InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Defender la fe

1.05.23

San José y la santidad de la vida ordinaria

Santoral de hoy 1 de mayo: San José Obrero

San Josemaría, en “Es Cristo que pasa” (50), escribe lo siguiente:

“Para comportarse así, para santificar la profesión, hace falta ante todo trabajar bien, con seriedad humana y sobrenatural. Quiero recordar ahora, por contraste, lo que cuenta uno de esos antiguos relatos de los evangelios apócrifos: El padre de Jesús, que era carpintero, hacía arados y yugos. Una vez —continúa la narración— le fue encargado un lecho, por cierta persona de buena posición. Pero resultó que uno de los varales era más corto que el otro, por lo que José no sabía qué hacerse. Entonces el Niño Jesús dijo a su padre: pon en tierra los dos palos e iguálalos por un extremo. Así lo hizo José. Jesús se puso a la otra parte, tomó el varal más corto y lo estiró, dejándolo tan largo como el otro. José, su padre, se llenó de admiración al ver el prodigio, y colmó al Niño de abrazos y de besos, diciendo: dichoso de mí, porque Dios me ha dado este Niño.

José no daría gracias a Dios por estos motivos; su trabajo no podía ser de ese modo. San José no es el hombre de las soluciones fáciles y milagreras, sino el hombre de la perseverancia, del esfuerzo y —cuando hace falta— del ingenio. El cristiano sabe que Dios hace milagros: que los realizó hace siglos, que los continuó haciendo después y que los sigue haciendo ahora, porque non est abbreviata manus Domini, no ha disminuido el poder de Dios.

Pero los milagros son una manifestación de la omnipotencia salvadora de Dios, y no un expediente para resolver las consecuencias de la ineptitud o para facilitar nuestra comodidad. El milagro que os pide el Señor es la perseverancia en vuestra vocación cristiana y divina, la santificación del trabajo de cada día: el milagro de convertir la prosa diaria en endecasílabos, en verso heroico, por el amor que ponéis en vuestra ocupación habitual. Ahí os espera Dios, de tal manera que seáis almas con sentido de responsabilidad, con afán apostólico, con competencia profesional.

Por eso, como lema para vuestro trabajo, os puedo indicar éste: para servir, servir. Porque, en primer lugar, para realizar las cosas, hay que saber terminarlas. No creo en la rectitud de intención de quien no se esfuerza en lograr la competencia necesaria, con el fin de cumplir debidamente las tareas que tiene encomendadas. No basta querer hacer el bien, sino que hay que saber hacerlo. Y, si realmente queremos, ese deseo se traducirá en el empeño por poner los medios adecuados para dejar las cosas acabadas, con humana perfección”.

En realidad, San José, aquel judío que Dios escogió para padre adoptivo de Jesús y fiel esposo, pese a sus iniciales dudas, de María la Madre de Dios, es el prototipo de santo que, en lo ordinario y común de su vida, manifiesta una acrisolada santidad.

De aquel hombre justo, además, se sabe poco. En las Sagradas Escrituras no se nos dice mucho de su persona sino que, en todo caso, se comportó como Dios quería que se comportara. Por eso llevó una vida de trabajador de la madera y tal oficio enseñó a Jesús.

En cuanto a lo ordinario que tiene la vida de San José y a que no debe extrañarnos que así sea porque la santidad no requiere, de por sí, de hechos extraordinarios, sino de un comportar acorde a la voluntad de Dios y de un someterse a la misma, San Josemaría, en la misma obra citada arriba pero, ahora, en el número 40, nos dice que

“José era efectivamente un hombre corriente, en el que Dios se confió para obrar cosas grandes. Supo vivir, tal y como el Señor quería, todos y cada uno de los acontecimientos que compusieron su vida. Por eso, la Escritura Santa alaba a José, afirmando que era justo (Cfr. Mt I, 19.). Y, en el lenguaje hebreo, justo quiere decir piadoso, servidor irreprochable de Dios, cumplidor de la voluntad divina (Cfr. Gen VII, 1; XVIII, 23–32; Ez XVIII, 5 ss; Prv XII, 10.); otras veces significa bueno y caritativo con el prójimo (Cfr. Tob VII, 5; IX, 9.). En una palabra, el justo es el que ama a Dios y demuestra ese amor, cumpliendo sus mandamientos y orientando toda su vida en servicio de sus hermanos, los demás hombres.”

Por eso, ser perseverante, ser bueno y tener en cuenta las necesidades de los demás es manifestar un comportamiento que, quizá, pueda parecer vulgar (ordinario en tal sentido) pero, en verdad, es expresión de naturaleza completamente cercana a Dios. En todo caso, San José cumplió con creces todo esto y mucho más y eso debería más que suficiente para no olvidar nunca que, muchas veces, lo que Dios quiere de nosotros es lo que somos sin florituras o añadidos que sólo perturban nuestra necesaria tendencia a la santidad.

San José Obrero, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos. 

Panecillo de hoy: 

San José, aquel hombre que supo ser hombre y fiel.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”

 

“Cada hombre se puede hacer su propia y escuálida verdad, pero sólo Dios tiene la inmensa y generosa verdad que sirve para todo. (15)

 ……………………………

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

28.12.22

Inocentes de ayer y de hoy

Los Santos Inocentes   Predecir abortos espontáneos

“Una voz se escucha en Ramá: gemidos y llanto amargo: Raquel está llorando a sus hijos, y no se consuela, porque ya no existen”

Jr 31,15.

Siempre me he preguntado la razón por la cual el día en el que recordamos una matanza hay personas que les da por mentir y por hacer broma a costa de aquellos muertos que, no deberíamos olvidar, son tan nuestros…


A lo mejor es algún tipo de perversidad humana que gusta de disfrutar con el llanto ajeno…

Ciertamente, las personas que, en sus primeros años de vida, murieron a manos de la perversidad y el egoísmo, dieron su sangre para que se salvara la del Hijo de Dios y fueron, para los creyentes, mártires que, en su diminuta existencia, ya eran santos.

No extraña, por eso mismo, que se les llame Santos Inocentes porque eran, como santos, privilegiados desde el corazón de Dios y, como no culpables de nada, amados especialmente por el Creador tal como, luego, haría Jesucristo con los más inocentes de todos sus contemporáneos a los que tan a gusto permitía que se acercaran y a los que ponía como ejemplo del tipo de actuación que se tenía que llevar a cabo.

Ponía a los más desfavorecidos de la sociedad como espejo donde mirarse. Así era nuestro hermano en cuya persona y nombre muchos murieron.

Y, sin embargo, hoy día también hay muchos inocentes que tratan de matar a base de malas artes y de manipulaciones. Tampoco ha cambiado mucho el Mal porque sigue actuando con malas artes y aprovechándose de la inocencia de muchos de los hijos de Dios.

¿Qué cantidad de niños son abortados, al año, en nuestras cristianas naciones?

Bien sabemos que son muchos, demasiados y que, por eso mismo, el número de inocentes se incrementa cada día.

¿En nombre de quién son matados?

Aquel Rey que buscaba acabar con la vida de Quien, al parecer, amenazaba su reino tiene, ahora mismo, sus émulos, pues muchos son los que creen que, como aquel otro, pueden disponer de la vida ajena y hacer con ella lo que les plazca o lo que el egoísmo de otros les parezca.

A eso lo llaman progreso y a matar, derecho.

Y también estos son inocentes y, en el sentido de aquellos otros, santos también a los ojos de los que creemos que la vida es importante desde que se inicia, tras la fecundación y no después (aunque, claro, también después)

Muchos, por una parte, estarán, hoy día, haciendo mofa de aquellas personas que dieron su vida para que Cristo no diera la suya. Ellas no sabían nada del porqué de aquella injusta muerte pero nosotros, los que sí sabemos la sinrazón de esta no podemos olvidar su sacrificio porque es importante y fue decisivo para la historia de la humanidad.

Depende, todo, del corazón de cada cual pero, sin duda, los hay bien desnortados, bien perversos…

 

“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” dijo Cristo en una solemne ocasión. Sin embargo, al respecto del aborto aunque, en el fondo, no sepan lo que hacen es cierto y verdad que ansían hacerlo con un exceso de falta de prudencia sabiendo Quién lo ve todo. Y, sobre todo, creyendo que eso en nada va a afectar su vida eterna… ¡Cuánto necio anda suelto!

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

 

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

 

¡Qué pena que haya tanta muerte así!

……………………………


Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

15.08.22

Y fue asunta a los Cielos

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María - ACI Prensa

Hoy María Virgen subió
a los cielos: alegraos
porque con Cristo reina
para siempre

 

Era lógico que ella, que había mantenido íntegra su virginidad en el parto, debe tener su propio cuerpo libre de toda corrupción, incluso después de la muerte. Era lógico que ella, que había llevado al Creador como un niño en su seno, deberían vivir juntos en los tabernáculos divinos. Era conveniente que el cónyuge, a quien el Padre le había tomado para sí, debe vivir en las mansiones divinas. Era lógico que ella, que había visto a su Hijo en la cruz y que habían recibido por lo tanto en su corazón la espada de la tristeza que se había escapado en el acto de dar a luz, debe buscar en él como él se sienta con el Padre. Convenía que la Madre de Dios debe poseer lo que pertenece a su Hijo, y que debe ser respetado por todas las criaturas como la Madre y como sierva de Dios.”.

Estas palabras, de San Juan Damasceno, en concreto de su Encomino Dormitionem Dei Genetricis semperque Virginis Mariae (Hom. II. N. 14) vienen a manifestar que no otra cosa podía acaecer al respecto de la Virgen María que no fuera su Asunción, a los cielos, en cuerpo y alma.

Así, otro santo, Roberto Belarmino, en sus Canciones habitae Lovanii (n. 40, De la Asunción B. Mariae Virginis) dice que “¿Y quién, pregunto yo, podía creer que el arca de la santidad, la morada de la Palabra de Dios, el templo del Espíritu Santo, podría ser reducido a la ruina? Mi alma está llena de horror ante la idea de que esta carne virginal que había engendrado a Dios, le había traído al mundo, había alimentado y se lo llevó, podría haber sido convertidos en cenizas o entregado como alimento para los gusanos“.

María, por lo tanto, ascendió a los cielos en cuerpo y alma, realidad espiritual y material que tenemos como dogma desde que el Venerable Pío XII así lo declarara en la Constitución Apostólica (de 1 de noviembre de 1950) “Munificentissimus  Deus”.

En realidad, los católicos tenemos como verdad de la que no podemos dudar (así lo dice el número 45 del citado documento cuando indica que “Por lo tanto, si alguien, Dios no lo quiera, se atreva a negar o voluntariamente poner en duda lo que hemos definido, le hizo saber que se ha alejado por completo de la fe divina y católica” que María tenía los méritos suficientes como para ser, digamos, rescatada por Dios de la muerte física y llevarla a su definitivo Reino pues, no obstante, tampoco estaba afectada por la mancha del pecado original por haber sido concebida Inmaculada.

Además, compartimos la creencia según la cual la Asunción de la Santísima Virgen supone, por decirlo así, una participación singular en la Resurrección de Jesucristo (en concreto, en palabras de San Juan Pablo II en su Catequesis de 21 de mayo de 1997: “el carácter único y especial de la presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el sufrimiento de la cruz, parecen postular su participación particularísima en el misterio de la Resurrección” y, por si esto no fuera ya suficiente, la anticipación de la resurrección del resto de los cristianos.

Por otra parte, tenemos por realidad de fe y de creencia que el hecho de que la Virgen María ascendiera en cuerpo y alma a los cielos lo tenía previsto Dios desde la eternidad no sin ello, atendiendo a lo dicho por San Ambrosio al respecto de que “Dios no obra en sus elegidos, como el artífice en la materia insensible e inerte; sino que requiere nuestro consentimiento”, demandar, mediando el Ángel del Señor, el asentimiento de María a ser Madre de Dios.

Y, por eso y por mucho de lo aquí no hemos traído, dice el texto que es “Dogma de Revelación Divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.

A lo que añadimos, en palabras del Prefacio de esta Solemnidad Mariana, que

 

Con razón no quisiste, Señor, que conociera la corrupción del sepulcro la Mujer que, por obra del Espíritu Santo concibió en su seno al autor de la vida“.

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Y subió en cuerpo y alma; y es que lo hizo. 

18.07.22

Homenaje a los caídos por Dios y por España

Memoria de la destrucción contra la destrucción de la memoria - La Gaceta  de la Iberosfera

Es más que seguro que este artículo va a molestar a más de uno. Pero, con franqueza digo, que al que esto escribe le importa un pito, un bledo y, en fin, todo lo que aquí pueda ponerse. Y es que no vamos a callar nada cuando hay tanto rojo que no deja de predicar sus malas ideas y sus maldades por doquier. Y es que, además, pretenden cambiar lo que pasó entonces porque no es de su gusto el resultado de aquella Cruzada. 

¡Sí, aquello es que fue una Cruzada! 

Tenemos que decir, sin embargo, que aquel 18 de julio de 1936 no fue una fecha que no tuviera antecedentes ni nada por el estilo. Y es que el General Franco no dijo aquel día algo así como “¡Hala!, a levantarnos contra la República, que hoy me he levantado farruco!” No. Las cosas tenían muchos y demasiados antecedentes que son más que conocidos por todos pero que la malhadada y mal llamada “memoria histórica” parece no recordar porque bien sabemos que es totalmente selectiva, manipuladora y, en fin, dictatorial, impositiva… vamos, una pura excrecencia humana. 

El caso es que antes de aquel 18 de julio de 1936 había mucho malo hecho. Ya tenían en el saco más de muchos muertos y más de muchos templos quemados. Y sí, nos referimos a los mandamases hijos de Satanás que habían procurado la desaparición de la Santa Madre Iglesia pero de la forma más bárbara y antigua: con la desaparición física de sus ministros y, luego (seguramente antes también) de muchos de sus simples fieles laicos. Pero es lo que tienen los hijos de Satanás… que gustan decir eso de “Arderéis como en el 36”. Pues como en el 36, un 18 de julio, recordamos ahora el bien tan grande que se hizo (pero no sólo a España sino a la humanidad toda) que hubiera un grupo de militares (y otros los siguieran en beneficio de la patria) que dijeran que hasta ahí habíamos llegado y que era momento de dar un puñetazo encima de la mesa. Y es que es más que conocido que quien calla otorga… 

Fueron muchos los que cayeron por España: por su fe o, simplemente, por no militar en las filas del imperio del mal (ahora llamado lado oscuro por eso del cine y demás) que tanto daño había hecho a España y a los españoles que no eran de su cuerda. 

Pues bien, desde aquí queremos hacer un humilde pero sentido homenaje a los caídos por Dios y por España y que, ahora, ahora mismo, quieren ser borrados de la faz de nuestra patria con la eliminación de las cruces que los honran y representan. Y es que, como entonces, los mismos que quisieron terminar con la fe católica quieren que nada se sepa de aquello que pergeñaron en sus oscuras mentes y en sus escasos caletres. 

España: beatificados en Madrid 60 mártires de la Guerra Civil - La Stampa

¡Son tantos los mártires que hemos llorado! ¡Son tantos los fieles católicos que dieron su vida por el terrible delito de serlo!, que no nos queda más remedio que decir (y, en verdad, no podemos hacer otra cosa) : ¡Arriba España! ¡Viva Franco y la madre que lo parió! ¿O es que los otros no dicen lo que les pasa por la sesera y es bien recibido por una sociedad dormida, muerta? Aunque ahora sabemos que los que (des)gobiernan quieren preparar una ley para que nada se pueda decir ni de Franco ni nada por el estilo (algo ya han hecho pero quieren más pues su voracidad mentirosa es insaciable) y sólo se podrá hablar de las bondades de comunismo, de las excelencias del socialismo y, por supuesto, nada que se escuche del daño que ha hecho, y hace, tan perversa y maligna ideología, al mundo. Vamos, que tendremos que decir obligatoriamente que nada de malo han hecho nunca y que es lo mejor que la humanidad ha creado desde que Adán fue Adán y Eva fue Eva… ¡Ah!, y todo esto de forma plenamente democrática y, verdaderamente, olvidadiza… 

Y es que a uno, de vez en cuando, le gusta desahogarse. No vaya luego a decirse que somos moñas, venidos a menos o conformistas con la basura intelectual (¿?) que, por desgracia, anda a sus anchas. 

¡Ah!, seguro que hay más de uno que dirá que esto está dicho con brocha gorda pero, ¡qué le vamos a hacer!, casi mejor esto que ir por ahí dando brochazos o, como otros hicieron, pegando tiros. ¿A que se entiende todo?

Por cierto, este artículo lo publiqué hace cuatro años pero, en realidad, los muertos siguen muertos y hoy también es 18 de julio.

¡Ah!, por cierto, ¡Viva Cristo Rey!, pues es expresión más que merecida aunque no estemos en noviembre…

 Reflexiones Cristianas: Sacerdotes y religiosas asesinados

Eleuterio Fernández Guzmán


……………………

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Morir por Dios y por España fue algo más que un anhelo.

20.04.22

Prime Video, de Amazon e hirientes blasfemias

Respeta mi fe +” Éste es el título de una campaña que acabamos de recibir  por e-mail, y a la que desde “Noticias Cofrades del SUR” nos unimos. -  Portada - SevillaPress

Realmente, y en honor a la verdad, no me extraña nada de nada esto que me ha pasado. Y es que según están las cosas en este mundo sin Dios tampoco es cosa ilógica que pase esto. Sin embargo, es seguro que no conviene callarse porque, de otra forma, podrían hablar las piedras.

Resulta que tengo por costumbre, porque me gusta más que mucho el cine, ver todas las noches una película de las muchas que están a mi alcance en las diversas plataformas que, a tal efecto, el mercado pone en la mano de cualquiera.

Pues bien, como llevaba varios días viendo una serie (de título Mr. Robot) dedicada al mundo de esos individuos que se dedican a ir por la parte más negra de la web para cumplir algún tipo de misión o para hacer daño, me pareció adecuado ver una película referida a tal tema.

Bien. El caso es que acudí a Prime Video, de Amazon, para ver una de  título “Dark Web” cuyo contenido ya podemos imaginar. Y, sin embargo, no sin sorpresa vi u oí (o al revés) lo que sigue.

En un momento determinado (entre los segundos del minuto 8 que van desde el 28 al 31) escuché esto que sigue.

Leer más... »