Eppur si muove - Los Baales contra los que lucha la Iglesia católica

Como es lógico, de lo dicho por Benedicto XVI a los jóvenes (y demás cristianos sea cual sea la edad) los días que permaneció en tierras australianas en 2008, mucho ha quedado de importante porque el Santo Padre no es persona que, precisamente, no sepa lo que dice.

De lo que el Santo Padre dice, escribe o transmite oralmente, siempre puede dar la impresión que, cuando, por ejemplo, va dirigido a jóvenes, los demás católicos no nos tenemos que sentir concernidos por lo que dice; como si, al fin y al cabo, no fuera con nosotros porque es muy posible que no nos convengan sus palabras.

Ahora, en el caso presente, se dirigió a un grupo de jóvenes que tenían problemas de adaptación. Evidentemente eran personas, digamos, especiales. Sin embargo, las palabras que les dirigió Benedicto XVI bien nos las podemos (es más, nos las debemos) aplicar todos los que, no encontrándonos en tales situaciones, pasamos por considerarnos hijos de Dios y, por tanto, hemos de actuar en consecuencia.

Les dijo que tenían que luchar contra los “falsos dioses, cualquiera que sea su nombre, la imagen o la forma que se les dé”.

Por tanto, hemos (¡no sólo ellos, no sólo ellos!) de estar atentos a las proposiciones que se nos hacen desde la sociedad, desde los modernos baales, para alejarnos de Dios y hacernos, por decirlo así, suyos de pleno derecho, para no caer en tales llamadas.

Acertada, pues, la referencia al Deuteronomio cuando se recuerda, las palabras de Dios a Moisés dándole la oportunidad de escoger entre lo bueno y lo malo, entre el bien y el mal, entre, al fin y al cabo, Dios y la nada: “Te pongo delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; elige la vida, y vivirás tú y tu descendencia amando al Señor tu Dios, escuchando su voz, pegándote a él, pues él es tu vida” (Dt 30, 19-20) pues a tales jóvenes también se les había dado la oportunidad de hacer algo parecido y, según el mismo Papa decía, habían, seguramente, errado en su decisión.

Así, les planteó que “Tal vez, habéis tomado decisiones de las que ahora os arrepentís, elecciones que, aunque entonces se presentaban muy atractivas, os han llevado a un estado más profundo de miseria y de abandono

Y tal realidad en nuestra vida es, probablemente, posibilidad más que cierta. No hay que ser, forzosamente, una persona que se haya abandonado a las drogas, por ejemplo, sino que basta con ser un cristiano cualquiera, sin ningún tipo de problema añadido, para que, en bastantes ocasiones, sucumbamos ante las llamadas de los “falsos dioses” de los que habla Benedicto XVI.

Pero, no vaya a creerse que no existe concreción. No habla, el Santo Padre, de dioses sin saber a cuáles se refiere. Por supuesto que los tiene perfectamente identificados. Por eso, nadie puede negar la extensión que se puede hacer de los mismos a nuestras propias vidas. Estos son, a saber: “los bienes materiales, el amor posesivo y el poder”.

Estos tres demonios nos traen, más de una vez, por el camino de la amargura muchas veces buscada por nuestra propia acción, por la voluntad que, libre, nos donó Dios y que, entonces, utilizamos de forma inadecuada y torticera.

Son, por decirlo de la forma más directa, los nuevos Baales, es decir, los dioses que, sin serlo, reciben el culto, como hicieran en algunas ocasiones los hebreos al apartarse de su creencia en Dios, de todos aquellos que se abandonan en el olvido del Creador y confían sus vidas a aquellos tres diosecillos con pies de barro.

Estos, además, son propuestos, para su adoración, por los poderes del mundo.

En cuanto a los bienes materiales, dice Benedicto XVI que “Los bienes materiales son buenos en sí mismos. No podríamos sobrevivir por mucho tiempo sin dinero, vestidos o vivienda. Para vivir, necesitamos alimento. Pero, si somos codiciosos, si nos negamos a compartir lo que tenemos con los hambrientos y los pobres, convertimos nuestros bienes en una falsa divinidad. En nuestra sociedad materialista, muchas voces nos dicen que la felicidad se consigue poseyendo el mayor número de bienes posible y objetos de lujo. Sin embargo, esto significa transformar los bienes en una falsa divinidad

Por tanto, “En vez de dar la vida, traen la muerte”.

Y esto es una causa de grave malestar en muchos cristianos que no acaban de comprender que una cosa es la necesidad y otra, muy distinta, la codicia de los bienes que, siendo necesarios, se pueden acabar convirtiendo en obligatorios para nuestra existencia. Y contra eso quiere luchar el Santo Padre.

De aquí, que tengamos que evitar la citada codicia, el pensar que nunca estamos satisfechos con lo que tenemos, la avaricia, la envidia… en fin, todos los pecados que, no por nada, se les llama capitales y que, muchas veces, se nos propone desde la mundanidad.

En cuanto al amor posesivo, ¡qué fácil puede llegar a ser creer que se ama cuando, en realidad, se pretende el dominio sobre la otra persona! De aquí que Benedicto XVI quisiera remarcar que “a veces trata a los otros más como objetos para satisfacer sus propias necesidades que como personas dignas de amor y de aprecio. Qué fácil es ser engañado por tantas voces que, en nuestra sociedad, sostienen una visión permisiva de la sexualidad, sin tener en cuenta la modestia, el respeto de sí mismo o los valores morales que dignifican las relaciones humanas. Esto supone adorar a una falsa divinidad”.

Por tanto, “En vez de dar la vida, trae la muerte

De aquí que tengamos que saber reconocer las bondades y la dignidad de la otra persona a la que, es de suponer, amamos, para evitar, en el conocimiento de su igualdad, abusos de lo que, al fin y al cabo, es algo recriminable y negativo.

En cuanto al poder, no es algo que, en sí mismo, sea malo. En realidad, ha de haber alguien que tenga tal poder porque, de otra forma, no habría sociedad sino selva y dominio del más fuerte.

Sin embargo, el poder se puede utilizar de muchas formas pero, sobre todo, de dos: bien o mal.

Si hacemos lo primero, “nos permite transformar la vida de la gente”, dice Benedicto XVI. Pero si, en cambio, hacemos lo segundo, “buscando dominar a los otros o explotar el medio ambiente natural con fines egoístas” actuamos queriendo “transformar el poder en una falsa divinidad”, concluye el Santo Padre al hablar sobre la existencia del poder mismo.

Y eso, “En vez de dar la vida, trae la muerte

Lo que, en tal caso, hemos de realizar, llevar a cabo y, a ser posible, ayudar a difundir, es la idea según la cual el poder no es, en sí mismo, un fin sino un medio para ayudar a los demás; para, sobre todo, tratar de que disminuyan las diferencias existentes entre hermanos (todos somos, al fin y al cabo, hijos de Dios, creación suya) y que los bienes materiales estén bien distribuidos; el amor sea, en verdad, Amor y el poder convoque, alrededor de sí, a los pueblos en la seguridad de que es uno que lo sea justo y, si eso puede ser posible, misericordioso.

Y es que, ante esto, sólo podemos decir aquello de “quien tenga oídos para oír, que oiga”.

Eleuterio Fernández Guzmán

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:


Y, si puedes, da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7).

8 comentarios

  
Fendetestas
El diario el país denuncia los abusos litúrgicos de las Romaxes:
http://cristoesliberacion.blogspot.com/2010/08/el-diario-l-pais-denuncia-los-abusos.html
20/08/10 7:31 AM
  
Buenaventura
Buena frase de Benedicto la de que hay que luchar contra los falsos dioses, es justo lo que hacemos los ateos, con la diferencia de que el vuestro también está en la lista con todos los demás. Los creyentes de cualquier religión sois como niños discutiendo sobre quien tiene el juguete más bonito, cada uno defiende el suyo mientras desprecia los de los otros, pero al final todos hablais de lo mismo, juguetes y solamente juguetes.

20/08/10 8:41 AM
  
Tradi
Sabe usted los motivos por los que su amigo Comas no ha reanudado su blog en las fechas que anuncio ?
20/08/10 9:38 AM
  
Albº
Un verdadero ateo no debería creer en sí mismo, sobre todo debería darse cuenta que él mismo sería el último dios al que dar culto.
En ese momento de humildad total, de desistimiento del teísmo del ego que nos ahoga, el ateo sería plenamente consciente de ser una criatura, y en pleno satori proclamaría sin ningún pudor: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra"
20/08/10 10:47 AM
  
María
Buena ventura

Si vosotros los ateos luchais contra los falsos dioses, ya admitis que hay algun Dios verdadero, porque lo comparais con los falsos,
Bueno ...por lo tanto teneis conocimiento de algún dios.

¿ Cual es tu dios ?

Puede que sea el más allá de todo, más o menos así.....

No sé llamarte por otro nombre.
Eres el mas allá de todo.
Todo lo que existe te mira
y está pendiente de Tí
Lo que permanece, permanece en tí .
Lo que se mueve, gira entorno a tí.
Eres el fondo, el sencillo
El fin de todo lo que existe.
Los que viven ,viven por tí.
Si saben leer el universo, levantan la vistaa tí
Eres el único
ERES CADA UNO Y NO ERES NINGUNO
NO ERES UN SOLO SER Y NO ERES UN CONJUNTO
ERES TODO Y ERES OTRO
¿Tu nombre?
Los tienes todos
¿Como podremos llamarte?
No hay nombre para tí
Te llamamos el más-allá-de-todo
No sé darte otro nombre.
Oyeme!!!!!


Saludos
20/08/10 1:32 PM
  
Mario Saladich
Perdón María. Cada ateo, a diferencia de lo que hace cada religiosa, habla por su propia "boquita" y sus meteduras de pata son siempre unilaterales, personales e intransferibles. Es la principal ventaja y el principal inconveniente de no contar con la plantilla de un maestro que se equivoque por nosotros y asuma nuestras culpas. Así y todo, te aseguro que es una experiencia que merece la pena, o dicho de otra manera; la experiencia que mas merece la pena, e incluso te diría más; la única experiencia que realmente merece la pena.
De todos modos y como a este otro ateo no se ocurriría, tanto en cuanto su salud mental no empeore más, entablar lucha contra fantasmas, dioses y otros entes imaginarios, entiende perfectamente que no le entiendas y además le parece muy respetable.

Un saludo en la paz.
20/08/10 2:31 PM
  
María
Mario.

Me gustaria, que Buena vetura, me diera su parecer sobre la pregunta que le he hecho .
El que pensemos de una manara distinta, no quiere decir, que no me interesen sus pensamientos.
Según la Biblia, lo que verdaderamente se opone a la FE, no es el Ateismo sino la IDOLATRIA.

Saludos
20/08/10 3:40 PM
  
JSC
Dijo San Agustín: "Dos amores fudaron dos ciudades. El amor propio hasta el desrecio de Dios fundó la ciudad eterna. Y el amor de Dios hasta el desprecio de sí mismo fundó la ciudad celestial. La primera se gloría en sí misma y la segunda en Dios". El amor a sí mismo es la idolatría del yo, el egocentrismo, el narcisismo, legisladore y jueces de sí mismos. Este es el peor de los baales, el hombre que se autoproclama dios, el hombre que no ama los demás, sólo lo desea o lo somete como un objeto.
"Seréis como dioses" dijo la serpiente, pero sin Dios.
¡qué poco ha cambiado el mundo y hacia que destino le lleva la soberbia sino a la muerte!
La ciudad eterna por antonomasia era la pagana ciudad de Roma, donde murió San Pedro y tantos mártires hasta convertirla en la Sede del Vicario de Cristo en la Tierra, primicia de la Jerusalén Celestial, la ciudad celestial.

Buen aporte Eleuterio, gracias.
20/08/10 11:34 PM

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