Comunismo, China y represión son la misma cosa
Mañana, 28 de agosto, celebramos el día de San Agustín, el africano que supo entender la Palabra de Dios e hizo, de su rebeldía personal, un buen ejemplo de que con lucha interior y contra el mundo se puede alcanzar el Reino de Dios e, incluso, en este mundo por el que peregrinamos, disfrutar de él.
“Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón estará insatisfecho hasta que descanse en ti” dijo, en frase más que conocida que, además, supone una meta a alcanzar y una manifestación de voluntad de parte de los que nos consideramos hijos de Dios y sabemos lo que eso quiere decir.
Sin embargo, hay una nación, grande, cuyos dirigentes se obcecan en no respetar a las personas que no piensan como ellos y en lo que es les posible (que es, en realidad, todo) no se privan de reprimir la libertad religiosa porque, como comunistas que son, Dios les trae sin cuidado y hacen de su podrida ideología, un cuenco donde beberse la sangre de sus enemigos. Son, en suma, antropófagos religiosos.