¿Se ha de acomodar la Iglesia católica al mundo?: Manos Unidas y la hipótesis Gaia

Cualquiera sabe que Manos Unidas es una Organización No Gubernamental católica y que, por eso mismo, ha de conducirse de acuerdo a unos valores y a una forma de ser. Su labor, encomiable y a tener en cuenta, ha dado, seguramente, un paso hacia atrás y no, precisamente, para coger carrerilla sino para quedarse algo anticuada.

La noticia parece buena pero el fondo de la misma es malo, bastante malo.

Se trata, entre otras de las muchas campañas que lleva a cabo Manos Unidas de una denominada “Contra el hambre, defiende la Tierra”.

El lenguaje es muy importante porque dice mucho de quien habla o escribe y evita confusiones. Por si esto fuera poco, sirve para que cada cual permanezca donde está o, mejor, esté donde en verdad está.

Tiene relación la cosa con la llamada “Carta de la Tierra que es una especie de engendro-base de la Nueva Era. Es, por decirlo así, la Carta Magna de los que nos quieren tomar el pelo.

Defienden, los que así lo hacen, que la Tierra es un organismo vivo y a esta cosa la llaman “Hipótesis Gaia” porque al planeta azul lo entienden por tal nombre. Son, por decirlo pronto, sostenedores de la Nueva Era y, así, los partidarios del final del cristianismo para ser sustituido por “algo” como un, ya, muy viejo paganismo.

Pero esto está, aquí mismo, muchas veces ya escrito y, también, discutido.

Sin embargo, no podemos olvidar, por lo arriba escrito, que Manos Unidas se ha adherido, con su campaña, precisamente, a todo lo malo y peor que hay en el pensamiento de hoy día. Y, aunque lo haya hecho de forma sutil y disimulada no es, esto, exageración.

Dicen que para luchar contra el hambre, gran problema en muchos lugares de la Tierra, tenemos que defender a la “Tierra”. Y eso resulta verdaderamente curioso.

Cuando se dice esto es porque se toma a nuestro planeta como a un ser que puede ser defendido y, así, como un organismo vivo integrado por personas, animales irracionales, plantas, etc. Y eso es, exactamente, lo mismo que dice la famosa Carta de la Tierra a la que hemos hecho referencia arriba.

¿Es, esto, mala cosa o algo negativo?

Esto dice Benedicto XVI en su encíclica Caritas in Veritate.

“Si no se respeta el derecho a la vida y a la muerte natural, si se hace artificial la concepción, la gestación y el nacimiento del hombre, si se sacrifican embriones humanos a la investigación, la conciencia común acaba perdiendo el concepto de ecología humana y con ello de la ecología ambiental. Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones el respeto al ambiente natural, cuando la educación y las leyes no las ayudan a respetarse a sí mismas. El libro de la naturaleza es uno e indivisible, tanto en lo que concierne a la vida, la sexualidad, el matrimonio, la familia, las relaciones sociales, en una palabra, el desarrollo humano integral. Los deberes que tenemos con el ambiente están relacionados con los que tenemos para con la persona considerada en sí misma y en su relación con los otros. No se pueden exigir unos y conculcar otros. Es una grave antinomia de la mentalidad y de la praxis actual, que envilece a la persona, transforma el ambiente y daña a la sociedad” (n. 51).

Por lo tanto, la defensa ha de ir, en primer lugar, a favor del ser humano.

Sin embargo, cuando se pretende hacer una defensa de la Tierra de tal forma que al ser humano se le desprecia como el que causa el malestar que sufre tal “organismo vivo”, entonces mucho se aleja lo que se propone desde la hipótesis Gaia y la Carta de la Tierra de lo que defiende la Iglesia católica.

A lo mejor, seguramente, Manos Unidas no entiende que tal cosa sea positiva. Sin embargo, lo parece cuando se plantean las cosas como, en este caso, las han planteado y todo parece mala cosa.

Además, cuando se hace, en Manos Unidas, defensa explícita de la teoría del “cambio climático”, como puede leerse en ”Contra el hambre, defiende la Tierra”,todo apunta a que, en verdad, es muy posible que haya cierto acomodo al mundo, cierta dejación de funciones o de valores católicos porque es más que sabido que la probabilidad de que, en verdad, tal cambio lo estemos sufriendo ahora mismo está algo alejada de la realidad y no es más que un camelo y una
tomadura de pelo de la que muchos se están beneficiando.

Por eso, está muy bien premiar a las instituciones que hacen buenas cosas por la humanidad. Pero una cosa es una cosa y otra es otra.

Eleuterio Fernández Guzmán

—

Escucha a tu corazón de hijo de Dios y piedra viva de la Santa Madre Iglesia y pincha aquí abajo:

Y, si puedes, da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7).