Comunismo, China y represión son la misma cosa

Mañana, 28 de agosto, celebramos el día de San Agustín, el africano que supo entender la Palabra de Dios e hizo, de su rebeldía personal, un buen ejemplo de que con lucha interior y contra el mundo se puede alcanzar el Reino de Dios e, incluso, en este mundo por el que peregrinamos, disfrutar de él.

Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón estará insatisfecho hasta que descanse en ti” dijo, en frase más que conocida que, además, supone una meta a alcanzar y una manifestación de voluntad de parte de los que nos consideramos hijos de Dios y sabemos lo que eso quiere decir.

Sin embargo, hay una nación, grande, cuyos dirigentes se obcecan en no respetar a las personas que no piensan como ellos y en lo que es les posible (que es, en realidad, todo) no se privan de reprimir la libertad religiosa porque, como comunistas que son, Dios les trae sin cuidado y hacen de su podrida ideología, un cuenco donde beberse la sangre de sus enemigos. Son, en suma, antropófagos religiosos.

La secuencia de actos oprobiosos es la siguiente:

Obispo chino

1º.-El texto venía contenido en una noticia publicada en Religión en Libertad el pasado 25 de agosto. Allí se informaba de verdaderas aberraciones, ataques sin medida a los católicos y, en verdad, toda una asquerosa forma de proceder de parte de las autoridades comunistas del gigante asiático (gigante en número de habitantes y gigante en persecución y vileza de parte de las autoridades pues nada digo del pueblo chino)

Como es de esperar en un régimen que, como el comunista, es, por propia naturaleza, contrario a los derechos humanos y a su ejercicio, y manifestando un respeto por los mismos francamente mejorable, los católicos “no oficiales”, es decir, los fieles a Roma y no pertenecientes a la denominada “Iglesia patriótica” (controlada por el Gobierno comunista chino) habían sido advertidos.

¿Advertidos de qué?

Carece de sentido que se tenga que poner en conocimiento de personas que siguen la fe católica que no se avengan a ocasionar disturbios porque es más que sabido (menos por las autoridades comunistas chinas) que el catolicismo no se caracteriza, precisamente, por el desorden y la rapiña sino por todo lo contrario: por el cumplimiento de la ley, digamos, civil, y todo lo que se deriva del mantenimiento del orden.

Y tal forma de actuar es así porque independientemente del régimen político en el que un católico se encuentre, sabe que no puede oponerse a él ni por las armas ni por la violencia ni por ningún tipo de forma de comportamiento de tal jaez.


Sin embargo, las autoridades comunistas chinas se vieron en la “obligación”
(enfermiza) de advertir a los católicos no oficiales de que no era posible, durante la celebración de los Juegos Olímpicos, llevar a cabo “reuniones” (que es la forma ridícula y fuera de lugar con la que las autoridades comunistas chinas llaman a las Eucaristías) por “motivos de seguridad” porque ya se sabe que en cada Santa Misa, a la salida de la misma, los católicos tenemos la costumbre de quemar algún que otro coche y hacer demostración de nuestra fe atacando algún edifico público con bombas incendiarias. Y eso, en China, donde se sabe que no hay ningún control policial de la población, es lo más común.

Vamos, que los católicos no oficiales chinos se organizan no en Parroquias sino en “comandos” religiosos para sembrar el pánico.

O sea, para que nos entendamos, todo esto (aparte de la ironía) es una representación perfecta de lo necio que se puede llegar a ser desde un poder, el comunista, establecido; de lo malvado que se es desde un poder, el comunista y, sobre todo, de la escasez de respeto que se tiene por la persona en aquella nación que, de haber caído en otras manos menos ignorantes y más democráticas, habría llegado mucho más lejos de donde ahora está, bajo la bota roja estrellada.

Pero, como es de comprender, esto tiene antecedentes porque el obispo de la diócesis de Zhengding (Hebei), Monseñor Giulio Jia Zhiguo está aislado (es de suponer que de sacerdotes, seminaristas y fieles) porque debe ser un elemento de mucho cuidado para el régimen comunista chino y al que “conviene” mantener separado del resto de católicos no oficiales y, de paso, del resto del mundo.

Y eso pasaba el pasado día 15 de agosto, día de la Asunción de María, momento en el cual 1.000 católicos “subterráneos” chinos tuvieron las santas narices de desafiar al régimen comunista chino y presentarse en la celebración de la Santa Misa que presidía el obispo Zhiguo porque, como aquellos africanos del siglo IV sorprendidos en tan terrible y peligroso acto religioso, tampoco pueden vivir sin la Eucaristía (“Sine dominico non possumus”, recordemos ahora)

Y así estaba la cosa: celebración de la Santa Misa, gozo común y comunión entre los católicos chinos no oficiales (o sea, los que no se han plegado a las decisiones erróneas del régimen comunista chino en cuanto a la religión católica se refiere) y no han dado su brazo a torcer ni siquiera, sobre todo por esto, sabiendo que pueden, lo están siendo, reprimidos por las autoridades comunistas chinas y los esbirros que, bajo su mando, haya.

Así pasaron, digamos, los católicos no oficiales chinos, el día de la Asunción, festividad muy arraigada entre aquella Iglesia mártir.

2º.- Pero luego, como las cosas siempre pueden ir a peor (y en China van, siempre, a peor, con tal tipo de autoridades comunistas), también en Religión en Libertad apareció una noticia que cerró, por así decirlo, el círculo de vergüenza (de falta de ella) y de vileza en la que cierto tipo de personas pueden caer.

Venía, encabezada por el siguiente título: “Detienen en plena misa al obispo católico chino Jia Zhiguo”.

¿Es esto comprensible?

Para una persona que tenga conciencia de los derechos de los demás y que respete la libertad ajena no lo puede ser pero, en verdad, para unas personas que han hecho de una ideología contraria a la vida humana, por lo podrida que está (tal ideología comunita), un medio de vida y subsistencia, ha de ser de lo más normal.

Entonces…

Exactamente, eso que pueden pensar es lo que pasó: a pesar de que le habían permitido celebrar la Eucaristía, lo mejor que se les podía ocurrir a los dirigentes comunistas chinos era detener a la persona a la que, previamente, habían autorizado, llevar a cabo tal “reunión cristiana” (que, como he dicho antes, es la forma ignorante de llamar a la Santa Misa que tienen las autoridades comunistas chinas) en un día tan importante, es de suponer, como el de la finalización de unos Juegos Olímpicos (el pasado domingo, 24 de agosto) en los que se ha visto, además del nulo progreso democrático del régimen que, en su podredumbre, esclaviza a China, que pasan olímpicamente, las autoridades comunistas chinas, del catolicismo que allí mismo se llama “subterráneo” supongo que como recuerdo de las catacumbas en las que los cristianos vivían su fe.

¿Dónde está la libertad religiosa?: en ninguna parte.

¿Dónde está la libertad de pensamiento?: en ninguna parte.

¿Dónde está la libertad de culto?: en ninguna parte.

¿Dónde está la simple libertad?: pisoteada, escondida, zaherida, quemada, secuestrada, alejada de la vida de unas personas que merecen que no las pisotee, que no se las esconda, que no se las zahiera, que no se les quemen sus pensamientos, que no se secuestre su fe, etc.

¿Y las naciones llamadas civilizadas dónde están?

Seguramente, contando medallas.

Para su/nuestra vergüenza.

2 comentarios

  
Óscar
No sólo eso... ¿cual es la opinión de los líderes de la izquierda occidental sobre lo que está pasando en china?
28/08/08 9:50 AM
  
Eleuterio
Óscar

Pues, seguramente, que se trata de un régimen que está haciendo muchas cosas por el pueblo que gobierna y que hay que dejarlo hacer.

Vamos, igual que en Cuba.

El problema es que, en temas de derechos humanos, que debería ser algo más importante que la economía, no pueden decir nada bueno.

Por eso callarán, para que no se nota mucho la actitud y la postura de la izquierda occidental.

Vamos, una vergüenza a tener en cuenta por quien corresponda.
28/08/08 11:40 AM

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