InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: 2015

3.04.15

Por nosotros; es que murió por nosotros

 

Crucifixus etiam pro nobis

(Por nuestra causa fue crucificado)

 

 

Ahogada  en oración la pena por saber la partida,  fijado el mensaje primordial que lleva la paz al alma de quien ama,  entreabierta la puerta del Reino de Dios con el cumplimiento de lo dicho, vuelve a anunciar, camino hacia el orar,  la desdicha de cuanto ha de suceder, el misterio de un fin tan amado.

 

Conocido el bienestar del camino que lleva a la Palabra, dado a cada cual lo que en verdad le corresponde y visitado el corazón de los comensales: cena última, partir hacia la eternidad, renueva, ahora, el pacto que Dios hizo con el Hijo, adorador de ese tiempo de memoria y de virtuosidad del devenir, pensamiento recaído en el recuerdo hacia lo permitido y en lo que las Tablas dijeron… valioso es cada paso que se da hacia la oración,  hacia donde el afán por pedir paz es mayor que el sufrir, hacia donde la meditación sustituye a la presencia de la angustia y la esperanza en el perdón es implorada con ansia.

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2.04.15

El amor que siempre ama

“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado,  así os améis también vosotros los unos a los otros”. (Jn 13. 34)

      

 

 

El amor, así dicho, sabemos lo que es y, sobre todo, lo que significa: es amor cuando un ser humano manifiesta una querencia muy especial por otro y lo demuestra (mejor que lo demuestre a que lo guarde para sí); es amor cuando se es capaz de perdonar cuando se nos ha ofendido; es amor, en fin, cuando sabemos que somos amados por otros hermanos nuestros.

 

Pero el amor también es servicio.  Y Jesús bien que lo demostró en un momento fundamental de la historia de la salvación.

 

Digamos, antes de continuar, que llamamos amor fraterno porque es el que se manifiesta entre hermanos. El caso es que, como todos somos hijos de Dios hay algo que nos une con un lazo muy fuerte y es un algo que se llama “filiación divina”: todos somos hermanos, pues; todos somos hijos del Padre. Y por eso el amor llamado fraterno quiere decir el amor en sentido extenso y no limitado a los nuestros (¿qué mérito tenéis si hacéis eso?, podría decirnos Cristo y, de hecho, lo dice en una ocasión en Lc 6, 32 o Mt 5, 46)

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1.04.15

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"- Una Semana de mucha fe

Proceloso viaje de la Esposa de CristoLa expresión “Estos son otros tiempos” se utiliza mucho referida a la Iglesia católica. No sin error por parte de quien así lo hace. Sin embargo se argumenta, a partir de ella, acerca de la poca adaptación de la Esposa de Cristo a eso, a los tiempos que corren o, como dirían antiguamente, al “siglo”.

 

En realidad siempre son otros tiempos porque el hombre, creación de Dios, no se quedó parado ni siquiera cuando fue expulsado del Paraíso. Es más, entonces empezó a caminar, como desterrado, y aun no lo ha dejado de hacer ni lo dejará hasta que descanse en Dios y habite las praderas de su definitivo Reino.

 

Sin embargo, nos referimos a tal expresión en materia de nuestra fe católica.

 

¿Son, pues, otros tiempos?

 

Antes de seguir decimos que Jesús, ante la dificultad que presentaba la pesca para sus más allegados discípulos, les mostró su confianza en una labor gratificada diciéndoles (Lc 5,4)

 

 ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.’

 

Quería decirles Jesús que, a pesar de la situación por la que estaban pasando siempre había posibilidad de mejorar y que confiar en Dios era un remedio ciertamente bueno ante la misma.

 

El caso es que, como es lógico, las cosas han cambiado mucho, para el ser humano, desde que Jesús dijera aquellas palabras u otras de las que pronunció y quedaron para la historia del creyente católico como Palabra de Dios.  Por eso no es del todo extraño que se pueda lanzar la pregunta acerca de si estos son otros tiempos pero, sobre todo, que qué suponen los mismo para el sentido primordial de nuestra fe católica.

 

Por ejemplo, si de la jerarquía eclesiástica católica se dice esto:

 

Por ejemplo, de la jerarquía eclesiástica se dice:

 

Que le asusta la teología feminista.

Que es involucionista.

Que apoya a los sectores más reaccionarios de la sociedad.

Que participa en manifestaciones de derechas.

Que siempre ataca a los teólogos llamados progres.

Que deslegitima el régimen democrático español.

Que no se “abre” al pueblo cristiano.

Que se encierra en su torre de oro.

Que no se moderniza.

Que no “dialoga” con los sectores progresistas de la sociedad.

Que juega a hacer política.

Que no sabe estar callada.

Que no ve con los ojos del siglo XXI.

Que constituye un partido fundamentalista.

Que está politizada.

Que ha iniciado una nueva cruzada.

Que cada vez está más radicalizada.

Que es reaccionaria.

Y, en general, que es de lo peor que existe.

 

Lo mismo, exactamente lo mismo, puede decirse que se sostiene sobre la fe católica y sobre el sentido que tiene la misma pues, como los tiempos han cambiado mucho desde que Jesús entregó las llaves de la Iglesia que fundó a Pedro no es menos cierto, eso se sostiene, que también debería cambiar la Esposa de Cristo.

 

Además, no podemos olvidar el daño terrible que ha hecho el modernismo en el corazón de muchos creyentes católicos.

 

Por tanto, volvemos a hacer la pregunta: ¿son, éstos, otros tiempos para la Iglesia católica?

 

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"- Una Semana de mucha fe

-¿Esto no lo hemos visto antes?

-Sí, es cierto, pero no deja de ser mal síntoma que se nos tenga que recordar tantas veces.

 

Hace unos días que dio comienzo este tiempo final del que lo es litúrgico que empezó con el miércoles de ceniza. Hemos llegado, desde el Domingo de Ramos a cumplir un periodo de la historia de la humanidad en el que Dios decidió que la humanidad se salvara. Y envió a su Hijo, el Mesías y Ungido, para que lo muerto volviera a la vida, para que el ciego en la fe, viese y para que quien se había salido de la senda que lleva al definitivo Reino de Dios volviese a entrar en ella.

 

Y es que esta Semana, llamada santa por muchas razones, es, en verdad, santa.

 

Sabemos, que, como toda Semana Santa, ésta está siendo una semana de pasión.

 

El camino de Jesús lo fue, más que otra cosa, de fe para los suyos. Pero, a veces tergiversamos esa fe porque nos interesa o porque los demás así lo quieren y somos y actuamos de forma políticamente correcta; vendemos ese depósito profundo que Dios nos regala por una pasión por el siglo, tierra que pisamos por un tiempo. Esta es nuestra cruz, nuestra propia cruz.

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31.03.15

Un amigo de Lolo – La gozosa costumbre de rezar

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

 

La gozosa costumbre de rezar

 

“Rezar es ensanchar los propios límites. Se va en el autobús, el trabajo o la tertulia y el alma puede lanzarse en silencio a la milagrosa hondura del corazón de Dios”. (Bien venido, amor, 586)

 

En el lenguaje jurídico se dice que una  “costumbre” es una norma creada o impuesta por el uso. Es decir, que a base de llevar a cabo determinado comportamiento de una forma igual se acaba teniendo el mismo como norma, digamos, de aplicación general en lo que a tal aspecto se refiere. Tal es así que, al menos en derecho español, la costumbre es considerada como fuente de derecho si no hay ley que aplicar a determinado caso.

Pues bien, en materia de oración, en el hecho de orar y rezar, pasa algo parecido aunque, claro está, a nivel individual, personal, de cada uno de los creyentes.

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28.03.15

La Palabra del Domingo - 29 de marzo de 2015

Biblia

Mc 15, 1-39. Llevaron a Jesús al Gólgota y lo crucificaron.

 

1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato. 2 Pilato le preguntaba: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.» 3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas. 4 Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.» 5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido.

 

6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran. 7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato. 8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder. 9 Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?» 10 (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.) 11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás. 12 Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?» 13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!» 14 Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más fuerza: «Crucifícale!»

 

15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado. 16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte. 17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen. 18 Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, Rey de los judíos!» 19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él. 20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle. 21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. 22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario. 23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó. 24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.

 

 

25 Era la hora tercia cuando le crucificaron. 26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey de los judíos.»

27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda. 29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días, 30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!» 31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. 32 ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» También le  injuriaban los que con él estaban crucificados. 33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. 34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: = «Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?», - que quiere decir - = «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?» = 35 Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías.» 36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver

si viene Elías a descolgarle.» 37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.

 

38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.  39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.»

 

Morir para salvar

 

En el itinerario que sigue Jesús desde que lo prenden hasta que exhala su último aliento en la cruz manifiesta, en más de una ocasión, lo que quería el Padre Dios para Su Hijo y, así, para toda la humanidad.

 

Jesús nada tenía que responde a quien se mostraba tan esquivo con la verdadera Ley de Dios (el Amor) y, por eso mismo, permanece callado ante Pilato que debería estar en la seguridad de que aquel hombre al que traían para que juzgara era inocente. Sin embargo, se sentía muy presionado por el populacho que pedía la vida de Jesús a cambio de la del preso que él mismo les había mostrado y que respondía al nombre de Barrabás.

 

Aquel asesino público representaba el Mal al que prefieren los que acusan a Jesús de ser enemigo de blasfemar y de todo lo de malo se les pasa por la mente.  Pero Pilato no estaba muy convencido de tener que acusar a quien todos acusaban de haber hecho algo para que le gobernador no entendía. Y cede. Lo hace preocupado por su cargo y no por la verdad que debe defender.

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