InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Julio 2008, 09

9.07.08

Josep Miró i Ardèvol: honra mejor que barcos

Tengo que reconocer que cuando he leído la noticia que decía que el que fuera miembro importante de Convergencia Democrática de Cataluña había decidido dejar el partido que ayudó a fundar porque, en realidad, entendía que su fe la impedía seguir donde no la tenían en cuenta, he podido experimentar un gozo que proviene de saber que un católico ha hecho lo que, en verdad le correspondía (“donde es sí, sea sí y donde es no, sea no”, dijo nuestro Maestro)

Quizá pueda dar la impresión de que don Josep abandona el partido político en que militaba porque, al parecer, no podía manifestar las ideas que tenía en cuanto a determinados puntos del ideario de aquel.

En realidad, lo que más debe haber afectado a su rotunda personalidad es que en determinados temas relacionados con su arraigada fe católica el que hasta ahora era su partido se haya alineado con posturas, digamos, progres o pragmáticas.

El que esto escribe ha tenido una relación con don Josep desde distintos puntos de vista: como oyente de la COPE muchas tardes lo escuché en las tertulias de Cristina López Schlichting y pude admirar, además de su verbo inteligente y defensor de la fe, unas enormes ansias de transmitir las verdades del Evangelio; posteriormente, en la ya famosa manifestación del 18 de junio de 2005 en Madrid en defensa de la familia pude, en primera fila, volverlo a escuchar, ahora en directo, y, lo tengo que decir, me encandiló con su forma de manifestar un profundo arraigo de las mismas verdades del Evangelio citadas arriba.

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Principios laicistas.- I.-El aborto

Leopoldo Vives, director del Secretariado de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, manifestó el pasado lunes, 7 de julio, que con relación al aborto se insiste (por los sectores que lo defienden) “en decir que el aborto es un derecho, cuando es un gravísimo atentado contra la vida humana“.

Vives

Y esto dicho por don Leopoldo entra dentro de lo que es lógico esperar en una persona que, perteneciendo a la Iglesia católica, tiene la obligación grave de defender la vida desde que, en el momento de la concepción (Juan Pablo II Magno, en su Carta Encíclica Evangelium vitae (60) dice que “el ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción”), surge un nuevo ser dotado de características propias distintas de la madre que lo lleva en su seno y del padre que lo engendró.

También Benedicto XVI (en la carta enviada a los obispos mexicanos por el cardenal Tarcisio Bertone) dice, refiriéndose a la vida, que “Este gran don nos impulsa a proteger y defender con firme decisión el derecho a la vida de todo ser humano desde el primer instante de su concepción, frente a cualquier manifestación de la cultura de la muerte

Por otra parte, bien sabemos que muchas personas entienden que el ser humano no lo es sino en cuanto haya nacido pues, siguiendo al mismo Código Civil Para los efectos civiles, sólo se reputará nacido el feto que tuviere figura humana y viviere veinticuatro horas enteramente desprendido del seno materno” (artículo 30) Por lo tanto, aquellos que entienden así las cosas, cualquier posibilidad de actuación sobre el feto es posible sin que ello les pueda producir ningún tipo de, digamos, malestar moral ni ético porque, al fin y al cabo, se limitan a cumplir la Ley. Para estas personas, muy preocupadas por los supuestos avances científicos manipuladores de embriones, la vida es un medio; un medio rentable.

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