En acción de gracias a María, Virgen y Madre - "Agradecido afán"
Poema de cuna para Jesús
Niñito soñado mío, pequeño corazón del alma,
sonrisa para este mundo, caricia más esperada,
duerme bajo tu manto, estrellas tienes de almohada,
ríos de amor de tus manos emanan.
Cuando tus ojos divinos cierren su puerta y sueñen,
sean luceros para el hermano, faro para el que se pierde,
seno donde la alegría siempre llega y se mece,
hijo de Dios pequeño, amor tierno que provoca
la razón de la existencia, que de la fe hace vida,
que del amar elocuencia.
Quiero, y quisiera decirte, ahora que no me miras,
que tus parpados cayeron, que tus manos no enloquecen
mi besar al adorarlas y puedo soltar mis labios
como si tu no los oyeras…que amor por amor se entrega,
que por tu estancia entre nosotros toda una generación viniera,
quisiera adorarte y, por eso, así, pues, lo hiciera,
y darte sus más preciosas entregas,
y mirarte con gran afán de quien todo lo espera.
Niñito soñado mío, rocío que calma el ansia,
maná caído a nosotros, llegado para ser vuelo,
esperanza de los hombres, amor que tanto yo quiero.
Niñito soñado mío, candor que encandila al alma,
suave raíz que tenemos; gracias, pues, sean dadas.
Y gracias, Dios Padre mío, por hacer de esta dicha
la mejor estancia, lugar cauce, donde el ser refleja tu gloria.
En ti esperamos
Estamos locos por el amor de la Madre María, locura de piedad,
locura de fiel entrega, locura que no espera sino sus ojos.
Estamos locos por la dicha de conocer a quien dio todo por el adiós
al misterio que no conocía: libre de dar el primer preludio de vida.
Estamos locos y esperamos, locos al conocer la esperanza
que limpia la herida del amor perdido, recobrado corazón al surgir
de la nada.
Estamos locos, locos por abrazar, aunque sea en sueños,
el cariño y la caricia de la Virgen que, aún sin saberlo,
acaparó toda la vida de Dios; que, aún sin conocer su destino,
quiso rendirse a la voz del ángel, toda hecha pasión entregada.
Estamos locos, pero locos por el amor a la Madre María,
locos con locura que no tiene fin, que no espera sino la luz
de sus ojos, lámpara para no esconder, faro de fin.
Reino de eternidad
Iluminada la mañana, otorgando a la luz la dicha que le corresponde,
haciendo de cada afán un misterioso devenir de nuestra vida,
vemos acompañado el camino que trazamos en cada paso
con la gracia de tu visión, María Madre, con la verdadera esencia
de la entrega fundamentamos un quehacer que nos libera
de este mundo-valle tan incierto y tan perecedero.
Vestida nuestra alma, de algún modo infinita por tu presencia,
vertebramos nuestras manos con recuerdos de versos
que sobre ti hablan, que de tu amor narran las hojas
que del calendario caen, haciendo estrepitoso el paso del tiempo.
Resueltos a tener como fin y destino el Reino del Padre,
vencedores del hastío y del aburrido mirar sobre una canción triste,
suenan en nuestras sienes los clamores fugaces de la lejana noche,
estímulo para que los dedos escancien los aromas que de ti
tienen, momento oportuno para demandar a Dios ayuda y auxilio
que por ti nos llegan, María Madre, que tu función santa ilumina
con el terciopelo del arraigado venir hacia nosotros.
Llegado el día de la entrega y la soñada presencia ante tu estancia
sea dado por el Padre la ocasión para admirar tu rostro,
para reconocer, en la eternidad de ese Reino, lo que tanto buscamos,
ahítos de amor y de voluntad libremente manifestada,
amando lo que tanto hemos descrito.
5 comentarios
Pax
Muchas felicidades por su cumpleaños, Eleuterio. Todo loor a la Purísima Virgen María siempre será merecido. Que Ella nos guíe en nuestro camino a la patria celestial. Saludos y felicidades por su blog.
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EFG
Muchas gracias a usted.
En efecto, todo lo que digamos de bueno de María, siempre será poco. Y, además, más que merecido.
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EFG
Amén.
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