J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – La Comarca de Tolkien – Gracias, J.R.R.

El que esto escribe se ha dado cuenta de que, cree, no haber escrito para dar las gracias al autor de las obras que tanto amamos y a las que tanto nos dirigimos para gozar.

En realidad, al título de este artículo no le falta nada porque es una forma de distinguir al padre del hijo Christopher o de no tener que decir que nos referimos a Tolkien padre. Así queda claro que, quien merece ahora mismo nuestra humilde y sencilla atención no es el hijo (a quien ya dedicamos un artículo agradeciéndole toda la labor que realizó con la obra de su padre) sino el mismo autor de El Hobbit, El Señor de los Anillos, Hoja de Niggle, Las aventuras de Tom Bombadil, etc., etc. y etc., pues no se limitó (hubiera sido ya bastante) a escribir las dos primeras sino que hizo más y más que mucho, si ustedes nos entienden.

Estamos seguros de que muchas personas de las que puedan leer esto ya han dado las gracias, cada cual a su manera, a J.R.R. porque les ha descubierto un mundo nuevo o por lo que sea que haya tenido que ser. Pero a nosotros nos toca, ahora mismo, dar las gracias, bien merecidas a quien, queriendo hacer bien las cosas, las cosas las hizo bien (y esto no es una adivinanza para que la acierte Gollum o Bilbo…)

Por tanto, el que esto escribe da las gracias a J.R.R. por lo que sigue:

 -Por tener un ansia tan grande de conocer la cultura nórdica (de Europa) que tanto bien le hizo a él y a nosotros, 

-Por ser capaz de obviar las críticas y seguir adelante con su proyecto de escritura,

-Por querer hacer pasar un buen rato a sus hijos e ir leyéndoles los capítulos de aquel libro que empezó a escribir sin saber ni cómo ni para qué, 

-Por dejarse convencer de que diera a la luz pública las aventuras no esperadas de alguien que vivía en un agujero, 

-Por darse cuenta de que el camino de su obra debía ser otro cuando Bilbo vuelve a su casa, 

-Por perseverar en la intención de que aquellas aventuras tuvieran continuación, 

-Por luchar contra viento, marea y editores para que aquella tan larga historia pudiera ser leída, 

-Por ir dando forma al origen de todo aquello en una obra que no pudo ver publicada en vida, 

-Por hacer que sus creencias religiosas diesen forma al cuerpo de su obra, 

-Por haber sabido plasmar, en el devenir de sus personajes, la existencia de una serie de valores y principios, a veces, olvidados por y en el mundo, 

-Por haber sabido llenarnos el corazón y el alma con aventuras que nos hubiera gustado correr a nosotros, 

-Por ser franco en la expresión de sus ideas acerca de su obra y no dejarse vencer por lo políticamente correcto, 

-Por haber hecho posible que haya otros muchos que, inspirándose en lo que escribió, hayan dado lugar a otros mundos, otros personajes y otras aventuras que tienen su origen en la Tierra Media, 

-Por darnos a entender que todo es posible si se cree que pueda serlo por muy malas que parezcan las circunstancias y posibilidades, 

-Por abrirnos una ventana a un mundo, a una Tierra, donde el Bien puede triunfar sobre el Mal, 

-Por hacer posible que haya habido millones de personas en el mundo que gocen con unas palabras, con unas acciones y con una forma de hacer las cosas que, a lo mejor, ya no se lleva, 

-Por permitir que nos miremos a nosotros mismos y podamos vernos empuñando la espada de la palabra contra la fealdad del mundo, levantando el hacha de la bondad para acortar distancias o, en fin, disparando la flecha de la ternura que acecha a un corazón amado. 

Seguramente, muchos podrían escribir otras cosas y hasta, a lo mejor, lo estén pensando ahora mismo. Pero, para el que esto escribe, dar las gracias a J.R.R. es un deber que, por implícito en todo lo que se escribe aquí, creía no tener necesidad de hacer explícito. Y, sin embargo, era necesario hacerlo.

Gracias, J.R.R. Tan sólo eso que, dados los tiempos que nos tocado vivir, es algo merecido y más que merecido.

Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond