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21.11.13

En acción de gracias a María, Virgen y Madre - "Agradecido afán"

50

Como de bien nacidos es ser bien agradecidos, el que esto escribe, que cumple hoy mismo 50 años (¡sí, medio siglo!) tiene el gozo de hacer lo propio con la Madre de Dios y madre mía/nuestra, María, Virgen Inmaculada y Mediadora. Seguramente es poca cosa pero, ¡qué quieren que les diga!, cada uno da lo que puede y sabe.

Virgen María

AGRADECIDO AFÁN
(Poesía y Prosa marianas)

Sub tuum praesidium confugimus,
sancta Dei Genetrix

(Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios)

Alba nuestra

Avizor el pensamiento, clarificado el destino,
vemos, en nuestro particular anhelo,
una luz que ilumina, con su rostro,
el quehacer, ligero el corazón de penas
entonces.

Miramos, desde aquí, ahora, el horizonte
que quisiéramos tener, y encontramos,
el amanecer de nuestro corazón
cuando sabemos que, allí,
su cálida mirada, María Virgen,
se entrega sin la limitación de la tibieza,
sin querer más de lo que queramos darle,
ni menos de lo que merece.

Alba y llegada, nuevo día de nuestra fe
que regenera del pecado,
caminar seguros porque su mano es suave
como el yugo de su Hijo, Cristo, Hermano.

Alba nuestra, ser, estar siempre aquí,
presente el aroma de eternidad,
lista para ser ayuda y auxilio,
para ser canto de amor,
para tenerla como Madre nuestra, también.

Luz del camino

Entenebrecido nuestro presente,
encallecida el alma por olvidos del amor,
y tergiversado el corazón por lo mundano,
nos disponemos a caminar, al frente la fe,
hacia donde el Padre conduzca
nuestra lucha,
hacia esa meta de entrega que, con obras,
identifica nuestra imagen
y nos hace hijos suyos.
Y tenemos, aquí y ahora, desde ese siempre
de su victoria sobre su ayer,
la luminaria que, con su vida,
nos sale al paso de nuestro paso,
a la demanda de auxilio y necesario ser,
a la raíz que soporta nuestras manos;
y tenemos, mirando su rostro,
el faro que conduce hacia Dios y es guía,
su nombre de esposa amada ,
elegida desde el alba de los tiempos,
María, dulces las sílabas que forman
tu dedicación, de tu pasar, valle nuestro,
es la lágrima que dedicamos al mirarte,
ejemplo de cansancio entregado,
agradable música a los oídos de Dios.
Contigo conocemos nuestro fin,
contigo no nos perdemos en la bruma
de lo mundano,
contigo, luz del Padre, hoguera ardiente de fe,
sabemos que, cuando Él quiera,
trazarás, con tu mano, el camino cierto
para llegar a su Reino, como augurio de eternidad.

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