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20.07.08

La Palabra del Domingo - 20 de julio de 2008

biblia

Mt 13:24-43

24 Y les propuso otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue.

26 Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña.

27 Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: “Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?".

28 Él les respondió: “Esto lo ha hecho algún enemigo". Los peones replicaron: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?".

29 “No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo. 30 Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero"".

31 También les propuso otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.

32 En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".

33 Después les dijo esta otra parábola: “El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa".

34 Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas, 35 para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo.

36 Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña en el campo".

37 Él les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; 38 el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, 39 y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. 40 Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.

41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, 42 y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!

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Juan Pablo II Magno - Dios Padre

Juan Pablo II Magno

Es cierto que, como dice san Juan en su evangelio “A Dios nadie le ha visto” (Jn1:18) Sin embargo, a lo largo de la historia de la humanidad, su semejanza, ha habido pruebas más que suficientes de su indudable existencia que Juan Pablo II Magno apreció y sintió a lo largo de su vida.

Por eso, dice que “No obstante, mediante” la “revelación de Cristo conocemos a Dios, sobre todo en su relación de amor hacia el hombre: en su ‘filantropía’. Es justamente ahí donde ‘sus perfecciones invisibles’ se hacen de modo especial ‘visibles’, incomparablemente más visibles que a través de todas las demás ‘obras realizadas por él’ (Carta Encíclica Dives in misericordia 2)

Y es que Dios, como Padre y Creador, ha supuesto para el Papa polaco un apoyo que, unido a la figura humana de Cristo (Dios hecho hombre) lo condujo en su devenir por el mundo, en su peregrinación por la tierra hasta que subió a la casa del Padre.

Así, y dentro del comportamiento que, como cristianos, hemos de seguir, reconoce Juan Pablo II que “Dios nos ha creado para compartir su misma vida; nos llama a ser sus hijos, miembros vivos del Cuerpo místico de Cristo, templos luminosos del Espíritu del Amor. Nos llama a ser suyos; quiere que todos seamos santos” (Jornada Mundial de la Juventud, Roma 2000)

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