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8.12.20

Inmaculada: ¿pudo ser de otra forma?

 

La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen | Arte y demás historias  por Bárbara Rosillo. Doctora en Historia del Arte.

Es bien cierto que se podría decir que el tema de la Inmaculada es uno que es tratado muy a menudo y, sobre todo, que lo es cuando llega esta fecha, el 8 de diciembre, que es cuando recordamos una circunstancia así.

Ciertamente, esto es así porque merece la pena que no se olvide la fecha a la que nos referimos, hoy mismo, pero que, sobre todo, no se olvide lo que significa la misma, a quién nos referimos y el sentido que tiene todo eso porque, sin duda alguna, lo tiene.

Hay quien se rasga las vestiduras cuando se habla de la Virgen María como Inmaculada o, lo que es lo mismo, que no cayó sobre ella el pecado original como cae sobre todo ser humano que viene al mundo, reconozca o no reconozca una verdad como ésa. Diera la impresión de que eso no puede ser posible, simplemente, porque no entra tal idea en determinados esquemas mentales.

Es cierto que todo católico puede decir que se trata de un dogma… ¡y ya está!, que cree en eso porque lo dice la Santa Madre Iglesia. Y, podría decir alguien, así se queda tan ancho sin ir más allá…

Sin embargo, la cosa no es así de simple. Bueno, quizá sí…

Resulta curioso que esto es, sí, muy simple y está al alcance de los más sencillos en la fe que es lo que, en una ocasión dijo el Hijo de Dios dirigiéndose a su Padre del Cielo en el sentido de que, en efecto, había reservado determinadas verdades para los más sencillos y no se las había revelado a los que la sociedad (y ellos mismos) se consideraban sabios (dígase fariseos, escribas, doctores de la ley de Dios, etc.)

¿Es que Dios les tenía una especie de manía a tales personas?

No. Sin duda que el Todopoderoso no les tenía manía ni nada por el estilo sino que ellos mismos se habían manifestado como ciegos voluntarios ante lo que su Hijo decía y hacía. Y así, lo más difícil de entender pasaba a ser comprendido, eso, por los más sencillos que, a su vez, eran los que tenían el corazón más preparado. ¡Cosas de Dios y de su Voluntad!

Esto lo decimos porque el tema de que aquella joven llamada María que iba a ser la Madre del Hijo de Dios y, pues, de Dios mismo hecho hombre, no recibiera el pecado original, es lo más sencillo del mundo. Y, sobre esto, ni siquiera vamos a recurrir al “Dios podía hacerlo, Dios quería hacerlo y Dios lo hizo” que fue el argumento con el que se acabaron convenciendo muchos que no andaban, precisamente, por la labor de aceptar que María era Inmaculada.

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