InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Apostolado laico -La Palabra para el Domingo

12.01.14

La Palabra del Domingo - 12 de enero de 2014

Biblia


Lc 3, 15-16. 21-22

“15 Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; 16 respondió Juan a todos, diciendo: ‘Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego’. 21 Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, 22 y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: ‘ ‘Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado’”.

COMENTARIO

Presentación al mundo

1.- Hacía muchos siglos que el pueblo judío esperaba la llegada del Mesías; mucho tiempo en el que, orando y pidiendo, reclamaban a Dios el cumplimiento de su promesa de enviar a un Salvador. Y Juan estaba allí.

2.- El Bautista ya había sido elegido por Dios para ser el último profeta de la Antigua Alianza y en eso se encontraba, bautizando, cuando los que asistían a esa sanación del alma en el agua del Jordán, río bendecido por el Creador, necesitaban conocer si él, Juan, el hijo de Isabel y Zacarías, era el que ellos esperaban.

3.- Pero Juan fija su atención en la especie de bautizo que él ofrece y el que ofrecerá, pues no es obligación para nadie, Jesús, el Mesías que, por otra parte, no es él, como trata de hacerles comprender a aquellos que están, quizá, cegados por los signos que hace pero, sobre todo, por lo que dice a quienes demandan auxilio espiritual.

4.-El bautizo de Juan, el que antecede al Cristo, es de agua. Con el se perdonan los pecados. No es que los perdone Juan sino que él es instrumento de ese perdón. Algo muy distinto de lo que hará Jesús, luego, en su vida pública. Esa inmersión, que proporciona a aquellos que la reciben un espíritu perdonado, les hace más fuertes ante las asechanzas del maligno, pero eso no les proporciona la vida eterna pues para eso tendrá que venir el Mesías, para cargar con los pecados de todos y él, Juan, no era esa persona, Dios, tan esperada.

Por eso el que viene es más fuerte que Juan. Pero su fuerza no es una fuerza física (como muchos querían que fuera el Mesías) sino una fuerza espiritual. Por el bautismo con fuego, con el que quema, de verdad y para siempre el pecado del mundo lo ha de traer Aquel que todos esperan. Y ese no es él, Juan.

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5.01.14

La Palabra del Domingo - 5 de enero de 2014

Biblia

Jn 1, 1-18

“1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. 2 Ella estaba en el principio con Dios. 3Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. 4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,5 y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. 7 Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. 8 No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. 9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.15 Juan da testimonio de él y clama: ‘Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.’ 16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. 17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. 18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.’”

COMENTARIO

De donde, exactamente, viene Cristo

1. El texto que se nos ofrece hoy como Evangelio es uno que lo es muy especial. Es, antes que nada debemos decirlo, lo primero que escribe el discípulo más amado por Cristo (aquel joven que lo siguió y recostó su cabeza en el pecho del Salvador en la noche de la cena última antes de sufrir su Pasión de Hijo de Dios) y por eso mismo añade, a su inspiración divina, un aspecto nuevo que tiene mucho que ver con aquello que vio a quien se le había permitido estar presente en el Apocalipsis.

2. Nos dice san Juan algo muy importante y que tiene que ver con la historia misma de la humanidad. Escribe el más joven de los apóstoles que cuando aún no existía nada de lo creado por Dios ya existía la Palabra. Y por Palabra entendemos al Hijo engendrado por el Todopoderoso. Y estaba frente al Padre (tal es la traducción del griego original) porque permanecía en actitud de diálogo con Quien lo enviaría al mundo a nacer de una joven virgen llamada María.

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29.12.13

La Palabra del Domingo - 29 de diciembre de 2013

Biblia

Mt 2, 13-15. 19-23

“13 Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.’ 14 El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; 15 y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: = De Egipto llamé a mi hijo. = 19 Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo: 20 ‘Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.’ 21 El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. 22 Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea,23 y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: = Será llamado Nazoreo. =”

COMENTARIO

Cumplir con la voluntad de Dios

A lo largo de su vida espiritual, aquel hombre a quien el Ángel del Señor le había comunicado cuál era la voluntad del Creador al respecto de su esposa María, tiene que demostrar que es fiel al Todopoderoso. Y lo hace en muchas ocasiones y no sólo en aquella en la que aceptó que el hijo que iba a nacer de su esposa venía del Espíritu Santo.

Estamos más que seguros que José estaba muy feliz con todo aquello que le estaba ocurriendo: le hacía nacido un hijo y, aunque él supiera era adoptivo, no por eso lo iba a querer menos o a demostrar interés por su desarrollo físico y espiritual. Lo amaba porque, además, sabía que venía directamente de Dios y eso le haría pensar que todo aquello estaba valiendo la pena.

Pero el Creador le tenía reservadas, al parecer, muchas sorpresas.

En un momento determinado le vuelven a dar otro mensaje. Y más tarde, algún tiempo después, otro.

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22.12.13

La Palabra del Domingo - 22 de diciembre de 2013

Biblia

Mt 1, 18-24

“18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. 19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. 20 Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.’ 22 Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: 23 = Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, = que traducido significa: ‘Dios con nosotros.’ 24 Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.”

COMENTARIO

Como vemos, todo depende de la fe

1. El momento de la Encarnación está mejor narrado en san Lucas, pero san Mateo hace hincapié en algo muy importante: Jesús debía de tener un padre-hombre para que fuese reconocido como tal y evitar, así, los posibles problemas que podía tener María al decir que estaba embarazada. Es seguro que había sido lapidada.

En este texto, a María ya se la ha aparecido Gabriel, el enviado de Dios. Es más, ya está embarazada según podemos leer en estos versículos. Por eso a José, al que humanamente no puede reprochársele su pensamiento, tuvo alguna duda, al principio, de qué es lo que estaba pasando. Pero espiritualmente el Creador aún tenía mucho que decir y envía a su Ángel a que le comunique que todo estaba en orden, según lo establecido por Dios y que debía hacer lo que, en un principio, tenía pensado hacer: tomar consigo a su mujer con la que ya se había desposado. Nada de lo previsto podía cambiar, precisamente, ahora.

2. Conocedor, como era, el Ángel, de lo que iba a pasar, le dice a José lo que ha de suceder, el nombre del niño que va a nacer, Jesús, apostillando, para demostrar lo que le decía, con las palabras del profeta Isaías (Isaías 7, 14) lo que acabó de convencer a José: Virgen, María, profeta, Emmnanuel-Dios con nosotros-… Todo era cierto, verdad.

José hombre piadoso donde los hubiera, accede a lo dicho por el Ángel y, como dice el texto, “tomó consigo a su mujer” pues, según el derecho judío, al haberse llevado a cabo los desposorios, ya podía llamarse “marido” y María “su mujer”.

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8.12.13

La Palabra del Domingo - 8 de diciembre de 2013

Biblia

Lc 1, 26-38

26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» 29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» 34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» 35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, 37 = porque ninguna cosa es imposible para Dios.» = 38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.

COMENTARIO

Lo que es el “hágase” de María

Si hay un texto de los Santos Evangelios que muestra la importancia que tiene lo que un ser humano pueda decidir acerca de su vida y la trascendencia que eso puede tener para otras o muchas personas, es el del evangelio de san Lucas que muestra el momento en el que María fue “avisada” de la voluntad de Dios.

Gabriel, el Ángel, tenía que cumplir una misión que no era fácil y que consistía, en general y por decirlo pronto, en plantearla a una joven, muy joven, mujer judía que Dios se había fijado en ella y que lo había hecho no por una razón de poca importancia sino por algo que era esencial para la vida de la humanidad.

Podemos imaginar a María, niña piadosa que oraba dirigiéndose a Dios con fervor y temor, qué pudo pensar cuando se le apareció el Ángel del Señor. Y, aunque el pueblo judío sabía de la existencia de los ángeles y de su intervención en muchos momentos de la historia de su pueblo, no podemos negar que debió sentir no poco temor.

Pero Gabriel quería que María se tranquilizara. Nada más y nada menos que llama “llena de gracia” que es lo mismo que decir que Dios estaba en ella y con ella. Y, acto seguido, la bomba espiritual.

Gabriel le dice lo que le va a pasar: concebirá un hijo, le pondrá por nombre Jesús, será grande e Hijo del Altísimo…

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