23.02.11

Entre la luz y la tiniebla - Todo no es relativo

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio, entre la luz y la tiniebla, podemos ser de Dios o del mundo.

Todo no es relativo

En una ocasión el filósofo Robert Spaemann dijo que “Uno puede pensar de modos diferentes, pero contando con algún parámetro, teniendo algún criterio para optar, y para ello hay que saber también elegir los criterios. En el marco relativista, en cambio, la elección es ciega. Es la muerte del alma. En un contexto educativo así, antes de comenzar la vida, las almas ya han sido asesinadas.

Así, si se promueve tal forma de pensar y, sobre todo, de actuar, el camino hacia la destrucción social está más que marcado y la fosa de la que tanto escribió el salmista se abre de par en par para acoger en ella a los hijos del nihilismo.

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22.02.11

Entre la luz y la tiniebla - Talentos infecundos

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio, entre la luz y la tiniebla, podemos ser de Dios o del mundo.

Talentos infecundos

Una buena prueba del Amor que Dios tiene para sus creaturas es que no las deja inmersas en el mundo sin ningún tipo de ayuda sobrenatural. Así cuando en el libro de Génesis (1, 28) se recoge que, habiendo creado a Adán y Eva les dijo “Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra” les concedió algo con lo que poder valerse: los talentos o, lo que es lo mismo, las diversas capacidades de las que se vale el ser humano para vivir.

Es, así, Dios, como aquel hombre (Mt 25, 14-30) que cuando iba a irse de sus tierras y casa llamó a quienes les servía y les dio, a cada uno de ellos, una cantidad de dinero determinada. Esperaba que, a su regreso, los tales siervos hubiesen hecho rendir aquella inversión que el señor hacía a favor de los que para él trabajaban. No esperaba, por tanto, dejación de acción o falta de perseverancia en el intento de hacer lo que debían hacer.

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21.02.11

Entre la luz y la tiniebla - Dejar morir la fe

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio, entre la luz y la tiniebla, podemos ser de Dios o del mundo.

Dejar morir la fe

La beata Teresa de Calcuta confesó que “…en mi propia alma, siento un dolor terrible por esta pérdida. Siento que Dios no me quiere, que Dios no es Dios, y que él verdaderamente no existe…”.

Había perdido la fe y tan terrible circunstancia en una persona como aquella defensora del amor a toda costa tuvo que hacerle sufrir de forma comprensible. Pero salió de aquella fosa de la única manera que sabía: entregándose a los más necesitados de entre los hombres.

Algo similar le debió pasar a San Juan de la Cruz que le llevara a escribir “La noche oscura del alma”. Se vio privado de toda devoción y, con ella, de una espiritualidad profunda.

Dejaron morir la fe pero fue un morir procurado por su propia fe y por las circunstancias especiales por las que pasaban. Murió para volver a renacer con la fuerza que hace a los quehaceres santos y llenos de espíritu de Dios.

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20.02.11

La palabra del Domingo - 20 de febrero de 2011 - La verdadera Ley de Dios

biblia

Mt 5, 38-48. Amad a vuestros enemigos.

38 «Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’.
39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: 40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; 41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. 42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.
43 ‘Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo’ y odiarás a tu enemigo. 44 Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, 45 para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? 47 Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? 48 Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.

COMENTARIO

La verdadera Ley de Dios

Ser perfectos como Dios es perfecto. Eso dice Jesús a los que quieran seguirle. Eso les dijo a los que le oían y querían ir tras él porque sabían que hacía prodigios y, a lo mejor, podían ver alguno.

Pero la Ley de Dios es exigente para con sus hijos. No deja nada de lado porque todo es importante en el cumplimiento de la misma. Tiene, por así decirlo, sus propios cauces que no pueden ser evitados.

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19.02.11

Vírgenes, advocaciones – Nuestra Señora de la Merced (Chile)

Nuestra Señora de la Merced

La Virgen de las Mercedes llega a Perú en el mismo momento de la fundación de Lima. Fueron los Padres Mercedarios los que, al llegar a aquella nación hermana de América edificaron su primera iglesia allá por el 1535 que sería la primera parroquia de la capital peruana hasta que se construyó la Iglesia Mayor cinco años después, en 1540.

Por eso, la devoción a la Madre de Dios en la advocación de Nuestra Señora de la Merced se remonta a aquellos primeros años de la conquista del Perú.

Casi dos siglos después fue proclamada, en 1730, “Patrona de los Campos del Perú” y en 1823 “Patrona de las Armas de la República” para, habiéndose cumplido 100 años de la independencia de la nación peruana la imagen fue solemnemente coronada y recibió el título de “Gran Mariscala del Perú” (24 de septiembre de 1921). No extrañe, por lo tanto, que la imagen de Nuestra Señora de la Merced porte muchas condecoraciones que le han sigo otorgadas por la república del Perú y los que la han gobernado a lo largo de sus años de nación independizada de España.

Es más, en 1970 el cabildo de Lima le otorgó las “Llaves de la ciudad” y en 1971 le fue impuesta la Gran Cruz Peruana al Mérito Naval por el presidente de la República.

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18.02.11

Eppur si muove - Legalismo y libre albedrío

De todo punto resulta necesario que una sociedad se rija por unas normas que conduzcan a los ciudadanos que la constituyen por caminos, digamos, pacíficos y no les permita dejar llevarse por sus naturales instintos.

Algo parecido pasa en el seno de la Iglesia católica donde también hay normas pero, sobre todo, doctrina que seguir. No es imposición de organismo alguno o de persona alguna sino, en todo caso, de un devenir que, lógicamente, tiene que regirse de alguna forma.

En cuanto al tema hoy traído a esta serie sobre el mover de la Iglesia católica a pesar de los factores que prefieren, sencillamente, que se hunda, no podemos decir que sea poco importante que en el seno de la misma las personas que se dicen católicas opten por seguir lo que las normas dicen que hay que hacer o bien por un libre albedrío que las libere de tener que rendir cuentas espirituales por lo que hacen, dicen o escriben.

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17.02.11

Entre la luz y la tiniebla - El gozoso tributo de la conversión

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio podemos, entre la luz y la tiniebla, ser de Dios o del mundo.

El gozoso tributo de la conversión

Por causas relacionadas con la voluntad del Maligno, en muchas ocasiones la conversión, el venir a ser, discípulo de Cristo, acarrea consecuencias trágicas para la vida de la persona que así ha manifestado su querer ser.

Sin embargo, lo que es para el mundo trágico y terrible, la muerte, no deja de ser acontecimiento gozoso para quien sabe que le espera la vida eterna y la visión del definitivo reino de Dios.

En todo tiene que haber alguien que es el primero, una persona que inicia, con su hacer o suceder relacionado con él, un camino, una forma de ser, un destino.

Desde que Esteban dijera “¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros! ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres?” (Hch 7, 52-52), demostrando una conversión y un discipulado claro y contundente, sabía que había sellado su inmediato futuro son su conversión. Murió a pedradas mientras un tal Saulo aprobaba aquella sumaria ejecución.

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16.02.11

Entre la luz y la tiniebla - Estar en la Iglesia católica sin estar

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, existe un espacio que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio podemos, entre la luz y la tiniebla, ser de Dios o del mundo.

Estar en la Iglesia católica sin estar

De vez en cuando, en el suceder de la vida de un católico, le salen al paso acontecimientos, hechos o, simplemente, circunstancias, que facilitan la comprensión de las cosas aunque a veces, por desgracia, la confirman.

En una reunión habida en un órgano de la Iglesia católica en la que participé cada cual dijo lo que tenía por oportuno. En la misma, y en el intercambio de opiniones que en tales momentos surgen, una de las personas participantes tuvo la oportunidad de manifestar lo que pensaba sobre dos realidades ahora muy candentes.

Una de ella era, es, la Jornada Mundial de la Juventud; otra la recientemente presentada Biblia de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

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15.02.11

Entre la luz y la tiniebla - Ponerlo todo en duda

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, es uno que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio podemos, entre la luz y la tiniebla, ser de Dios o del mundo según donde nuestro corazón nos lleve.

Ponerlo todo en duda

En el siglo que nos ha tocado vivir hay un mal muy extendido que se ha apoderado del corazón de muchas personas. Facilita, así se piensa, el existir y hace que sea más llevadero. Además, no fomenta la enemistad sino el acercamiento que, aunque a veces vacío, procura un pasar del que dicen bueno.

Cuando alguien dice que todo es relativo enseguida le viene a la memoria la famosa frase de Einstein. Sin embargo se ha llevado la misma demasiado lejos y no ha podido evadir, el catolicismo, tan mala influencia intelectual.

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14.02.11

Entre la luz y la tiniebla - Si alguna razón hubiera para el aborto…

El espacio espiritual que existe entre lo que se ve y lo que no se ve, entre la luz que ilumina nuestro paso y aquello que es oscuro y no nos deja ver el fin del camino, es uno que ora nos conduce a la luz ora a la tiniebla. Según, entonces, manifestemos nuestra querencia a la fe o al mundo, tal espacio se ensanchará hacia uno u otro lado de nuestro ordinario devenir. Por eso en tal espacio podemos, entre la luz y la tiniebla, ser de Dios o del mundo según donde nuestro corazón nos lleve.

Si alguna razón hubiera para el aborto

Nos podemos hacer la clásica pregunta acerca de la razón primera, y última en la vida del nasciturus, que da origen a que en el corazón de una madre que no lo será si hablamos de aquel, anide, se reproduzca y cause el estrago según el cual el hijo no será nunca hijo ni el que iba a nacer, nacerá.

Es posible que en el corazón de quien puede llevar a cabo, desde sí misma, el aborto, no resuene Tertuliano cuando dijo, en su Apologeticum (IX, 8) y refiriéndose al mismo que “es un homicidio anticipado el impedir el nacimiento; poco importa que se suprima la vida ya nacida o que se la haga desaparecer al nacer. Es ya un hombre aquel que está en camino de serlo“.

Por eso no se entiende que sea un ser humano con todos sus derechos y poco importan leyes y reglamentos protectores de la vida de quien puede nacer si se le niega el mismo derecho de vivir y de ver la luz del día.

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