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3.07.21

La Palabra para el Domingo - 4 de julio de 2021

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Como es obvio, hoy no es domingo 4 sino sábado, 3 de julio de 2021. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

   

Mc 6, 1-6

 

“1 Salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. 2 Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: ‘¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus  manos?3 ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?’ Y se escandalizaban a causa de él. 4   Jesús les dijo: ‘Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio.’ 5 Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. 6 Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.”

 

 

COMENTARIO

 

Escuchar   y comprender a Cristo

 

Suponemos, porque lo hemos leído y porque, lógicamente, sería así, que Jesús iría muchas veces a Galilea. Es decir, en el tiempo en el que estuvo anunciando la Buena Noticia no es de extrañar que quisiera ir a su tierra para decir que el Reino de Dios había llegado. Y qué significaba eso. 

El texto de este Evangelio nos dice, precisamente, que “salió de allí y vino a su patria”. No sabemos de dónde salió exactamente. En el capítulo 5 de su Evangelio, san Marcos escribe acerca de la curación de la hija de Jairo. Podemos entender, pues, que salió de la Decápolis y fue a Galilea. 

Cuando llegó allí Jesús esperaba que sus vecinos, aquellos con los que había vivido y convivido, aceptaran de buen grado lo que estaba a punto de decirles. Jesús creía que viendo a quien había estado con ellos durante, al menos, treinta años, prestarían atención a lo que les iba a decir. Además, es más que seguro que ya tuvieran noticia de lo que su antiguo vecino hacía y decía. 

Y Jesús acude a la sinagoga. Lo hace siguiendo la santa costumbre judía de ir al templo a escuchar. Y, también, a enseñar. En el lugar santo las personas especialmente preparadas explicaban las Sagradas Escrituras. Y eso es lo que hace Jesús muchas veces. También en su pueblo. 

Imaginamos que, teniendo el texto sagrado ante sus ojos, Jesús explicaba según el conocimiento total que tiene del mismo, de la Verdad en su realidad y, en fin, de todo lo que el Hijo de Dios atesoraba en su corazón. 

Nos dice san Marcos que cuando le escuchaban se quedaban maravillados. Es decir, que gozaban escuchándole y que sus palabras tocaban sus corazones. 

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1.07.21

Ventana a la Tierra Media - Mordor, Mal, Muerte

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Las tres palabras de las que nos hemos servido para titular el artículo de hoy tienen su aquel o, mejor, su éste. 

Cualquiera podría decir que esto no es más que una ocurrencia. Y es cierto: lo es. Sin embargo, resulta que tal ocurrencia muestra un camino cierto por dónde no debía ir nadie en la Tierra Media y es que lleva, exactamente, al abismo, a la perdición de toda raza que en él camine y, en fin, que no vale nada la pena estar en él y menos aún, ser del camino, de un tal camino. 

Es cierto y verdad que muchos siguen por tal camino y que no son, precisamente, de los seres más recomendables y, empezando por el mandamás de la cosa y acabando por el último de sus esclavos… en fin, como que no se trata de compañías con las que nadie quiera dejarse acompañar, si ustedes nos entienden.  

Mapas de Mordor

(Encliclopedia del Poney)

Casi nos llegan al oído y al corazón las terribles músicas que acompañan los pasos del Mal y las pisadas de tan nigérrimos pies las podemos escuchar para hacernos temblar: ¡El Mal viene y viene de donde viene! 

De tal lugar, de ese Mordor que en el mapa de la Tierra Media es, por decirlo así, un reino de terror donde toda bajeza es posible y, es más, es producida y defendida; de allí, decimos, salen las ordas de adefesios físicos y mentales (¡cómo iba el Mal a ser bello y limpio!) que tratan de aterrorizar a las buenas gentes (sean de la raza que sean y siempre que sean buenas gentes…) y amedrentar a todo aquel ser viviente que se oponga a la victoria de la maledicencia y, en sí, del Mal mismo.  

Mordor es, por decirlo en palabras de aquel dictador iraquí de cuyo nombre no vamos a acordarnos, es la madre de todos los males y de allí sale la madre de todas las batallas con intenciones que no son, precisamente, santas ni benéficas sino las propias de quien quiere extender la negrura por una Tierra, la Media, que se opone con todas sus fuerzas (y lleva siglos haciendo eso con honor y victorias) a las pretensiones de aquel que, desde siempre, se había opuesto a los deseos de Eru quien, por cierto, lo había creado… 

Y de Mordor, todo lo que podamos decir será poco en cuanto malo podamos y queramos decir. Y es que ¿puede haber lugar más negro que aquel donde la oscuridad tiene su asiento y donde lo podrido es ley en vigor? 

El caso es que lo único que tiene Mordor de bueno, por así decirlo, es que allí está el Monte del Destino donde todo tendrá su destino, por así decirlo y donde el Mal acabará pagando su larga deuda con el Bien. Y, aunque, en realidad, se trata de un accidente físico es allí donde todo empezó y donde se forjó el Anillo Único y es allí, precisamente allí (¿Dónde iba a ser?) donde fue arrojado cazando, ya de paso, dos pájaros de un tiro: el propio Anillo y la alimaña que responde al nombre de Gollum. Y no podemos decir que eso sea poco sino mucho y más que mucho. 

La muerte. Sí. La misma muerte tiene su sede en Mordor. Y es que de allí sólo puede salir, siendo el asiento del Mal, lo que para otros es el final de su existencia. Y es que tal es la pretensión del Mal en persona: acabar con todo aquel que se le oponga que, como podemos pensar entre tantas razas como hay, por fuerza han de ser muchos los seres que no estén dispuestos a tragar con ciertas ruedas de molino y a ser esclavos de alguien así… 

La muerte. Tal forma de procurar el final de quien se pretende eliminar, no es más que la continuación, el brazo actuante del Mal. Y es hija directa de un corazón ennegrecido, ya, desde el principio (¡ojo, desde el mismo principio de todo esto!) y responde con todas sus sílabas a la herrumbre de unas entrañas podridas por la envidia y el egoísmo y del propio mundo de metal que es y representa frente a la naturaleza viva que pretende someter y al que tanta “manía” tenía J.R.R. Tolkien con más razón que un santo. 

Y ante esto ¿Acaso podía vencer eso contra el Bien? 

Vamos, como que no, ¡Valganos Eru!

 

Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond

29.06.21

Un amigo de Lolo– "Lolo, libro a libro"- Cristo Médico – y 7

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Con la ayuda de Dios vamos a dar cabida en este blog y, en concreto, en el lugar donde le corresponde que no es otro que el que se refiere al #beatoLolo, lo mismo que hicimos en lo referido a Lolo, periodista, a lo refiere el capítulo de su “Mesa redonda con Dios” de título “El Médico”. 

Y no, no se trata de que en sus ratos libres Lolo fuera médico sino que el susodicho capítulo viene referido a Jesucristo como Médico, donde el alma tanto va a tener que ver. 

Con la ayuda de Dios estamos dando cabida en este blog y, en concreto, en el lugar donde le corresponde que no es otro que el que se refiere al Beato Manuel Lozano Garrido, lo mismo que hicimos en lo referido a Lolo, periodista, a lo que refiere el capítulo de su “Mesa redonda con Dios” de título “El Médico”. 

Y no, no se trata de que en sus ratos libres Lolo fuera médico sino que el susodicho capítulo viene referido a Jesucristo como Médico, donde el alma tanto va a tener que ver.

Cristo Médico – y 7

 

“Tiro alegremente de tu fuente de paternidad y me doy a tu Providencia, porque quiero vivir avaramente el ansia de ser útil a los demás.” (Mesa redonda con Dios, p. 7)

 

Es cierto y verdad que el ser humano tiene cierta tendencia a creerse que por sí mismo todo lo puede hacer y que, en realidad, Dios tampoco le va a solucionar determinado problema. A eso, claro está, podemos llamar soberbia pero, con relación a Quien todo esto se refiere… más bien podemos llamar ceguera voluntaria

Al parecer, eso no es no más conveniente y, como se nos dice en este texto del capítulo “El Médico”, más bien deberíamos algo que está, aunque a veces pensemos que no, más cerca de nosotros de lo que creemos: Dios mismo.

 Nos dice Lolo, o pone en boca de su Médico que sí, que debemos darnos con alegría a lo que supone que Dios existe y, sobre todo, que es nuestro Padre. Y Jesucristo bien que lo demostró a lo largo de la vida que conocemos de su existencia: orando a Dios, dirigiéndose a su Padre del Cielo para dar gracias o para determinada determinado don y, claro, también gracia. En fin… que no dudó ni por un instante que la mano del Todopoderoso iba a echársela cuando fuera necesario hacerlo

¿Qué quiere decir eso? 

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27.06.21

¿Indultará Dios a los traidores?

Entendiendo la Justicia de Dios | salvos-por-gracia

Hace tiempo que el que esto escribe no lo hace de temas, digamos, “institucionales”, sea de la institución que sea. Por tanto, también hace tiempo que no ha mostrado indignación alguna como ante muchas de las cosas que salen del Vaticano o de España mismo. Sin embargo, llega un momento en el que a uno se le hinchan las narices y ha de saltar por alguna parte.

Tengo que decir, que no siento para nada que esto que voy a escribir pueda molestar a alguien pues sólo faltaría que además de ser … tengamos que poner la cama.

Y sí, también sé seguro que se me va a decir que aquí no hay caridad cristiana en lo que voy a decir y que hay que tener cuidado con las palabras y todo eso pero, qué le vamos a hacer, al fin al cabo, el que esto escribe es escritor, como se dice, de brocha gorda aunque la mayoría de las veces coja la fina para escribir y me dedique a cosas, digamos, más espirituales. Pero es que a veces, las terrenas también nos afectan a los creyentes católicos a no ser que queramos mirar para otro lado o esconder la cabeza cual avestruz.

A mí todo esto que ha pasado y está pasando con el tema de los indultos a los condenados, por delincuentes de varios delitos, me parece, si hablamos a nivel de Iglesia católica, una pura vergüenza, un asco grande y unas ganas terribles de mandar a esparragar a más de uno o, si es mejor, a dedicar sus vidas a cosas para las que, al parecer, no tienen lo que deben de tener para dedicarse a las suyas.

Con franqueza tengo que decir que era más que sabida la situación de la Iglesia católica en Cataluña: prácticamente perdida toda ella y vendida al separatismo pues han de tener la ilusión de tener, en su día, algo así como una Conferencia Episcopal Catalana en su sueño independentista sueño que, por cierto, no es más que una pesadilla surgida de haber empinado el codo demasiadas veces a base de cava.

No me dirán ustedes que ponerse a favor de unos indultos tan desvergonzados y tan poco oportunos como los que han puesto en la calle sin arrepentimiento alguno y sin propósito de enmienda a una serie de malcarados individuos es poca cosa. No. Es más y más que mucha cosa.

No me dirán ustedes que ponerse a favor de unos indultos que causan separación en la sociedad es cosa a no tener en cuenta y que no podemos considerar cómplices de lo cometido a quien a favor se pone de los que cometieron los delitos.

No me dirán ustedes que hacer uso de la prostituida palabra “diálogo” para arrimar el ascua a su sardina con unas personas que dicen y mantienen que van a volver a cometer los delitos por los que fueron “condenados” no es, hacer uso de tal palabra, tomar a todo el mundo por imbécil y no tomarse a sí mismo por verdaderos necios por colaborar de tal manera con el Mal.

No me dirán ustedes que presentar un espíritu de santurrón para vender una posición impresentable no convierte a tales personas en verdaderos tontos útiles de unos partidos de izquierdas e izquierdistas partidarios del “arderéis como en el 36” y que tardarían  menos que en lo que se chupa un espárrago en volver a hacer lo mismo.

Bueno… a lo mejor la cosa va teniendo explicación si tenemos en cuenta que los mismos que ahora apoyan a los obispos de Cataluña, cobardes y vendidos del todo a lo que ya sabemos, no hicieron mucho cuando el Ejecutivo (nunca mejor nombre) de España acabó profanando la tumba de Francisco Franco Bahamonde que fue el mismo que permitió, con su cruzada, que ahora haya señores que puedan hacer lo que hacen y quedarse tan tranquilos.

La cosa es que, como hemos dicho arriba, da verdadero asco y no estamos seguros si quienes han apoyado eso lo han hecho tapándose la nariz para no oler el nauseabundo olor que debió salir de la habitación donde el Maligno había plantado la semilla de la discordia.

De todas formas, y con ser esto un desahogo que se queda más que corto, el que esto escribe sabe perfectamente que aquí no va a pasar nada. Bueno, no va a pasar nada hasta que pase y, entonces, a más de uno se le va caer la cara de vergüenza.

Y otro de todas formas: vean que no he citado a nadie en concreto ni he arremetido contra personas que deben creerse honorables por el cargo que ocupan porque no deben darse cuenta de que el honor no va aparejado al sillón sino, en todo caso, a la persona y, en fin, vamos, como que no es el caso en todas las personas que ocupan ciertos sillones eclesiales…

Pero ¿saben ustedes lo mejor de todo? Pues lo mejor es que hacemos la pregunta que titula este artículo en la seguridad de que Dios será bueno pero, ¡Ay!, justo. ¿Creen aún en eso?

Por cierto, deberían tener en cuenta las ruedas de molino: primero, para no obligarnos a comulgar con algunas de ellas y, segundo, para no tener que colgárselas al cuello por el escándalo causado…

Amén. 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos. 

Panecillo de hoy: 

Agradar al mundo nunca ha sido cosa de los hijos de Dios.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.  

26.06.21

La Palabra para el Domingo - 27 de junio de 2021

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Como es obvio, hoy no es domingo 27 sino sábado, 26 de junio de 2021. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

                                                                      

 

Mc 5, 21-30. 33-43

 

“21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar. 22   Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, 23 y le suplica con insistencia diciendo: ‘Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva. 24       Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. 25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto.

28 Pues decía: ‘Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.’ 29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. 30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: ‘¿Quién me ha tocado los vestidos?’ 33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le  contó toda la verdad. 34 El le dijo: ‘Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.’35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: ‘Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?’ 36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: ‘No temas; solamente ten fe.’ 37      Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos.39 Entra y les dice: ‘¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.’ 40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los  suyos, y entra donde estaba la niña. 41    Y tomando la mano de la niña, le dice: ‘= Talitá kum =‘, que quiere decir: ‘Muchacha, a ti te digo, levántate.’ 42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. 43   Y es insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.”

 

 

COMENTARIO

 

Evangelio de la confianza

 

La labor evangelizadora de Jesús suponía que, en determinadas ocasiones, se tuviese que servir de actos llamados extraordinarios para enseñar. También así enseñaba qué es la voluntad de Dios y, sobre todo, para qué había venido Él al mundo. 

Aquí vemos, o contemplamos como si estuviéramos como espectadores, dos casos distintos, muy distintos: Jairo, jefe, entre otros, de la sinagoga, poderoso entonces, necesita, porque ha confiado en Él, la intervención del Maestro y acude a demandarlo; la hemorroísa, pobre, apartada de la sociedad, también necesita, aunque para ella misma, la mano salvadora y obradora de maravillas de Jesús. Ambos, como sujetos pasivos, que para recibir, creen que la única, y última, posibilidad de salvación, la tienen en aquella persona que camina llevando, en su camino, a tanta gente que confía en su amor, en su entrega, en su don. 

Entre el planteamiento del caso de Jairo y su resultado, entre la desesperación y la alegría, por la enfermedad y muerte y su curación, la hemorroísa, sufridora de flujos de sangre que la imposibilitan para vivir con igualdad entre sus semejantes (debido a la concepción que, entre los judíos, se tenía de la sangre y el manar de la misma) es un caso de especial importancia. No sólo la incorpora a la sociedad sino que, además, lo hace como lo hace con aquel paralítico llevado a su presencia por aquellos amigos grandes en esperanza: primero tiene fe y, por lo tanto, Jesús le perdona sus “pecados” (según la concepción judía) y, luego, su enfermedad se cura. ¡Qué prueba para la fe tan significativa! 

También podemos darnos cuenta de que ambas personas, Jairo y la hemorroisa, a pesar de que Jesús sabía lo que querían y quiénes eran, espera a que ambas personas se identifiquen mediante la manifestación de fe que les impele a demandar su intervención. Es aquí, también, donde el Enviado nos da a entender lo que ya recoge la oración del Padre nuestro e indica; es decir, que hemos de ser nosotros los que demostremos, ante una necesidad, la intervención de quien sabemos que será seguro salvador, sanador, liberador de pecados y enfermedades. Sin embargo, creo yo que esto no debe de hacernos pensar que Dios es un instrumento, alguien  del que podemos hacer uso y luego, tras conseguir lo que queremos, lo olvidamos y seguimos con nuestra vida. Esto no puede ser así pues una cosa es la misericordia de Dios, que es inacabable, y otra el abuso que podemos hacer de ella, y nuestro pensamiento, corazón y conciencia han de hacernos ver que esto es una grave tergiversación de la posibilidad que Dios nos da de actuar en nuestra vida diaria. 

Los casos de Jairo, tan conmovedor (por pedir por una hija, por una niña) y de la hemorroísa, tan de práctico entender (por incorporar a la persona afectada por los flujos de sangre a la sociedad que la tenía olvidada, como si se tratase de una persona apestada) son dos ejemplos, a cada cual más maravilloso, para darnos a entender  la inmensa bondad de nuestro hermano, y Dios, Jesús

Que seamos, nosotros, como Jairo, que pide para otra persona, o como la hemorroísa, que pide para sí misma por algo que es algo más que una enfermedad, es caso de cada cual. Sin embargo, sí que tenemos que tener en cuenta el elemento común a ambos casos que nos debe faltar: la fe. 

 

PRECES

 

Por todos aquellos que no tienen fe como para encomendarse a Dios. 

Roguemos al Señor.

 

Por todos aquellos que no confían en el poder del Creador. 

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a confiar en el poder inmenso de tu sabiduría y su misericordia.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos. 

Panecillo de hoy: 

Palabra de Dios; la Palabra 

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.