¡Que no tiene pecado!
“¿Cuándo se ha oído jamás que un arquitecto se edifique una casa y la deje ocupar por su enemigo?”
San Cirilo
Para los que son duros de mollera,
para los que protestan y demás,
para los que ignoran lo que quiere
Dios eterno en su Verdad,
para todos los que ni creen,
ni asienten ni quieren aceptar,
para todos aquellos que conocen,
en el mundo su realidad
y equivocan su mirada,
vamos, que no se enteran de na.
Hubo quien no entendía,
siglos estos atrás,
algunos religiosos que lo eran
de verdad,
algunos que predicaban,
predicaban y predicarán,
que no entendían, suponemos,
o no querían comulgar
con ciertas ruedas, suponían,
de molino y demás.
Y un humilde franciscano,
seguramente iluminado
por el Espíritu que es Santo,
es de Dios y Verdad,
quiso explicarlo fácil,
para todos por igual.
El hombre que no entendía
ni como algunos querían
por derroteros andar
que no eran los del Padre
sino de los de despistar,
tuvo que haberlas con ellos
y ponérseles a explicar.
Aquel religioso humilde,
que creía de verdad
la posible actuación del Padre,
que era más que de esperar,
tuvo que defender con palabras,
santas y fuertes y más
que no había nada extraño,
que todo estaba en pensar
en lo que Dios podía anhelar.
Hubo quien no entendía
dónde quería llegar,
dónde estaba su camino,
qué quería demostrar.
Y ni perezoso ni corto,
raudo, libre, sagaz,
dijo el franciscano
ya por necesidad
todo bien resumido, corto
y sin alargar:
podía Dios hacer eso,
quiso su Palabra alcanzar
e hizo lo que era cierto,
pureza y hasta verdad,
¿Acaso iba a nacer Dios
de mujer empecatada?,
y ya lo dice San Cirilo
sobre el arquitecto y su obra,
que no es posible entender
y es hasta locura extrema
creer que el Creador de todo
pudiera soportar tal afrenta.
Y es Inmaculada María,
su Madre y la nuestra.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Quiso Dios que así fuera… y fue.
Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.