InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Agosto 2023

14.08.23

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena: Ahora y luego

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

  

Frases que bien valen la pena: Ahora y luego 

 

“Del mundo tenemos nuestro cuerpo, las manos, la materia; del Paraíso, la ilusión, el ardor, la atracción, la perspectiva.” (Beato Lolo, de su libro Las estrellas se ven de noche)

 

Hace poco escribíamos en esta misma casa de un texto de Manuel Lozano Garrido acerca de la vida que hay después de la muerte. Y, lógicamente, afirmábamos que es que existe tal vida… 

Pues bien, esta semana, el Beato de Linares (Jaén, España) nos trae otro texto donde concreta mucho más la cosa. 

Podemos ver claramente que el linarense universal establece algo así como dos posibilidades de ver lo que somos aquí, en el mundo (digamos que la Iglesia militante) y lo que supone para los creyentes ese más allá anhelado que lleva el nombre de Cielo. 

De todas formas, hay quien, no siendo creyente católico (ni de ninguna otra religión ajena a la Verdad) no tiene por verdad que existe nada después de la muerte. En tal caso, sólo le sirve la primera parte de lo escrito por Lolo y todo será, en exclusivo, material y nada tendrá que ver con su ni lo espiritual ni lo que hay después de la muerte. 

A este respecto, podemos decir que “con su pan se lo coma” quien así piense pero debe tener en cuenta que las cosas son como son por mucho que esconda la cabeza en el suelo como el célebre avestruz… 

Pues bien, una vez hecho este pequeño apunte vayamos con lo dicho por Lolo que es lo que aquí importa. 

La verdad es que todo aquí es bien sencillo pues las cosas están dichas de forma que sean muy fácil de entender. 

En lo referido a nosotros en el mundo, en el lugar donde Dios nos ha dejado y nos mantiene, es cierto y verdad que, en efecto, lo tenemos por lo que somos, físicamente. Y por eso se nos habla aquí de nuestro cuerpo, de las manos y, en fin y en resumen, de todo lo que es materia. 

En realidad, no podemos despotricar de esto pues será ridículo hacerlo teniendo en cuenta que cada ser humano es como es y todo lo que dice Lolo es, exactamente, la verdad. 

Por ahí nada en contra podemos decir pues resultaría ser, nuestro comportamiento, algo así como el propio de un necio. 

Eso, de todas formas, sería el “Ahora”. 

Lo otro, sin embargo, es lo que importa y es, ciertamente, el “Luego”. Y a eso se llama aquí “Paraíso” pues es, exactamente, eso. 

Cuatro palabras utiliza Manuel Lozano Garrido para hablar del Paraíso, a saber: 

Ilusión, pues es cierto que es el anhelo mayor que todo creyente católico ha de tener, 

Ardor, pues nos ha de mover hacia el mismo el ansia y la plena energía espiritual, 

Atracción, pues es tan cierto como que el día existe y la noche también, que nos atrae la realidad del Paraíso de una forma más que fuerte y, por fin, 

La Perspectiva pues las cosas de nuestra vida espiritual, con vistas al Cielo, se han tomar, eso, con tal perspectiva y, por tanto, actuar en consecuencia. 

Podemos decir, y manifestar nuestro total acuerdo con Lolo en esta pequeña parte de su libro Las estrellas se ven de noche, que está bien eso de tener en cuenta nuestra vida material (pues también somos materia) pero sería la mar de conveniente tener en cuenta lo otro o, en suma, lo que es la vida eterna pues bien podemos responder a la pregunta de si se salvarán todos que sólo aquel que quiera salvarse. Así de simple 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy: 

 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

  

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (31)

  

“Si te pudieras juzgar a ti mismo, sin saberlo, sin duda que lo harías con mucha más dureza que Dios. ”

 

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Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

 

12.08.23

La Palabra para el Domingo - 13 de agosto de 2023

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Como es obvio, hoy no es domingo 13 de agosto de 2023 sino sábado, 12. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario. 



Mt 14, 22-33



“22 Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. 23 Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. 24 La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. 25 Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. 26 Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: ‘Es un fantasma’, y de miedo se pusieron a gritar. 27 Pero al instante les habló Jesús diciendo: ‘¡Animo!, que soy yo; no temáis.’ 28 Pedro le respondió: ‘Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.’ 29 ‘¡Ven!’, le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. 30 Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: ‘¡Señor, sálvame!’ 31 Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: ‘Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?’ 32 Subieron a la barca y amainó el viento. 33 Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: ‘Verdaderamente eres Hijo de Dios.’” 


COMENTARIO

Confiar en Cristo

Tener fe es, en esencia, confiar en Aquel en quien creemos. Por eso mismo si se nos pide algo por parte de Quien nos creó sólo podemos asentir a lo que sea y hacer, eso sí, lo que buenamente podamos con los talentos que, por cierto, también nos donó.

La barca de la Iglesia es zarandeada por muchos vientos de mala doctrina o, simplemente, por el mundo con sus añadidas mundanidades. Seguir, entonces, en el seno de la Esposa de Cristo sólo puede hacerse si es que se tiene confianza en Quien la fundó que no es otro que Jesucristo, Hijo de Dios y hermano nuestro.

Algo así les pasaba a los discípulos que, aún conociendo a Jesús demostraban no llegar, aún, a tener en sus corazones al Maestro. Creen, al ver a aquella persona que no conocían, en principio, que se trataba de un fantasma o, lo que es lo mismo, de un ser que no tenía vida sino que se aparecía, a su antojo, a quien quería. Tuvieron miedo aquellos rudos pescadores de lo que no conocían.

Cristo, sin embargo, como tantas veces haría (incluso tras la resurrección cuando los encontró escondidos por miedo a los judíos) los anima a darse cuenta de que no había razón para pasar aquel mal rato. Por eso dice “Soy yo”, yo soy el que soy que es mención del nombre que Dios dio de sí mismo y que recoge el Antiguo Testamento.

Mándame ir a ti sobre el agua

Pero, incluso aquellos entre aquellos miedosos había uno, Pedro, que confiaba en Jesús bastante. Por eso le dice que le mande ir hacia Él y que, en tal caso, estará seguro de que no habrá problema alguno. Y va hacia Él porque confía en la palabra de Cristo.

Sin embargo, Pedro es hombre y, como tal, no puede evitar darse cuenta de que su naturaleza humana no puede hacer lo que está haciendo. Necesita algo más; necesita ser como el Maestro para poder andar sobre las aguas sin sufrir daño alguno y dominar a los elementos como en otras ocasiones había demostrado que hacía.

Dudó. Pedro dudo ante Cristo y, por eso mismo, por la duda, se hundía en las aguas. Tuvo poca fe y eso mismo es lo que le dice Jesús tratándolo de hombre, exactamente, de escasa confianza en Quien tanto amaba.

Y los demás, incluso el que había ido hacia Cristo, vieron y creyeron. Por eso exclaman que era, verdaderamente, Hijo de Dios porque no tenían duda alguna de que tal portentosa demostración de poder sobre las aguas sólo podía ser obra del Creador y, en todo caso, de Su Hijo. 
Y tal es así la confianza que debemos a Quien, con su entrega en la cruz, supo dar su vida, perdonando, por nosotros.

PRECES

Por todos aquellos que no confían en Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no se reconocen pecadores.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a confiar siempre en ti y a reconocer que somos pecadores ante tu bondad y misericordia.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 
Panecillo de hoy:

 

Es falta de fe dudar de Cristo, dudar de Dios.


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

7.08.23

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena: es que tras la muerte hay otra vida…

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).Presentación 

  

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

  

Frases que bien valen la pena: es que tras la muerte hay otra vida…

 

“Desde Cristo, la muerte sigue siendo una agonía, pero ¡menuda vida empieza tras del último sudor y la última palpitación!” (Beato Lolo, del libro Dios habla todos los días)

 

Desde que la muerte entró en el mundo tras el desgraciado comportamiento de Adán y Eva podemos decir que la misma se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza de todo ser humano. 

Sí, bien sabemos que, desde aquel mismo momento, hemos de sufrir un catastrófico corte en nuestro deambular por el mundo y debemos dejarlo así, como nos encontremos en ese momento, y afrontar nuestro destino eterno. Infierno, Purgatorio o Cielo es lo que nos espera… y tal es nuestra fe católica. 

Por eso, no vaya nadie a creer que la venida al mundo del Mesías iba a suponer la derogación de la muerte como forma de finiquitar nuestra vida sino que, como es fácilmente comprobable, todo ser humano, antes y después, ha muerto cuando le ha llegado el momento, “su” momento. 

Esto lo decimos porque, muy acertadamente, Manuel Lozano Garrido nos dice que, en efecto, desde que el Hijo de Dios fue enviado al mundo, la muerte… sí, sigue existiendo y no deja de ser una agonía porque, se quiera vestir como se quiera vestir es cierto y verdad que es algo verdaderamente agónico. 

Todo, sin embargo, no está perdido o, incluso, podemos decir que todo puede estar ganado según haya sido nuestro comportamiento en el mundo. Dios no ha puesto los pies en el suelo y luego ha sido cosa nuestra hacer con nuestros pasos lo que hemos querido. Y es que, aunque no podemos negar que podemos vernos afectados por muchas circunstancias que se escapan a nuestro hacer y quehacer no es menos cierto que la gran responsabilidad de ser lo que debamos ser tras la muerte no deja de ser nuestra. 

Podemos decir que, al respecto de lo que ha de ser tras la muerte, estamos seguros de que Lolo se muestra aquí muy optimista. Y eso lo decimos porque habla de ¡menuda vida!” y esto sólo puede querer decir algo bueno. Y es que, ciertamente, tras la muerte está la vida, hay otra vida que puede ser eterna aunque bien sabemos que también el destino eterno puede tener otro cariz mucho menos positivo si nuestro final es el Infierno del que no deberíamos dejar de hablar nunca para prevención, en primer lugar, de nosotros mismos y, luego, de nuestro prójimo que no puede ignorar tan terrible realidad espiritual. 

Existen, por tanto, un último sudor y una última palpitación porque así resulta que es el final del ser humano justo antes de su muerte: se tiene cierto miedo a la misma pero, al fin y al cabo, tras la última palpitación llega nuestro juicio particular. 

Nosotros estamos de acuerdo con Lolo cuando atribuye a la vida tras la muerte un, algo así, como grandilocuente porque la vida eterna no es para menos. Y estamos en la obligación de decir que eso no sale gratis sino que, a lo largo de nuestra vida (más o menos corta) en el mundo, seremos juzgados en el mismo momento de nuestra muerte y la sentencia del Tribunal de Dios será la que sea. Y, sin embargo, en tal “la que sea” tiene mucho que ver nuestro devenir en los años que han precedido a tal juicio. 

El caso que es sí, tras la vida en el mundo hay otra vida que, por no terminar nunca y durar, como diría Santa Teresa de Jesús, para siempre, siempre, siempre, debemos sopesarla en lo que vale y caminar en nuestra vida por la senda adecuada para que la sentencia que nos corresponda dé con nuestra alma en alguna de las puertas que no llevan al Hades, véase Infierno. 

Lolo tenía muy claro que tras su vida quisiera ver el Cielo, así, directamente, sin pasos intermedios ni nada por el estilo. Y por eso se gano justa fama de santidad aunque el reconocimiento de su especial alma llegara con los años (el 12 de junio de 2010, en concreto) Pero estamos tan seguros como que Jesucristo resucitó al tercer día de que Manuel Lozano Garrido tardó muy poco tiempo en dejar su sillón de ruedas a las puertas del Cielo. Vamos, nada de nada tras su muerte, aquí, en el mundo, para vivir para siempre cabe Dios.

  

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy: 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante. 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (30) 

“¿Qué juicio va a formar del hombre, sino de bondad, el de un Creador que lo hizo con ilusión y esperanza? ” 

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

5.08.23

La Palabra para el Domingo - Domingo, 6 de agosto de 2023

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 6 de agosto de 2023 sino sábado, 5. Esto lo decimos porque publicamos hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario. 


 
Mt 17, 1-9


“Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: ‘Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.’

Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: ‘Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.’ Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: ‘Levantaos, no tengáis miedo.’ Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: ‘No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.’”

  

COMENTARIO

Sorprendidos por la gloria de Dios

 
No podemos negar que Jesucristo tenía cierta predilección por una serie de discípulos suyos. Por eso escobe a Pedro y a los dos Zebedeos, Juan y Santiago, para que le acompañen al monte. 

A este respecto, podemos imaginar que ellos no sabían dónde iban ni, sobre todo, a qué iban. Pronto iban a descubrir tanto la gloria de Dios como su propia ignorancia. 

Es muy difícil ponernos en la piel de aquellos tres Apóstoles. Allí, mirando lo que estaba pasando seguramente pensaron que era algo muy importante porque no suele ser común ver a Moisés y a Elías en un mismo lugar y a un mismo tiempo. Vamos, que no era, para ellos, siquiera posible creerlo. 

Pero ven. Ellos están viendo lo que sucede. Y, claro, no entienden mucho. 

Sobre esto de que no entienden mucho, Pedro muestra hasta qué punto se puede estar despistado. Y es que a él sólo le interesa, de aquello, lo bien que lo está pasando. Quiere quedarse. Ahora sí, no quiere hacer tienda para él y sus dos compañeros sino, sólo, para Jesús, Moisés y Elías.

Aún, de todas formas, tenían que ver algo más grande

La transfiguración del Señor Jesús (Mateo 17:1-9) ~ Mundo Bíblico: El  Estudio de su Palabra

Cuando la nube los cubre con su sombra ellos debían pensar que, como en otros episodios de la historia de su pueblo, el judío, Dios se iba a manifestar. Y eso es lo que, entonces, en aquel justo momento, pasa. 

¿Qué les dice el Todopoderoso a aquellos tres hombres asustados? 

En principio, no parece sea algún tipo de descripción de vida o algo por el estilo. Lo que hace es confirmar lo que ellos mismos, seguramente en aquellas alturas de su vida y circunstancia, ya sabían: su Maestro es el Hijo de Dios. Y ahora ya saben que, en efecto, lo es, porque lo está diciendo Dios mismo. 

Pero hay algo más. No sólo es el Hijo de Dios sino que, además, han de hacer algo más: escucharle. 

Decir que debían escuchar a Jesucristo era lo mismo que manifestar, ¡Que Dios les manifestaba a ellos!, que debían hacer lo que les dijera aquel hombre que, siendo su Maestro, era tan mucho más que era el Hijo de Dios, en Enviado del Creador; en suma, el Mesías. 

Y por si eso no fuera ya suficiente, aún tienen que guardar en el corazón algo más terrible: Jesucristo ha de resucitar de entre los muertos, ellos lo van a ver y, por tanto, han de ver también su muerte (que es imprescindible para que, luego, pudiera resucitar) 

No podemos negar, de ninguna de las maneras, que aquel día, no estuviera lleno de sorpresas para Pedro, Juan y Santiago. Es más, seguro que desde entonces se reforzó mucho su fe pero, también, su temor a lo que tenía que venir.

 
PRECES

Por todos aquellos que no confían en la Palabra de Dios.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no creen en la Resurrección del Señor.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

  
Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


 
Panecillo de hoy:

 

Debemos escuchar a Jesucristo hoy mismo, tantos siglos después de aquello. 


Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.