InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Noviembre 2013, 22

22.11.13

Eppur si muove - ¿Qué es lo que no puede ser o hacer jamás un católico?

Socialistas y cristianos

Para muestra, dos botones. Están en esta imagen: dos españoles que se dicen cristianos y que, a la vez, militan en el Partido Socialista Obrero Español. Dos ex de muchas cosas mundanas: José Bono, al fondo de la imagen y José Blanco, en primer plano de la misma. Muchos dirán que eso no está mal del todo pero, en verdad, ¿eso es posible en conciencia? o, también, ¿es compatible una cosa y la otra?

En realidad, cuando el ser humano se plantea tener una creencia o, simplemente, seguir determinada religión, seguramente se dice o, mejor, se pregunta, qué es lo que entiende la misma sobre el mundo y sobre lo que, en definitiva, a tal ser humano, le afecta.

Si consideramos, como punto de partida, el Concilio de Jerusalén (49 DC) en el que, entre otras conclusiones, se acordó admitir la conversión de los gentiles sin obligarles a seguir los ritos judíos, para llamar a los discípulos de Cristo católicos, es, digamos, desde entonces, cuando podemos decir que o se es católico o sólo se aparenta serlo.

Evidentemente, no es lo mismo una mera apariencia de lo que es frente a una realidad exacta de ser lo que se es. O, lo que es lo mismo, la “unidad de vida” se demuestra tener cuando, en realidad, no hace falta que se diga que eres católico porque se nota que lo eres.

Sabemos que Jesucristo no murió para morir y nada más. Murió y resucitó. Por eso reconocemos que vive y que, por eso mismo, la tarea encomendada a sus discípulos, en Pentecostés, de transmitir la Palabra de Dios y, sobre todo, de hacerla efectiva, también nos compete a nosotros.

Tenemos, así, el camino que nos lleva y por el que tenemos que transitar no haciendo dejación de nuestra fe ni permitiendo que el mundo nos atribule y nos achante ante lo que, en verdad, creemos que es la Verdad.

También tenemos, por eso mismo, la Vida que Cristo vino a traer y por la cual debemos actuar, sin negarla o dejarla escondida bajo el celemín de la cotidianeidad y lo ordinario que, a veces, juzgamos como algo alejado, muy alejado, de una doctrina que, a la vez, consideramos como santa.

Por ejemplo es más que posible que se adopte una forma de arrianismo cuando no se defiende la revelación hecha por Jesucristo de tal manera que, en verdad, se demuestre creer en ella. Podemos, así, dar entrada en un nuestra vida a una, llamada, “religión a la carta” que nos permite escoger, de ella, lo que nos conviene.

Leer más... »