InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: General

6.07.08

Juan Pablo II Magno - El hombre

El hombre, el ser humano creado por Dios y al que insufla, en su espíritu, la Ley Natural que, desde el Padre, le trae la vida, fue, a lo largo de la existencia de Juan Pablo II Magno, el eje fundamental de su devenir como Santo Padre.

Juan PAblo II Magno

Sabiendo que el hombre tiene en Jesucristo un modelo donde mirarse y una luz desde donde orientar su vida, no era de extrañar que, precisamente, la primera de sus Encíclicas (4 de marzo de 1979) tuviera el nombre que tenía y la dedicara a Quien la dedicó: “Redemptor hominis” (Rh desde ahora) y a Jesucristo, Hijo de Dios, hombre y hermano nuestro.

¿Qué importancia puede tener que el semejante la tuviera tanta para el Papa venido del este del telón de acero y que fuera Jesucristo el que diera solución efectiva a las cuestiones radicalmente importantes de su vida?

Ya son muy conocidas las frases dichas por Juan Pablo II Magno al poco tiempo de ser elegido sucesor de Juan Pablo I. Aquellas expresiones sobre el miedo, en un tiempo como el que nos ha tocado vivir, causaron, entonces un estupor importante pero, a la vez, supusieron una especie de trampolín espiritual desde el que arrojarse, directamente, al mundo a transmitir la Palabra de Dios y a hacerla carne en la vida ordinaria.

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5.07.08

Obligada ética laicista y pública

Poco a poco se van despejando las dudas (si es que, aún, quedaba alguna) sobre las pretensiones que el XXXVII Congreso Federal que el PSOE celebra en Madrid hasta mañana domingo, 6 de julio, tiene.

Ya escribimos sobre las intenciones, malas, que en orden a la ideología laicista, se pretenden aprobar en tal Congreso. Pero es que, por si no estuviera todo, ya, bastante claro, el que es secretario general del grupo socialista en el Congreso, Ramón Jáuregui, ha salido a la palestra para dejar el asunto bien zanjado, dejando caer unas ideas que, no por ser contrarias a toda verdad, manifiestan el verdadero estado de la situación.


Digamos que, quizá sin saberlo (o, a lo mejor, sí) ha dicho lo que ha querido decir o, mejor, lo que ha querido decir, su sentido, ha quedado bastante bien dicho.

Y, sobre todo, es esto:

1.-Al parecer, existen “pretensiones” de imponer una moral cristiana en asuntos públicos.

Esto dicho por el secretario general del grupo socialista en el Congreso es, sobre todo, un dislate, una sinrazón y algo que está fuera, pero que muy fuera, de todo lugar.

Para empezar es algo ridículo que se diga y que se mantenga con el mayor descaro que alguien quiere imponer algo así como una “moral cristiana”. No se sabe de nadie que quiera hacer tal cosa. En primer lugar, ningún partido político ha llevado en su programa de reciente presentación (en marzo pasado) a la votación popular, el querer hacer lo posible, en caso de haber salido vencedor de aquellos comicios, para que el modo de pensar religioso se alzase con el mando social y, desde entonces (cual nación musulmana que no se considere laica) la Ley de Dios fuera la norma a seguir por todo.

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4.07.08

Alfa y Omega tiene razón: el secularismo agresivo es lobo rabioso

El Semanario Católico de información del Arzobispado de Madrid, Alfa y Omega, ha entrado, como se dice, en harina, al tratar, entre otros temas y en su número del 3 de julio, el del secularismo que, en su vertiente agresiva, se manifestará en el Congreso federal que el PSOE celebrará a partir de hoy, 4 de julio, y hasta el próximo domingo, día 6.

No han tardado mucho en levantarse voces digitales en contra de la visión que presenta el citado semanario sobre lo que, en verdad, se pretende llevar a cabo en el citado Congreso y que no es, como pudiera pensarse, algo benéfico para la sociedad sino, al contrario, algo nefasto para la misma (y es nefasto porque lo es, precisamente, contra lo justo religioso) por estar abiertamente en contra de todo lo que pueda sonar o parecer católico y, por tanto, cristiano.

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3.07.08

¿Generalitat de Cataluña o Generalitat de Babia?

Es bien sabido que cuando se dice, de alguien, que está en Babia (y no me refiero a aquella zona Leonesa) se quiere decir que está afectado por gran despiste y que tal situación le hace no enterarse mucho de lo que pasa a su alrededor. Por eso equivale a decir, también, que está en la inopia.

Sin embargo cuando eso le sucede a un Gobierno, aunque sea sólo autonómico, bien podemos decir que, en realidad, lo que pasa es que abunda más la soberbia que el sano entendimiento de la realidad y que, sobre todo, no tiene muy claro lo que quiere decir legitimidad ni derecho ni justicia ni nada de nada que tenga relación con una cabeza mínimamente amueblada, como suele decirse.

Lo que ha pasado con relación a los Bienes eclesiásticos pertenecientes a la hoy denominada Comunidad Autónoma de Aragón (aquí se muestran tres de ellos) y que, temporalmente, han estado en territorio catalán, es una muestra de hasta dónde puede llegar el estado de Babia en el que puede encontrarse una institución política y hasta dónde se puede llegar actuando sin el mínimo sentido que es dado en Cataluña llamar “seny” (o sea, el comportamiento recto y justo; con cordura, digamos)

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1.07.08

¿Qué significa ser católico en España?

En un discurso, seguramente, muy conocido, de Manuel Azaña, se sentó una premisa que, no por extraña y algo absurda, quería ser difundida por la España de aquellos terribles años 30 de martirio del siglo pasado. En tales palabras, que aquí se pueden leer, destaca una idea que, aunque pueda parecer alejada de la realidad, incluso de entonces (sobre todo de entonces) tuvo gran predicamento en aquella época. Decía lo que sigue:

La premisa de este problema, hoy político, la formulo yo de esta manera: España ha dejado de ser católica; el problema político consiguiente es organizar el Estado en forma tal que quede adecuado a esta fase nueva e histórica el pueblo español. Yo no puedo admitir, Sres. Diputados, que a esto se le llame problema religioso. El auténtico problema religioso no puede exceder de los límites de la conciencia personal, porque es en la conciencia personal donde se formula y se responde la pregunta sobre el misterio de nuestro destino. Este es un problema político, de constitución del Estado, y es ahora precisamente cuando este problema pierde hasta las semejas de religión, de religiosidad, porque nuestro Estado, a diferencia del Estado antiguo, que tomaba sobre sí la curatela de las conciencias y daba medios de impulsar a las almas, incluso contra su voluntad, por el camino de su salvación, excluye toda preocupación ultraterrena y todo cuidado de la fidelidad, y quita a la Iglesia aquel famoso brazo secular que tantos y tan grandes servicios le prestó

Las tales palabras hablan por sí solas del desquicio y de la mala fe que en ellas abunda pero también, del miedo de muchas personas católicas y, por qué no decirlo, del acomodo a una situación, seguramente, insoportable.

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