Nihil novum sub sole: Hans Küng alienta la disidencia

Si, alguna vez, el teólogo Hans Küng y el actual Santo Padre, Benedicto XVI fueron amigos (por su participación en el Concilio Vaticano II lo digo esto) bien podemos aplicar aquí aquello que dice que con tales amigos no hacen falta enemigos.

Donde le corresponde estar, por ideología y actuación, es decir, en el diario laicista y proabortista “El País” se reprodujo un escrito de Küng en el que dice lo mismo de siempre pero con destino concreto: nada más y nada menos que a todos los obispos católicos del mundo.

Como, al parecer, no tenía suficiente con ataque directo a Benedicto XVI ha decido que, lo mejor, es soliviantar (si es que puede) a los obispos.

Todo el escrito está lleno, por una parte, de utilizaciones de la información de forma parcial y, además, de incitaciones, claras, a que los obispos se comporten con el Vaticano como hijos díscolos que es la forma que tiene, precisamente, Hans Küng, de comportarse.

Dice que Benedicto XVI ha cometido muchos errores que no son, sino, puros aciertos:

-Sobre los judíos: le molesta que trate de que los mismos sigan el camino recto que lleva al definitivo Reino de Dios. Tampoco le gusta la beatificación de Pío XII cuando está más que demostrado que el papel de tal Pontífice fue positivo en la II Guerra Mundial y con los judíos.

-Sobre los musulmanes: el tan traído y llevado discurso de Ratisbona lo utiliza en el sentido de no comprender que lo que allí dijo es, exactamente, la verdad de las cosas, sin actuaciones políticamente correctas hacia el Islam.

-Sobre el uso del preservativo en África para luchar contra el SIDA es bien cierto que, como dijo Benedicto XVI aquel conlleva más peligro que otro tipo de peligros porque supone, ni más ni menos, que incentivar las, digamos, relaciones sexuales extramatrimoniales.

-Es del parecer de Hans Küng que se “Ha readmitido sin condiciones en la Iglesia a los obispos de la Hermandad Sacerdotal San Pío X” cuando, en realidad, se está en un proceso para que las cosas vuelvan a su cauce.

-Como no podía ser menos, tampoco cree Küng que el apoyo a la Misa Extraordinaria (nunca, por cierto, prohibida) por parte de Benedicto XVI, sea adecuada porque no le debe parecer bien que los derechos de los fieles (más o menos) puedan ser exigidos.

-Que los hermanos anglicanos puedan regresar al seno de la Iglesia católica no es del gusto de Hans Küng. Por eso dice que “Intenta atraer a la Iglesia católico-romana a sacerdotes anglicanos casados renunciando a aplicarles el voto de celibato” cuando no es que intente tal cosa sino que, entre las personas que van a volver a Roma hay sacerdotes casados según su antiguo rito. Y eso no es lo mismo ni es igual.

¿Hay algo, entonces, que sea del agrado del teólogo progre?

Y, claro, como era de esperar tenía que proponer “soluciones” para los tales errores:

Resumiendo: que los obispos hagan lo que les venga en gana siempre que lo que les venga en gana sea contrario a lo que dice el Vaticano que se ha de llevar a cabo. Y esto porque propone:

1.-No callar. Lo cual está muy bien siempre que se cumpla lo que hay que cumplir.

2.-Acometer reformas: cada cual a su aire, al parecer.

3.-Al Vaticano sólo se le obedece si conviene: ”La obediencia ilimitada sólo se debe a Dios: todos vosotros, en la solemne consagración episcopal, habéis prestado ante el Papa un voto de obediencia ilimitada. Pero sabéis igualmente que jamás se debe obediencia ilimitada a una autoridad humana, solo a Dios”, con el que tiene hilo directo, al parecer, Hans Küng.

4.-Más de hacer lo que cada cual tenga a bien hacer: “Algunas conferencias episcopales podrían proceder con una solución regional, aunque sería mejor aspirar a una solución para la Iglesia en su conjunto”.

De todo puede deducirse, con bastante sencillez y sin entrar en más profundidades, que Hans Küng propone algo así como una especie de rebelión contra el Vaticano porque no le gusta, no es de su gusto, no le va y no le da la gana aceptar, lo que desde allí se tiene por bueno y verdadero.

Yo creo que a este tipo, y a todos los que le jalean, les dejaría ladrar todo lo que quisieran porque es una muestra, clara, de que la Iglesia católica cabalga.

Con obstáculos, pero cabalga.

Eleuterio Fernández Guzmán
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