8.01.24

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – X TEMPLANZA

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto. 

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”. 

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer… 

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

 

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante. 

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica. 

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

  

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad –X TEMPLANZA

“X

TEMPLANZA 

 

¿Verdad, Señor, que en esta noche sería curioso resucitar la vieja aventura del Cojuelo? Bajo los techos, ¿Qué frecuencia de bacanales en aras del dios Vientre! Y, por contrasentido, ¡qué abundancia de hogares con miembros famélicos y niños paupérrimos! Da miedo también retrotraerse a los trescientos sesenta y cinco días idos, elevados con cualquier pretexto al rango de efemérides gastronómica. Por el ansia de los que dilatan sus ojos al pasmo y al odio; por el peligro de nuestra brutalidad naciente: que germine en cada mente una decisión de templanza.”

 

No podemos negar que hay virtudes para las cuales, en determinadas ocasiones, no estamos preparados o, mejor, que creemos no nos convienen demasiado. Y una de ellas es, sin duda, la Templanza, que escribimos así con mayúscula por la importancia que tiene, que debe tener, en nuestras vidas. 

Tal es su importancia, que el Beato de Linares (Jaén, España) la incluye en esta especial petición de fin de año que, por cierto, hace unos día que pasó y, por tanto, debía ya ser tenida en cuenta (junto a las demás de este especial relación de necesidades no sólo espirituales…) 

Es casi seguro que la templanza nos mueve a ser mejores porque, con ella, nuestro devenir no se altera hacia lo más bajo que podamos caer sin la intervención de ella. 

Qué bacanales en aras del dios Vientre”. Eso dice Lolo. Pero lo dice haciendo uso de la forma de escribir que muestra bien a las claras lo que quiere decirnos con ello: es un “dios”, así, con minúscula porque es algo a lo que adoramos y a lo que nos adherimos como demasiada felicidad. Y es “Vientre”, así con mayúscula porque es a lo que nos dedicamos con demasiada frecuencia. 

Bien podemos decir que Lolo nos ha “calado” a la perfección y que sabe del pie del que cojeamos más de las debidas veces… 

El caso es que Manuel Lozano Garrido quiere traer a colación esto de la Templanza (su no aplicación, por decirlo así) justo en un tiempo (el de Navidad) en el que es más que probable que nos hayamos (ya ha pasado tal tiempo) un tanto o, a lo mejor, más de la cuenta, y hayamos adorado al “dios Vientre” con perseverancia… Sin embargo, eso bien lo podemos aplicar a cualquier época o día del año pues es cierto que podemos caer en la misma tentación y… es cierto que caemos… Y por eso nos dice nuestro amigo eso de que “da miedo también retrotraerse a los trescientos sesenta y cinco días idos”… 

Al contrario de la situación de falta de templanza y de desmesura hace constar el linarense universal aquellos hogares donde, al contrario, todo es hambre y faltas… Y eso es una forma de atizar nuestra conciencia y que nos demos cuenta de lo mal que, a veces, lo hacemos… 

Y, claro, ante tanta mala cosa que es, para los hijos de Dios, la falta de Templanza, Lolo le pide al Todopoderoso que “germine” en nosotros “una decisión de templanza”. Y es que sí, se trata de la germinación de una semilla ya plantada por Dios en nuestros corazones y no de algo que ha de nacer, sólo, de nosotros mismos. Está ahí la Templanza, ya está… hagámosla salir de nuestro corazón. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán 

 

Panecillos de meditación 

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos. 

 

Panecillo de hoy:

  

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen. 

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (50) 

 

“El amor de Dios es como el rayo de luz que cruza la ventana. Todas las partículas del aire se caldean en su tibieza, pero también se iluminan con su claridad. ” 

……………………………

 Para leer Fe y Obras.

 Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

6.01.24

La Palabra del Domingo - Domingo, 7 de enero de 2024

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Como es obvio, hoy no es domingo 7 de enero de 2024 sino sábado, 6. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, de domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  


Mc 1, 7-11


“Y proclamaba: ‘Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.’ 

Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: ‘Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.’”


COMENTARIO

Presentación al mundo

Hacía muchos siglos que el pueblo judío esperaba la llegada del Mesías; mucho tiempo en el que, orando y pidiendo, reclamaban a Dios el cumplimiento de su promesa de enviar a un Salvador. Y Juan estaba allí. 

El Bautista ya había sido elegido por Dios para ser el último profeta de la Antigua Alianza y en eso se encontraba, bautizando, cuando los que asistían a esa sanación del alma en el agua del Jordán, río bendecido por el Creador, necesitaban conocer si él, Juan, el hijo de Isabel y Zacarías, era el que ellos esperaban. 

Pero Juan fija su atención en la especie de bautizo que él ofrece y el que ofrecerá, pues no es obligación para nadie, Jesús, el Mesías que, por otra parte, no es él, como trata de hacerles comprender a aquellos que están, quizá, cegados por los signos que hace pero, sobre todo, por lo que dice a quienes demandan auxilio espiritual. 

El bautizo de Juan, el que antecede al Cristo, es de agua. Con él se perdonan los pecados. No es que los perdone Juan sino que él es instrumento de ese perdón. Algo muy distinto de lo que hará Jesús, luego, en su vida pública. Esa inmersión, que proporciona a aquellos que la reciben un espíritu perdonado, les hace más fuertes ante las asechanzas del maligno, pero eso no les proporciona la vida eterna pues para eso tendrá que venir el Mesías, para cargar con los pecados de todos y él, Juan, no era esa persona, Dios, tan esperada. 

Por eso el que viene es más fuerte que Juan. Pero su fuerza no es una fuerza física (como muchos querían que fuera el Mesías) sino una fuerza espiritual. Por el bautismo con fuego, con el que quema, de verdad y para siempre el pecado del mundo lo ha de traer Aquel que todos esperan. Y ese no es él, Juan. 

El que viene, el Cristo, bautizará con Espíritu Santo además de con fuego. Eso, que es una forma distinta de bautismo tiene, en sí misma, una diferencia radical, o sea, de raíz, de base, esencial. Entre bautizar con agua y bautizar con Espíritu Santo existen dos mundos distintos. Bautizar para el mundo y bautizar para el Reino de dios; bautizarse para sobrevivir aquí y bautizarse para vivir en la eternidad. Esas son las diferencias. Y esas diferencias, favorables, no las traería él, Juan. Y lo sabía. 

Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo.

Juan, por eso, no se siente capaz, su humildad se manifiesta en esto, de desatarle las sandalias. Porque él no es el Mesías. No es él, aunque sea su primo y haya jugado muchas veces con Jesús, seguramente, en su infancia. 

Y como si de una profecía se tratase, cuando Jesús, cumpliendo con la voluntad de Dios, como le dijera al mismo Juan cuando éste se negó a bautizarle pretextando lo de las sandalias, al salir del agua se le aparece el Espíritu Santo en forma de paloma, al igual que cuando Dios creaba su Espíritu sobrevolaba las aguas (lo dice el Génesis que puede ser todo lo alegórico que se quiera pero, al fin y al cabo, ha de decir algunas exactitudes y verdades esenciales). Esto confirma lo dicho por Juan a los que le preguntaban dando lugar, así, a la presentación, de Jesús, al mundo. Al mundo físico, porque al espiritual sería presentado en Caná, en las bodas. Este aparecer a la pública visión dando a entender quién es, pues es lógico que antes ya fuera conocido como el hijo del carpintero, traerá a nosotros, tras la experiencia del desierto, al hijo de Dios del que el Creador dice, aquí mismo, que es su “hijo”, o sea, su descendencia, y que entonces, ahora, lo ha “engendrado”. De aquí que el Credo diga de Jesús, que es “engendrado” y “no creado”. Creados somos los demás y por eso, por filiación divina, hermanos del Cristo. 

En este año que acaba de empezar, ahora que aún tenemos planes que cumplir, debemos fijarnos en dos realidades: primera, en la obediencia de Juan que, aunque no se sienta capaz, hace lo que le dice su primo, a la sazón el Mesías; y, por otro lado, a lo dicho por Dios: que Jesús es su Hijo. Y esto es, claro, mucho; y esto ha de suponer, también, mucho para nosotros porque ahí está nuestra salvación.  

PRECES 

 

Pidamos a Dios por aquellos hermanos nuestros que no comprenden la misión que Juan tuvo que llevar a cabo.

Te lo pedimos, Señor.

Pidamos al Todopoderoso por todos aquellos que no aceptan la misión que tuvo que llevar a cabo Jesucristo tras su bautizo.

Te lo pedimos, Señor.
 
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a recibir tu Espíritu y, además, a que nos llene el corazón y nos conduzca. 
 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

  
Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Juan sabía bien Quién iba a venir tras él; al menos, cómo iba a ser Su bautizo.


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

1.01.24

Un nuevo año, sí, y gracias a Dios

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Hoy es el primer día de un nuevo año. Ya han pasado 2024 desde entonces…

Cuando esto pasa, es decir, únicamente hoy, muchas cosas tenemos por delante. Por así decirlo, con el dicho tan conocido, es el primer día del resto de nuestra vida.

Como creyentes también tenemos esa nuestra vida por delante. Pero en nuestro caso es algo especial porque no se trata, al menos no se ha de tratar, de un tiempo al que aferrarse sin mayor sentido. Muy al contrario, el considerarnos hijos de Dios nos da un plus de responsabilidad porque no estamos aquí para pasar, sólo, por este valle de lágrimas sino, sobre todo, para que se note de Quién somos creación.

De todas formas, el año nuevo es futuro que ya está aquí. Es muy posible que para comenzar un año nuevo sean necesarias algunas realidades espirituales sin las cuales estaríamos vacíos y nuestra vida de cristianos sólo sería una apariencia de nada. Como ejemplo esto que sigue:


Fe para no perderla…
Fe para tenerla siempre sobre nosotros…
Fe para recordar de Quién proviene…
Esperanza de lo porvenir…
Esperanza cierta en Dios…
Esperanza en que nos sostendrá en las tribulaciones…
Caridad que haremos propia…
Caridad para los demás…
Caridad infinita ante el agravio…
Ganas de enfrentarse a lo malo…
Ganas de resurgir…
Ganas de dar…
Lucha por conseguir el definitivo Reino de Dios… llamado Cielo.
Lucha por dejar de lado los odios y rencores…
Lucha por ser fruto…
Ambición por transmitir la Palabra de Dios…
Ambición nunca exagerada de vencer al Mal…
Ambición nunca desmesurada de ser cauce de Bien…
Corazón para amar…
Corazón para perdonar…
Corazón para ser sobre el tener…
Espíritu para ser luz y ser sal…
Espíritu renovado ante el mundo que no cree…
Espíritu indomable ante la adversidad…
Manos para ponerlas en las necesidades ajenas…
Manos que no conocen el descanso…
Manos que son caricia y beso del alma…
Esfuerzo para querer ser ilimitadamente buenos…
Esfuerzo para permanecer, en oración, ante el mundo…
Esfuerzo para no dejar, de lado, a Dios…
Luz para transmitir…
Luz no escondida bajo el celemín…
Luz que guíe, que sea cauce, que sea camino…
Sonrisa para alegrar las tristezas ajenas…
Sonrisa perenne ante los adioses procurados por la vida…
Sonrisa calmante…
Capacidad para ser mejores…
Capacidad para vivir sabiéndonos hijos de Dios…
Capacidad para fructificar…
Restitución del espíritu en nuestras ajetreadas vidas…
Restitución de la calma en nuestro corazón…
Restitución de la filiación divina como sentimiento cierto…
Ser, así, hijos, para merecer un tal Padre.

Seguramente se podrían decir muchas cosas más sobre lo que ha de suponer, para cada uno de nosotros, el inicio de un nuevo año en nuestra vida; sobre lo que ha de suponer dar un paso que, desde el primero al último, sea sentido y querido por nuestro corazón de cristianos, aquí católicos, agradecidos a Dios; sobre lo que ha de suponer reconocer, como huellas, las que el Padre deja a nuestro alrededor para que las reconozcamos y, siguiéndolas, alcancemos su definitivo Reino donde tantas estancias nos está preparando Jesucristo; sobre lo que ha de suponer vernos alejados de la tibieza que tan poco ha de gustar a Dios.


¡Dios, Padre Nuestro!… Que estás en los cielos.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Hoy todo vuelve a empezar; pedir a Dios… también.

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

30.12.23

La Palabra del Domingo - Domingo, 31 de diciembre de 2023

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Como es obvio, hoy no es domingo 31 de diciembre de 2023 sino sábado, 30. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, de domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  


Lc 2, 22-40


“Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: = Todo varón primogénito será consagrado al Señor =  y para ofrecer en sacrificio = un par de tórtolas o dos pichones =, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.  Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.   Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,  le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: ‘Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;  porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos,  luz para iluminar a los gentiles  y gloria de tu pueblo Israel. ‘Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: ‘Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción – ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos  corazones.’  Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.  Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.  Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.  El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él”.

COMENTARIO

Familia Sagrada, Sagrada Familia

No se puede decir que la familia, la Sagrada Familia, no cumpliese con lo establecido en la Ley de Dios. Ya desde bien pequeño hacen ver a Jesús que ha de ir por ese camino. Luego, claro está, nada extraña que dijera el Mesías que no había venido a derogar la Ley de Dios sino a que se cumpliese porque era, exactamente a lo que había venido. 

Pues bien. En aquel momento correspondía acudir al Templo de Jerusalén para presentar al recién nacido. Sería consagrado a Dios, por ser el primer nacido de María (y único, por cierto) y correspondía hacer una ofrenda. En el caso de aquella pobre familia una que era, en efecto, pobre. 

Pero en aquel histórico momento de la historia de la salvación había dos personajes que estaban llamados a ser importantes. Ambos eran ancianos y los dos servían en el Templo a la espera de la llegada del Mesías. Pero ya no tendrían que esperar más porque Dios había decidido que lo vieran aquel mismo día. 

Simeón y Ana. Dos servidores de Dios que merecían el premio mejor. Y lo iban a tener pues aquellos que buscan al Creador lo acaban encontrando aunque sea en los últimos días de sus vidas en la Tierra. 

Ambos se dieron cuenta, seguro que por inspiración del Espíritu Santo, que aquel niño era uno que lo era muy especial. Simeón se dio cuenta porque el Espíritu de Dios le había soplado en su corazón que debía acudir, aquel día también, al Templo.  Y así, acudiendo, cumplió con la voluntad del Todopoderoso (¡Alabado sea por siempre!). 

Pero Simeón no se conforma con ver aquel momento sino que, cumpliendo las veces de profeta, viene a decir lo que va a pasar con Jesús: muchos actuarán llevados por Él; otros, no lo querrán para nada. Y para María también tiene algo: algo terrible va a pasar con aquel Niño recién nacido y ella lo contemplará atravesándose una espada el alma o, lo que es lo mismo, se verá aquejada por un dolor terrible en el corazón.

El peregrino: La presentación del Señor en el Templo.

Aquel hombre, en efecto y como él mismo dice, puede morir tranquilo. Se ha cumplido la Palabra de Dios que le había sido revelada en el sentido de que no moriría hasta que viese al Mesías. ¿Qué más podía esperar Simeón que no fuera morir e ir al seno de Abraham? Todo se había cumplido. 

Algo parecido la pasa a Ana. Aquella anciana también estaba esperando ver aquel día… y lo vio. No extraña, por tanto, que anduviese por allí alabando a Dios y diciendo a todo el que quisiera escucharla que había visto al Mesías. 

¿Y luego, qué paso? 

Bien que lo dice el evangelista-médico: la sabiduría y la gracia de Dios estaban con el Niño. Y la historia de la salvación había empezado su última etapa. 

PRECES

Por todos aquellos que no esperan la llegada de Dios a sus vidas.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que rechazan al Niño porque les compromete el corazón.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a recibir al Niño que pronto nacerá con todo el amor del que seamos capaces de dar y mostrar.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

 

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Simeón y Ana son testigos de lo que pasó y certifican la divinidad del Niño.


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

25.12.23

Era pequeño aquel Niño

El “Príncipe de Paz”: mensaje de Navidad de 2022

Era pequeño. Como cualquier otro ser humano que viene al mundo, el Hijo de Dios era pequeño, casi nada frente a lo que había de pasar. 

Era pequeño. Con sus dificultades, con su no saber nada, con su necesidad de ser alimentado, vestido, cuidado, amado… 

Era pequeño. Aquel al que visitaban los pastores y, a los pocos días, unos señores venidos de muy lejos y que agasajaron con oro, incienso y mirra y se postraron ante Él, era pequeño. 

Era pequeño aquel Niño, así con mayúscula, porque no era un niño cualquiera sino el Hijo de Dios que había sido puesto allí para cumplir con una misión gloriosa y con final doloroso. 

Era pequeño aquel Niño porque debía nacer para que el Bien se reinstalara otra vez en el mundo, para que el mundo supiese de dónde venía el Amor y qué iba a hacer con el Amor aquel pequeño Niño. 

Era pequeño aquel Niño pero, según cuentan, sonreía ante los que le visitaban porque ellos sí sabían lo que hacían y no como otros que ya sabemos… 

Era pequeño aquel Niño porque se sabía protegido por José y por su Madre, María, a la que luego, muchos años después, entregaría para que fuera Madre de todos sus discípulos, hijos también de Dios. 

Era pequeño aquel Niño pero es casi seguro que, en su pequeñez, en aquel cuerpo recién alumbrado, ya tuviera por bueno aquel primer sufrimiento de asomar su cabeza a un mundo que lo recibía con alegría y, en la distancia del poder, con miedo y envidia. 

Era pequeño. Tan pequeño era que tuvo que ser arropado para que no cogiera frio, para que pudiese pasar lo mejor posible aquellas primeras horas de su vida en el mundo porque había venido de Dios y era, Él, Dios mismo ahora hecho Niño pequeño. 

Era pequeño aquel Niño. Todo en Él era pequeño como debía ser para un nuevo hombre que viene al mundo. Y, sin embargo, en aquella pequeñez había divinidad y María lo sabía y guardaba tal verdad en su corazón. 

Era pequeño aquel Niño. Nació como cualquiera, vivió como cualquiera e iba a cumplir con su misión como sólo Él sabría hacer. 

Era pequeño, pequeño, pequeñito aquel lucero que, al alba de su día se presentó como era, como quería Dios que viniera al mundo, como Él ansiaba ser. 

Era pequeño pero iba a suscitar grandes ilusiones y mejores expectativas en aquellos que lo iban a querer y a seguir. 

Aquel Niño era pequeño, aquel Emmanuel que ya estaba entre nosotros hecho carne, Dios divino y cuerpo de Niño, era pequeño como debía ser, todo lo que debía ser y todo lo que sería. 

Aquel Niño era pequeño y nosotros, desde la distancia que dan los siglos pasados desde aquella primera Navidad, queremos agradecer a Dios por aquella tan nuestra pequeñez, por haber sido tan bondadoso con nosotros y enviar a Su Hijo a que sufriera por sus hermanos los hombres. 

Era pequeño, sí, pero era todo y el todo: Todo.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

  

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.  

Panecillo de hoy:  

Ha venido Quien debía venir al mundo. Otra y santa vez.  

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

23.12.23

La Palabra del Domingo - 24 de diciembre de 2023

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Como es obvio, hoy no es domingo 24 de diciembre de 2023 sino sábado, 23. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, de domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  

 

Lc 1, 26-38


“Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.’  Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: ’No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.’ María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’   El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.’   Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue.”

COMENTARIO
 
¡Hágase, Padre, hágase!

Lo que escribe aquel médico llamado Lucas en su evangelio nos muestra hasta dónde puede llegar la confianza, la fe, de alguien que cree en Dios Todopoderoso y sabe que, como es bien cierto, es poco frente a Quien todo lo es y todo lo puede y se sabe, pues, humilde.

Él Ángel Gabriel tuvo mucho trabajo que llevar a cabo, muchas misiones que cumplir en poco tiempo. Ya se había aparecido a Zacarías, esposo de Isabel y padre de Juan el Bautista, para decirle lo que iba a pasar con aquella que llamaban estéril y para demostrar que, para Dios, nada hay imposible. Primero, pues, se debía sembrar para que naciera el Precursor y, luego, tendría que acudir a la casa de una joven virgen para anunciarle, entre otras cosas, que era la “llena de gracia”.

No podemos negar, a nadie se le ocurriría pensar otra cosa, que María, aquella joven a la que se dirigió el Ángel del Señor, estaba turbada. No es fácil saber qué es lo que le estaba pasando cuando le dice aquel enviado de Dios lo que le dice y que pensara, por ejemplo, que aquello no lo comprendía. 

María, sin embargo, no hizo como hiciera meses antes (por lo menos seis) su pariente Zacarías. Él dudó de lo que le decía el Ángel y por eso, por su falta de confianza en Dios, quedó mudo hasta que nació quien llamaría Juan. No. María no duda ante lo que le dice Gabriel. María se extraña, eso sí, de que ella vaya a quedar embarazada sin haber conocido varón pues aún desposada con José no se había ido a vivir con quien se había prometido para ser su marido. Y aquella joven, entregada a Dios, en su virginidad, desde bien pequeña, sabía que no había conocido varón.

He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» – Reporte  Catolico Laico

Pero María, pues, no duda. Decimos que ante lo que le dice Gabriel, ante aquel “llena de gracia” (liberada, por tanto, del pecado original por Dios Creador) podía haberse dicho, por ejemplo, “bien, creo en lo que dice el Ángel pero no me siento digna de cumplir con tal misión. Le diré que no puedo aceptar tal honor”.

Sin embargo, María, la joven María, no dice eso sino que se somete enteramente a la santa voluntad que, de Dios, le había expresado, su Ángel porque, en realidad, ni quería ni podía hacer otra cosa.

Pero en esto también María es especial. Tampoco se limita a decir sólo, por ejemplo, “bien, acepto” sino que, además añade algo que la define a la perfección y define, también perfectamente, lo que ha de ser un creyente en Dios: “he aquí la esclava del Señor”. Ella se sabe esclava de su Creador y, por eso mismo, no puede, ¡qué menos!, que aceptar lo que le está proponiendo Gabriel. Sabe María que, incluso que vaya a quedar embarazar sin seguir, digamos, el método ordinario y común del ser humano, es algo que no comprende pero que es posible para Dios. Es más, que nada hay imposible para Aquel que todo lo creó y mantiene.

Y el Ángel se fue, la dejó.

Podemos imaginar, al menos imaginarlo, cómo quedaría María, Virgen e Inmaculada, cuando Gabriel la dejó. En aquella soledad tan sonora como era estar con Dios y, es más, saber que lo iba a tener en sus mismas entrañas.

En realidad, sólo podemos imaginarlo y, luego, agradecer una merced tan grande hecha, por el Todopoderoso, a favor de la humanidad entera y completa.

 PRECES

Por todos aquellos que no creen en la venida de Dios mismo hecho hombre.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no se dejan inundar por la fe profunda de María.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a recibir a tu Hijo Jesús ahora que recordamos que vino para salvarnos.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

 

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Pasó lo que Dios quiso que pasara.


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

18.12.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – IX Fortaleza

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien, cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – IX FORTALEZA

IX

FORTALEZA

“El dolor tronante y la tortura de los mártires se dilata hoy en la Iglesia aherrojada. El mundo es ya como un inmenso clamor de tormento. Señor, que los del Silencio sean fuertes en la confesión de la fe. Para nosotros, esa no menos necesaria fortaleza para la tentación en acecho.“

No podemos negar que una virtud como es la Fortaleza nos viene la mar de bien a todos los que nos consideramos hijos de Dios y discípulos de Cristo. Por eso Lolo la pone aquí y nosotros la tenemos por una campanada de necesidad primordial pues no son pocas las veces en las que tenemos que abocarnos a ella.

Pues bien, Manuel Lozano Garrido nos dice algo que es muy importante y que siempre deberíamos tener en cuenta: hay muchas personas que sufren en el mundo y, es más, muchas personas a las que consideramos mártires por ser testigos de un Hijo, de un Padre y de un Espíritu Santo sin venirse abajo por muy malas que sean las circunstancias por las que deban pasar.

Lo que decía Lolo en su tiempo, eso de que “el mundo es ya como un inmenso clamor de tormento” nos lo podemos aplicar a hoy mismo, algunos decenios después de que escribiera nuestro amigo de Linares (Jaén, España) estas palabras que no eran, sino, testimonio de una situación que los hijos de Dios llevan soportando desde que envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salvase.

Por tanto, ante tal situación, echar mano de la “Fortaleza” nos ha de venir la mar de bien porque con ella podemos hacer frente a todo lo que nos puede venir de cara y la cara no sea muy buena que digamos…Pero lo que aporta Lolo, y que le pide a Dios, es que aquellas personas que han de pasar por duras pruebas y las pasan en “silencio” (sin hacer mención, siquiera, de su sufrimiento y soportándolo espiritualmente de forma insuperable) no dejen de hacer tal “confesión de fe” que es como decir que nunca se apeen de la misma y la mantengan pese a las circunstancias que pese o por las que puedan pasar. Y es que casi podemos imaginar que el fruto de tales “silencios” también revierten en todos los que creemos que eso es, en sí mismo, buena cosa para el alma propia y ajena.

Pero, al parecer, a Lolo no le parece suficiente con pedir a Dios que el prójimo sufriente se mantenga en su fe. Es decir, que también tiene que pedirle al Todopoderoso, por todos aquellos que, en un momento u otro, somos “invitados” por el Maligno a caer en la tentación que, como bien dice el linarense universal, está, “en acecho” que es lo mismo que decir que está siempre preparada para cumplir con su maléfica misión. Y para eso también hace falta que la Fortaleza nos coja de su mano o, mejor, que nosotros nos cojamos de la suya.

La Fortaleza, pues, apoya en nosotros la voluntad de resistir ante lo que nos pueda hacer daño y, sobre todo, nos auxilia y ayuda a permanecer fieles a Dios que, digámoslo pronto, no es poca cosa, como muy bien sabía Lolo.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (48)

“Dios es un Mississippi de ternura, con manantial en su corazón y ancha vertiente en el mar de los hombres”. ”

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

16.12.23

La Palabra para el Domingo - 17 de diciembre de 2023

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 17 de diciembre de 2023 sino sábado, 16. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, de domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  

 

Jn 1, 6-8. 19-28

  
“Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan.  Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.  No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: ‘¿Quién eres tú?’  El confesó, y no negó; confesó: ‘Yo no soy el Cristo.’ Y le preguntaron: ‘¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?’ Él dijo: ‘No lo soy.’ – ‘¿Eres tú el profeta?’ Respondió: ‘No.’  Entonces le dijeron: ‘¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?’ Dijo él: ‘Yo soy voz del que clama en el desierto: rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.’ Los enviados eran fariseos. Y le preguntaron: ‘¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?’ Juan les respondió: ‘Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis, que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia.’ Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.”

COMENTARIO

El que ha de venir y ya viene

No hay nada mejor que servirse de aquellos hermanos nuestros que han visto y gozado ciertas cosas de nuestra fe. 

Seguramente Juan, quien escribe este evangelio, era discípulo el Bautista. Habría sido bautizado por el primo de Jesús en las aguas del Jordán y sabía, perfectamente, de qué estaba escribiendo cuando hace lo propio para empezar su texto sagrado. Es decir, no hablaba de oídas sino que era testigo directo de lo que entonces aconteció y, luego, de lo que acabaría pasando.  

Lo que aquí pasa, lo que escribe Juan que fue testigo de todo aquello, es muy importante porque nos pone sobre la pista de la voluntad de Dios, sobre lo que quiere para el hombre y, sobre todo, lo que está pensado para cada uno de nosotros.
 
Es cierto que el Bautista no era el Mesías pero también tenía una misión muy importante que cumplir: ser el precursor del Enviado de Dios. Y la cumplió a la perfección dando señal de Quien iba a venir y clarificando quien no era él. 

Sintético 102+ Foto Imagen De Juan El Bautista El último

Lo bien cierto es que el Bautista era tenido por profeta. Nosotros, ahora mismo, sabemos que fue el último de la Antigua Alianza pero aquellos que vivieron en su tiempo, siendo poderosos, pensaban que había aparecido otro que les iba a molestar más de la cuenta como lo habían hecho antes otros muchos profetas con los que habían terminado por la vía rápida del asesinato. 

Pero Juan no duda nada de nada. Sabe que es quien es y no va a otorgarse títulos ni nada por el estilo. No es el Mesías pero sí sabe que es quien ha de introducirlo, quien en el desierto clama que se debe enderezar el camino que lleva a Dios y que aquellos que le preguntan, y muchos otros, deben cambiar sus corazones. 

Juan el Bautista sabía que vería al Mesías. Así se lo había hecho saber Quién lo había enviado, como diría en otra ocasión. Por eso, sabiendo la voluntad de Dios y, sobre todo, Quien debía e iba a venir. Era consciente de su verdadera situación de ser nada ante el Mesías. 

Dice Juan que ni siquiera merece desatarle la correa de su sandalia. Es decir, ni siquiera lo que haría el siervo más siervo cree estar en disposición de hacer ante el Mesías, ante quien iba a bautizar con fuego y espíritu santo mientras que él lo hacía con agua. Además, sabía que ya había nacido porque les dice, a aquellos que van a preguntarle, que estaba “en medio de vosotros” y que, además, aún no conocen pues Jesús no había empezado su llamada vida pública que empezaría, precisamente, cuando fuera bautizado por el Bautista. 

En realidad, estas dos personas, Jesús y Juan, siendo primos de sangre, tenían una misión que cumplir y que cada uno de ellos iban a llevar a cabo y, en cierto modo morirían los dos de igual manera: mártires del cumplimiento de la voluntad de Dios y sabiendo a la perfección lo que hacían y las razones de aquel glorioso proceder. 


PRECES


Por todos aquellos que no quieren recibir a Dios en sus vidas.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no escuchan el mensaje del Padre a través de sus enviados.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a enderezar nuestra vida y hacer que acuerde con tu santa voluntad.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Como el Bautista, Cristo cumplió con su misión a la perfección. 


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

11.12.23

Un amigo de Lolo – Campanadas de necesidad – VIII Justicia

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Como suele ser habitual con el Beato de Linares (Jaén, España) Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, lo que escribe mueve a percibirlo como algo importante. Y eso es lo que ha pasado con esto.

El que esto escribe tiene por buena cosa publicar los artículos que Lolo dio a la luz pública (en los más diversos medios escritos) en la página de la Fundación Lolo. Y, como podemos imaginar, los hay de toda forma y condición cumpliendo siempre la característica de ser más que recomendable su lectura.

Pues bien,cumpliendo con tan gozosa labor, me correspondió publicar un artículo-petición titulado Doce peticiones para doce campanadas” que Lolo había publicado el 8 de enero de 1955 en la revista “Signo”.

Debo reconocer que al leer las tales “campanadas” (referidas las mismas a las primeras del primer día del año) tuve la sensación de que tal texto debía ser difundido lo más y mejor posible porque son unas verdaderas campanadas de necesidad. Y por eso, a partir de hoy mismo, paso a publicar, con la ayuda de Dios, una a una, las doce de las que habla el texto con un humilde comentario del que esto escribe que es, sin duda, lo peor de todo lo que aquí se va a traer…

Vamos a poner siempre el texto que precede a las campanadas que es el que sigue:

Estoy ante Ti, Señor, en este instante fugaz, a caballo de dos tiempos. Hace frío, y hace ahora en raro crepitar de estrellas. Se diría que todo descansa, pero el silencio de ahora nace de un duermevela electrizante.

¡Ves, Señor! En tus plazas y pueblos se han congregado muchedumbres con las frentes en alto; pero Tú no te hagas ilusiones, porque esos ojos que se describirán de ansiedad están hoy polarizados apenas por la estricta circulación de un reloj. Es absurdo, mi Cristo, pero así es. “Entonces- dirás, ¿es que al fin se reúnen para amarse?” No; en el fondo, esas células que integran lo que se llama la multitud tienen entre sí la repelencia de lo egocéntrico. Para ellos, en la autopista del tiempo corren hoy sólo dos leves saetas la carrera de lo personal. Apenas cuando crucen conjuntamente la cinta de las doce oirás el estruendo con que cada uno festeja el aparente hallazgo de un seguro de vida.

Para entonces, quiero ofrendarte mi súplica.

He oído ya la puesta en marcha de una sonajería y el martillo de bronce está en alto para la danza de las horas y el rigodón de la vida. En su honor, barrena ya la noche la pacífica metralla del champán y de lo que pudo ser tu sangre, el vino. Pero antes que con las burbujas llegue hasta tu rostro la afrenta que omite la gratitud a tu nombre, tolera que te envíe, como doce recursos de urgencia, los telegramas de otras tantas súplicas para cada una de las doce campanadas que inician el año.”

Y, a continuación, lo que corresponde a cada una de ellas.

Campanadas de necesidad – VIII Justicia

VIII

JUSTICIA

¿Has visto, Señor, qué gran poder el de la carta de la recomendación o el dinero? Un sobre azulado puede quebrar la vara del magistrado, el fallo de la cátedra, la rectitud del mandatario o los deberes de la Empresa. El escándalo de nuestras torcidas ejecutorias te ha atrincherado tras los muros del templo, y el obrero, identificando tu doctrina con nuestras conductas, se ha vuelto de espaldas y escucha ya el canto falaz de los mercenarios.”

Es verdad que siempre hemos dicho dicho, porque es cierto, que Manuel Lozano Garrido tenía un conocimiento del ser de sus contemporáneos más que acertado. Vamos, que sabía del pie del que cojeaban.

El texto que hemos traído hoy aquí muestra a la perfección eso que decimos arriba. Es más, podemos constatar que Lolo se muestra algo más que enfadado por lo que relata y, en fin, por lo que puede comprobar… Y es que, al fin y al cabo, se trata del comportamiento de los hijos de Dios y eso, como es de suponer, no puede ser del agrado del Padre.

Empecemos diciendo que el Beato de Linares (Jaén, España) se dirige directamente al Señor. Es decir, ni busca intermediario ni nada que se le parezca, Y es que le debe parecer tan grave lo que a a decir a continuación que, así, directamente, es como mejor sabe expresarse nuestro amigo.

Lo que luego dice Lolo es, ciertamente, grave. Y es más grave aún cuando se puede constatar que es cierto.

En el fondo, lo que le ha de querer pedir Lolo a Dios es, simplemente, Justicia, así con mayúscula porque es la divina la que solicita. Y lo pide porque lo que considera mejorable, ciertamente, lo es.

Aquí subyace aquello que a veces se dice tal que así: “sí, aquella persona va mucho a misa y así es…” entendiendo que no es, precisamente, una buena persona. Y eso es lo que, al final de este texto le hace decir a Lolo que el obrero, identificando lo que Dios quiere con lo que hace el hombre (¡grave error!) se pone de espaldas, se vuelve de espaldas al respecto de la Iglesia cuando no directamente en contra.

El caso es que no podemos negar que, a falta de conocimiento más profundo de parte de quien eso cree de Dios, las conductas que aquí hace ver Lolo no son de lo más edificantes.

No podemos decir que sea edificante hacer uso de la influencia del dinero o de la recomendación para obtener según qué cosas o alcanzar según qué prebendas.

No podemos decir que sea edificante que se haga lo mismo para obtener determinados puestos (en la administración o donde sea) o para incumplir lo que sea un deber a cambio de lo que aquí critica Lolo.

Y, sin embargo, la gran diferencia que existe entre lo que dice Lolo en su tiempo y el de ahora mismo, es que el linarense universal decía lo que aquí dice en el sentir que muchos de sus contemporáneos eran católicos y veía, así, un comportamiento de algunos en contra de otros pero que, en el fondo, eran discípulos de Cristo.

Y ahora, ¿ahora qué podemos decir de nuestra situación actual?

Grave pregunta esta que, además, tiene peor respuesta.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Campanadas que enmudezcan lo mundano siempre valen la pena y a nuestra alma bien le vienen.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor“ (47)

El autor de la vida es infinitamente fecundo

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

9.12.23

La Palabra para el Domingo - 10 de diciembre de 2023

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 10 de diciembre de 2023 sino sábado, 9. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, de domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.  



Mc 1-1-8



“Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en Isaías el profeta:  ‘Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas’, apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y proclamaba: ‘Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.’”
  


COMENTARIO
 
Juan, el Precursor, el último profeta del Antiguo Testamento
 
Como el Antiguo Testamento, llamado así por haber sido escrito basándose en la alianza que Dios llevó a cabo con el hombre antes de la venida del Mesías, se recoge aquello que ha de venir, aquello que ha de suceder cuando llegue al mundo el Hijo del Todopoderoso, el evangelista Marcos empieza su evangelio, precisamente, haciendo referencia a un profeta, Isaías, y a lo que el mismo escribió. 

En aquel entonces el profeta que tan bien describió lo que sería la Pasión de Nuestro Señor, escribió acerca del primo de Jesús, Juan, hijo de Isabel y Zacarías. Tenía que cumplir una misión muy importante. 

Dios enviaba un profeta delante de su Hijo. Lo hacía así para preparar el camino que, luego, alfombraría con su sabiduría y conocimiento de la Ley del Padre, Quien iba a nacer de una mujer joven llamada María que supo denominarse, justamente, “esclava del Señor” porque se había entregado a Dios desde bien temprana edad y su virginidad era una flor que no es iba a marchitar nunca por voluntad del Todopoderoso. 

También debía Juan enderezar los caminos. Y es que los mismos andaban muy torcidos y aquel que Dios escogió para ser su pueblo no andaba como debía andar hacia su definitivo Reino sino que se había torcido, saliéndose de la santa Ley y haciendo de su capa un sayo. Y aquello también correspondían a quien refería Isaías, y ahora Marcos, llevar a cabo. 

La misión, pues, estaba asignada y debía cumplirse según era la voluntad del Creador. 

La figura de Juan el Bautista: el último de los profetas y el primero de los  testigos - Siempre aprendiendo - COPE

Juan bautizada y perdona los pecados. Estaba autorizado por Dios para ello. Además, lo hacían con un ánimo claro: la conversión de los pecadores, el pasar a tener un corazón de carne y no de piedra… 

Se comportaba, Juan, además, de forma pobre. Era pobre de espíritu, de ropajes y de alimento. Y eso agradaba a Dios que mucho se complace en los sencillos, sobre todo, de corazón aunque no puede desdeñar a los que, además, lo son desde el punto de vista material. 

Pero, sobre todo, Juan, aquel que sabía la misión que debía cumplir, estaba más que seguro que él no era el Mesías. Por eso aduce su humildad porque sabe que, en efecto, no es digno de desatar las sandalias de Quien ha de venir, el Cordero de Dios. 

Pero había algo más con relación a Quien debía venir: el bautismo.

Aquel que bautizada con agua, Juan, conocía que Quien debía venir, el Mesías, lo haría de una forma más profunda. Él bautizaba exteriormente pero Quien debía venir lo iba a hacer con fuego y con Espíritu Santo y, por tanto, limpiaría el interior de la persona bautizada y propiciaría una conversión que iría más allá de la meramente exterior. 

Juan, sin duda, sabía,  lo hacía notar en su predicación y cumplió, con su hacer, lo escrito siglos antes por Isaías. 

Todo, pues, se estaba cumpliendo y, poco a poco, la historia de la salvación iba a llegar a su culminación con la predicación del Hijo de Dios.
  
PRECES

Por todos aquellos que no quieren enderezar sus vidas y prefieren caminar por la senda torcida.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren escuchar las palabras del profeta porque humanamente no les convienen para nada.

Roguemos al Señor.

 ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a llevar una vida digna de ser llamada propia de un hijo Tuyo y que pueda ser ejemplo para nuestro prójimo.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Juan fue el Precursor y fue, también, un buen ejemplo a seguir. 


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.