En acción de gracias a María, Virgen y Madre - "Agradecido afán"
Venimos para ver tu fe
Si necesitamos ayuda que reconforte
nuestra alma te presentamos nuestro afán
y sabemos que, solícita, intercederás
por nosotros.
Si necesitamos salir de la noche del corazón
y queremos una luz que muestre el camino
hacia la verdad y sea faro y destino…
sabemos que, sin dudarlo, tu ejemplo
será guía, tu vida será iluminación.
Si sentimos tristeza por el devenir del mundo
y nos atribula el quehacer del maligno
entre nosotros, y pretendemos ser confortados
en el espíritu, para olvidar obrando,
sabemos que, viniendo a tu lado, nombrándote,
el alivio en la desazón será grande,
que las lágrimas no emergerán a la llamada
de nuestro paso, que la razón, liberada de ataduras,
volverá a sembrar en nosotros, por María, Madre,
la sazón que dé fruto y vertebre la fe que, por ti,
esparcimos, que por ti, nos viene.
Y venimos, entonces, a dar gracias
por lo que nos das sin demandar a cambio
nada; por lo que, Virgen Venerable,
hemos recibido, de tu parte, del Padre.
Fin
Es causa.
Tratemos de acudir al amparo de quien socorre al necesitado,
tratemos de sentir, dentro, la palabra segura de Maria,
menester es nuestro de querer que nos acompañe.
Es razón.
Sepamos, con ella, caminar con paso firme hacia el reino
del Padre, seguros de que, ante cualquier duda,
acudirá, Madre amorosa, a suavizar nuestro corazón,
a darnos la luz que alumbre ese camino a veces incierto
del alma triste por aconteceres nuestros, de hijos atribulados.
Es certidumbre.
Apoyemos en ella nuestro sentimiento, en ella nuestro quehacer,
y veamos que, como luz iluminadora en la cercanía, es su sonrisa
como la sonrisa de quien se ama, de la que nunca cansamos
el trato, de la que esperamos presencia, estancia, arrullo.
Es Verdad.
Volvamos nuestra mirada a su ejemplo para obtener pasión
por el amor a Dios, sabiduría por su verbo sabio, candor
ante su mano firme.
Es fin.
Fin de paz, fin de esperanza, fin de fe, fin de fin,
el Fin.
Vamos a ser
Con la primera intención llevada a obra nuestra
vamos a ser dignos hijos de Dios, de raíz siempre.
Con la mano que une y no separa, que fundamenta una vida,
vamos a ser discípulos de Cristo, para saber entregarse.
Con la voluntad libre que el Padre ofrece desde su reino
vamos a ser, obligados por nuestro corazón, oyentes de la voz
de María en nuestra alma, recóndito lugar para amarla.
Con la esperanza por bandera de nuestro vivir
vamos a ser mensajeros y apóstoles del tiempo que tenemos
por delante, sentimiento hecho noticia nueva, encuentro rememorado.
Con la virtud que heredamos de la Alianza entre nosotros y Dios
vamos a cantar alabanzas que siempre serán exiguas, menguadas,
perecederas.
Con la Palabra de esa Virgen Madre que es espejo para Cristo
y convulsión del corazón ante la luz de Gabriel
vamos a ser, o al menos a tratarlo, al menos a continuar con ese intento,
al menos a paladear esa ocasión,
presencia segura de su rostro santo aquí, ahora, alrededor nuestro,
versificando esa insondable y misteriosa levedad del candor.
5 comentarios
Pax
Muchas felicidades por su cumpleaños, Eleuterio. Todo loor a la Purísima Virgen María siempre será merecido. Que Ella nos guíe en nuestro camino a la patria celestial. Saludos y felicidades por su blog.
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EFG
Muchas gracias a usted.
En efecto, todo lo que digamos de bueno de María, siempre será poco. Y, además, más que merecido.
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EFG
Amén.
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