23.03.22

Ventana a la Tierra Media – Siempre leer a Tolkien; leer siempre a Tolkien

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Pasado mañana es 25 de marzo. Y no sólo es un día muy especial desde el punto de vista católico al recordar y celebrar la Anunciación (además del Día Internacional de la Vida… por razones obvias) sino que, por si eso no fuera ya suficiente, es el llamado Día Internacional de Leer a Tolkien , en su lengua materna, Tolkien Reading Day  sin olvidar que también un 25 de marzo destruyó Frodo el Anillo en el Monte del Destino… 

Con esto vemos que la fecha en cuestión no es poca cosa sino mucha y más que mucha. 

Sin embargo, aquí nos trae la lectura (sin olvidar lo demás) Y la lectura no de un escritor cualquiera sino del gran J.R.R. Tolkien con todos los nombres y apellido… 

Todo esto surgió de una pregunta que, en su día, hiciera Sean Kirst, a la sazón periodista de The Post-Standard de Syracuse, en Nueva York. Y es que quería saber, y así preguntó The Tolkien Society si existía algo que pudiese ser llamado “día de leer a Tolkien”. Y no, hasta entonces no existía nada por el estilo. Y se puso remedio, precisamente, así: estableciendo el 25 de marzo, como decimos, como tal día.

El caso es que a nosotros, a los fieles católicos, no nos importa, para nada, destacar que, lo mismo que pasó en la Encarnación del Hijo de Dios (que celebramos, también, el 25 de marzo, como hemos dicho arriba) un mundo nuevo iba a surgir de la destrucción del Anillo Único (como también hemos dicho supra) lo mismo que surgiría uno nuevo del mismo momento en el que la Virgen María, ante el requerimiento del Ángel Gabriel, dijera sí a Dios, destruyendo, en tal sentido, el mal hecho por el hombre hasta entonces, los pecados cometidos a instancia propia o por instigación del Maligno. Y es que, a lo mejor, aquí tampoco nada es casualidad en la que, para nada, cree el que esto escribe…

Pues bien, decimos que hoy es un día muy importante para todo aquel que tenga a Tolkien por un escritor crucial en su vida o, al menos, lo conozca, aunque sea de oídas y para que la cosa deje de ser así… 

Pero, para que nadie se olvide de lo que aquí tratamos, nosotros podemos decir que leer a J.R.R. Tolkien es importante porque:

-Está más que bien que haya un escritor que plantee la existencia de un mundo, la Tierra Media, donde una serie de valores aún se tengan en cuenta.

-Está más que bien que haya un escritor que haya dado su vida ordinaria para llevar a cabo una obra tan importante como la suya.

-Está la mar de bien que haya un escritor que fuera tan meticuloso en lo que hacía que todo bien que se diga sobre lo escrito será, siempre, poco.

-Está la mar de bien que haya un escritor que, como J.R.R. Tolkien, haya escrito de tal forma que su obra es imperecedera y, por tanto, no pasa ni ha pasado de moda ni de la actualidad literaria de tal forma que podemos acceder a ella como si fuéramos los primeros que la leemos y está ahí: fresca, clara, limpia.

-Está la mar de bien que haya un escritor que haya querido hacer, de su obra, expresión de una fe propia (siendo universal) sin que se pueda decir que ha hecho apología de la misma (aunque esto no sea poco importante, claro está) y la sutileza, en tal sentido, sea más que admirable. 

-Está la mar de bien que haya un escritor que sea leído por no creyentes porque no ofende con lo que escribe a otras creencias o a no tenerlas. 

-Está la mar de bien que haya un escritor que llene a sus lectores de tanta imaginación y de tanta luz interior.

-Está la mar de bien que haya un escritor que sea capaz de hacernos estar con sus personajes como si fuesen contemporáneos nuestros o los tuviésemos a nuestro lado; que los haya hecho tan cercanos, así.

-Está la mar de bien que haya un escritor que haya conseguido, sin quererlo esto (claro está, pero…) que haya muchas personas que se quieran llamar de una forma propia de su Tierra Media y tengan, por decirlo así, un nombre Terramediano, un otro yo siendo sí mismos.
-Está la mar de bien que haya un escritor que haya trazado un camino de tal manera perfecta que influya de forma decisiva en la vida de sus lectores, que quede poso personal.
 

Y, en fin (y, por fin), 

-Está la mar de bien que haya un escritor que haya querido serlo, con tal intensidad y tal perseverancia, que rubricó su vida con una obra verdaderamente inmortal, casi como la vida de uno de los Primeros Vivientes de la Tierra Media. O sin casi.

(Meme elaborado con toda la intención del mundo por… él sabe quién)

Y, para ser francos y no faltar a la verdad, esto ya lo escribimos en otra ocasión pero es que… como creemos que es tan cierto como que hubo sol y luna después de ser destruidas las dos lámparas por no queremos recordar el nombre de los que hicieron eso, hemos querido recordar algunas de las causas por las que leer a Tolkien es tan importante. Y es que, como diría Gandalf….¡corred insensatos a leerlo! y, a ser posible, todos los días. Y esto es para los que no lo leen porque sus lectores… esos ya son sensatos del todo… al menos por eso y en eso.

   

Eleuterio Fernández Guzmán

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

21.03.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - El primero de la fila

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

  

El primero de la fila

 

“Me decía que lo mismo puede pasar con las adversidades, que uno se las carga a cuestas y otros son los que abren el camino, pero el beneficio es para todos y a todos satisface. ¿qué lugar ocuparé yo en la hilera de hormigas humanas? ¿Llevará siempre con fortaleza mi carga hasta el granero?” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 45)

 

Este texto pertenece al capítulo II del libro al que nos referimos arriba. Se titula el mismo “¿Son negros todos los días?” y, en concreto, viene referido a lo que Lolo escribe en su diario el día 13 de septiembre de 1961. Tal es el texto mientras que en el contexto habla de las hormigas. 

¿? 

No resulta tan extraño que el Beato de Linares (Jaén, España) hable de hormigas porque las ve en el balcón de su casa. Y él, tan quietecito donde se encuentra, las mira y las remira y ve lo que hacen. 

El caso es que, como hace tantas y tantas veces, lo que pudiera parecer más extraño a su situación vital sabe llevarlo más que bien a la misma y, ahora, las hormigas le dan pie (viendo cómo actúan unas con otras y cómo se atarean en sus más diversas faenas) a hablar de sí mismo y, en concreto, del lugar que ocupa en el trajín del camino por el que transita… 

No vaya a creer nadie que aquí Lolo actúa, hablando de sí mismo, de forma egoísta pues es al contrario la verdad: él se reconoce en el camino pero no va solo sino que hay otras personas que también caminan por el mismo y todas ellas ansían llegar al “granero” del que hablan llevando su “grano”, su ser mismo, sus acciones y omisiones… 

Pues bien, nos dice nuestro amigo que hay, en la fila de hormigas, una que lleva la carga y las otras le siguen. Suponemos que al hormiguero donde luego, todas ellas, se van a beneficiar del trabajo tan esforzado de aquella que había cargado con aquello. 

Lolo sabe que hace años que está pasando por muchas adversidades físicas que lo traen por el camino, cierto, de la amargura física. Sin embargo, como bien sabemos, eso no impide que sea feliz y más que feliz porque, hasta entonces y luego, ha conseguido saber sobrenadar el dolor y el sufrimiento (por muy imposible que a nosotros nos parezca eso…) y eso le ha hecho creer y estar seguro de que, sí, lleva una carga muy pesada, pero… 

Nosotros nos gusta pensar (porque seguro que era así) que Manuel Lozano Garrido ofrecía sus sufrimientos por las más santas intenciones y que Dios escuchaba tales ofrecimientos y más de una persona debió verse beneficiada en su existencia sin saber cómo ni las razones de eso. Eso sólo lo sabe el Creador pero por ahí debe andar la cosa. Por eso había quien se beneficiaba de aquella carga tan pesada que llevó Lolo tantos años.

Así debieron ser las cosas pero, como siempre pasa con Lolo, en lo que deja escrito hay algo que si no escondido, sí, algo más difícil de apreciar o de ver

Esto lo decimos por estas palabras: “¿Llevaré siempre con fortaleza mi carga al granero?” 

¡Cuánto de conciencia de saber y conocer hay aquí! 

Lolo sabe y reconoce que lleva una carga (¡Cómo no!) pero que no lo hace de forma anodina o sintiéndola que no es capaz de soportarla ni de entenderla. ¡No! Lolo lleva su pesada carga con “fortaleza”. Y lo hace, además, “siempre” porque desde el primer momento de darse cuenta de que lo suyo no tenía arreglo (como le debieron decir en Madrid, cuando acudió al médico al principio de los años 40 del pasado siglo, el XX) lo sufre todo con la alegría que sólo puede tener quien sabe y quien comprende lo que le pasa pero, sobre todo, por qué le pasa. 

Sin duda, Lolo ocupó en la hilera de hormigas humanas, el primer lugar pues llevó la carga por muchos para que muchos se beneficiaran de tal esfuerzo. Y nosotros con ellos, por supuesto.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

19.03.22

La Palabra para el Domingo - 20 de marzo de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 20 sino sábado, 19 de marzo de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

 

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 Lc 13, 1-9

“En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ‘Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.’  Les dijo esta parábola: ‘Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo  encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’ Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas.’”

COMENTARIO

La importancia de la conversión

Dios tiene mucha paciencia con sus hijos, los hombres. Queremos decir que, por mucho que caigamos en las tentaciones que nos pone el Maligno, siempre espera que regresemos a Su seno y, así, nos perdona.


A este respecto, es bien cierto que en tiempos de Cristo, cuando vino por primera vez al mundo el Hijo de Dios, la visión que se tenía de determinadas realidades espirituales era propia de aquel pueblo en el que el Creador depositó su esperanza.

Cierto es que las cosas estaban así. Por eso Jesús se ve en la obligación de poner las cartas sobre la mesa. No dulcifica la situación por la que pasaban sus hermanos los hombres sino que les dice, con toda claridad, lo que tienen que hacer.

Los ejemplos que, primero, le ponen los demás y, luego, los que Él mismo les pone, son los apropiados para que comprendan algo en lo que andaban equivocados: hay algo más que relación entre el presunto pecado y lo que le pasa al hombre.

Es cierto que podía parecer que aquellos galileos que Pilato mató y aquellos sobre los que se desplomo la torre de Siloé, que serían pecadores, habían pagado por sus pecados con aquellas terribles muertes. Y así lo pensaban muchos estableciendo una relación directa entre lo que se comete contra Dios y el castigo divino del Todopoderoso.

Lo que Jesús les dice es que aquellos que así murieron no eran más pecadores que el resto de galileos sino que, por lo general, también lo eran los otros, los que no habían muerto en aquellas circunstancias. Es que el Hijo de Dios quería hacerles ver que una cosa es lo que se hace y otra, las consecuencias de lo que se hace.

El Periódico de México | Noticias de México | Columnas-VoxDei | "Si no os  convertís, todos pereceréis del mismo modo"

De todas formas, lo que le importaba a Jesús era que comprendiesen algo muy importante y que era crucial para su vida eterna. Nos referimos a la necesidad de conversión.

Para no endulzar la situación de cada cual, Jesucristo pone en el mismo plano dos realidades espirituales: no conversión y perecimiento.

En efecto, quien no se convierta y venga a ser una persona nueva con un corazón nuevo y quien no se aleje del hombre viejo con corazón de piedra… no se salvará.

¡No se salvará! No es que Cristo les diga que, bueno, se podrá salvar aunque sea más tarde. No. Aquí no hay posibilidad, siquiera, de Purgatorio o Purificatorio, no, sino que, quien no se convierta perecerá…

Cristo utiliza una palabra terrible por el significado que tiene: perecer. Y es terrible no porque suponga, así dicho, la muerte terrena sino porque supone la peor de todas las muertes: la eterna. Y es que es más que cierto que si sólo supusiera la muerte terrena pero luego cupiese la vida eterna… ¡qué problema había en no cambiar el corazón! Pero no, Cristo dice claramente que quien no se convierta morirá… a la vida eterna.

Cabe, sin embargo, ser persevante. Es decir, no basta con creer que no es posible cambiar el corazón porque muchas veces caigamos en las tentaciones que se nos tienden. No. Y es que como aquel hombre que quiso que la higuera diese fruto y le dio una oportunidad más, lo mismo hace Dios con nosotros: nos da muchas oportunidades para que cambiemos el corazón… a cambio de que no abandonemos en tal intención.

PRECES


Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar a Cristo.
Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren cambiar el corazón.
Roguemos al Señor.

ORACIÓN


Padre Dios; ayúdanos a mudar nuestro corazón por uno de carne y misericordioso.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

¡Qué importante es la conversión del corazón!

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

16.03.22

Ventana a la Tierra Media – Cartas a Christopher – 8. Espíritu Hobbit

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Como suele ser habitual en J.R.R. Tolkien, para alguien que quiere escribir sobre su obra, es la misma una fuente y corriente inagotable de temas. Y, en concreto, sus “Cartas”(Edición de Minotauro, debemos decir para hacer justicia) son un una que, como dice el Salmo 41 ("Como busca la cierva corrientes de agua…), es de agua vivificante para todo lector y admirador del maestro de Oxford y, en concreto, para su alma.

Como se trata, por tanto, de una posibilidad más que amplia, hemos pensado que sería buena cosa, elegir algunas de las dirigió a su hijo Christopher cuando se encontraba el mismo en plena Segunda Guerra Mundial de la que, gracias a Dios, volvió con vida como hizo su padre en la otra, la Primera, de la que no sólo salió parte de su obra sino mucho del sentido que le dio a la misma. Y la cosa durará, como podemos imaginar, hasta que dure, si ustedes nos entienden… 

Pues bienel 6 de mayo de 1944 escribe el padre al hijo una carta (numerada con el 22 desde que empezó a hacer tal cosa) en la que decía esto que sigue: 

“Bueno, ahí tienes; un hobbit entre Urukhai. Mantén el hobbitismo en el corazón, y piensa que ésa es la sensación que producen todas las historias cuando se está en ella.”

Quizá podía pensarse que esto que dice J.R.R. es algo extraño. Sin embargo, lo dice después de haber escrito (inmediatamente antes) sobre la situación en la que se encuentra su hijo Christopher en plena Segunda Mundial y sabiendo que él mismo estuvo en una situación similar (aunque durase poco la misma) cuando participó en la Primera gran Guerra del siglo XX (entre 1914 y 1918) 

Nada, de todas formas, aquí es extraño

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En primer lugar, porque El Hobbit había sido publicado unos años antes y ambos sabían a qué se refería el padre al decir eso del “hobbitismo”. Ya no se trataba de un ser que vivía en agujero en el suelo sino que el mismo había salido del mismo y ya hacían algún tiempo que había tenido una aventura inesperada. 

Pero es que, por decirlo así, mucho tenía que ver lo que decía J.R.R. acerca de la actitud que debía tener su hijo allá en África y lo que él mismo pensaba sobre sí

El caso es que la comprensión de lo que entonces pasaba era más que evidente por parte del padre. Y es que antes dice, refiriéndose a la situación general de la guerra, esto: 

“Pero todas las Grandes Cosas planificadas en grande le dan esa sensación a la persona en el potro del tormento, aunque en general funcionan y cumplen su cometido. Un cometido en definitiva malo. Porque estamos intentando conquistar a Sauron con el Anillo. Y (según parece) lo lograremos. Pero el precio es, como lo sabrás, criar nuevos Saurons y lentamente ir convirtiendo a Hombres y Elfos en Orcos. Esto no quiere decir que en la vida real las cosas resulten tan claras con en una historia, y empezamos con un vasto número de Orcos de nuestro lado…”

Con esto entendemos que le quería decir J.R.R. a Christopher que las circunstancias en las que se encontraban no iban a desembocar, en definitiva, en nada bueno pues todo podría repetirse con el tiempo. Sin embargo, que en su situación debía, eso, comportarse como lo haría un Hobbit. 

Ser como un Hobbit y tener el comportamiento de uno de ellos debía ser el pensamiento, así dicho en general, del propio autor de tal obra. Y es que, como él mismo dice en alguna ocasión, quizá a través de uno de sus personajes (Thorin, Escudo de Roble) “Si le diéramos más valor a la comida, la alegría y las canciones que al oro atesorado, este mundo sería más feliz” y que sí, que se trata de un Enano pero no quita que un Hobbit (tan especializado en el comer y lo demás) pudiera pensar lo mismo. 

La buena vida, en fin, como ejemplo de cómo se puede vivir o anhelar vivir. Tal forma de pensar y, luego, en su espacio ideal que es La Comarca, donde toda intoxicación maquinista del mundo exterior está fuera de lugar y no se aprecia nada de nada… 

Es cierto y verdad que J.R.R. Tolkien no tuvo una buena vida, por decirlo así, hasta que empezó a escribir y eso le rentó económicamente. Sin embargo en su espíritu más profundo y en todo de su corazón, el hobbitismo del que habla y recomienda a su hijo Christopher plasma a la perfección su voluntad de

- Vivir lo más tranquilo posible,

- Tener buenas conversiones sin prisa,

 - Echarse a la boca la pipa con el buen tabaco de La Comarca que el Viejo Tobby había sabido elaborar, bien fuera la hoja de Valle Largo o Estrella Sureña, 

- A ser posible, no tener  o protagonizar excesivas aventuras, 

- Disfrutar de unas buenas ingestas de las más variadas viandas de su tierra, 

- Procurar ser lo más sedentario posible, 

- Ser lo más amigable y pacífico posible, 

- Manifestar siempre una clara aversión a la guerra, 

- Cantar en buena compañía, 

- Contar cuentos de tiempos pasados,

 - Etc., etc. y etc.

Entendemos, por tanto,  que cuando J.R.R. Tolkien recomendaba el tal espíritu Hobbit no es que lo hiciera como algo beneficioso para otra persona (que también) sino que él mismo estaba imbuido del mismo y le gustaba ser, eso seguro, uno de aquellos medianos personajes que tanto bien han hecho al mundo, en general, y a nosotros, en particular.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

15.03.22

Cuando Martín Descalzo escribió a Dios: y 9 – Un final bien feliz

Guillermo Luca de Tena nombra al sacerdote José Luis Martín Descalzo nuevo  Director de la revista BLANCO Y NEGRO - La Hemeroteca del Buitre

Introducción:

José Luis Martín Descalzo o, mejor, el P. José Luis Martín Descalzo (Madridejos, 1930 – Madrid, 1991) fue, como vemos, sacerdote. Pero también fue escritor. Dirigió revistas como “Vida nueva” y “Blanco y Negro”.

Como escritor, es autor, entre otros, de libros como “La frontera de Dios”, a la sazón premio Nadal de 1956, “Lobos, perros y corderos”, de 1978, o ensayos como “Un periodista en el Concilio, 1962-1965” y, por citar una última obra suya, su impagable “Vida y misterio de Jesús de Nazaret” ante la cual cabe descubrirse el sombrero si es que se lleva tal prenda… 

Pero Martín Descalzo también tuvo relación con el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, a quien mantuvo al punto de la noticia de lo que sucedía en el Concilio Vaticano II porque le enviaba, por decirlo así, un boletín con lo que estaba acaeciendo en Roma (fue, Martín, enviado especial de La Gaceta del Norte) y ante lo cual Lolo reaccionaba más que emocionado. 

El caso es que el P. Martín Descalzo llegó a decir Misa en casa de Manuel Lozano Garrido (pues, dadas sus especiales circunstancias física le fue autorizado algo tan excepcional como eso) y quedó vivamente impresionado al ver el aplomo que tenía Lolo y cómo se comportaba teniendo en cuenta la situación por la que estaba pasando desde hacía muchos años. 

Pues bien, este hombre, el P. Martín Descalzo escribió una carta a Dios pocos años antes de ser llamado por el Padre a su Casa (cinco años más o menos). Y a ella nos vamos a dedicar las semanas que Dios quiera.

y 9 – Un final bien feliz

 

“Por eso me da tanta pena la gente que no valora sus vidas. Pero ¡si estamos haciendo algo que es infinitamente más grande que nuestra naturaleza: amarte, colaborar contigo en la construcción del gran edificio del amor! Me cuesta decir que aquí te damos gloria. ¡Eso sería demasiado! Yo me contento con creer que mi cabeza reposando en tus manos te da la oportunidad de quererme. Y me da un poco de risa eso de que nos vas a dar el cielo como premio. ¿Como premio de qué? Eres un tramposo: nos regalas tu cielo y encima nos das la impresión de haberlo merecido. El amor, tú lo sabes muy bien, es él solo su propia recompensa. Y no es que la felicidad sea la consecuencia o el fruto del amor. El amor ya es, por sí solo, la felicidad. Saberte Padre es el cielo. Claro que no me tienes que dar porque te quiera. Quererte ya es un don. No podrás darme más. 

Por todo eso, Dios mío, he querido hablar de ti y contigo en esta página final de mis Razones para el amor. Tú eres la última y la única razón de mi amor. No tengo otras. ¿Cómo tendría alguna esperanza sin ti? ¿En qué se apoyaría mi alegría si nos faltases tú? ¿En qué vino insípido se tornarían todos mis amores si no fueran reflejo de tu amor? Eres tú quien da fuerza y vigor a todo. Y yo sé sobradamente que toda mi tarea de hombre es repetir y repetir tu nombre. Y retirarme.”

 

Debemos reconocer que nos da hasta pena terminar de escribir sobre esta carta que el P. José Luis Martín Descalzo escribe a Dios en un momento de su vida que, seguramente para gran parte de las personas que lean esto (seguro que para el que escribe) es uno que lo es difícil: conocimiento de una grave enfermedad y enfrentarse a ella con las armas que uno pueda tener… 

Sin embargo, las últimas palabras de esta especial carta son, como diría la Biblia, espíritu y vida. Y lo son porque nos muestran hasta qué punto se ama a Dios y, también, lo que supone eso pues no es algo que tenga que ver poco con nuestra vida sino todo lo contrario: mucho y muy mucho. 

En estas últimas palabras dice el P. Martín algo que es muy verdad y en lo que muchas vece caemos: no llegamos a valorar lo que supone nuestra vida porque no nos damos cuenta de que la misma tiene relación directa con Aquel que nos ha creado y mantiene. Por eso en tantas ocasiones nos desanimamos ante las más nimias circunstancias. Y eso no le pasa a nuestro buen amigo Descalzo. 

Esto último lo decimos porque reconoce más que bien, y con gozo además, que lo que importa es amar a Dios y, como dice el Mandamiento primero, sobre todas las cosas. Y lo demás tiene la importancia que tenga pero, en realidad, poco importa aunque a nosotros nos parezca que es lo más importante en nuestra vida… 

El caso es que es cierto y verdad que da la impresión de que Dios hace con nosotros o, mejor, nos hace, un gran favor que es permitirnos que creamos que somos merecedores de poder amarlo. Y es que, como bien sabemos, muchas veces no lo somos por según cuál y cómo es nuestro comportamiento. Pero Dios, que nos mira con amor, permite eso también… 

En realidad, nos debería bastar el amor porque es ya nuestro Cielo aquí, en el mundo. Es más, reconocer que Dios es nuestro Padre debería llenar nuestros corazones de tal manera que ya nada fuera igual para nosotros… 

El P. Martín Descalzo tiene más que claro Quién es el origen de todo, de “su” todo. Y por eso mismo no duda en escribirle una carta como la que hemos ido viendo a lo largo de unas pocas semanas. Y es una carta donde se ve muy bien el amor que tiene Martín por su Padre del Cielo en quien hace residir todo lo bueno que le ha pasado a lo largo de su vida y todo lo mejor que ha tenido y, entonces, aún tiene. Martín Descalzo se muestra, así, como un hijo agradecido ante un Padre que es un buen e inmejorable Padre. 

Y, como dice él mismo al final de esta carta, nosotros también repetimos el nombre de Dios no en vano sino en mucha verdad y verdad verdadera. Y, claro, también nos retiramos con estas palabras que nunca son mejores que las suyas. 

Y, si eso es posible, nos atrevemos a decir,

P. José Luis Martín Descalzo, ruega por nosotros.

 Amén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dar gracias a Dios siempre es bueno. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

14.03.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” – Felicidad entrevista

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

  

Felicidad entrevista

  

“¿Envidia de José? Bendito tú, con tu vara sobre los hombros y la carretera siempre delante, pero bienaventurados también nosotros, los demás pobres hombres, con nuestra incógnita, nuestro peligro, nuestro doliente forcejeo, nuestro bárbaro caminar, felices en nuestro gozo, en el conocimiento, en el grato placer d ella vida degustada, en la hermosa ambición del alma, en nuestra promesa. Bienaventurada nuestra interrogación, que nos da la fuerza de la lucha. Felices, entre tanto, los hombres que pueden entrever la felicidad y saborearla en su conciencia y en su conocimiento.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 38)

 

Debemos poner en antecedentes a los lectores.

 El José a quien se refiere Lolo es aquel al que llaman “el tontito” pues es un hombre que se encarga de llevar las vacas “del pueblo a la planta, y de la planta a la aldea”. Sin embargo, aunque pudiera parecer persona simple, a Lolo le parece “Un hermoso portento de inocencia que se estira” pues es, sí, grande pero inocente como un niño. Es más, “Tiene barba y vive aún puro, incluso ha de morir puro”. Y, otro es más, es José “un hombre eterno, con asiento ya seguro de gloria”. 

En fin… así es la persona a la que se refiere el Beato de Linares (Jaén España) cuando habla de la envidia que se le puede tener pero, a la vez, escribe sobre lo que supone el corazón del hombre y la felicidad… 

El caso es que Lolo sabe que José, siendo como es, es feliz a su manera y siente por la vida un agrado propio de su ser. Y eso le hace decir a Lolo lo que a continuación escribe y que nos muestra hasta qué punto comprende nuestro amigo a la tan quebradiza felicidad. 

Sabe Lolo que también él es un “pobre hombre” en el sentido tierno y exacto de la expresión. Y es que, en realidad, por mucho que podamos creer que somos, nos encontramos en la misma senda de vida que José y no sabemos el qué será de nosotros ni de nuestra existencia, ni a qué peligros nos vamos a enfrentar o, en fin, que tampoco estamos muy seguros de nuestro propio camino, por el que ahora pasamos y por el que caminaremos en el futuro. 

Es de todas formas es, somos, feliz y felices según nos dice Manuel Lozano Garrido, cuando gustamos la vida pero teniendo en cuenta que eso no ha de querer decir que nos quedemos algo así como embelesados ante un devenir que puede resultar bueno para nosotros. No. Debemos ambicionar aquello que nos pueda hacer bien y que sea en beneficio de nuestra alma, de aquello que queremos llegar a ser, de aquello que, a lo mejor, ya somos. Pero sí, felicidad que gustamos porque en ella nos vemos representados en este presente y en el que vendrá, que será ahora futuro y, cuando llegue, otra vez presente… 

Podemos decir, llegando hasta el mismo extremo de lo que puede ser del que nos habla Lolo, que es bienaventurado, incluso, el qué será, lo que ha de venir, lo que vendrá

Sobre todo esto, ya podemos imaginar que, siendo la situación de Lolo como era en aquel tiempo (y que, incluso, iba a empeorar físicamente) cuando él habla de “entrever la felicidad” podemos entender que, en el sentido exacto de tal expresión, lo que quiere decirnos es que son felices aquellos que son capaces, en el discurrir de su existencia y en todas las circunstancias que rodean a la misma, de barruntarla. Y sí, a lo mejor pudiera parecer difícil eso pero, en el fondo, supone una liberación del pesimismo y un acercamiento exacto y perfecto a lo bueno de la existencia: entrevé Lolo la felicidad porque la distingue y, al final, la adivina y la sabe cabe sí. Él, de verdad, es feliz y se siente así de bienaventurado. 

Que así sea, para nosotros, es lo que deseamos y anhelamos, al estilo Lolo.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

12.03.22

La Palabra para el domingo - 13 de marzo de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 13 sino sábado 12 de marzo de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

 

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

Lc 9, 28b-36

“Tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. 29 Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, 30 y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; 31 los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén. 32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. 33 Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: ‘Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías’, sin saber lo que decía. 34 Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor. 35 Y vino una voz desde la nube, que decía: ‘Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.’ 36 Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto”.


COMENTARIO

Un claro mensaje de parte de Dios

En esta ocasión Jesús escoge a tres de sus más allegados discípulos. Sabemos que no será la única ocasión en la que muestre una preferencia tan clara. El caso es que Pedro, Santiago y Juan van con él al monte.

El monte es un lugar al que Jesús gusta de acercarse. Lo hace, casi siempre, para estar tranquilo y poder orar al Padre, a su Padre Dios Todopoderoso. Y ahora lo hace por algo muy especial que deberíamos tener muy en cuenta. Pero en aquel monte iba a suceder algo. Fue algo que impresionó mucho los discípulos. Incluso podríamos decir que manifestó, por ejemplo, cómo era Pedro, humanamente

hablando.

El caso es que Jesús, en aquel momento, recibe la visita espiritual de dos personajes muy importantes de la historia de la salvación: Moisés y Elías. Ambos profetas y cruciales en la comprensión de lo que Dios quiere de sus hijos.

Lo que hablan entre ellos Jesús, Moisés y Elías tiene mucha importancia: hablan de la muerte que va a sufrir el Hijo de Dios; también, dónde va a producirse la misma que no es otro lugar que en la Ciudad Santa de Jerusalén.

Transfiguración del Señor Jesús: 8 datos que debes saber

Podemos imaginar qué estaría pasando por el corazón de Pedro, de Santiago y de Juan. Seguramente estaban más que sorprendidos con la transfiguración de Cristo. Por eso Pedro acude a su ser hombre y sólo piensa en quedarse allí. Sin embargo aún no ha escuchado lo mejor y que viene de parte de Dios.

El Creador, lo mismo que hizo cuando Jesús salió del río Jordán y envió a su Espíritu en forma de Paloma para que supiéramos que Aquel era su hijo amado, se presenta en aquel monte para decir dos cosas muy importantes: Aquel es su Hijo, el Elegido. Pero también dice otra: debemos escucharle.

Dios quiere, con eso, que sepamos a qué debemos atenernos. Aquel hombre que allí se había transfigurado era mucho más que un hombre: era el Hijo de Dios. Pero no sólo eso. Debemos hacer algo más que reconocer que es su Hijo: debemos escuchar lo que nos dice y, acto seguido, hacerlo. Y, aunque no siempre sea fácil no por eso vamos a olvidar lo dicho por Dios en aquel momento.

Resulta curioso que si los discípulos ahora estaban cargados de sueño, como nos dice el texto bíblico, no se durmieran y sí lo hicieran en otra ocasión como fue la del Huerto de los Olivos cuando Jesús padecía el comienzo de su Pasión. También resulta curioso que san Lucas quiera disculpar a Pedro cuando dice que no sabía “lo que decía” cuando lo de las tiendas que quería allí construir. Y es que, en verdad, era un comportamiento más humano que espiritual porque, en realidad, aun no estaba preparado para comprender todo lo que le estaba pasando.

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar a Dios.
Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren seguir al Hijo de Dios y hacer según dice.
Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a escuchar la voz de Cristo y a tenerla en cuenta en nuestras vidas.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Siempre debemos estar atentos a la Palabra de  Dios.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

9.03.22

Ventana a la Tierra Media – Cartas a Christopher –7. Sobre lo que fue y lo que es

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Como suele ser habitual en J.R.R. Tolkien, para alguien que quiere escribir sobre su obra, es la misma una fuente y corriente inagotable de temas. Y, en concreto, sus “Cartas”(Edición de Minotauro, debemos decir para hacer justicia) son un una que, como dice el Salmo 41 ("Como busca la cierva corrientes de agua…), es de agua vivificante para todo lector y admirador del maestro de Oxford y, en concreto, para su alma.

Como se trata, por tanto, de una posibilidad más que amplia, hemos pensado que sería buena cosa, elegir algunas de las dirigió a su hijo Christopher cuando se encontraba el mismo en plena Segunda Guerra Mundial de la que, gracias a Dios, volvió con vida como hizo su padre en la otra, la Primera, de la que no sólo salió parte de su obra sino mucho del sentido que le dio a la misma. Y la cosa durará, como podemos imaginar, hasta que dure, si ustedes nos entienden… 

Continuamos, por cierto, y ya terminamos, con la carta que envía el 30 de abril de 1944.Y decía, en un momento determinado (numerada con el número 20 desde que empezó a hacer eso), esto: 

“Aunque sin ti no tengo a nadie con quien dar voz a mi pensamiento. Primero empecé a escribir la ‘H. de los Gnomos’ en cabañas del ejército, atestadas, llenas de los ruidos de los gramófonos; y allí te encuentras tú, en la misma prisión. Que también tú puedas escapar… fortalecido. Cuídate en cuerpo y alma de todo modo adecuado y posible, por el amor que le tienes a tu padre.”

Claros paralelismos. Eso es lo que, al menos en un aspecto importante de la vida de Tolkien padre e hijo, podemos apreciar en esta última parte de la carta que aquel 30 de abril de 1944 escribió el autor de “El Hobbit” (tal obra sí la había publicado en aquel tiempo) para aquel que andaba en la guerra lejos, muy lejos de su hogar común. 

En realidad, el apoyo que tenía J.R.R. en su hijo Christopher debió ser más que grande. Y así debió ser porque le dice algo que es, sin bien lo pensamos, verdaderamente terrible y que expresa muy bien su situación personal al respecto de su obre: “Sin ti no tengo a nadie con quien dar voz a mi pensamiento”. 

Ciertamente, la unión entre padre e hijo era más que importante pues, de otra manera, podría decirle algo así como “no te preocupes pues de lo mío hablo con tal o cual persona y me apoyo en sus comentarios o auxilios…”. No, no es eso lo que dice sino que no podía disimular una realidad como ésa.

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8.03.22

La Virgen María en el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora

Catholic.net - María, la Virgen trabajadora

(Habla la Virgen María)

Bueno, pues ya llegó este día. Sí. Hoy es ocho de marzo como tantos ochos de marzo que ha habido a lo largo de la historia. 

Seguramente, un ocho de marzo, Moisés caminó por el desierto como nos dicen nuestras Escrituras Santas; seguramente, incluso, Abrahán hizo algo importante un ocho de marzo; y su hijo, Isaac, casi estoy segura de que un ocho de marzo, en aquel calendario tan antiguo, supo alguna verdad espiritual o algo así.. 

Bueno, me estoy desviando pero es que da la impresión de que sólo hoy en día hay ocho de marzo cuando siempre lo ha habido después del día 7 del mismo mes. En fin…

 La verdad es que en el Cielo sabemos muy bien que se celebra tal día por la muerte de aquellas pobres mujeres trabajadoras que murieron defendiendo sus derechos. Y eso está muy bien y nadie niega que es una buena razón para recordar lo que entonces pasó. 

De todas formas, hay algo que no acabo de entender aunque lo entiendo muy bien… 

Aquella horrible fecha fue terrible por lo que lo fue. Sin embargo, a mí me parece que todo se ha torcido un poco y cierto tipo de pensamientos se han adueñado de un día tan importante como es o, mejor, como podría ser, el ocho de marzo. 

Estoy segura de que más de una mujer va a saltar de su asiento (si está sentada) cuando le esto porque no acordará mucho con su forma ideológica de ver las cosas que es lo mismo que decir con su círculo bien redondo de donde no se puede salir por miedo al ostracismo.

 De todas formas, como Madre de Dios que soy, creo que tengo cierto derecho de decir lo que pienso y nadie debería censurar mis palabras que son, además, palabras dichas por una esclava… del Señor. 

En realidad, todas las mujeres desde la misma Eva, hemos trabajado de lo lindo. Y es que el Padre Dios quiso que así fuera desde el mismo momento en el que fueron expulsados del Paraíso la misma Eva y su marido (sí, porque Dios los casó a la antigua usando que es la que quería para el hombre y la mujer…) Y desde entonces, tanto el hombre como la mujer (aunque así yo hable de la mujer como soy yo misma) hemos arrimado el hombro para que la cosa fuera bien. Y cada cual en la labor que le ha correspondido, hemos hecho lo mejor o, al menos, tal ha sido nuestra intención. 

Lo que pasa es que desde el Cielo pudo ver a la perfección lo que está pasando con este día, el ocho de marzo del que hablo. Y, la verdad, tengo que decir que no me gusta nada de nada.

 Lo que veo, y muy bien lo veo, es que hay cierto tipo de mujeres que están utilizando una fecha tan buena para recordar como algo contrario al hombre o, por así decir, como un arma contra la otra parte de la humanidad que creó Dios a su imagen y semejanza. 

Eso que digo arriba no lo ve el Creador nada bien pues es posible que se haya olvidado la fecha que se quiere recordar y se aproveche la misma para pedir ciertas cosas que están muy fuera de lugar porque no son propias de la mujer, así en general, sino de ciertas ideologías que han mostrado su ineficacia y su desastre desde que surgieron allá por los últimos años del siglo XIX aunque en la llamada Revolución Francesa (que desde aquí vimos como un paso atrás en el desarrollo de la humanidad) fue donde todo surgió. 

Es la verdad que hay muchas cosas que deberían cambiar con relación a la mujer. Sin embargo, hacer uso de un día como el ocho de marzo para inmiscuir en eso al hombre como si fuera su contrario… no está nada bien y aquí es visto como algo más que malo y que no está llevando por buen camino a la humanidad. 

Mirad, como mujer que soy, cuando en Nazaret cumplía con la misión que tenía encomendada, no me preocupó nada cumplir con mis labores caseras. Es más, creía que era lo que debía hacer y nunca se me ocurrió ir al taller de José a echarle una mano. Y sí, es posible que hoy hayan cambiado mucho las cosas pero, la verdad, hay algunas de ellas que no tienen nada que ver el ser mismo de la mujer que no debe querer parecerse al hombre en todo pues cada uno es como Dios lo ha creado y poco más hay decir. 

En realidad, seguramente alguien dirá que todo esto no son más que roles sociales y que cada cual ha de ser como quiera ser. Pero es que, cuando eso se dice y se defiende se está yendo en contra del proyecto que Dios tiene para el hombre y la mujer y eso es ya pasar de castaño a oscuro. 

Os tengo que decir, de todas formas, una cosa. Y es que por mucho que haya mujeres que tergiversen las cosas que están puestas así por Dios, de nada les va a servir. Tendrán su momento de gloria humana (como tantas veces ha pasado con tantos a lo largo de la historia) pero cuando todo pase no tendrán nada de nada salvo, precisamente, la nada. Y eso es así por mucho que miren para otro lado. 

Bueno. Creo que ya os he dicho bastante porque sé que muchas mujeres esto no lo van a escuchar y mirarán para otro lado como sí se salvara la cosa. Sin embargo, deben saber que Dios también las mira a ellas y no saben la cara qué pone cuando ve ciertas cosas. Menea la cabeza de un lado a otro como se dice en las Sagradas Escrituras cuando alguien hace algo mal y hay quien se ha dado cuenta de eso. 

Que tengáis un muy buen día ocho de marzo.

  

María, vuestra Madre.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Es bueno siempre escuchar a María. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

7.03.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” – Saber lo que importa de verdad

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

  

Saber lo que importa de verdad

 

“Beber, comer y amar, pero aprisa, rozándolo apenas en lo fundamental. Lo importante es subir, hurgar con nuestro corazón el cielo, tan limpio, tan ancho, tan puro, tan glorioso. A la mañana, pasa que te asa; a la tarde, gira que te gira, volando siempre, sin apenas caer en el tiempo, para que nos sorprenda así, en el aire, e inefable y dorado viento del otoño de la vida.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 32)

 

Ciertamente, tanto estas palabras como aquellas que las preceden, y que en un momento determinado dan título a este libro de Lolo (Las golondrinas…) son un verdadero programa de vida y de existencia que retratan a Manuel Lozano Garrido, a suyo, a la intención de ser como es, digamos, a la perfección. 

Antes nos ha estado hablando de que a las golondrinas, que nunca saben la hora, sólo les importa el “hoy”, “este momento”. Y es que, en verdad, es lo que debería importarnos a cada uno de nosotros pues, como se suele decir, el ayer nada puede hacer en tu vida y el mañana… Dios dirá. Y eso es lo que le pasa a Lolo: que vive el ahora mismo como si fuera el último momento de su vida. Lo que pasa es que se le unía un ahora mismo con otro ahora mismo… y así sucedió hasta que fue llamado a la Casa del Padre un 3 de noviembre de 1971. 

Es verdad que podría pensarse que aún está hablando del ser mismo de la vida de la golondrina. Sin embargo, es más cierto que se debe estar refiriendo (en las palabras que hemos puesto arriba) a una forma de ver las cosas que es muy suya y que comparte con sus lectores para que, si es posible y sabemos, nos aprovechemos de ellas y de todo lo que contienen. 

Podemos decir que Lolo tiene muy claro qué es lo que de verdad importa. No es, precisamente, aquello que, humanamente podríamos pensar: beber, comer, amar… Y no es que no crea que no es importante eso pues sin lo primero y lo segundo, seguramente, no viviríamos mucho. Lo que pasa es que para este de Beato de Linares (Jaén, España) hay algo que está por encima del común comportamiento ordinario del ser humano. Y nos referimos a que quiere tener una visión vertical de su vida y mirar al cielo, arriba, donde consideramos que está Dios. 

De todas formas, nadie crea que Lolo no tiene a bien su relación horizontal con el prójimo pues estaría muy equivocado quien eso pensase. Y es que ya sabemos la entrega total que tiene nuestro amigo con quien se le acerca o que, en la distancia, le escribe una carta, entonces, que aún eso se hacía… 

Con esto queremos decir que Manuel Lozano Garrido quiere, en cada momento del díatener presente una realidad espiritual tan importante como es lo que está más allá de este mundo, ese Cielo donde Dios lo espera a él y a cada uno de sus hijos. 

Esto lo dice porque reconoce que el Cielo es “tan limpio, ancho, tan puro, tan glorioso” porque, de verdad, tiene por cierto y verdad que allí no han mancha, que cabe todo aquel que quiera estar en él, que en el mismo no nada hay corrupto ni oscuro por sus pecados… 

Bien podemos decir que la visión que tiene Lolo de aquello que es mejor y, sobre todo, de aquello que es verdad, la Verdad, no puede ser más acertada. Por eso, conoce muy bien lo que le importa en primer lugar y que es, sin despreciar otras cosas de necesidad diaria, lo que Dios tiene preparado para él y para todo aquel que crea en su Ser, su Existencia y su Poder. 

Lo único que lamentamos de todo esto que nos dice Lolo es que a él sólo le llegase la cosa hasta ver caer “alguna” hoja del otoño de su vida por una muerte tan temprana (con relación a tal otoño del que habla) como fue la suya. 

De todas formas, de lo que estamos más que seguros es de que ahora mismo (bueno, desde hace bastante tiempo) goza de aquello que aquí tiene por bueno y mejor. Y bien merecido que lo tiene, vaya que sí.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.