren saber en qué se inspira la Tierra Media, es aquello que me asombra y maravilla de nuestra tierra, en especial, de la naturaleza.”

 (J.R.R. Tolkien)

 

Esta frase de J.R.R. Tolkien ya la utilizamos para otro artículo publicado hace más de dos años. Sin embargo, como el tema de hoy tiene relación, pero en lo íntimo, con aquello… pues nos viene la mar de bien para explicar, en palabras del profesor de Oxford, el meollo de una forma de ser, lo intrínseco, en fin, de un comportamiento muy personal. 

Aquel artículo iba referido a Tolkien como ecologista pero de los de verdad. Al menos tal era nuestra humilde forma de entender las cosas… 

De todas formas, y aunque aquello tenga que ver, en el fondo, con esto de hoy, lo bien cierto es que el título de este artículo no ha sido invención o creación del que esto escribe sino que ha sido extraído de una parte (minúscula, sí) de una carta que el autor de El Hobbit (etc.) escribió al poeta W.H. Auden el 7 de junio de 1955 y que recoge, en el libro de las mismas, la editorial Minotauro (a cada cual lo suyo…) 

Pues bien, en un momento determinado dice Tolkien padre esto que sigue: 

Fue la evolución inevitable aunque condicionada de un dar a luz. Esto ha siempre algo mío: la sensibilidad a la estructura lingüística, que me afecta emocionalmente tanto como el color y la música; el apasionado amor por las cosas que crecen y una profunda respuesta a las leyendas (por falta de una palabra mejor) que tienen lo que llamaría el temperamento y la temperatura noroccidentales.”

 

El caso es que este contenido de la carta de Tolkien a Auden tiene su origen en que, en concreto esto que aquí dice, al poeta le pidió la BBC que hablara de la obra del primero de ellos. Y le dijeron, en concreto, que diera unos “toques humanos” a lo que llegara a decir. Y por eso Auden quiere saber eso de los “toques humanos” a lo que Tolkien le responde con estos “toques” de su pensar, de su ser más íntimo o, en fin, de donde viene todo lo que fue su obra pues, aunque dice él mismo que no escribió El Señor de los Anillos buscando el goce el prójimo que lo leyera no deja de reconocer, sin embargo que “nadie puede realmente escribir o hacer nada de manera exclusivamente privada”. 

J.R.R. Tolkien – Ventana a la Tierra Media – Un ecologista de verdad

Pues bien, como decimos (y dice Tolkien) él tenía un apasionado “amor por las cosas que crecen” y eso puede verse más que bien a lo largo de toda su obra.

 

Así, por ejemplo, crece la pintura que empieza con una hoja y acaba siendo todo un cuadro en Hoja de Niggle,

 

Así, por ejemplo, crece su propia obra desde lo que pudiera parecer pequeño hasta convertirse en lo que fue, desde aquel Hobbit que apareció sin saber cómo hasta lo que acabó siendo todo de todo,

 

Así, por ejemplo, crece el ansia de aventura en el corazón de Bilbo cuando él, siendo un mediano, al parecer no debía tener tales ansias de salir de La Comarca,

 

Así, por ejemplo, crece la posibilidad de formar una Compañía que lleve a cabo una misión tan importante como era destruir el Anillo Único,

 

Así, por ejemplo, crece en el corazón de Frodo Bolsón, la valentía suficiente como para encarar aquello que debía hacer sin saber cómo lo iba a llevar a cabo,

 

Así, por ejemplo, crece el propio Hobbit hasta convertirse en El Señor de los Anillos,

 

Así, por ejemplo, crecieron a lo largo de las edades que se sucedieron desde que Eru creara Arda los acontecimientos que, desde los primeros sonidos de la música de los Ainur hasta el domino de la raza de los Hombres, conforman una historia verdaderamente universal, mítica y épica,

 

Así, por ejemplo, y en fin, creció en el corazón de John Ronald Reuel Tolkien una voluntad firme de empezar lo que había acabado y de acabar lo que había empezado.

 

Como podemos ver, en el mundo propio de la Tierra Media, en su creación y en su posterior desarrollo, fueron muchas las cosas que crecieron, muchas las voluntades que hicieron lo propio y, por decirlo pronto, mucho el Bien que también creció en los corazones de otros muchos para que el Mal saliese vencido en ese Monte del Destino donde nació y creció un Anillo que debía tener un final como el que tuvo. Y es que crecer, si se trata del Mal, ha de crecer lo justo hasta que sea destruido. Y no más.

Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

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Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

25.10.21

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” – Perdónalos; perdónanos

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Perdónalos; perdónanos

  

“¡Si Dios no pide nada difícil! Si con el vaso de agua ofrecido a un pobre se gana el Cielo. ¿No lo vas a conseguir tú más por un impulso de caridad? 

Perdónanos, perdonando, es lógico y necesario, pero que Tú nos perdones sin vales o visitas del cobrador, por caridad, a secas, madura, jugosa y dulcemente, como es la bondad con que consideras, ¿cómo hacerlo justo? 

Olvídalo todo, Señor, y perdónalos con los brazos abiertos en lo poco de amor que hacen, incluso cuando no saben lo que hacen. “ (Mesa redonda con Dios, p. 221)

  

El apartado que contiene este texto de titula “Cuando pasa el cobrador” y lleva entre paréntesis la expresión “Perdónanos” pues sigue el Beato de Linares (Jaén, España) escribiendo sobre la realidad misma del Padre Nuestro en la vida de su prójimo y, claro, también en la suya. Y ahora le corresponde a un apartado tan especial como es el del perdón. 

Ciertamente que, como dice Lolo, lo que Dios pide a su descendencia no son grandes cosas en el sentido de algo así como actuaciones grandilocuentes. Al contrario es la verdad: en lo sencillo de un acto de amor se encuentra la mismísima salvación eterna. Y por eso habla sobre el vaso de agua que se le puede ofrecer a quien lo necesita. Ahí radica una voluntad misericordiosa y buena que es la que fomenta Dios en sus hijos y la que transmitió su Hijo engendrado y no creado cuando fue enviado al mundo para que el mundo se salvase y no para juzgar al mundo… 

Además, aquí juega mucho la fe que tenemos y que nos impulsa, por caridad (como dice Lolo) a llevar a cabo las acciones mejores en beneficio de aquellos que las necesitan. Y así es como Dios, que conoce todo lo que hacemos, nos acepta como hijos que saben lo que deben hacer y no se dejan dominar por el egoísmo. Y por eso creemos que nuestro amigo de Linares nos dice eso de “por un impulso de caridad” pues esta virtud cardinal nos lleva a hacer lo bueno y mejor que nuestro corazón sabe que hay que hacer. 

Y entonces Lolo se dirige directamente a Dios a quien le pide perdón. Sí, quiere que nuestro Padre del Cielo perdone a todos los que necesitan ser perdonados por aquello que no deberían hacer o pensar en hacer. Pero quiere que su perdón lo sea por caridad, por Amor del Todopoderoso y no a cambio de pedirnos cuentas… 

El caso es que Lolo se pregunta cómo es posible hacer justo el perdón si es por puro Amor de Dios. Y nosotros creemos que lo es por aplicación de la Justicia divina condicionada por el Amor, por la Caridad, que es lo que mejor muestra cómo es el Padre Eterno. 

Es cierto y verdad que, sobre esto, sobre aquello que debe ser perdonado, hay mucho sobre lo que hablar. Es decir, muchas veces caemos en tantas y tantas tentaciones pero hay otras muchas veces en las que no hace falta que nada ni nadie nos tiente porque somos nosotros mismos quienes nos fabricamos las caídas. Y por eso dice el linarense universal, se lo dice y pide a Dios, que nos perdone a pesar de tales comportamientos e, incluso, si es el caso de no saber qué se hace (que también es posible que suceda eso) 

Lolo quiere que se nos perdone por lo mal que tantas veces lo hacemos. Pero estamos seguros (aunque esto nos pueda parecer extraño) que también se refiere a él mismo por lo que pudiera él tener por algo contrario a la Voluntad de Dios. Por eso dice, claro, “perdónanos” y, aunque nosotros creamos que a Lolo poco podía perdonarle Dios por según cómo era y hacía también creemos que él se sabía dentro de una humanidad pecadora y, a lo mejor, en lo muy poco, también caía según pudiera pensar nuestro amigo.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.