25.11.12

La Palabra del Domingo .- 25 de noviembre de 2012

Por la libertad de Asia Bibi.

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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Fe, Esperanza, Caridad. Como virtudes cristianas debemos tenerlas como propósitos en nuestra vida. ¡Y cumplir, cada una, en la medida que nos corresponda!

Y, ahora, el artículo de hoy.

Jn 18, 33b-37

Biblia

33 Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» 34 Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?» 35 Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» 36 Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.» 37 Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para est he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»

COMENTARIO

La Verdad

Aunque este texto corresponda, como es sabido, a lo sucedido en el palacio de Pilato, en un momento muy concreto y conocido de la vida de Jesucristo, sin embargo vale también, como todos los evangelios, para plantear una cuestión de importancia. En este caso este diálogo entre Jesús y el romano, preludio del sufrimiento que la flagelación infligió en el cuerpo de Cristo, es buen ejemplo de que los textos sagrados valen siempre y siempre nos ilumina, de que no son algo pasado, de que ahora, ahora mismo, son nuestro faro.

En cuanto al poder, a poderes, Pilato, como no se podía esperar otra cosa, se comporta como hombre, pegado al siglo. Tiene interés en saber si Jesús es Rey. También preguntará, aunque ahora no, qué es la Verdad. Está claro que el sentido utilitario, meramente subjetivista del Gobernador romano, le dificultaba entender que existiera algo que fuera exacto, firme, Verdad.

Parece que Jesús pregunta si lo que le dice Pilato es responsabilidad suya o es de alguien distinto, refiriéndose, claro, a los judíos (a otros judíos, pues Jesús también lo era); lo que le dice de su reinado, quiero decir. Bien sabía Jesús a quien se refería, pero daba la oportunidad a Pilato de pronunciarse. A pesar de esto, aún le da la oportunidad, valga la redundancia, ahora de aquel a Jesús, de decirle que qué había hecho, si había hecho algo para que los suyos le hubiesen entregado. Pretendía, seguramente, exculparlo si le decía lo que él quería oír, aún sin saber qué era lo que podría decirle, pues en cuestiones religiosas judías no era, digamos, muy ducho. Y, seguramente, le importaban muy poco.

Pero Jesús sabe que es Rey de un Reino, de un reino al que muchos esperan llegar desde hace muchos siglos pero que por desgracia y de forma equivocada, al tergiversar la voluntad de Dios, no llegan.

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24.11.12

Serie Pensamientos de vida sobrenatural - 28.- La importancia de lo ordinario

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Ver, en los demás, a hermanos que caminan, con nosotros, en peregrinación, hacia el definitivo reino de Dios, es un buen propósito para no caer en egoísmos que lastren nuestro paso

Y, ahora, el artículo de hoy.

Presentación de la serie

Pensamientos de vida sobrenatural

Tomás de Kempis, dice refiriéndose a Jesús que “’El que me sigue no va a oscuras’, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo y con ellas nos enseña a imitar su vida y sus virtudes si queremos gozar de la luz verdadera, y librarnos de la ceguera del alma”.

No puede ser mejor explicado, en esencia, el comportamiento que debe expresar, con su vida, un discípulo del Hijo de Dios y resulta difícil, por eso mismo, decir más cosas con menos palabras.

Tal forma de demostrar que la Fe puede ser difundida, evangelizando con ella, es la que también siguió S. Josemaría en libros suyos como Camino, Forja o Surco que representan, para un creyente en el Dios Único y Omnipotente, una forma de demostrar que se cree porque se sabe lo que se cree.

El aforismo, por eso, es una fórmula comprimida de definir pensamientos, en este caso religiosos, que cada cual llevamos dentro y que, saliendo al exterior desde el corazón, puede servir para encauzar más de una situación que damos por perdida por las asechanzas del mundo o, simplemente, por nuestra mala cabeza mundana.

Por eso mismo, cuando manifestamos por escrito lo que tenemos como cierto para nuestro interior y, así, para nuestro corazón, no hacemos más que tratar de hacer ver que si del mismo habla la boca es de desear que hable bien del lugar donde, por tradición, se ha considerado que actúa el Espíritu de Dios y donde está su Templo.

Lo que podemos decir en pocas palabras a lo mejor es preferible que no se diga de forma extensa. Se entiende mejor lo que se pretende transmitir si no hay exceso de sílabas que, en muchas ocasiones, deforman una verdad espiritual y, en cierta manera, pervierten en esencial sentido que le queríamos dar.

Es, por otra parte, lo que de nuestra vida sobrenatural, llevaba y traída por el deambular de la existencia y conciencia que nos conducen hacia el definitivo reino de Dios, extraemos lo que nos ofrece unas frases que pretenden hacer real la voluntad de quien siente que su fidelidad a Dios puede ser imitada, puesta en práctica particular, como máxima expresión de una comunión vital y de fe.

Así, los “Pensamientos de vida sobrenatural” son una aproximación a la vivencia de la fe y un intento de plasmar, por la vía del mensaje escueto, lo que un alma puede sentir y expresar para obviar la tribulación por la que esté pasando o, a lo mejor, creyendo que pasa.

Cada cual, por supuesto, puede hacer con ellos lo que tenga por conveniente y, si eso surge, añadir los que crea oportunos porque, es bien cierto, que si Dios lo es personal para cada uno de nosotros, no está mal, de vez en cuando, compartir lo que su Espíritu nos ha sugerido. De todas formas, bien sabemos que no podemos ocultar la luz, aunque sea escasa, bajo el celemín.

28.- La importancia de lo ordinario

Los cristianos estamos en el mundo y, por eso mismo, debemos tener en cuenta que nuestra fe también cuenta para nuestra existencia común. Por eso, lo ordinario, lo que de común nos pasa ha de estar “tocado” por la fe en Dios y en el cumplimiento de su voluntad.

Y lo que a continuación traigo es lo que, para este católico, supone saber que es muy importante lo que, en principio, puede no parecerlo.

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23.11.12

Eppur si muove - ¿Es un cuento el infierno?

Por la libertad de Asia Bibi.
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Para propósito bueno y benéfico para nuestra fe el que consiste en no olvidar de Quien somos hijos y a Quien nos debemos. Si lo consideras de tal forma podrás decir, con franqueza, que eres semejanza de Dios.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Infierno eterno

Algún iluminado progre le ha dado por decir y sostener algo que, en sí mismo, puede que no haga daño a nosotros, los pequeños en la fe. Sin embargo, aún siendo pequeños y con mucho por aprender nos extraña que se digan según qué cosas.

Por ejemplo, tenemos como cierto, que el infierno existe como existe el cielo y el purgatorio. Sin embargo, algún iluminado progre sostiene y mantiene que eso del infierno eterno es, en realidad, un cuento. Vamos, que ni es cierto ni espera que lo sea.

Tiene poca gracia que el iluminado de marras sea, o al menos lo sostenga, que es católico. Y digo que tiene poca gracia porque difícilmente se puede sostener una cosa, que se es católico, y la contraria, que no existe el castigo eterno. Y, sin embargo, hay algún iluminado que cree que es posible estar en misa y repicando o que se puede tener el don de la ubicuidad filosófica.

Pues para tal católico, y para los que están de acuerdo con el mismo, demasiado acostumbrado a creerse sus “gracias” espirituales, va esto y lo que sigue. Está escrito en el Catecismo de la Iglesia Católica. En concreto en la Primera parte, referida a la Profesión de fe (o sea, El Credo que tanto desprecia este creyente), en la segunda sección referida a la profesión de la Fe cristiana y, dentro de la misma, corresponden estos números al Capítulo Tercero, relativo, precisamente, al Espíritu Santo y dentro de tal apartado el referido a la vida eterna.

Peca, quien dice que no existe el infierno eterno, contra la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Y, por si se le ha olvidado al creyente aquí traído, esto lo dijo Jesucristo (Mc 3,29):

“Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno”

Esto lo digo para que lo tenga en cuenta y no vaya escribiendo, por ejemplo, que nuestros pecados son limitados” como si se pudiera decir, por ejemplo, que el pecado contra el Espíritu Santo pues, a lo mejor, no es tan grave, que es limitado. Y no lo es porque lo dice bien claramente el Mesías, Hijo de Dios.

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22.11.12

"Vitalizar la fe – Temas de formación para laicos"

Vitalizar la fe

Título: Vitalizar la fe - Temas de formación para laicos
Autores: P. Javier Igea López-Fando y P. Pablo Cervera Barranco
Editorial: Monte Carmelo
Páginas: 158
ISBN: 978-848-8353-510-3
Año edición: 2012
Precio: 13€ (11′05€ a través de la web)
Lo puedes adquirir en Editorial Monte Carmelo

Vitalizar la fe - Temas de formación para laicos (Javier Igea López-Fando y Pablo Cervera Barranco)

Es más que sabido que la fe hay que cultivarla y que no podemos mantenernos en una que lo sea infantil. Si el cuerpo humano crece y se desarrolla, también lo ha de hacer nuestra creencia y el contenido de la misma. Formarse, pues, es esencial (por lo básico) y elemental (por lo necesario)

Los autores de “Vitalizar la fe - Temas de formación para laicos“, sacerdotes, cumplen con el título tal como dicen: vitalizan nuestra fe ayudándonos, a los laicos, a formarnos en nuestra fe. Y lo hacen de una forma muy práctica y, por eso mismo, útil. Es decir, no nos encontramos ante un sesudo libro en el que se nos maree con doctrinas difíciles de entender sino, al contrario, con uno que lo es sencillo de comprender pero no escaso, y mucho, de profundidad.

Nos dicen, por eso mismo, en el libro, sus autores (Presentación) que “el planteamiento latente en todos los temas es formativo pero con la vista puesta en la vida”. Y más adelante, que “Al final de cada tema, que sirve para una reunión de hora y media o dos horas, se adjuntan unas preguntas que pueden servir para el diálogo, la participación y el compartir de la fe”.

El libro, pues, es eminentemente práctico y puede servir para organizar reuniones de laicos en los que tratar una serie de temas de importancia radical para nuestra fe y saber a qué atenerse al respecto de los mismos. Así, desde la pregunta ¿Qué es creer? hasta un tema tan importante como el ateísmo, van pasando por sus páginas asuntos tan importantes como son, por ejemplo, la fe de la Iglesia o los fundamentos de la fe. Además, analiza, según el sistema aquí citado, una trilogía crucial para el conocimiento de nuestra fe como es la creencia en Dios Padre, en Jesucristo y en el Espíritu Santo.

Por otra parte, y en atención al contenido del número 144 del Catecismo de la Iglesia Católica, en que “nos propone a Abraham como modelo perfecto de la obediencia de la fe, y a la Virgen María como realización más perfecta de la misma” (p. 127) se analizan ambas figuras de la historia de la salvación.

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21.11.12

¡Felicidades!

Por la libertad de Asia Bibi.
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Propón, a los demás, que perseveren en su vida cristiana. Habrás ganado, para Dios, algún alma que iba camino de la fosa que tanto menciona el salmista y a la que tanto debemos temer

Y, ahora, el artículo de hoy.

Felicidades

El artículo de hoy va ser algo especial porque quiero felicitar a las personas que creo deben ser felicitadas.

Felicito, por lo tanto:

A las personas que ponen su fe católica por encima de todas las mundanidades que puedan recaer sobre su corazón o sobre su mente y no se dejan marcar por la Bestia.

A los creyentes católicos que han descubierto que son amados por Dios y eso les sirve, ya, siempre y siempre.

A los creyentes católicos que hacen posible que la fe arraigue en sus corazones con raíces profundas.

A los creyentes católicos que no se dejan arrebatar el corazón por lo políticamente correcto y los respetos humanos.

A los creyentes católicos que son, en verdad, pobres de espíritu, mansos y humildes.

A los creyentes católicos que se saben en un mundo pagano y procuran reaccionar espiritualmente dirigiéndose al Padre en demanda de auxilio para sus almas y la de sus prójimos.

A los creyentes católicos que se ven en la obligación de corregir fraternalmente al hermano que se ha equivocado para que no se salga del camino recto que lleva al definitivo Reino de Dios.

A los creyentes católicos que, ante la situación económica por la que pasa el mundo, no se arredra y pone sus manos al servicio de quien está necesitado.

A los creyentes católicos que no transigen con la falsedad y hacen uso de su fe para contraponer la Verdad a la mentira que niega su propia fe.

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20.11.12

Un amigo de Lolo - La Cruz y nuestra cruz

Por la libertad de Asia Bibi.

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Por el respeto a la libertad religiosa

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Propósitos, propósitos… solemos hacernos muchos. Quien cree en Dios ha de saber que, con los talentos que nos entrega, aquellos pueden ser cumplidos si somos fieles.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Manuel Lozano Garrido

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

La Cruz y nuestra cruz

“La savia de la Cruz es la alegría, y la buena alegría también lleva siempre a la Cruz.”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (973)

Es cierto que cuando pensamos en el sufrimiento físico de Cristo en su Pasión, no podemos, sino, compadecernos de su persona y pensar que, con casi toda seguridad, no seríamos capaces de soportar tan grandes tormentos injustos.

La Cruz, la que sostuvo a Cristo, ha sido zaherida en muchas ocasiones por aquellos que la tienen como una necedad o como una locura. Cómo es posible que alguien pueda soportar una pasión como su Pasión y acabar buscando en Dios el perdón para aquellos que, sin duda, no sabían lo que hacían, no es cosa baladí. Por eso quien no comprende lo que supuso para la humanidad la Cruz de la que pendió el Hijo de Dios no es capaz de agradecer aquel sufrimiento y que aquella sangre conformara la salvación del ser humano, hermano de Quien colgó condenado injustamente por los hombres.

Resulta, sin embargo, aún más extraño que, quien no esté conforme con el sufrimiento como fuente de alegría, no vea en el padecimiento de Cristo una luz o un camino nuevo que lleva, con seguridad, el definitivo Reino de Dios; tampoco que sea capaz, apoyándose en el mismo, de sobrenadar aquello por lo que pasa y elevarse hacia metas mejores que las que angustian su vida. No hay, entonces, posibilidad de que Jesucristo comparta la carga de quien así piensa y cree porque el Emmanuel se da a quien libremente lo acepta y no se impone en el corazón de quien no lo tiene por hermano y Dios mismo.

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19.11.12

Serie Huellas de Dios .-18.- Una esperanza bien definida

Por la libertad de Asia Bibi.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Si te propones entregar a los demás parte de tu tiempo y compartir, con ellos, su yugo, recuerda que lo mismo hace Cristo contigo. Y te digo esto para que no racanees en tal entrega. Que donde es sí sea sí, como dijo nuestro Maestro.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Presentación de la serie

Huellas de Dios

Las personas que no creen en Dios e, incluso, las que creen pero tienen del Creador una visión alejada y muy distante de sus vidas, no tienen la impresión de que Quién los mira, ama y perdona, puede manifestarse de alguna forma en sus vidas.

Así, cuando el Amor de Dios lo entendemos como el actuar efectivo de quien no vemos puede llegar a parecernos que, en definitiva, poco importa lo que pueda hacer o decir Aquel que no vemos, tocamos o, simplemente, podemos sentir.

Actuar de tal manera de permanecer ciego ante lo que nos pasa y no posibilitar que Dios pueda ser, en efecto, alguien que, en diversos momentos de nuestra vida, pueda hacer acto de presencia de muchas maneras posibles.

En diversas ocasiones, por tanto, se producen inspiraciones del Espíritu Santo en nuestro corazón que muestran la presencia de Dios de forma firme y efectiva. Las mismas son, precisamente, “Huellas de Dios” en nuestras vidas porque, en realidad, nosotros somos su semejanza y, como tal, deberíamos encontrar a nuestro Creador, sencillamente, en todas partes.

No es algo dado a personas muy cualificadas en lo espiritual sino posibilidad abierta a cada uno de nosotros. Por eso no podemos hacer como si Dios estuviera en su reino mirando a su descendencia sin hacer nada porque cada día, a nuestro alrededor y, más cerca aún, en nosotros mismos, se manifiesta y hace efectiva su paternidad.

Las huellas de Dios son, por eso mismo, formas y maneras de hacer cumplir, en nosotros, la voluntad de Creador que, así, nos conforma para que seamos semejanza suya y, en efecto, lo seamos porque, como ya dejó escrito San Juan, en su primera Epístola (3, 1) es bien cierto que, a pesar de los intentos de evadirse de la filiación divina, no podemos preterirla y, como mucho, miramos para otro lado porque no es de nuestro egoísta gusto cumplir lo que Dios quiere que cumplamos.

Sin embargo, el Creador no ceja en su voluntad de llamarnos y sus huellas brillan en nuestro corazón siendo, en él, la siembra que más fruto produce.

18.- Una esperanza bien definida

Se suele decir que la esperanza es lo último que se pierde cuando, en momentos por los que pasamos tribulaciones nos aferramos a la posibilidad de que, como sea, se solucionen las mismas.

Los cristianos, los católicos, sabemos que, por encima de todas las cosas, tenemos una esperanza en la dejar caer nuestra desesperación y que tal esperanza no es otra que Dios mismo.

Es, la esperanza, una virtud que Dios nos infunde cuando somos bautizados, compañía del Espíritu Santo. Ella nos da la confianza en Dios mismo y con ella esperamos reconocer, en nosotros, las gracias que el Padre nos ha entregado para poder valernos en nuestra peregrinación por la Tierra hacia su definitivo Reino.

Esperanza es, pues, ver a Dios en nuestras vidas, saber que estamos salvados porque, al fin y al cabo, es su voluntad la que se cumple en su criatura y, así, confiamos en la vida eterna que nos ha entregado y hacemos posible tal caridad en la caridad misma.

Por el contrario, la persona que no siente, ni percibe o, ni siquiera, cree en la posibilidad de que Dios nos dé la esperanza de la que podemos disfrutar, sólo puede encontrar vacío en su vida porque la verdadera razón de la misma no es percibida por algún tipo de ceguera mundana.

Por eso, en palabras de Benedicto XVI “La esperanza verdadera y cierta está fundada en la fe en Dios Amor, Padre misericordioso".

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18.11.12

La Palabra del Domingo .- 18 de noviembre de 2012

Por la libertad de Asia Bibi.
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Sobre las proposiciones que puedes hacerte que no se te olvide la que consiste en ver las huellas de Dios en el mundo en el que vives. Verás como es posible, así, creer mejor y amar mejor.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Mc 13, 24-32

Biblia

24 «Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, 25 las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. 26 Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; 27 entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28 «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.29 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que El está cerca, a las puertas.30 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.32 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.

COMENTARIO

Para siempre con Él

Después de haber hecho explícita la importancia que tiene, para nuestra alma, dar no de lo que nos sobra sino de lo que nos es imprescindible, es decir, de nuestro amor y de nuestra misericordia, de nuestro perdón y de nuestra comprensión (me refiero al episodio de la viuda y de la limosna del templo de la semana pasada) Jesús comienza un, denominado, discurso escatológico, es decir viene a profetizar, o sea, a decir lo que sucederá. Esto, no hay que dudarlo, el hecho de que ha de pasar porque el Mesías ya lo ha visto en la eternidad en la que habita junto a Dios.

Esta parte, este texto que el calendario litúrgico nos reserva para el día de hoy, se encuentra (es conveniente leer lo que hay antes y después, es decir Mc 13,1-23 y Mc 13,33-37) entre el anuncio, primero, de lo que ha de suceder cuando haya quienes se hagan pasar por Él y el hecho de que hay que estar preparados: “velad, por tanto, ya que no sabéis cuando viene el dueño de la casa” (Mc 13,35a). Es decir, que esta parte (Mc 13, 24-32) supone el centro de este discurso y, por eso, la importancia que tiene y a la que ahora me refiero.

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17.11.12

Serie Pensamientos de vida sobrenatural - 27.- Proclamar la fe

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Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Proponte, con seriedad, ser cristiano a carta cabal. ¡Sí!, ya sé que eso te traerá problemas. A eso, también, se le puede llamar cargar con tu cruz.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Presentación de la serie

Pensamientos de vida sobrenatural

Tomás de Kempis, dice refiriéndose a Jesús que “’El que me sigue no va a oscuras’, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo y con ellas nos enseña a imitar su vida y sus virtudes si queremos gozar de la luz verdadera, y librarnos de la ceguera del alma”.

No puede ser mejor explicado, en esencia, el comportamiento que debe expresar, con su vida, un discípulo del Hijo de Dios y resulta difícil, por eso mismo, decir más cosas con menos palabras.

Tal forma de demostrar que la Fe puede ser difundida, evangelizando con ella, es la que también siguió S. Josemaría en libros suyos como Camino, Forja o Surco que representan, para un creyente en el Dios Único y Omnipotente, una forma de demostrar que se cree porque se sabe lo que se cree.

El aforismo, por eso, es una fórmula comprimida de definir pensamientos, en este caso religiosos, que cada cual llevamos dentro y que, saliendo al exterior desde el corazón, puede servir para encauzar más de una situación que damos por perdida por las asechanzas del mundo o, simplemente, por nuestra mala cabeza mundana.

Por eso mismo, cuando manifestamos por escrito lo que tenemos como cierto para nuestro interior y, así, para nuestro corazón, no hacemos más que tratar de hacer ver que si del mismo habla la boca es de desear que hable bien del lugar donde, por tradición, se ha considerado que actúa el Espíritu de Dios y donde está su Templo.

Lo que podemos decir en pocas palabras a lo mejor es preferible que no se diga de forma extensa. Se entiende mejor lo que se pretende transmitir si no hay exceso de sílabas que, en muchas ocasiones, deforman una verdad espiritual y, en cierta manera, pervierten en esencial sentido que le queríamos dar.

Es, por otra parte, lo que de nuestra vida sobrenatural, llevaba y traída por el deambular de la existencia y conciencia que nos conducen hacia el definitivo reino de Dios, extraemos lo que nos ofrece unas frases que pretenden hacer real la voluntad de quien siente que su fidelidad a Dios puede ser imitada, puesta en práctica particular, como máxima expresión de una comunión vital y de fe.

Así, los “Pensamientos de vida sobrenatural” son una aproximación a la vivencia de la fe y un intento de plasmar, por la vía del mensaje escueto, lo que un alma puede sentir y expresar para obviar la tribulación por la que esté pasando o, a lo mejor, creyendo que pasa.

Cada cual, por supuesto, puede hacer con ellos lo que tenga por conveniente y, si eso surge, añadir los que crea oportunos porque, es bien cierto, que si Dios lo es personal para cada uno de nosotros, no está mal, de vez en cuando, compartir lo que su Espíritu nos ha sugerido. De todas formas, bien sabemos que no podemos ocultar la luz, aunque sea escasa, bajo el celemín.

27.- Proclamar la fe

Los hijos de Dios conscientes de que lo somos no podemos andarnos con medias tintas al respecto del hecho de que lo somos. Hacer lo posible, entonces, para que Su Palabra sea conocida y la doctrina de la Santa Madre Iglesia sea difundida por el mundo, sabemos que es obligación grave. Y así debemos llevar a cabo una labor evangelizadora gozosa y grande.

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16.11.12

Un camino empedrado de gozo

Por la libertad de Asia Bibi.
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Vas de un lado a otro (espiritualmente hablando) No sabes qué hacer. ¿Por qué no te preguntas qué quiere Dios de ti?

Y, ahora, el artículo de hoy.

El camino que nos lleva al definitivo Reino de Dios puede estar rodeado de todo lo bueno y de todo lo malo porque tanto de uno como de otro nos encontramos a lo largo de la vida.

Lo mejor, sin duda, para un discípulo de Cristo, es comprender y entender que lo bueno para su espíritu y, así, para su vida, es tener, en el camino, un empedrado gozoso donde cada paso sea, en verdad, una iluminación para nuestra vida.

Antes que nada hay que decir que es más que probable que muchos católicos puedan sentir angustia por la situación por la que pasa su fe. Diversas pueden ser las causas de tal situación: no se conoce bien la fe que se tiene, la doctrina de la Santa Madre Iglesia se tiene como algo lejano, no se lleva una vida de piedad profunda, se prefiere actuar de forma políticamente correcta o según el respeto humano, etc.

Sin embargo, algo de razón sí pueden tener en la forma de pensar que tienen porque no es poco cierto que los ataques que sufre nuestra fe hacen muy difícil sentir gozo por aferrarnos a unas creencias que, siglo tras siglo, nos han ido uniendo al Creador.

Sin embargo, tampoco es poco cierto que la esperanza que tenemos en nuestra fe debería erradicar, de nuestro corazón, los pensamientos de pesimismo al respecto de la misma porque, al fin y al cabo, Dios es nuestro Pastor y a nadie ni a nada podemos temer.

Por eso el camino que recorremos ha de ser uno que lo sea gozoso.

En primer lugar siempre surgen, o mejor, deberían surgir, aquellas grandes preguntas que sólo las personas con visión escatológica suelen hacerse: ¿Cuál es el sentido de la vida y de la muerte? O ¿Qué es del más allá?; incluso por todo aquello relacionado con nuestra naturaleza humana creada a imagen y semejanza de Dios o, también, la relación horizontal que debemos mantener con nuestro común Padre.

Pues para responder a estas preguntas no resulta de poca importancia la fe que decimos seguir, que decimos tener y que, de hecho, practicamos.

¿Qué papel juega la fe en todo esto?

Resulta, del todo esencial, porque, a partir de la misma se descubren implicaciones para nuestra vida que, llevadas por la voluntad de Dios, nos sitúan ante nuestra vida, ante nuestros semejantes y, también, ante Dios, de una forma, digamos, mejorada para nuestro espíritu y comportamiento. Y esto lo que, en resumidas cuentas, quiere decir es, que encontramos en la fe cumplida respuestas a las preguntas arriba planteadas y que la respuesta llena nuestro corazón de gozo.

También nos ha de producir gozo saber que tenemos una visión particular de la vida que, como cristianos, hace que la veamos de forma diferente al resto de hijos de Dios que, a lo mejor, no conocen tal filiación o si la conocen no la quieren llevar a la práctica de sus vidas.

Así, tal visión de las cosas nos hace alegrarnos de sentirnos hijos de Dios porque tal situación nos permite administrar nuestra vida de una forma distinta a como lo hace otra persona que no tenga tal fe ni tal visión de la realidad de lo que nos rodea.

Por ejemplo, si sabemos, como cristianos, que es mejor dar que recibir o, en este sentido, servir a ser servido (tal cosa ya la dijo el Maestro Jesucristo) nada mejor para nosotros que llevar, a la vida ordinaria, tal idea y transformarla en comportamientos adecuados a una doctrina que es buena porque es santa.

Y, también, los problemas que nos encontramos en la vida no deberían ser fuente de amarguras aunque es entendible que nos pueden resultar preocupantes. Tal es así porque confiamos en la Providencia de Dios con la que nos reconocemos serenos de cara al presente y seguros de tener un futuro adecuado a la voluntad del Creador.

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