Noviembre de Santos y Difuntos – Un anhelo más que gozoso

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

Nosotros, que somos muchos,

los venidos a este mundo,

muchos los que se fueron

y muchos los que vendrán,

tenemos ciertos anhelos

que no podemos olvidar.

 

Si es que creemos en Dios,

que es Padre y es Todo,

si somos fieles a eso

y no lo olvidamos pronto,

estaremos más que seguros

y no nos equivocamos

y la vida apostaríamos

y hasta la daríamos con gozo

de cumplirse la Voluntad,

que de Dios es lo obvio,

estaríamos junto a Él,

bienaventurados y todo.

 

Seguros de haber nacido

para volver a la Casa,

al lugar en que Cristo

moradas nos prepara,

luchamos codo con codo,

alma con alma lo hacemos

porque llegar al Cielo

es, en fin, lo que queremos.

 

Como podemos ver, decir esto que apenas se ha dicho en las palabras anteriores es algo más que una ilusión porque es un anhelo que, justamente, llena nuestro corazón de esperanza que nunca muere.

 

¡Sí!, Dios nos ha creado para que volvamos a Él. Y eso no es nada extraño ni nada que pueda hacer decir a alguien algo así como “¿Para que nos creado si luego nos quiere cabe sí?”.

 

Nos ha creado el Padre,

con el paso de los siglos,

tiempos que ya pasaron

pero que fueron sembrando,

en corazones de carne

anhelos y ciertos gozos

que nunca atrás dejamos

por ser, en nuestro corazón,

primavera, luz, fruto madurado.

 

Ciertamente, cuando anhelamos el Cielo no lo hacemos, digamos, porque allí se esté más que bien (que también es por eso, pero…) sino porque es lo que quiere Dios para nosotros. Y nosotros, en esto, seguro que no vamos a contradecir para nada lo que está establecido desde hace mucho y más tiempo.

 

Pasos que vamos dando,

a veces equivocados,

corregidos y limpiados,

queremos que sea lo bueno,

lo mejor y más soñado,

que Dios nos ama a todos,

junto a sí, a su lado.

 

Nosotros, que somos hijos de Dios pero que, sobre todo, somos conscientes de lo que eso supone, no podemos anhelar otra cosa y nada más es importante en nuestra vida que no sea querer el Cielo. ¿Y es que es posible que haya quien quiera otra cosa?

 

Perdona Padre a tus hijos,

a los que son más desnortados,

a los que no ansían tu cercanía,

que estés ya siempre a su lado,

perdona a quien rechaza

un corazón como es el Tuyo,

una Bondad tan bondadosa,

Tu mirada de amor y no otra cosa.

Nosotros, en fin, que ansiamos gozar de la Visión Beatífica, no podemos querer otra cosa que alcanzarla. Y sí, para eso hace falta un esfuerzo que no podemos ignorar o tener por no puesto ahí por Dios que, es cierto, no nos da nada que no podamos superar… si queremos superarlo.

 

Y es que, en realidad, ¿puede haber un anhelo más gozoso que el Cielo?

 

Eleuterio Fernández Guzmán

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Un mes para orar porque nos conviene.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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