2.12.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena –  Resucitaremos

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – Resucitaremos

“El Cristianismo no arranca de una culpabilidad, sino de una esperanza” (Beato Lolo, de su libro Bien venido, amor, 978)

“Creer y convertirse”. Son dos expresiones que manifiestan la voluntad de una persona acerca de qué es lo que quiere no para esta vida (que también) sino, sobre todo, para la que ha de venir cuando se cierre el telón de su existencia y tenga que acudir donde haya merecido acudir. Y eso es lo que le pasó al Beato Lolo (Linares, Jaén, España)

Existe la creencia errónea según la cual basta con no creer en Dios para librarse, automáticamente, de lo que supone la existencia del Creador. Sin embargo, para desgracia de muchos incrédulos, las cosas son como son y por la mañana amanece cuando sale el sol. Y ante la Verdad poco pueden hacer los que prefieren esconder la cabeza bajo tierra pensando que, así, pasa el “peligro” de sentirse hijos de Dios.

Pues bien, quien se sabe hijo del Creador sabe perfectamente que en esta vida está de paso o, como poco, a decir de Santa Teresa, que es una mala noche en una mala posada o dicho hoy día, en una mala pensión de las llamada de “mala muerte”.
Es decir, que poco pasamos aquí con relación a lo que ha de venir tras nuestro final corporal. Y estamos seguros que tal pensamiento dio a Lolo una nutriente esperanza para su alma. 

Tenemos una esperanza clara, como la tuvo Manuel Lozano Garrido, que nos sostiene en el mundo y por la cual vivimos y existimos: la resurrección.

En efecto,
resucitar, cuando llegue el momento en el que Cristo vuelva a la tierra para juzgar a vivos y muertos, ha de ser el anhelo de todos los que estamos más que seguros que todo esto, nuestra fe y Dios mismo, no son una ilusión que necesitamos para vivir sino que ambas realidades son más que ciertas, que lo vemos todos los días y que, no obstante, lo que nos espera es infinitamente mejor y dura para siempre, siempre, siempre como diría Santa Teresa de Jesús.

Resucitar para toda la eternidad y que sea para una eternidad de vida y no de muerte, es lo que nos sostiene, lo que sostuvo a Lolo en su sufriente vida terrena. Es una esperanza fundada en la resurrección de Jesucristo, Hijo de Dios, enviado por el Padre y Mesías de la humanidad toda. Por ella murió pero, no sin embargo, dejando de avisar acerca de los requisitos (¡sí, hay que cumplir algunas condiciones sine qua non!) citados arriba: creer y convertirse.

No basta estar más que seguros de que seremos salvados y vivir dormidos en los laureles. Si Cristo murió para que toda la humanidad se salve, no lo hizo porque estuviese seguro de que toda la humanidad se iba a salvar sino que, en todo caso, se salvarían aquellos que creyesen en Su persona y se convirtiesen. Así, sí; de otra forma, no. Y Lolo creyó y más que creyó en su hermano Jesucristo y por eso completó, con su dolor, el del Enviado de Dios.

El Amor de Dios, llegado directamente a nosotros (a falta de mayor fe en su pueblo elegido) es una garantía de verdad de la que no dudamos porque el Todopoderoso tiene, en efecto, todo el poder y nada para Él es imposible. Ni siquiera hacer posible que nosotros dejemos de pecar y nuestra esperanza se haga carne y sangre en nuestra vida. Ni siquiera eso.

¿Hay mayor esperanza?, verdad, ¿Lolo?

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor"  (93) 

Da escalofríos pensar que Dios, tan infinito, necesite del amor de los hombres y que aun hasta lo añore

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna (¡Con nuevos artículos! sobre Lolo)

1.12.24

La Palabra del domingo - Domingo, 1 de diciembre de 2024

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Lc 21, 25-28. 34-36

Primer Domingo de Adviento

 
25 ‘Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, 26 muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. 27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. 28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrar ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.”

34 Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, 35 como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. 36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.”

COMENTARIO

Un claro aviso de Cristo y un consejo

Dar comienzo un nuevo tiempo de Adviento ha de suponer, para los hijos de Dios, algo así como un saber dónde nos encontramos en el camino que nos lleva al definitivo Reino de Dios. Y, para eso, ya tenemos a nuestro hermano Jesús que nos dice, exactamente, qué va a pasar. 

Sin embargo, no nos deja así, digamos, con el corazón en un puño o con un miedo inconmensurable sino que pone sobre la mesa lo que debemos hacer. Y es que el Hijo de Dios sólo quiere, para nosotros, lo mejor. 

En primer lugar, podemos decir que el panorama que nos muestra Jesucristo no es nada alentador, así en principio. 

Nosotros sabemos, adelantándonos al final del grupo de versículos del Evangelio se San Lucas, que el Calendario Litúrgico nos pone como los propios del día, que está hablando Cristo de su segunda venida al mundo, en su Parusía. 

Lo que aquí pasa es que nos advierte, clara pero misteriosamente, de lo que va a pasar entonces. 

Todo lo que anuncia Jesucristo está dicho. Por tanto, como la Palabra de Dios nunca va a pasar y siempre es cierta y verdadera, no podemos hacer con esto como si no tuviera importancia o, peor aún, no nos concerniese a nosotros. Al contrario de la verdad: tiene mucha importancia y estamos totalmente dentro de la eficacia de tales palabras, de la Palabra de Dios. 

El Periódico de México | Noticias de México | Columnas-VoxDei | Habrá  señales en el sol, en la luna y en las estrellas

Decimos que el panorama no es nada bueno. ¿Y es que puede ser que vaya a pasar, porque pasará, todo lo que dice Cristo que va a pasar y no nos sintamos terriblemente afectados?

Pueda haber quien crea eso de que “bueno, aún queda mucho para eso”. Y, a lo mejor, es verdad. Pero, a lo mejor, no lo es y mañana mismo todo eso sucede. Y es que sólo Dios sabe el día y la hora en la que regresará su Hijo al mundo. Por eso lo que viene después es tan importante. 

Pero, antes de seguir con lo que viene después y que es un gran consejo de parte de Cristo, digamos que en efecto, que sí, que cuando se produzcan los acontecimientos que se han de producir, previos a la vuelta del Hijo de Dios al mundo, no debemos desalentarnos sino todo lo contrario. Y tal es así la cosa porque sólo entonces sabremos que todo se va a cumplir y nuestra definitiva salvación se hará efectiva. 

Pues bien. Decimos arriba que Jesucristo nos aconseja. Y no es poco lo que nos dice. Y nos lo dice para nuestro bien aunque a nosotros, a lo mejor, no nos parezca que sea bueno eso que nos dice… 

Veamos. 

Digamos, antes que nada, que todo lo aquí dicho, en segundo lugar después del texto puramente apocalíptico, está dicho porque Jesucristo quiere que nos salvemos. Y por eso nos habla de todo lo que no debemos hacer para, claro, hacer lo contrario. 

Nos dice, por ejemplo, que no nos dejemos dominar por los gozos puramente mundanos. No llevan a nada que no sea al Infierno. Por eso nos recomienda Jesucristo que los sigamos como si fueran nuestros diosecillos particulares. No. Debemos darles la espalda aunque eso suponga un hacer de menos nuestra voluntad carnal… 

En realidad, todo esto se centra en algo que no siempre tenemos en cuenta: debemos estar, permanecer en vela. 

La “vela” es un, digamos, estar siempre preparados. Y lo debemos estar porque, como decimos arriba, no sabemos cuándo ha de volver, de nuevo, el Hijo del hombre, Cristo. 

¿Cómo, de todas formas, debemos velar? 

Sencilla es la respuesta: con la oración, orando y, suponemos, pidiendo a Dios, como suele decirse, que “nos coja confesados” en el momento en el que crea oportuno volver a enviar al mundo a su Hijo para que juzgue a vivos y a muertos. Y es que entonces, cuando eso suceda, no vendrá como la primera vez a decir que el Reino de Dios es posible, que se puede alcanzar sino que será para hacer efectivo el mismo con toda su crudeza y realidad espiritual y real. 

Dice Jesucristo que quiere que podamos estar “en pie delante del Hijo del hombre”. Y es que quiere que podamos estar así, en pie, porque no hayamos caído en el abismo del que tanto habla el salmista y, sobre todo, porque podamos mirarlo a los ojos diciéndole que hemos cumplido con Su Voluntad y que tenemos el alma limpia. Y sólo así podremos permanecer en pie porque sólo así merecemos permanecer en pie. Y no de otra manera.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

El caso es que lo que de venir… vendrá.

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

25.11.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – El milagro del ser humano

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación 

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – El milagro del ser humano


“Cada segundo de la vida humana supone un milagro, muchos milagros” (Beato Lolo, de su libro Bien venido amor, 80)

La Providencia de Dios y el sentido que de la misma se tiene desde un punto de vista cristiano, aquí, católico, debería ser motivo grande de preocupación por lo que supone preterirla en nuestras acciones, tenerla como no puesta en nuestra vida y, en fin, haciendo como si se tratase de una realidad de la que podemos prescindir. Y eso es algo que nunca hizo el Beato de Linares (Jaén, España)


Dios, que lo creó todo y todo lo mantiene, ni está alejado de su Creación ni, por lo tanto, la ha dejado de su mano para que, aunque con libertad donada, haga lo que le venga en gana olvidándolo. Es bien cierto que, como las hojas de los árboles, cualquier viento de doctrina puede movernos de un lado a otro pero siempre, siempre, sabemos que tenemos a Dios a la espera de nuestro regreso a su Reino que es algo que Lolo tuvo muy claro a lo largo de su vida.

Sabemos, sin embargo y a pesar de lo que podemos hacer desde un punto de vista egoísta, que Dios sabe lo que a cada cual nos conviene y que, por ejemplo, no siempre obtenemos lo que pedimos en la oración porque es más que probable que una cosa sea lo que queremos y otra, muy distinta, lo que de verdad nos conviene.

Confiamos, pues, en la Providencia de Dios (Como tanto confió Manuel Lozano Garrido) porque sabemos que el Creador es bueno y es justo y que tal bondad y tal justicia ha de ser el escabel sobre el que remontemos nuestra existencia y miremos, con ansia de anhelo, su definitivo Reino. Y confiamos de tal manera que todo el sufrimiento que nos pudiera afectar y todas las tribulaciones por las que pasamos las tenemos como parte de una existencia gozosa que nos trae, de manera indefectible, el amor del Padre y nos llena el corazón de su Misericordia y de su Justicia.

En muchas ocasiones no sabemos, exactamente, a qué atenernos con la Providencia. ¿Dios siempre nos mira y provee lo que nos hace falta?, podemos preguntarnos. Y Lolo seguro que respondería que sí, que el Padre lo miraba muy de cerca y que siempre tenía lo mejor para él. 

Si por falta de fe o porque las circunstancias de la vida nos han llevado por caminos equivocados no encontramos cerca de nosotros la mano de Dios es más que probable que nos dejemos llevar por la desesperanza que es lo que nunca hizo Lolo, esperanzado sobre todas sus circunstancias vitales. Así, en un revés de la vida o, simplemente, en una situación difícil de enfermedad que nos merme mucho nuestras donadas capacidades humanas, nos puede acometer algún diablo, sea sobrino o no de Satanás como bien diría C.S. Lewis, que nos impela a creer que Dios, en realidad, poco hace por nosotros y que lo mejor es que no las ventilemos nosotros mismos como podamos pues en una ocasión ya lejana quiso que fuéramos como Dios y trató de engañar a aquellos inocentes primeros seres humanos.

La desesperanza, antípodas de la creencia en la Providencia de Dios, puede, entonces, apoderarse de nuestro corazón. Ya nada es seguro y nada de lo que hacemos lo llevamos a cabo en la seguridad de estar haciendo bien las cosas. Se apodera de nosotros, por así decirlo, una hiedra de olvido de Dios que, poco a poco, va llenando con sus infectadas hojas nuestro corazón y va deshilachando la sutil unión que nos mantiene unidos al Creador y perpetra, en nosotros, el más terrible de los atentados del Mal: no considerarnos, ya, hijos del Todopoderoso. Y de todo eso se liberó voluntariamente nuestro amigo Manuel. 

Y, sin embargo, bien sabemos (por experiencia, seguro) que cada momento que pasa, cada pensamiento que tenemos y cada hacer y ser que hacemos y somos se lo debemos a Dios y a su santa Providencia. Dar gracias, entonces, se debería convertir en el más lógico y normal comportamiento de cada uno de nosotros, hijos de Quien quiso que así fuéramos y no de otra forma, que es lo que hizo el linarense universal a lo largo de sus años en el mundo. 

Y, en efecto, todo es milagroso. Desde el mismo momento en el que nos damos cuenta de que Dios nos ha otorgado otro día más de vida hasta que, con el paso de los diversos instantes que componen nuestra existencia, refrendamos que sí, que el Creador nos ama y nos permite, pues todo lo mantiene desde que lo creó, agradecerle, una vez más, cada don y cada talento que, Ay!, a veces no hacemos rendir por miedo, por vergüenza o, simplemente, porque no nos consideramos dignos de ser lo que debemos ser.

Cuando somos excesivamente adámicos y nos comportamos como seres de carne donde no prevalece el espíritu estamos a un paso de abandonar a Dios y a su Providencia. Somos, en efecto, de carne pero ¡qué somos sin el componente espiritual de nuestra existencia!, que es algo que supo comprender más que bien Lolo. 

Yo diría, simplemente, y al respecto de la Providencia de Dios que todo lo hace con un ansia de ver, en nosotros, una imagen suya y una semejanza suya. ¿Y nosotros? Bastaría, simplemente, con que tratáramos de corresponderle porque creer es tener como bueno y benéfico todo lo que Dios hace por y para nosotros, culminación de la Creación que quiso llevar a cabo. Por eso Lolo correspondió tan bien a la Santísima Providencia del Todopoderoso. 

Así amamos a Dios, como Lolo; así somos hijos suyos, como Lolo y así, por ejemplo, a la voz de Dios “Sal de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, y vete a la tierra que yo te mostraré” (Gen 12,1), Abrahám abandonó su tierra para ir tras la Palabra de Dios y se sometió a su Providencia. Y es el Padre de los creyentes.

Amamos, pues, a Dios sobre todas las cosas si nos abandonamos a su Providencia porque el Creador, que nos creó, mantiene nuestra creación en el día de ahora mismo de cada uno de nosotros. Y porque creemos en su Amor sabemos que el mismo nunca nos abandona y, por lo tanto, la desesperación no cabe en la vida de un hijo de Dios.

Y es aquí donde podemos decir, con Santa Teresa:


Dadme muerte, dadme vida,
dad salud, o enfermedad,
honra o deshonra me dad,
dadme guerra o paz cumplida,
flaqueza o fuerza a mi vida,
que a todo diré que sí.
¿Qué queréis hacer de mí?
Dadme riqueza o pobreza,
dad consuelo o desconsuelo,
dadme alegría o tristeza,
dadme infierno o dadme cielo,
vida dulce, sol sin velo,
pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Si queréis, dadme oración,
si no, dadme sequedad,
si abundancia o devoción,
y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
sólo hallo paz aquí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
Vuestra soy, para Vos nací.
¿Qué mandáis hacer de mí?


Amén, amén y amén.

Al fin y al cabo, bien podemos decir que Lolo fue un verdadero milagro de Dios. 



Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (92)

¿Cómo Dios no iba a hacer bonito el Universo si lo había pensado como escenario para una declaración de amor?

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

24.11.24

La Palabra del Domingo - 24 de noviembre de 2024

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Jn 18, 33b-37



“33b ‘¿Eres tú el Rey de los judíos?’ 34 Respondió Jesús: ‘¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?’
35 Pilato respondió: ‘¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?’
36 Respondió Jesús: ‘Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos pero mi Reino no es de aquí.’ 37 Entonces Pilato le dijo: ‘¿Luego tú eres Rey?’ Respondió Jesús: ‘Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad todo el que es de la verdad, escucha mi voz.’”



COMENTARIO

Tan sólo la Verdad

Aunque este texto corresponda, como es sabido, a lo sucedido en el palacio de Pilato, en un momento muy concreto y conocido de la vida de Jesucristo, sin embargo vale también, como todos los evangelios, para plantear una cuestión de importancia. En este caso este diálogo entre Jesús y el romano, preludio del sufrimiento que la flagelación infligió en el cuerpo de Cristo, es buen ejemplo de que los textos sagrados valen siempre y siempre nos ilumina, de que no son algo pasado, de que ahora, ahora mismo, son nuestro faro.

En cuanto al poder, a poderes, Pilato, como no se podía esperar otra cosa, se comporta como hombre, pegado al siglo. Tiene interés en saber si Jesús es Rey. También preguntará, aunque ahora no, qué es la Verdad. Está claro que el sentido utilitario, meramente subjetivista del Gobernador romano, le dificultaba entender que existiera algo que fuera exacto, firme, Verdad.

Parece que Jesús pregunta si lo que le dice Pilato es responsabilidad suya o es de alguien distinto, refiriéndose, claro, a los judíos (a otros judíos, pues Jesús también lo era); lo que le dice de su reinado, quiero decir. Bien sabía Jesús a quien se refería, pero daba la oportunidad a Pilato de pronunciarse. A pesar de esto, aún le da la oportunidad, valga la redundancia, ahora de aquel a Jesús, de decirle que qué había hecho, si había hecho algo para que los suyos le hubiesen entregado. Pretendía, seguramente, exculparlo si le decía lo que él quería oír, aún sin saber qué era lo que podría decirle, pues en cuestiones religiosas judías no era, digamos, muy ducho. Y, seguramente, le importaban muy poco.

Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?»  (Lucas 23:2-34, 44-56)

Pero Jesús sabe que es Rey de un Reino, de un reino al que muchos esperan llegar desde hace muchos siglos pero que por desgracia y de forma equivocada, al tergiversar la voluntad de Dios, no llegarán a ver.

Aquí podemos encontrar algo de suma importancia. Dice Jesús que este mundo no es lugar para su Reino y que este mundo, a contrario, puede entenderse, al decir que los suyos no han salido en la defensa de ese Reino terreno que ha quedado, así, para los judíos (en el sentido de que lo terreno ha quedado para aquellos que no supieron seguir las indicaciones de Dios). Por esto Él ha venido. Él ha venido para transmitir la Verdad, lo que es fundamento de su Reino, lo que se ha de seguir para que el camino sea el correcto. Él es el Reino.

Por lo tanto, no despegar los pies del suelo que pisamos es negativo para nuestro devenir espiritual; no seguir, de paso, hasta llegar a ocupar alguna de las estancias que Jesús nos está preparando es algo que puede imputarse a nuestra tibieza como cristianos, a la preferencia que manifestamos por las cosas de aquí, sometiendo nuestra vida a una relación horizontal con nuestros semejantes y olvidando, las más de las veces, la que lo es vertical, directa, con Dios.

Por fin, Jesús, nos da la clave para evitar todo lo dicho hasta ahora, todo lo malo, todo lo que no nos conviene para nuestra salvación, donada por Dios. Como tantas veces dice que primero se ha tener fe. Ser de la Verdad, dice. Y en segundo lugar, luego, escuchar su voz. Por no someter a los hombres a su persona como si se tratase de una relación de dominio, primero les pide que sean de la Verdad (y ya sabemos lo que esto quiere decir) y luego espera que escuchen su voz, con la que se confirmará todo lo que creían, eso que Él viene a decir y a traer.

Nosotros también tenemos la oportunidad que Dios da a todos sus hijos de escoger entre el mundo y Él, entre el sometimiento a lo mundano o aspirar a conocer el Reino del Padre. Pero ya sabemos que primero hemos de creer, si es preciso, con ayuda de quien ya crea; o sea, ser de la Verdad.

 

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tienen a Jesucristo por Rey.

 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren comprender a Cristo.

 

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a comprender la Verdad.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

 

¡Viva Cristo Rey!… ¡Para qué más!

 

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

18.11.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Una santa sincronización

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – Una santa sincronización

La esperanza humana es una vivencia que se ata a los días de domingo o al azar de la lotería. Esperar, en cambio, cristianamente, es notarse los ojos cuajados de lágrimas o ver la mesita de noche llena de medicinas y vivir sincronizados con la alegría, porque el optimismo de la fe es como el sol, que siempre está en lo alto, aunque las nubes se arracimen a ras de las casas.” (Beato Lolo, de su libro Cartas con la señal de la Cruz)

Esperanza. Es una palabra que nos llena el corazón muchas veces. Sin embargo, Manuel Lozano Garrido nos dice algo sobre ella que tiene todo que ver con el verdadero significado que, como suele pasar, no tiene mucho que ver con el sentido ordinario que le damos a la misma.

Digamos, para empezar, que Lolo nos vuelve a plantear algo que es espiritual pero desde dos puntos de vista. Y es el Beato de Linares (Jaén, España) gusta mucho de hacer tal tipo de planteamientos para que veamos las cosas del alma desde los dos puntos de vista: el de los hombres y que tiene que ver más con Dios. 

Sabemos que la esperanza es una de las virtudes que, junto a la fe y a la caridad, llamamos teologales porque, según se nos dice en el Catecismo de la Iglesia Católica (1813) “fundan animan y caracterizan el obrar moral del cristiano” y, por tanto, son algo más que meras expresiones que puedan quedar bien por lo que las mismas significan. Hacen, por tanto, que el discípulo de Cristo se comporte (como diría San Mañosearía) como alguien de “criterio". 

El caso es que Lolo nos habla, por así decirlo, de “dos” formas de la esperanza o, en fin, de dos consideraciones que podemos tener de la misma.

Para empezar, está la esperanza más pegada al corazón del hombre que tiene por buena la verdad según la cual tenemos esperanza cuando las cosas nos van bien o cuando nos sometemos al albur de lo que puedan decir unos números con resultados económicos. Y tal esperanza es, seguramente, la más extendida.

Pero luego está la otra. Y para darnos a entender lo que significa la “otra” esperanza no se le ocurre nada mejor a Manuel que ponerse como ejemplo de esta. Sí. Y es que lo que viene continuación de eso de la lotería tiene todo que ver con la propia existencia de quien, no queriendo ser beato… llegó a serlo. 

Sobre todo esto, ya es más que conocida la existencia sufrimiento de Lolo. Es decir, que esa mesita de noche que está “llena de medicinas” ya podemos saber que se refiere a la suya propia aunque, claro, no era la única aunque sí le valía de ejemplo perfecto para delinear lo que, en verdad, es la esperanza. 

Lo que nos dice el bueno y santo de Lolo es que es posible (¡Posible!) estar pasándolo mal físicamente pero, a la vez, estar esperanzado porque se tiene una fe que, bien arraigada en el corazón, lima hasta lo raso las punzadas del dolor.

Plantea Lolo, por tanto, una sincronización entre el sufrimiento y lo que supone darse cuenta de que es posible sobrenaturalizar tal sufrimiento porque todo tiene una causa y una razón de ser que es la fe que se tiene y que (como se dice hoy día) se pone en valor para que se estremezcan el corazón y la propia vida con un saber que lo que se sufre no es lo que debe poner el acento en la existencia. Y de tal sincronización sólo puede devenir algo tan grande como es saberse acompañado por Dios y entonces y con tal compañía todo cobra sentido y luz por muchas tinieblas por las que se esté pasando

De todas formas, no podemos dejar de reconocer que estas palabras del Beato Lolo cobran un sentido más que especial sabiendo que están contenidas en su libro Cartas con la señal de la Cruz en el que se recogen muchos testimonios de personas que mucho sufrían y, así, la esperanza en el sentido loliano es seguro confortó y a muchas de las personas que le habían enviado misivas a su compañero de dolor y sufrimiento. Esperanza que, como se dice en la Sagrada Escritura, es miel sobre hojuelas

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (91)

Creación: el más hermoso fruto de la fecundidad de Dios. Por eso es tan hermosa. ”

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

17.11.24

La Palabra del Domingo – Domingo, 17 de noviembre de 2024

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Mc 13, 24-32
 

24 ‘Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, 25 las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. 26 Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; 27 entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28 ‘De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que El está cerca, a las puertas.30 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. 31   El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.’”

  

Para siempre con Él

 

Después de haber hecho explícita la importancia que tiene, para nuestra alma, dar no de lo que nos sobra sino de lo que nos es imprescindible, es decir, de nuestro amor y de nuestra misericordia, de nuestro perdón y de nuestra comprensión (me refiero al episodio de la viuda y de la limosna del templo de la semana pasada) Jesús comienza un, denominado, discurso escatológico, es decir viene a profetizar, o sea, a decir lo que sucederá. Esto, no hay que dudarlo, el hecho de que ha de pasar porque el Mesías ya lo ha visto en la eternidad en la que habita junto a Dios.

Esta parte, este texto que el calendario litúrgico nos reserva para el día de hoy, se encuentra (es conveniente leer lo que hay antes y después, es decir Mc 13,1-23 y Mc 13,33-37) entre el anuncio, primero, de lo que ha de suceder cuando haya quienes se hagan pasar por Él y el hecho de que hay que estar preparados: “velad, por tanto, ya que no sabéis cuando viene el dueño de la casa” (Mc 13,35a). Es decir, que esta parte (Mc 13, 24-32) supone el centro de este discurso y, por eso,  la importancia que tiene y a la que ahora me refiero.

En esta parte concreta del discurso de Jesús, creo yo que pueden apreciarse dos elementos que resulta importante destacar: por una parte, el hecho de que Jesús deja claro que (al igual que dijo que Él estará siempre con nosotros, pero siempre, siempre)  sus Palabras, su Palabra (que es, por eso, Palabra de Dios) estará, también, con nosotros, que no pasará, que siempre podremos acudir a ella en busca, no sólo de consuelo sino, sobre todo, de doctrina y de camino.

El Periódico de México | Noticias de México | Columnas-VoxDei | «El cielo y  la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán»

Por esto, esta parte es tan importante.

Los cristianos, los discípulos, sus discípulos, siempre podemos refugiarnos en Él y en su Palabra para sacudir nuestro corazón y solventar las muchas preguntas que nos hacemos a diario: ¿hasta dónde debo amar; hay, acaso, límites?, o ¿cuál es, para mí, el sentido de la caridad ante el necesitado?, o ¿qué puedo y qué no puedo perdonar? Si Él dice que “el cielo y la tierra pasarán pero” sus “palabras no pasarán” y esto quiere decir que, también en la eternidad, cuando ese cielo y esa tierra hayan pasado, para nosotros, las Palabras de nuestro hermano Jesús alumbrarán nuestro paso mostrándonos el camino mejor.

Por si no fuera suficiente, para nuestro corazón anhelante, con saber que tendremos, a nuestra mano y a nuestro corazón, de donde salen las obras, el Verbo, otra cosa nos comunica el Mesías de total importancia para nuestro devenir.

Con relación a la parte siguiente, y final, de este discurso que, en su totalidad, recoge Marcos en 13, 1-37, destaca algo esencial: de cuándo ha de suceder lo que Jesús dice no sabemos nada; ni siquiera los ángeles ni Él mismo, pues sólo Dios lo sabe. Esto ha de servirnos de alerta. Si los cristianos (y no digo sólo los católicos) hemos de mantener una relación con Dios a través de la oración y con el prójimo a través de nuestro comportamiento directamente relacionado con ese “amor” que le debemos por ser, además de hermano nuestro, hijo de Dios, no podemos dejarnos vencer por el desaliento ni por el pesimismo. Contra el primero hemos de luchar con la esperanza del que sabe que todo bien está por llegar; contra lo segundo, esa losa triste que nos hunde en la fosa terrible de la perdición, hemos de luchar reconociendo, en nosotros, esa filiación divina que nos señala como herederos del Reino de Dios.

Ese “velad” con el que acaba este discurso que, aunque no esté comprendido en el texto para el día de hoy, es de vital importancia y resulta esencial para tener una idea completa de lo que hablamos, nos muestra la necesidad de mantener esa doble relación-realidad (Dios-prójimo) que, de verdad, nos acerca al Padre.

Para este día de hoy, y para mañana, y para siempre, podemos preguntarnos cómo está nuestro nivel de apertura al prójimo y nuestro nivel de relación con Dios. Ese permanecer despiertos va dirigido, directamente, a nosotros, a todos los que, de una manera o de otra, nos sentimos llamados a formar parte de esa multitud que lavará sus pecados en la sangre del cordero, esa sangre que clama, desde el Reino de Dios, desde la otra parte del Reino, nuestra atención y nuestro corazón.

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tienen en cuenta que el final del mundo, de este mundo, ha de llegar.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que creen que les basta este mundo para vivir.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a estar preparados, a prepararnos.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Seguramente, saber lo que va a pasar debería ayudarnos a ser conscientes de lo que eso supone para nuestra alma. Debería…

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

11.11.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Lo que es la libertad que Dios nos da

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – Lo que es la libertad que Dios nos da


“La libertad tuvo desde el principio, por consentimiento de Dios, una conciencia real de sus dominios y de sus ventajas y prohibiciones.” (Beato Lolo, de su libro 
El sillón de ruedas)

La libertad.

Cuando se escribe acerca de la palabra sobre la que tanto se ha dicho y se dirá a veces no se repara en Quién fue quien, precisamente, la otorgó al hombre.

En su infinita y bondadosa libertad (es decir que hizo lo que hizo porque quiso hacerlo) el Creador dio la posibilidad a la criatura creada a Su imagen y semejanza de que tuviese la posibilidad de tener lo que se llama libre albedrío. Y de eso nos habla aquí el Beato de Linares (Jaén, España)

El caso es que también estamos de acuerdo con Lolo cuando dice que la libertad fue dada “desde el principio” o, lo que es lo mismo, desde que Adán y Eva fueron puestos en el Paraíso. Y por eso, por cierto, pasó lo que pasó…

Dios, por tanto, consintió en que tuviéramos libertad y eso debería hacernos pensar, más de una vez, cómo la utilizamos aunque sepamos que, por parte de nuestro Creador, no hay problema alguno que hagamos con ella lo que bien nos parezca.

Lo que con estas palabras quiere decirnos Manuel Lozano Garrido es que sabían aquellos dos primeros seres humanos que eran libres y que no podían alegar ignorancia a tal respecto porque saber, lo que se dice saber, bien que lo sabían.

Debemos decir, antes de seguir, de que aunque parezca que hablamos aquí “del principio” bien podemos aplicarnos lo que aquí digamos a nuestro ahora mismo porque la libertad, en cuanto tal, sigue siendo la misma posibilidad de hacer o deshacer, por nuestra parte, lo que queramos hacer o, al contrario, romper.

Que fueran libres aquellas primeras creaturas de Dios quería decir que sabían muy bien a qué atenerse. Y es que el estado de felicidad absoluta que tuvieron que vivir en el Paraíso hasta que pecaron les permitía tener un amplio camino ante sí en su hacer o no hacer…

Ellos sabían muy bien lo que Dios, su Padre y Creador, les había dicho acerca de cuál podía ser su comportamiento en aquel lugar donde es seguro no había pena ni dolor hasta que de allí fueron expulsados. Y nosotros también sabemos muy bien qué está acotado en nuestra vida y hacía no sería conveniente ni siquiera mirar…

A este respecto podemos decir que son muchas las ventajas de saber ejercer bien la libertad en nuestra vida. Y cualquiera de las personas que lean esto saben muy bien a qué nos referimos. Pero también somos conscientes de aquello que tenemos prohibido porque hace muchos siglos que Dios se lo dijo a Moisés y quedó plasmado en aquellas dos tablas que contenían los Diez Mandamientos.

Y diciendo eso damos a entender a la perfección que no podemos alegar ignorancia. No ha lugar a que digamos que en realidad nosotros no sabemos a qué atenernos porque sería una falsedad verdaderamente trágica para nosotros y para nuestra vida eterna.

No. Sabemos muy bien lo que supone para bien nuestra libertad (somo lo sabían Adán y Eva) y tenemos más que claro lo contrario o, lo que es lo mismo, qué es lo no nos es lícito.

Sí, tenemos libertad porque Dios ha querido que la tengamos aunque da la impresión, muchas veces, que no acabamos de entender lo que eso significa.

Lolo, de todas formas, lo entendió a la perfección y así respondió como respondió.


Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (90)

Creación: ‘Operación, Generosidad’, de Dios”

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

10.11.24

La Palabra del Domingo – Domingo, 10 de noviembre de 2024 

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Mc 12, 38-44

38 Decía también en su instrucción: ‘Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, 39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; 40 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa. 41 Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho. 42 Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as.

43 Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: ‘Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro. 44 Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.”

 

COMENTARIO 

Lo que más vale y sirve 

Escatología y merecimiento. Estos dos conceptos, que encierran mucho de lo que Jesús nos comunicó, tienen mucho, todo, que ver en el texto que el Calendario Litúrgico nos ofrece para hoy. Escatología y merecimiento es lo que se refleja en la actuación de la viuda y sentimiento de comprensión por parte de Jesús.

En este texto de Marcos, Jesús nos aclara dos situaciones que, siempre, suelen producirse y que han de suponer, para sus discípulos, un ejemplo de lo que no puede ser y, a la vez, y al contrario, de lo que ha de ser.

En primer lugar, Jesús hace hincapié en que hay algunas personas (en este caso los escribas pero que se puede extender a otros) en las que primero, en su comportamiento, priva la apariencia sobre lo que de verdad tendría que ser su forma de actuación ya que, además de creer en Dios, eran personas notables dentro de la sociedad de la época.

Lo que en la vida de estas personas predomina, a lo que le dan más importancia, es aquello que los demás ven, lo que pueden tener como actuación de persona notable, importante, indiscutiblemente superior: ser saludados en las plazas (por la popularidad que esto encierra), ocupar los puestos de honor en las sinagogas, los primeros asientos, donde se supone que se sientan los notables.

Pero no sólo este aspecto exterior es criticado, con razón, por Jesús. También las acciones que hacen, no sólo la apariencia, importan al Mesías. Estos escribas se hacían cargo de los bienes de aquellos hombres que habían fallecido, dejando a sus viudas en una probable miseria, en una pobreza inmerecida y causada, sólo, por la avaricia de aquellos aparentes creyentes. Y, además, y esto molestaría mucho a Jesús, “fingen hacer largas oraciones”. Este fingimiento lo es en el conocimiento de que no lo hacían con fe sino, seguramente, por cumplir con unas formas, para hacer ver que rezaban largamente. Recordando aquello que dijo el Mesías de que “no todo el que dice Señor, Señor…” refiriéndose a aquellos que parecen ser muy piadosos y a la hora de la verdad, en su corazón, nada es lo que parece es fácil imaginar lo que le molestaba esto a Jesús. Y si, además, sabemos que “Dios ve en lo oscuro”, a esto ha de acarrear lo que sigue.

El sentido escatológico, del más allá, de la vida eterna, del definitivo Reino de Dios, del otro lado del Reino (pues en este mundo ya podemos disfrutar de este lado de este) se refleja en ese juicio al que seremos sometidos. Aquellas personas, ahora escribas, serán “juzgados con más severidad” motivado, esto, por su apariencia, buscada, primero, de cara a los demás y, segundo, por abusar de sus cargos. Esto les debería de pesar, en sus vidas, aunque, por su forma de actuar, no lo parezca.

También nosotros deberíamos pensar si es más importante lo que de nosotros puedan pensar. Me refiero al tema de los respetos humanos, lo que verdaderamente ha de ser importante para nuestras vidas, lo que de verdad ha de ser esencial para tener una relación correcta con Dios.

El merecimiento, lejos de asentar sobre su realidad el conseguir la vida eterna, pues es una donación gratuita de Dios por su bondad, lo vemos en el caso de la viuda.

El Periódico de México | Versión para imprimir | Columnas-VoxDei |  «Guardaos de los escribas»

De las personas que acuden al Templo, muchas de ellas dan mucho ya que tenían mucho para dar pero, en realidad, daban lo que les sobraba. Al menos, es lo que aparece, a mí me parece, en el texto de Marcos.

Pero otras personas, como la viuda, a los ojos de Dios, tienen más mérito ya que lo que da no le sobra, no es lo que pueda despreciar para darse importancia. Da lo que, para ella, a este caso me refiero, al de la viuda, es muy importante, vital, esencial para su propio menester. Eso es lo que importa, al fin y al cabo, que demos lo que poseemos pero no porque nos sobre. Creo yo que es más importante ofrecer a Dios a nosotros mismos y no unas migajas de nuestro tiempo que empleamos en ayudar a los demás, en la forma que sea. Dios ha de querer, de nosotros, todo lo que poseemos, no obstante somos creación suya.

Pensemos que este texto acaba y empieza con el mismo tema. Los escribas, al parecer, esquilman a las viudas, y a pesar de todo, una viuda da todo lo que tiene. Pensaría, erróneamente, que si lo que había acaparado el escriba era para Dios, que no sería así, probablemente, pues de otra forma no sería criticado por Jesús, bien podía dar lo que tenía, que era poco, también para Dios.

Y nosotros, ¿también damos todo lo que poseemos, todo lo que somos, a Dios? o ¿somos cristianos a tiempo parcial, de esa forma light que tanto impera hoy día?

 

PRECES

 

Pidamos a Dios Por todos aquellos que prefieren ser hipócritas al respecto de su fe.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no comprenden lo que vale la pena hacer en materia espiritual.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a comprender tu Palabra y el mensaje de Cristo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

¡Qué diferente es la percepción que tiene Dios de las cosas de la nuestra!

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

4.11.24

Un amigo de Lolo - Lolo subió al Cielo

Eleuterio Fernández Guzmán, blog Mera defensa de la feEs común escuchar en muchos funerales como el sacerdote oficiante cae en un error que no es poco corriente: dice que el fallecido ya está en el Cielo con Dios.

Decimos que es un error porque, primero, no se sabe en su totalidad la realidad espiritual de quien ha muerto pero, en segundo lugar, no sabemos qué consideración tendrá Dios con su alma. Por tanto, y en resumidas cuentas, es difícil determinar si una persona, así de repente, ha subido al Cielo cuando ha muerto.

Es bien cierto que esto se puede decir para tratar de consolar a la familia de la persona fallecida. Sin embargo, mejor sería que se advirtiera (para los vivos) que hay que tener en cuenta la totalidad del comportamiento de una persona para determinar, en su Juicio particular, cuál es su destino eterno. Pero así, de repente, decir que un alma ha subido al Cielo sólo puede hacerse de aquella de la que pueda decir que sobre ella recaía la llamada “fama de santidad”. Es decir, que sólo (y aun así no lo sabemos) en tales casos el sacerdote se podría aventurar a decir que, en efecto, el hermano fallecido, está en el Cielo.

Pero, como decimos, está la fama de santidad.

Es fácil entender qué se quiere decir con esto. Y es que sobre una persona creyente católica es posible que concurran tales dones y gracias espirituales que le hayan hecho llevar una vida santa. Eso, como podemos comprobar, no es fácil. Sin embargo, Dios Padre Todopoderoso hace que sí lo sea en determinados casos.

Cuando eso sucede fácilmente pueden apreciarse tales dones y tales gracias. Entonces decimos, se dice, que tal o cual creyente tiene fama de santidad o, también, que es un santo en vida.

Eso pasa, exactamente, con nuestro Beato. Manuel Lozano Garrido, más conocido como Lolo, cumplía los requisitos para considera que, ya en vida, era un santo. Y no nos referimos en exclusiva (que también) a uno de aquellos de lo que los primeros cristianos consideraban como tales que, como sabemos, eran todos ellos (ellos se llamaban entre sí  “santos como se dice en Hechos 9, 13: “Respondió Ananías: ‘Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén’”). No. Nos referimos a la santidad propia de aquellos creyentes católicos que, en vida, han mostrado y demostrado las virtudes propias de los que, con el tiempo, son considerados santos por la Iglesia católica.

Lolo era, pues, uno de esos.

Que Lolo era eso lo podemos apreciar a lo largo de su vida que, como sabemos, fue sencilla. No era una persona que saliera por los caminos a convencer de la necesaria conversión de los corazones. Y no lo era porque sabemos de sobra cómo fue su vida desde su sillón de ruedas. Sin embargo, bien sabemos que Manuel Lozano Garrido, Beato Lolo, fue mucho más sin recorrer sendas ni nada por el estilo. Y es que fue santo en un minúsculo espacio de tierra. Algo así como ocurrió con la Beata Ana Catalina Emmerick. Todos ellos, sin moverse de sus escasos metros cuadrados pudieron convencer al mundo de que el sufrimiento no es un fin sino un medio para llegar lejos, lejos, lejos. Pero también fueron capaces de darnos a entender que la voluntad de Dios está muy lejos de ser entendida por sus humildes hijos. Sin embargo, que sin ser entendida es posible tratar de aplicarla a la vida de aquellos hijos de Dios dotados de especiales gracias y dones sí que lo hemos visto en más de una ocasión.

Entonces… ¿podemos decir que Lolo subió al Cielo cuando falleció un 3 de noviembre de 1971?

En realidad, Lolo fue capaz de ser lo que era: un hijo de Dios que se sabe tocado por el aliento del Padre y que, a través de su Espíritu, goza con la existencia y hace gozar, también, a los demás, con su propia vida. Por eso dijo el Padre Martín Descalzo que Manuel Lozano Garrido “Se dedicaba a ser cristiano. Se dedicaba a creer” y, por tanto, y en base a tal creencia, su modo de ser y su forma de actuar era, en efecto, prueba de ser un cristiano cabal y, como diría otro santo (San Josemaría) “un hombre criterio”  (Cf. a contrario, Camino, 33).

Pero si hay algo que Lolo manifestara era una alegría que, dadas las circunstancias físicas de su vida, lo engrandecían como cristiano y lo elevaban, ya entonces, a los altares de la fama de santidad de la que aquí hablamos. No hundirse bajo ningún concepto en la fosa de desesperación sino, al contrario, subir, subir, subir, hacia Dios desde un simple y santificante sillón de ruedas.

Lolo subió a la Casa del Padre un 3 de noviembre (que fue ayer mismo), como decimos. Tenía, pues, 51 años de los cuales había pasado 29 años en un sillón de ruedas demostrando mucho y haciendo, también, mucho bien a los que le visitaban y, desde entonces, a las personas que, de una forma u otra (según quiera el Espíritu Santo) lo hemos conocido. Mucho bien que debe ser agradecido con abundancia de oraciones y, si es posible, de obras.

Y es que Lolo era, ya en vida, un ejemplo de santidad en vida. Por eso creemos que subió al Cielo en el mismo instante de dejar la Tierra en la que nació para bendecirla con su forma de ser y con su gran amor a Dios y a su prójimo.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

 

Merecimientos para el Cielo los de Lolo; vaya ejemplo a seguir…

 

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

3.11.24

La Palabra del domingo - 3 de noviembre de 2024

Resultado de imagen de SAnta BibliaMc 12, 28b-34



 “’¿Cuál  es el primero de todos los mandamientos?’ 29 Jesús le contestó: ‘El primero es:  ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor,  30  y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y  con todas tus fuerzas. 31 El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  No existe otro mandamiento mayor que éstos.’ 32 Le dijo el escriba: ‘Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que  Él es único y que no hay otro fuera de Él,  33 y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.’ 34    Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: ‘No estás lejos del Reino de Dios.’ Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.”

COMENTARIO


La verdadera Ley de Dios

 
Muchas de las personas que seguían a Jesús y muchas de las que le perseguían le hacían preguntas. En unas ocasiones era para del Maestro y otras para ver si contestaba de forma que se le pudiera acusar de no seguir la Ley de Dios. Eran, pues, muchas veces, una simple y vulgar trampa en la que, no lo olvidemos, caían los que la habían tratado de plantear.

Pero la pregunta que le hacen a Jesús y que trae aquí el evangelio de San Marcos es clave. Como para ver si conocía la Ley de Dios esa clase de inquisición podía aclarar muchas cosas para sus presentes oyentes y para los que, en un futuro, conocerían de su doctrina y mensaje. Si la norma divina, en general, estaba constituida por los diez mandamientos que Dios entregada a Moisés, saber cuál es el más importante, el primero, no dejaba de tener importancia. Aunque, claro, el escriba ya sabía la respuesta. Quizá se tratara de una prueba de fe.

Como siempre, Jesús sorprende a todos. Y parece mentira que aún no lo conocieran lo suficiente como para saber que ciertas preguntas no se le debían hacer. Y es que no sólo les refiere cuál es el primero de los mandamientos sino, por estar totalmente ligado a él, también se segundo: Dios y prójimo, esos son los ejes por donde ha de ir el corazón del hombre como hijo de Dios.

El Señor, nuestro Dios, es el único Señor y lo amarás - Alfa y Omega

Al primero de ellos, Jesús contesta con una respuesta que era de esperar: el Shema : “Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (Dt 6, 4-5) en el que se expresa, con meridiana claridad, cuál es el más importante de los mandatos divinos, que nuestro Dios es el único Dios. Pero no sólo dice esto. Dice algo que da contenido a esa unicidad de Dios: no sólo es el único Dios sino que, por eso, y por ser hijos suyos, tenemos que amarlo con todo nuestro, su, corazón y con toda nuestra, su, alma y con todo nuestro, su, espíritu y con todas nuestras, sus, fuerzas.

Podemos preguntarnos que cómo se ama a Dios con todo nuestro corazón, y con nuestra alma, etc. Esto es, evidentemente, cosa difícil, por ese mismo cómo. Y la dificultad está no en lo que hay que hacer sino en nuestra propia naturaleza humana. Sin embargo, si transformado nuestro corazón de piedra en uno de carne amamos a los demás perdonando, queriendo, con misericordia… pues entonces estamos amando a Dios con nuestro corazón. De la misma manera, con toda nuestra alma le amamos si tenemos un contacto con él diario, a cada momento, si nuestro estado de oración es despierto, si preferimos la Palabra que sale de la boca de Dios antes que el pan, como gusto propio.

De la misma manera,
si sometemos, por controlados, los muchos apetitos humanos que nos poseen (concupiscencias incluidas) para, así mostrar, un espíritu más puro y unas ganas, por fuerzas, más acendradas de tener y mantener una relación de exquisita filiación y amor con el Padre Eterno, pues entonces le amaremos sobre todas las cosas y cumpliremos con lo dicho por Jesús.

Pero Jesús, por si no fuera esto ya demasiado, también les habla del segundo mandamiento general (que englobaría desde el 4º al 10º de los contenidos en las tablas de la Ley: amarás a tu prójimo como a ti mismo) Esto que a veces resulta muy complicado de llevar a cabo, lo llevó, con todas sus consecuencias, escrito en su comportamiento, el mismo Cristo.

Es de suponer que nadie vaya a someterse a sí mismo a ningún trato vejatorio, a que nadie, contra sí mismo, haga nada que le pueda perjudicar, ni pensará mal de sí mismo, ni se dañará. Pues entonces, eso que hacemos con nosotros mismos es lo que debemos hacer por los demás. Pero, claro, nadie podría argumentar que hace algo malo a otro porque también se lo hace a sí mismo pues esto sería intrínsecamente perverso, además de ser una exclusa en exceso burda a los ojos de Dios.

Por lo tanto,
el amor al prójimo, al próximo (véase, por ejemplo, la propia familia) es la otra forma de manifestar amor por Dios. De otra forma se perdería una parte muy importante de esa relación que tenemos con el Padre.

La respuesta del escriba es, según Jesús, acertada, correcta, de acuerdo a lo que Él mismo había dicho. El Reino de Dios se acerca a esa persona o, mejor, esa persona se acerca al Reino de Dios, que así se manifiesta y esto es reconocido por el Mesías. Sin embargo, teniendo en cuenta que el Reino de Dios ya lo trajo Jesús, es de entender, de lo dicho por Jesucristo, que aún le faltaba depurar su corazón, hacer de este uno de carne. Sin embargo, pues, algo había avanzado.

Nosotros, los que hoy seguimos a Jesús y los que creemos que Dios es el único Dios y que hay que amarlo de la forma que dice esa conocida oración judía (y, por lo tanto, nuestra) tenemos buen espejo en la figura de nuestro hermano Cristo y mucho podemos aprender de lo que contiene la Escritura (que refleja su vida y hechos ) y, así, también podemos conseguir que se pueda decir de nosotros que, aunque pueda faltarnos mucho para alcanzar el Reino de Dios, el del otro lado del mundo, en éste, en esta parte del Reino, ya gozamos con la contemplación anticipada, y espiritual, del rostro de Dios y que, además, tenemos en nosotros en Reino que nos corresponde, la gracia del Todopoderoso y Creador.

 
PRECES
 
Pidamos a Dios por todos aquellos que no tiene por importante para sus vidas la verdadera Ley de Dios.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tienen a Dios por Padre legislador y juzgador.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a llevar en nuestros corazones tu santísima Ley.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dios tiene una Ley que deberíamos respetar pero…

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.