InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Agosto 2008, 01

1.08.08

ETA no conoce el Amor

Sanz Montes

El obispo de Huesca y Jaca, Monseñor Jesús Sanz Montes, ha dicho algo que, en verdad, es una perfecta definición de la situación que, realmente, se producirá cuando mañana, el asesino no arrepentido Ignacio de Juana Chaos, salga de la cárcel: “La sangre derramada” por él “clama al cielo”.

Hace ya mucho tiempo que la sangre de otra persona, Abel, también clamó al cielo e hizo que Dios preguntase a Caín dónde estaba su hermano (Gén 4:10: “Entonces Yavé le dijo: ‘¿Qué has hecho? Clama la sangre de tu hermano y su grito me llega desde la tierra’

Pero, de forma inmediata le vienen a uno a la mente muchas ideas y no todas ellas buenas, por desgracia para mi proceder pecador. Hacer tal cosa supone, sobre todo, una falta de algo sin lo cual, francamente lo digo, es muy difícil vivir o, al menos, se vive de una forma mala y negra.

Lo que, en realidad, ha faltado (y viene faltando desde hace muchos años, exactamente los mismos que van desde que se creó la nefasta serpiente etarra hasta hoy) aquí es una palabra, su contenido y esencia, que dice mucho (o poco) de quien no la lleva a la práctica porque supone una falta de conciencia humana: el Amor (con mayúscula porque grande es el de Dios por su criatura)

Hay un texto de las Sagradas Escrituras (seguramente habrá más, claro) que, por decirlo así, centra a la perfección, el tema del que, ahora, escribo. Es del Evangelio de San Juan (Jn 15: 9-17) y dice lo siguiente:

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.

Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado. Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros
”.

Por lo tanto se refiere, explícitamente, al mandamiento más importante que, además, es citado así por Jesucristo a lo largo del Nuevo Testamento: el del Amor.

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