La Palabra del Domingo - 25 de octubre de 2009- !Que vea¡

biblia

Mc 10,46-52. Maestro, haz que pueda ver.

46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.
47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!»
48 Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
49 Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle.» Llaman al ciego, diciéndole: «¡Animo, levántate! Te llama.» 50 Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús.
51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?» El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!»
52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

COMENTARIO

¡Ut videam! (¡Que vea!)

1.- Bartimeo es un hombre pobre. Ejemplo de la exclusión que suponía, para la sociedad de la época, no ser válido (y no sólo físicamente, pues recordemos la consideración que se tenía del niño y de la mujer) es que había devenido mendigo: un mendigo ciego. Yo no sé si era mendigo por ser ciego o lo era por otra causa, pero, teniendo en cuenta los muchos casos en que en la Escritura se dan casos similares, fácil es pensar que, en esto, sus contemporáneos tampoco habían seguido la Ley de Dios, la de la misericordia. Porque, además, estaba sentado fuera de la ciudad (“salía de allí”, dice el texto), como si estuviera excluido, por si no fuera poco su situación.

2.-Jesús, da la impresión, que por Jericó sólo pasa de largo, sin quedarse para nada. Marcos dice que llegaron y ya salían. Sin embargo no perdía, puedo decir, “ripio” de lo que pasaba a su alrededor. Es fácil imaginar que el gentío que lo acompañaba sería bastante tumultuoso y ruidoso. Pero Bartimeo, como aquella semilla que está, porque crece, en el borde del camino, espera que el agua viva caiga sobre él o, al menos, le escuche. Espera, por decirlo pronto, alguna esperanza que le saque de su postrada situación. Por eso se ve en la obligación de alzar la voz, de levantar, por encima de aquella gente, su grito de desesperación que busca lo contrario de lo que lo ampara, ahora. Tiene ansias de conocer a quien pasa, puede debe de saber quien es (pensemos en alguien que le hubiera dicho, a aquel ciego, que venía Jesús por el camino) y, quizá, sólo él pueda ayudarle.

3.- En Bartimeo se reconoce a aquel que, persistente, desea, con fe, alguna cosa que, para él, es muy importante. Pero no sólo lo es para su persona sino que va más allá. Ese “que vea”, esa necesidad de desprenderse de ese velo que lo separa del mundo que le rodea, bien podemos aplicarlo a nosotros: También debemos querer ver, con los ojos de la fe, aquello que nos rodea para, así, hacer cambiar nuestra vida si sigue un camino equivocado. Y si es posible, hacerlo con tanta insistencia como este ciego Bartimeo.

Es más, el hijo de Timeo, tira aquello que, seguramente, es lo único que tiene: “su manto”, aquello que lo cubre de las inclemencias del tiempo, aquello que va a quedar viejo, que ya no necesita porque algo bueno le espera. Deja atrás lo que fue para ser otro hombre, curado, con posibilidad de ver y de mirar.

4.- Pero Bartimeo no se limita a pedir lo que hubiera sido perfectamente comprensible. Con su fe, que Jesús reconoce, pide al maestro que tenga piedad, misericordia. Esto, como no puede ser de otra forma, ejerce un efecto inmediato en Jesús que, al ver a Bartimeo, sabiendo quiera era, pues conoce su fe (como haría con los amigos del paralítico que bajan, a través del techo, hasta donde se encuentra predicando, para que lo cure) y, a pesar de esto, insiste en preguntarle que qué es lo que quería. Sin duda lo que pretendía Jesús es que el propio Bartimeo manifestara esa voluntad que se apoyaba en su fe. Porque el Mesías siempre espera que se le pida (actitud de oración tan necesaria…) y, con esto, reconoce lo que ya sabía y que confirma, así que aquel ciego merecía, verdaderamente, lo que pedía.

5.- Así Jesús, como tantas veces, como tantas otras veces, procede a curar la enfermedad de aquella persona, a devolverlo a la vida común entre sus contemporáneos, a salvarlo para la vida civil de la que era, seguro, un excluido. Por eso le manda que se vaya, a vivir, ahora que puede. Pero esa curación, esa sanción, tiene un fundamento que ha de ser superior al mismo fundamento que origina tal acto. No lo hace, ese milagro, porque el ciego le hubiera caído especialmente bien, que también, sino porque demostró, ha demostrado, la fe suficiente como para que el Mesías le ayude. No es que no lo hubiera hecho igual si esa era su voluntad, sino que insiste en que ha sido la fe la que le ha salvado.

6.- Este es un mensaje claro para nosotros. Lo que nos salva, la fe. Con la fe podemos encarar los problemas, aún los más graves, de nuestra vida. Pero como Bartimeo, no basta con reconocer el bien que nos haya hecho Dios sino que acto seguido, sin solución de continuidad, hay que seguir a Jesús, reconocer en Dios a nuestro Padre, no dejar caer en saco roto lo hecho sino saber cual es la primera razón, la causa, de que eso se haya producido.

No seamos, pues, ciegos voluntarios, sino, al contrario, pretendamos, al menos, sanar nuestra vida con una visión y fe de Dios que, verdaderamente, nos ayude.


ORACIÓN

Padre Dios; que seamos capaces de ver la luz que Cristo vino a traernos y, además, que sepamos seguirla.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalem

2 comentarios

  
Carlo
Jesús no era el Hijo de David.
El Padre Nuestro es una oracion judia...casi identica al kadich.JESUS ERA APASIONADAMENTE JUDIO.No hay nada mas judio como rezar el padre nuestro...VENGA A NOSOTROS TU REINO...esa frase resume toda la esperanza de Israel.La Iglesia siempre oculto lo mas elemental:QUE JESUS MURIO COMO JUDIO.Y que Jesus se creyo lo que el mismo sabia perfectamente que no era...Jesus se presento en Jerusalen como Mesias y fue recibido con ramos de olivo (simbolo de Israel) y fue ejecutado por no traer ni remotamente la "boda" entre el cielo y la tierra.Jesus murio esperando el Reino de Dios como un judio mas.Jesus no es el Reino...la sola persona de Jesus no supone la venida del Reino de Dios.El futuro de la Iglesia supuestamente fundada por el es oscuro...entre otras cosas porque el pasado de su "fundador" tambien es oscuro.Cuando venga el Mesias prometido,TODO EL MUNDO absolutamente todo el mundo se dara cuenta.¡Hasta los muertos saldran de sus tumbas para verlo! Y ya no hara falta “doctrinas espirituallistas” para explicar la supuesta venida de mesias engañosos.
25/10/09 9:21 AM
  
Eleuterio
Carlo


Como sabemos los discípulos de Jesús, Él es el Reino de Dios. Por eso el Creador lo envió, para traernos el Reino y que fuéramos capaces de entender que ya había venido con su persona.

Por supuesto que el futuro de la Iglesia fundada por Cristo es claro y es evidentemente bueno. Dijo el Hijo de Dios que estaría con nosotros hasta el fin del tiempo. Por eso sólo tememos lo justo y necesario por nuestra Iglesia católica.

Peor que Jesús era judío nadie lo pone en duda. Y su Madre también; y los apóstoles...y eso nunca lo podemos olvidar para agradecer lo que eso supone de comunión con quienes creen en el Dios único.
25/10/09 3:32 PM

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