Vírgenes, advocaciones – Nuestra Señora de la Merced (Chile)

Nuestra Señora de la Merced

La Virgen de las Mercedes llega a Perú en el mismo momento de la fundación de Lima. Fueron los Padres Mercedarios los que, al llegar a aquella nación hermana de América edificaron su primera iglesia allá por el 1535 que sería la primera parroquia de la capital peruana hasta que se construyó la Iglesia Mayor cinco años después, en 1540.

Por eso, la devoción a la Madre de Dios en la advocación de Nuestra Señora de la Merced se remonta a aquellos primeros años de la conquista del Perú.

Casi dos siglos después fue proclamada, en 1730, “Patrona de los Campos del Perú” y en 1823 “Patrona de las Armas de la República” para, habiéndose cumplido 100 años de la independencia de la nación peruana la imagen fue solemnemente coronada y recibió el título de “Gran Mariscala del Perú” (24 de septiembre de 1921). No extrañe, por lo tanto, que la imagen de Nuestra Señora de la Merced porte muchas condecoraciones que le han sigo otorgadas por la república del Perú y los que la han gobernado a lo largo de sus años de nación independizada de España.

Es más, en 1970 el cabildo de Lima le otorgó las “Llaves de la ciudad” y en 1971 le fue impuesta la Gran Cruz Peruana al Mérito Naval por el presidente de la República.

Por eso, por su relación directa con las personas que constituyen el ejército peruano, traigo aquí una oración que Andrés A. Cáceres, a la sazón Presidente de la República peruana durante el Segundo Militarismo, en 1921 quiso dedicarle a María en tan especial advocación:

Madre de nuestro Ejército: Humilde a tus plantas como acostumbré en mi juventud de soldado: hoy el anciano Mariscal te repite el ruego de toda su vida: que la fe en las mercedes que otorgas cual guía luminosa abra al Perú la ruta de la gloria”.

Como, por otra parte, es de esperar, la Virgen María en la advocación peruana también es pródiga en hechos extraordinarios llamados milagros. Así, el P. Luis Vera, en su “Memorial de la fundación y progreso de la Orden de Nuestra Señora de la Merced de la Provincia de Lima” (1637) hace mención de un milagro que la Virgen llevó a cabo en la doctrina (o pueblo de indios recién convertidos) de Ichopincos, territorio de Guamalíes y que relata así:

Cayóle cáncer mortal al P. Fr. Pedro del Campo estando en esta doctrina y no hallándose remedio en la tierra, acudieron al último cortándole una pierna donde estaba el mal. Cortada por la rodilla, era tan fuerte la corrupción que fue necesario cortarle por más arriba segunda y tercera vez; a ésta quedó tan rendido que diciéndole que no se había atajado el daño, y así tratase de las últimas disposiciones para salir de esta vida, se desmayó y volviendo en sí fue dando voces: tráiganme la Imagen Sacratísima de la Virgen, tráiganme a mi Madre, que sólo ella puede darme salud. Trajéronle la imagen de la iglesia, y al punto que entró en su aposento, a la vista de todos, se le cayeron por sí mismos en el suelo los pedazos de carne podrida en que estaba apoderado el cáncer, quedando la demás colorada y libre de corrupción. Sanó de la llaga en brevísimo espacio, y aunque con pierna de palo, quedó tan ágil que por los más peligrosos caminos del Perú iba a mula, con más facilidad que los muy sanos”.

O, también, el que recoge un Acta del Cabildo limeño:

También recibió esta ciudad el beneficio de esta Divina Señora por el mes de julio del año 1615, en que intentaron invadir el presidio del Callao once navíos corsarios holandeses, en que hallándose sin defensa, invocaron su patrocinio y acudió prontamente su clemencia al socorro de este trabajo, apareciéndose acompañada de numerosos ángeles, vestida con el sagrado hábito de su Orden y mirando con semblante benigno a la ciudad la protegió extendiendo su piadoso manto y arrojó del puerto a los enemigos…”.

Fue, sin embargo, gran difusor de la devoción a la Virgen en la advocación de Nuestra Señora de la Merced Fray Antonio de Vidaurre quien dirigió la Tercera Orden de la Merced y dejó escrita, en 1716, la “Novena deprecatoria a la Santísima Virgen de la Merced, redentora de cautivos y especialísima abogada del Perú” muy difundida desde tal momento.

Y, como no podía ser de otra forma, el beato Juan Pablo II, en su viaje a Perú, en 1985, también se refirió a Nuestra Señora de la Merced y en la homilía del 4 de febrero de aquel año dijo quería “Manifestarles mi vivo aprecio y aliento por los grandes esfuerzos que Pastores, agentes de la pastoral y fieles realizáis para seguir con fidelidad a Cristo, primer Evangelizador, Pastor y Puerta del rebaño. Renovad vuestro propósito en ese camino, para que así esta Iglesia en el Perú sea una Iglesia fuertemente evangelizadora —dentro y fuera de los confines peruanos—, la Iglesia de Cristo que siempre escucha su voz. La Estrella de la evangelización, Nuestra Señora de las Mercedes, inspire desde su santuario de Paita todos vuestros propósitos; y acompañe en su fidelidad a Cristo a los hijos de esta tierra y de todo el Perú, a los que bendigo de corazón”.

Nuestra Señora de la Merced, Patrona de los campos del Perú, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán

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1 comentario

  
JSC
La Orden de los Mercedarios fue fundada hace 800 años por San Pedro Nolasco en Barcelona con el apoyo de Jaime I de Aragón bajo el auspicio y advocación de Nuestra Señora de la Merced.

¡Nuestra Señora de la Merced, patrona de las prisiones, patrona de Perú, patrona de Barcelona, RUEGA POR NOSOTROS!

20/02/11 1:06 AM

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