InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Enero 2021, 14

14.01.21

Entre Bloemfontein y Bournemouth - Excursus: Mabel, Sierva de Dios, Tolkien

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Es cierto que esta serie está dedicada, por decirlo así, a la vida del autor de las obras inmortales que todos conocemos. Sin embargo, creemos que vale la pena hacer un Excursus y detenernos a hablar de su madre, a la sazón, Mabel Tolkien.

Por otra parte, debemos agradecer al lector que se hace denominar “Tulkas" que haya sugerido, una vez más, un tema relacionado con nuestro autor porque, aunque nuestro amigo lector tenía intención de referirse (como dice en otro comentario a otro artículo sobre Tolkien) a la familia protestante poco misericordiosa a la que pertenecía Mabel, lo bien cierto es que la sugerencia sobre este tema nos ha venido la mar de bien para ahondar, aunque sea un poco, en una persona como fue la progenitora de Ronald.

Aunque es cierto que la madre de J.R.R. Tolkien no ha sido denominada, digamos oficialmente, “Sierva” de Dios”, lo bien cierto es que, si miramos su vida se comportó como tal y bien puede estar formando parte de las huestes de almas que en el Cielo están allí por lo que, en el fondo de sus vidas, hicieron y llevaron a cabo.

Ejemplo de su ser y de su estar es el propio autor de El Hobbit o El Señor de los Anillos.

El caso es que, como podemos imaginar, convertirse al catolicismo en la época en la que se convirtió Mabel Tolkien junto a sus dos hijos no era cosa fácil. Y es que si lo que se podía esperar era la marginación por parte de su familia (que no lo era) fue, exactamente, lo que sucedió pues pronto olvidaron aquello que dijo Cristo acerca de proteger al “huérfano y a la viuda” que, no sólo en tiempos del Maestro, pueden ser objeto de la asechanza de la pobreza y la miseria.

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Podemos decir que quedó totalmente aislada en el mundo, sin marido y con dos hijos por sacar adelante, por criar. Sin embargo, eso no la arredró ni hizo que escondiera su fe sino que la inculcó a Ronald y a Hilary de tal forma que bien podemos decir que el catolicismo del autor de nuestras tan amada sobras lo era por convicción absoluta y no, digamos, por simple bautismo (como, por desgracia, tantas veces pasa), convicción que, dadas el lugar donde vivía, la Inglaterra protestante, tuvo que mantener con un vigor más que notable que, como sabemos, quedó reflejado en sus obras.

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