28.10.24

Un amigo de Lolo- Frases que bien valen la pena – A la tentación ni agua del alma

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – A la tentación ni agua del alma

La tentación es como los milagros que el mal se permite; pero el barro no puede dar sino una gloria de fango.” (Beato Lolo, de su libro Dios habla todos los días)

Cuando nuestro amigo Manuel Lozano Garrido nos habla de la tentación es hasta posible que creamos que eso es un tema más que sabido y que, por ejemplo, al Hijo de Dios lo tentó Satanás en el desierto y que de eso ya está todo dicho. Y, sin embargo, vemos que no… que sobre la tentación es casi seguro que aún haya mucho que decir. 

Sabemos, por otra parte, lo que supone que seamos tentados. Y por eso le pedimos a Dios en el Padre Nuestro que no nos deje caer en la tentación. y eso ha de querer decir que nosotros saldremos vencedores de la tentación si no caemos en ella pero no quiere decir, por supuesto, que no la vaya a haber e incluso que no seamos nosotros mismos quienes la elaboremos para nuestro corazón…

Sobre la tentación podemos decir que es hasta posible que creamos que no es cosa tan grave porque, al fin y al cabo, es posible que cayendo en ella alcancemos algo que no está tan mal. Y eso, que es argumento más que sencillo, es también un agarradero tipo excusa que a veces nos mantiene muy bien. 

Ya hemos dicho en otra ocasión (y seguramente más veces) que San Josemaría dejó dicho que con la tentación ni siquiera hay que conversar porque de hacerlo es posible que caigamos en ella pues es, ciertamente, lo que busca Satanás o alguno de sus siervos.

Lolo también nos habla de la tentación pero nos dice algo que puede quizá sorprendernos. Y es que, según el Beato de Linares (Jaén, España) es algo así como un milagro que el “mal se permite". Y no podemos negar que esta expresión es verdaderamente curiosa. 

El mal no es ni poco conocido para nosotros ni algo inconsistente sino justamente lo contrario en los dos aspectos citados: lo conocemos muy bien y tiene una fuerza, tal fuerza, que muchas veces no podemos torcerle el brazo sino que nos rompe el nuestro…

Un milagro es algo que también llamamos extraordinario porque se sale de lo normal. Así, cuando Jesucristo multiplicaba panes y peces o resucitaba a un muerto no podemos decir que eso fuera algo que hiciera cualquiera sino que sólo era posible en manos del Hijo de Dios que, como Dios mismo hecho hombre todo lo podía. Era, todo, “extraordinem” porque iba más allá de lo que cualquiera podía hacer. Pues eso mismo dice Manuel Lozano Garrido que puede pasar con la tentación. 

El mal puede llegar a conseguir algo extraordinario como es vencer a quien quiere vencer. Y eso, para quien está convencido de que no debe dejarse vencer es algo que no es normal. Y eso es el “milagro” que la tentación se permite. 

El caso es que la tentación, si caemos en ella, no nos da nada bueno en el fondo. Vamos, ni en el fondo ni en la superficie porque lo único que con tal “barro” (digamos también “fango") obtenemos es una suciedad para el alma que a veces puede resultar muy difícil de limpiar.  Por eso habla Lolo de la “gloria de fango” que en el fondo es dejarse vencer por la tentación. Y es que de tal tipo de barro nada bueno puede salir y, mucho menos, algo que podamos aprovechar espiritualmente. Y por eso a la tentación no debemos darle ni una gota de agua del alma, no dar ocasión a que nos venza. Y eso, Lolo, bien que lo sabía. 

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (88)

Dios maneja los hilos de la Historia y ni un acontecimiento está pensado para la ruina y desolación de los hombres.”

……………………………

Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

27.10.24

La Palabra del domingo - 27 de octubre de 2024

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Mc 10, 46-52

 
“46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.47 Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: ‘¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!’ 48 Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: ‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’ 49 Jesús se detuvo y dijo: ‘Llamadle.’ Llaman al ciego, diciéndole: ‘¡Animo, levántate! Te llama.’ 50 Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. 51 Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ‘¿Qué quieres que te haga?’ El ciego le dijo: ‘Rabbuní, ¡que vea!’ 52 Jesús le dijo: ‘Vete, tu fe te ha salvado.’ Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.”


COMENTARIO

Ut videam! (¡Que vea!)

Bartimeo es un hombre pobre. Ejemplo de la exclusión que suponía, para la sociedad de la época, no ser válido (y no sólo físicamente, pues recordemos la consideración que se tenía del niño y de la mujer) es que había devenido mendigo: un mendigo ciego. No sabemos si era mendigo por ser ciego  o lo era por otra causa, pero, teniendo en cuenta los muchos casos en que en la Escritura se dan casos similares, fácil es pensar que, en esto, sus contemporáneos tampoco habían seguido la Ley de Dios, la de la misericordia. Porque, además, estaba sentado fuera de la ciudad (‘salía de Jericó”, dice el texto), como si estuviera excluido, por si no fuera poco su situación. Por eso su situación era tan especial y tan necesitada de un auxilio grande, más que notable y voluntario de parte de quien quisiera ayudarle.

Jesús, da la impresión, que por Jericó sólo pasa de largo, sin quedarse para nada. Marcos dice que llegaron y ya salían. Sin embargo no perdía, puedo decir, “ripio” de lo que pasaba a su alrededor. Es fácil imaginar que el gentío que lo acompañaba sería bastante tumultuoso y ruidoso. Pero Bartimeo, como aquella semilla que está, porque crece, en el borde del camino, espera que el agua viva caiga sobre él o, al menos, le escuche. Espera, por decirlo pronto, alguna esperanza que le saque de su postrada situación. Por eso se ve en la obligación de alzar la voz, de levantar, por encima de aquella gente, su grito de desesperación que busca lo contrario de lo que lo ampara, ahora. Tiene ansias de conocer a quien pasa. Es posible que sepa de quien se trata (pensemos en alguien que le hubiera dicho, a aquel ciego, que venía Jesús por el camino) y, está seguro, sólo Él pueda ayudarle.

En Bartimeo se reconoce a aquel que, persistente, desea, con fe, alguna cosa que, para él, es muy importante. Pero no sólo lo es para su persona sino que va más allá. Ese “que vea”, esa necesidad de desprenderse de ese velo que lo separa del mundo que le rodea, bien podemos aplicarlo a nosotros: También debemos querer ver, con los ojos de la fe, aquello que nos rodea para, así, hacer cambiar nuestra vida si sigue un camino equivocado. Y si es posible, hacerlo con tanta insistencia como este ciego Bartimeo.

XXX Domingo del Tiempo Ordinario

Es más, el hijo de Timeo, tira aquello que, seguramente, es lo único que tiene: “su manto”, aquello que lo cubre de las inclemencias del tiempo, aquello que va a quedar viejo, que ya no necesita porque algo bueno le espera. Deja atrás lo que fue para ser otro hombre, curado, con posibilidad de ver y de mirar.

Pero Bartimeo no se limita a pedir lo que hubiera sido perfectamente comprensible. Con su fe, que Jesús reconoce, pide al maestro que tenga piedad, misericordia. Esto, como no puede ser de otra forma, ejerce un efecto inmediato en Jesús que, al ver a Bartimeo, sabiendo quiera era, pues conoce su fe (como haría con los amigos del paralítico que bajan, a través del techo, hasta donde se encuentra predicando, para que lo cure) y, a pesar de esto, insiste en preguntarle que qué es lo que quería. Sin duda lo que pretendía Jesús es que el propio Bartimeo manifestara esa voluntad que se apoyaba en su fe. Porque el Mesías siempre espera que se le pida (actitud de oración tan necesaria…) y, con esto, reconoce lo que ya sabía y que confirma. Aquel ciego merecía verdaderamente lo que pedía.

Así
Jesús, como tantas veces, como tantas otras veces, procede a curar la enfermedad de aquella persona, a devolverlo a la vida común entre sus contemporáneos, a salvarlo para la vida civil de la que era, seguro, un excluido. Por eso le manda que se vaya, a vivir, ahora que puede. Pero esa curación, esa sanción, tiene un fundamento que ha de ser superior al mismo fundamento que origina tal acto. No lo hace, ese milagro, porque el ciego le hubiera caído especialmente bien, que también, sino porque demostró, ha demostrado, la fe suficiente como para que el Mesías le ayude. No es que no lo hubiera hecho igual si esa era su voluntad, sino que insiste en que ha sido la fe la que le ha salvado.

Este es un mensaje claro para nosotros. Lo que nos salva, la fe. Con la fe podemos encarar los problemas, aun los más graves, de nuestra vida. Pero como Bartimeo, no basta con reconocer el bien que nos haya hecho Dios sino que acto seguido, sin solución de continuidad, hay que seguir a Jesús, reconocer en Dios a nuestro Padre, no dejar caer en saco roto lo hecho sino saber cuál es la primera razón, la causa, de que eso se haya producido. Fe, pues; obras, también.

No seamos, pues, ciegos voluntarios, sino, al contrario, pretendamos, al menos, sanar nuestra vida con una visión y fe de Dios que, verdaderamente, nos ayude.

PRECES
 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren dejarse iluminar por Cristo.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no buscan a Cristo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a aceptar la luz que tu Hijo trajo al mundo para que el mundo se salvase.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

No deberíamos ser ciegos tantas veces porque es cierto que lo somos… voluntarios.

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

21.10.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Algo más que una frase, una oración

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación 

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – Algo más que una frase, una oración

Oración para saber sufrir solo


Señor: Me pregunto si es posible un dolor con escafandra, que abarquille sus tentáculos sobre un corazón mientras los mismos labios dan a partir, sencillamente, el precio  de una corbata o el calor que se nos echa de pronto. Si sufro, me gustaría oír mi grito caracoleando dentro de una coraza de carne petrificada, revestida de amianto, mientras al otro lado se ríe, se canta y se paladea pura y gozosamente el regalo frondoso de la vida.  (Extraída de “El sillón de ruedas”)



Querer que los demás no sufran con los padecimientos de uno no deja de ser manifestación de amor. El dolor para sí y, en todo caso, compartido con el Amor misericordioso del Padre Dios que consuela a sus hijos y, con más naturalidad, a los que necesitan su auxilio. Y eso es lo que el Beato Lolo (Linares, Jaén, España) manifiesta en la oración que hemos traído hoy a esta casa de InfoCatólica. 


Ciertamente hay muchas formas de sufrir aquello por lo que, de malo, pasamos a lo largo de nuestra vida: la que manifiesta el mismo con altavoz y la que es callada.

La primera de ellas denota que no ha descubierto, quien así padece, que el propio sufrimiento se puede ofrecer por una buena causa. Por ejemplo, por aquellos que, seguramente, sufren más que nosotros, por las benditas almas del Purificatorio que, de seguro, lo están pasando peor que nosotros porque, a sabiendas de que un día verán a Dios Padre no ven el momento en el que eso pase. Es como el dolor de quien sabe que quedará curado pero sufre más por lo que ha de venir que por lo que padece.

La otra forma de sufrir es la propia de un hijo de Dios que sabe que siempre puede apoyarse en su Creador. Es la que nos propone Manuel Lozano Garrido y es la que él quiso practicar a lo largo de sus muchos años de dolor y padecimientos físicos.

Lo llama Lolo “dolor con escafandra” y supone reconocer que, como seres humanos que somos, vamos  a padecer en un momento o en otro, algún tipo de sufrimiento o de dolor. Entonces, en tal momento, debemos hacer lo posible para que nuestro prójimo no añada a sus vivencias particulares y posibles preocupaciones las que corresponden a las nuestras. Hacer, así, como si el dolor fuera cosa exclusivamente nuestra aunque sepamos que también lo es de Dios, que no se aísla de nosotros cuando sufrimos o padecemos. Y es que Dios siempre está ahí. Pero nos gustaría que el mundo continuara con su marcha (de todas formas eso es lo que va a pasar) pero obviando lo que pasa por nosotros.

Pero hay algo más: a la par, a la vez que se sufre y se quiere un dolor particular, sin aspavientos ni transmisiones al prójimo se ha de procurar un hacer con el otro de tal forma que pareciera no se sufre nada. Eso, en verdad, sólo lo consiguen aquellos que han alcanzado tener un corazón limpio y en el que el Creador ha mostrado su espíritu (porque es su templo) que, como Lolo, son capaces de tales heroicidades espirituales. 

Al otro lado del dolor sólo debe pervivir lo que es bello y bueno, lo que hace gozar de la existencia propia de los hijos de Dios que se dejan gobernar por la Ley buena y santa del Padre. Al otro lado del dolor no debe quedar resto alguno de la hiel por la que se esté pasando. Al otro lado, en fin, del sufrimiento, debe quedar sembrada la semilla de la esperanza de la que nazca un mañana donde no habrá dolor y donde todo recuerdo del mismo habrá quedado borrado. Allí, entonces, será el momento de gozar para siempre, siempre, siempre, de la bienaventuranza, de la visión beatífica de Dios Padre Todopoderoso. Y todo lo malo habrá quedado erradicado de nuestra vida. Y sólo habrá gozo y alegría; sólo gozo. 


Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Pidamos a Dios que nuestro dolor sea sólo nuestro y no trascienda al corazón del prójimo. 


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (87)

Sobre la oscuridad de las tardes nubladas nos consta que el sol existe, y las plantas siguen germinando por su fuerza”

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

20.10.24

La Palabra del domingo - 20 de octubre de 2024

Resultado de imagen de SAnta BibliaMc 10, 35-45

“35 Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: ‘Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.’ 36 El les dijo: ¿Qué queréis que os conceda?’ 37 Ellos le respondieron: ‘Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.’ 38 Jesús les dijo: ‘No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?’ 39 Ellos le dijeron: ‘Sí, podemos.» Jesús les dijo: ‘La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo conque yo voy a ser bautizado; 40 pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.’ 41 Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan.42 Jesús, llamándoles, les dice: ‘Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores  absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. 43 Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, 44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, 45 que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.’”

        

COMENTARIO

Servir como Cristo sirvió… ¡Como Cristo!
 
Santiago y Juan, haciendo honor al mote con el que Jesús los nombraba, hijos del trueno (Boanerges), actúan de esa forma arrebatada que les caracterizaba y les diferenciaba de los otros Apóstoles. Eran hombres, y como tal actúan. Tratan de que Jesús les conceda estar a un lado de su persona, uno a la derecha y otro a la izquierda. Querían poder, por decirlo rápidamente. 

También la madre de los Zebedeos diría a Jesús lo mismo pretendiendo ese puesto existencial de verdadera importancia para sus hijos. Actuaba como madre al igual que hacen, ahora, Santiago y Juan. 

Jesús, conociendo la naturaleza humana, les conmina a que contesten sobre lo que son capaces de hacer. Como lo quieren todo, todo lo ofrecen, hasta beber la amargura del cáliz de la pasión que aún no conocen pero que, sin duda, también beberán (al menos uno de ellos en toda su crudeza). Con esto, los apóstoles que ahora desean manifestar su especial relación con el Maestro, afirman esa fidelidad diciendo ese “podemos”. Este acto de fe debería servir de ejemplo para los que nos entendemos o creemos seguidores de Jesús e hijos de Dios porque dicen querer, ignorando su futuro, abandonándose, totalmente, en las manos del Creador. Son, por eso, además de unos hombres que actúan como hombres, unos discípulos que actúan como discípulos. 

Así, Jesús les dice que, efectivamente,
van a sufrir como Él sufrirá y que “recibirán el mismo bautizo que yo”, bautismo que lo será no de agua sino de sangre, la que emanará de su cuerpo en el camino de su calvario. Cada cual tendrá el suyo, Santiago antes que Juan pero, al fin y al cabo, cada cual en su forma. 

Como tantas veces aparece a lo largo de las Escrituras, la figura de Dios, que todo lo preside, es la que, en su persona, da solución a esta situación de anhelo, de parte de Santiago y Juan, y de decir las cosas claras, por parte de Jesús. Es Dios el que decide quien se sienta en qué sitio; eso no corresponde, ni siquiera, a Jesús; es Dios el que, desde la eternidad, eligió a aquellos que se sentarían  a la derecha y a la izquierda de Jesús. Eso ya debía de quedar zanjado y, aunque se produzca una posterior discusión entre estos dos discípulos y el resto, diez, no es menos cierto que lo que vendría después, dicho por Jesús, dejaba las cosas en su verdadero sitio. 

Qué significa el lavatorio de pies?

Lo que verdaderamente hace seguidores de Jesús a los que quieran seguirlo, es el ejercicio de una virtud, el servicio, servir (saber hacerlo), para el cual Él ha venido y de lo cual tantas veces habla. No se puede ni actuar como si el poder que se tiene fuera cosa nuestra (recordemos lo que le diría a Pilato sobre el poder que él creía que tenía, que venía de lo alto) sin entender que es donación de Dios ni, por otra parte, abusar del poder que se tiene frente a los que pueden ser, o considerarse, inferiores, de la forma que sea. Estas acciones no cabe llevarlas a cabo. Esto es una forma de seguirle, un comportamiento que se ha de cumplir y, sobre todo, ejercitar. 

Pero, para Jesús, en orden a la transmisión de la Palabra de Dios de la cual ha venido a manifestar su verdadera forma, sin tergiversar nada, hay algo que es mucho más importante, como hemos dicho arriba: el servir, la entrega a los demás, el ofrecimiento de sí mismo, la donación. Eso es lo que les hará, verdaderamente, seguidores suyos, hijos de Dios. Ese servir los hará, por eso mismo, humildes y esa humildad los llevará a ser, a considerarse, los últimos, los “servidores” (y, por eso mismo, “serán los primeros”) Este mensaje, junto con el de la fidelidad, sin conocer, de Santiago y de Juan; este mensaje es para todos nosotros, para que consideremos de importancia para nuestras vidas (para que con él conduzcamos nuestra existencia). 

Jesús mismo se pone de ejemplo: Él, el hijo del Hombre (expresión que se recoge en Daniel 7, 14 y del que dice que “su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido”) como aquel que llegará en la plenitud de los tiempos para darse por los demás, ha venido a servir, y, teniendo en cuenta que, como también dijo Jesús, el aprendiz no ha de ser más que su Maestro, siendo nosotros aprendices (como mucho), no podemos no servir, no debemos no entregarnos a los demás (en la forma que cada cual pueda y según sean sus circunstancias, claro) ni podemos, tampoco, hacer oídos sordos a tan claros mensajes que recoge el texto de Marcos en el que el servicio a los demás es la forma exacta de seguir al Mesías. 

Pidamos a la Madre de Dios que nos auxilia en esta voluntad nuestra de ser fieles servidores del Maestro, fieles hijos de Dios. 

 
PRECES

 
Pidamos a Dios por todos aquellos que no piensan sino en sí mismos.

 
Roguemos al Señor.

 
Pidamos a Dios por todos aquellos que no tengan voluntad de servir al prójimo.
 

Roguemos al Señor.

  
ORACIÓN
 

Padre Dios; ayúdanos a ser buenos servidores tuyos.
  

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

¿Servir como Cristo? Sí, como Cristo…

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

14.10.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Dios con nosotros

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).Presentación  


Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – Dios con nosotros


 “¡Qué grandes con Dios, qué Dios más grande!” (Beato Lolo, de su libro Bien venido, amor, nº 5)

Debemos tener en cuenta que, a lo largo de la historia de la cristiandad católica ha habido muchos creyentes que, por su forma de ser fiel y su modo de comportarse han subido a los altares. Y no puede ser casualidad que de sus plumas hayan salido palabras no sólo sabias sino, además, santas. Y con eso queremos decir que nosotros, los creyentes, sabemos a qué atenernos cuando necesitamos algún tipo de auxilio pues hay muchos hermanos en la fe a los que podemos dirigirnos en sus escritos pues sus personas hace mucho tiempo (o poco) que están cabe Dios. 

Y eso de arriba no lo decimos por decir sino porque de verdad estamos seguros de que no hay nada mejor para un hijo de Dios que fijarse muy bien en lo que los mejores de entre nosotros (suscitados por Dios entre sus hijos) han dicho las cosas y las han dicho muy bien y bien puestas en el sitio que debían ser puestas. 

Todo esto lo decimos porque también con Manuel Lozano Garrido el Espíritu Santo (como con las citados creyentes arriba dichos) hacía de las suyas e inspiraba textos que no es que nos vengan bien sino que nos vienen la mar de bien para comprender muchas cosas de nuestra fe católica que tantas veces están alejadas de un corazón que, como el nuestro, es muchas veces más mundano que de arriba…

Pues bien, no podemos negar que el texto que hemos traído hoy aquí es muy escueto. Es decir, que largo, largo, no es. Y, sin embargo, contiene una verdad o muchas verdades según lo veamos como lo veamos.

Aquí podemos ver dos cosas: a nosotros y a Dios mismo. Así de claro. Y, como decimos, en apenas ocho palabras que, además, están puestas de una forma más que certera.

En primer lugar, a nosotros nos pone Lolo tan cerca de Dios que, con Él, podemos ser mucho más que simples seres humanos que han aceptado su naturaleza (de creación divina) Y por eso y sólo (ni más ni menos) podemos llegar a mover montañas si tenemos fe. Si, decimos si porque no nos ha de resultar muchas veces fácil acabar de comprender que es tener fe. Aunque, eso es cierto, estando cerca de Dios todo es posible porque el Todopoderoso lo puede hacer posible. 

Pero hay más porque, como es verdad, al hablar de Dios no es que siempre nos quedemos cortos sino que nos resultará casi imposible acertar acerca de cómo es en realidad nuestro Padre del Cielo. Pero, para eso, Lolo nos dice que Dios es grande. 

Ciertamente, tampoco podemos decir que acaba de descubrir América nuestro amigo Manuel al decir eso. Sin embargo, en el contexto en el que lo dice y que no es otro que en relación a nosotros, a ser grandes con el Todopoderoso, no es poco cierto que sí parece que Lolo nos descubre que, en efecto, Dios es grande y, en concreto, no sólo el Único sino el más grande. 

Que nosotros podemos ser mucho es cierto y verdad. Dios nos ha entregado, o entrega cuando crea conveniente, dones y gracias y con ellos podemos, en efecto, ser grandes como personas al serlo desde la fe, fieles a Quien todo lo ha creado y mantiene. Y Lolo fue uno de los más grandes porque quiso ser fiel a Quien lo había creado y mantenido a lo largo de los años (pocos, debemos decir) que vivió en el mundo. Y es que ahora, estando en el Cielo como es seguro que está (no sería por falta de merecimientos espirituales antes de ser reconocidos oficialmente los mismos con eso que llamamos “fama de santidad” y que precede a todo otorgamiento reglado…) es cuando habrá comprobado que, ciertamente, fue grande con Dios por haber sido fiel a un Dios tan grande. Y ante eso nosotros sólo podemos decir: Amén. 


Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bien venido, amor” (86)

La Redención es el más abnegado acto de caridad de la justicia del Padre”

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

13.10.24

La Palabra del domingo - 13 de octubre de 2024

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Mc 10, 17-30
 

“17 Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó: ’Maestro bueno, ¿Qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?’ 18 Jesús le dijo: ‘¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: = No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, = no seas injusto, = honra a tu padre y a tu madre.’= 20 El, entonces, le dijo: ‘Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud.’ 21 Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: ‘Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los  pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme.’ 22 Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. 23 Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: ‘¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el  Reino de Dios!’ 24 Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: ‘¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! 25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios.’ 26 Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: ‘Y ¿Quién se podrá salvar?’ 27 Jesús, mirándolos fijamente, dice: ‘Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para  Dios.’ 28 Pedro se puso a decirle: ‘Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.’ 29Jesús dijo: ‘Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio,   30 quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna.’”

 

COMENTARIO
           
Seguir de camino hacia el otro lado del Reino de Dios

                                   
Como seres humanos, sabedores como somos que hay algo más después de esta vida, anhelamos encontrarnos allí algún día, en el definitivo Reino de Dios llamado Cielo. 

Por eso, la pregunta que aquel joven rico hace al Maestro Jesús no deja de tener sentido pues, según él, o eso creía, había cumplido todo lo que la ley decía. Así, cuando Jesús le nombra los mandamientos, tan conocidos, del no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, etc., él es consciente, y así lo dice, que esa parte, la de la relación del hombre con Dios, en aras a ese cumplimiento, ya la lleva a cabo. Está, por eso, orgulloso. Y esto, francamente, es así. 

Pero, como tantas veces pasa con
Jesús, le tenía preparada una sorpresa que le iba a bajar, en aquel momento, de su pedestal de hombre de bien y de su contentura natural. 

Otras veces le preguntaron al Maestro que cuáles eran los mandamientos de la Ley de Dios. Él, resumiendo, los reduce a dos: amarás a Dios sobre todas las cosas, el más importante  y, por otra parte, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Y aquí, en este segundo mandato, digamos que, general, radicaba la cuestión a debatir. 

¿Cómo se ama al prójimo? Puede hacerse, seguramente, de muchas formas. Pero para Jesús había una que era esencial: repartir, con el necesitado, lo que tenía, dejar de ser como era. También diría Jesús que a los pobres siempre los tendríamos con nosotros, consciente de esa realidad que es la pobreza y que, por eso, de Él había que aprender eso, dar al que no tiene, ofrecer al que no tiene. 

El joven rico, como era eso, joven y rico, encuentra aquí un gran problema. Cuando se trata de una relación, digamos, teórica, con Dios: el no matar, el no robar…algo, digamos, de espíritu (aunque eso tenga su objeto en el otro), parece que está dispuesto. Ahora bien, cuando hay que bajar a la realidad misma de la entrega, al prójimo, desprenderse de lo propio, aquí, ahora, eso ya no parece ser de su gusto. En el joven rico ha privado su calidad de hombre, que vive en el siglo, antes que su calidad de hijo de Dios. Por eso se entristece, porque ha vencido el tener sobre el ser. 

NOSOTROS LO DEJAMOS TODO POR TI Y, TÚ…De ahí que Jesús manifieste eso: ”Qué difícil para los ricos entrar en el Reino de Dios”. Pero esa dificultad no lo era por el hecho de tener, sino por el hecho de no dar, de optar por la avaricia cuando había necesidad o por ejercitar esa otra forma de avaricia que es el dar lo que le sobra a uno (recordemos el hecho de aquella  viuda que da lo que, seguramente, era lo único que tenía). 

Y los discípulos, que también eran hombres, y muchas veces así lo demuestran, también manifiestan esa dificultad de entendimiento. Así, entendían que sería muy difícil salvarse, más aún cuando Jesús les propone esa paradoja de casi imposible imaginación: la del camello que, efectivamente, no puede entrar por el ojo de una aguja. Más difícil será que un rico entre en el Reino de los cielos. Sin embargo, podemos preguntarnos cuál sería el problema para ellos, si ellos no eran ricos y, por lo tanto, no podían temer eso. 

Esto, quizá, apunta a lo que Jesús quería dar a entender: rico es quien tiene más que otro, quien ansía más tener, que otro, que el que es, verdaderamente, pobre y, por lo tanto, no eran necesarias tantas riquezas ya que si los discípulos se preguntaban “quien podrá salvarse”, sin hacer excepción de personas, es porque habían entendido lo que, verdaderamente, quería decir Jesús. 

¿Quién podrá salvarse? Esta pregunta hecha por los discípulos atestigua una dificultad no exenta de problemas. Dado el pecado original con el que todos nacemos, sólo Dios puede salvarnos. Así lo dice Jesús. Para nosotros, su semejanza, esto no es difícil sino imposible. Dependemos, por  tanto, de esa misericordia de Dios para ganarnos la vida eterna. 

Sin embargo, algo sí que podemos hacer.
Al menos Jesús dice que quien haga eso, es decir, dejar casa, hermanos y hermanas, madre y padre… o sea todo con lo que antes se relacionada y le siga, ése ganará la Vida eterna, además de recibir mucho en este mundo. 

Particularmente entendemos que Jesús iba, como siempre, más allá de lo que sus palabras querían decir. Eso que es de uno, de nuestra propia naturaleza, es tendencia al pecado, a la concupiscencia de los ojos y de la carne, esa forma de ser tantas veces contraria a la voluntad de Dios… eso es lo que hay que dejar para seguirlo. Por eso se gana tanto, por seguirlo y abandonar al hombre viejo y a ese corazón de piedra para devenir un  hombre nuevo, el hombre bajo el amor que ha transformado en carne lo que era roca dura, bajo esa ley de la caridad, norma suprema del Reino de Dios. 

Aquí tenemos, para nuestra práctica diaria, ordinaria, fuera de teorías y de solas ideas, dos mensajes bastante claros: dar de lo que se tiene al que lo necesita y, por otra parte, abandonar, dejar de, lo que se era para, pecar, para transformarse en alguien que sigue, verdaderamente,  a Jesús, a Dios.                          

Pero lo que importa, seguramente, más de todo eso, es la recompensa final. Queremos decir que Jesús manifiesta en este texto del evangelio de San Marcos algo que debe ser crucial para nosotros: quien lo deje todo por él tendrá, es posible y seguro, en este mundo, algo importante pero tendrá lo mejor: la vida eterna que dura para siempre, siempre, siempre. 

 
PRECES
 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren seguir a Jesús con todas sus consecuencias.


Roguemos al Señor. 

Pidamos a Dios por todos aquellos que rechazan la vida eterna ofrecida por Quien puede Ofrecerla.

Roguemos al Señor.

 
ORACIÓN

 
Padre Dios; ayúdanos a aceptar el mensaje de salvación del Mesías, tu Hijo Cristo.
 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 
Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dejarlo todo por Cristo no es fácil pero…

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

7.10.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Al Cielo por derecho

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – Al Cielo por derecho

Con las cosas, las ambiciones y los deseos, basta simplemente en ocasiones, con cambiarles de signo. No me gusta que necesariamente le pongáis al Cielo un precio de dolores; que, por fuerza, se haya de entrar en él cojeando o herido.” (Beato Lolo, de su libro Reportajes desde la cumbre)

En su libro de título Reportajes desde la cumbre hace Lolo algo así como ponerse en la piel de Dios y escribe como si lo hiciera el Padre Eterno. Por eso es como una especie de larga carta que nos dirige el Creador a cada uno de nosotros. Y por eso lo de la “cumbre” pues el Todopoderoso siempre está en lo más alto desde donde se dirige a su criatura. 

Ya podemos imaginar que todo lo que contienen las páginas del citado libro ha de ser importante para nosotros pues aunque bien sabemos que es el Beato Lolo (Linares, Jaén, España) quien lo escribe se nota entre sus líneas una fuerte inspiración del Espíritu Santo por el contenido de las mismas. Y debemos atender a tales palabras como las mismas se merecen. 

Algo aquí se dice que es muy importante para la verdadera comprensión de lo que es y supone ir al Cielo. Y es que muchas veces estamos equivocados en lo que eso supone. Vamos, que no acertamos mucho con eso…

Nosotros ansiamos el Cielo porque, como creyentes católicos que somos, supone haber alcanzado una cierta perfección espiritual y, en fin, una limpieza de alma. Esto es cierto pero también lo es que no vamos a pisar las praderas eternas siempre “a la primera” sino que es posible que tengamos que blanquear nuestra alma con paso, más o menos largo, por el Purgatorio. Sin embargo, el ansia de la que hablamos no deja que creamos otra cosa que no sea ir, llegar, al Cielo. 

Todo eso lo comprende Manuel Lozano Garrido pues otra cosa no podía querer él mismo que no fuera estar cerca de Dios donde no hay dolor ni sufrimiento lo cual, para él mismo, era algo más que un ansia…

De todas formas, aquí nos dice Dios que debemos tener en cuenta que aquello que ambicionamos y que deseamos (todo verdaderamente subjetivo por ser personal y muy personal para nosotros) no siempre tiene relación o, en fin, puede favorecer nuestra camino hacia el definitivo Reino de Dios llamado Cielo Y eso lo podemos comprender más que bien con tan sólo fijarnos, precisamente, en nuestras ambiciones y nuestros deseos…

Dice Dios que podemos cambiar el signo de tales ambiciones y deseos. Y nosotros creemos que con esto nos quiere decir Lolo que lo que tenemos que ambicionar y desear es, precisamente, ir al Cielo, recalar en es puerto perfecto donde el barco de nuestra vida, debería atracar si hubiéramos hecho una buena navegación a lo largo de nuestra vida…

Ambiciones y deseos. Son dos conceptos que pueden tener un sentido o pueden tener otro. Y a nosotros nos conviene que tenga el que tiene que ver con el destino eterno de nuestra alma que no puede ser otro que el mismo Cielo. Y por eso lo que no tenga tal sentido ha de ser cambiado, borrado de nuestra vida y de nuestro pensamiento porque nada nos viene mejor que estar cabe Dios como hijos suyos que somos. 

Pero, a pesar de la importancia que esto ha de tener para nosotros, no podemos olvidar lo que Lolo pone en boca-palabras de Dios. Y es que muchas veces, entendiendo mal aquello de la “puerta estrecha” por la que debemos pasar, estamos seguros que lo mejor es, simplemente sufrir por sufrir como si eso diera acceso automático al Cielo Y aquí lo dice bien claramente el Creador: no hay que entrar por fuerza “cojeando o herido” al Cielo. Y es seguro que esto no ha querer decir que quien cojee o esté herido no pueda pasar por tal puerta estrecha sino que tal no ha de ser nuestro objetivo. Al contrario ha de ser la verdad: Lolo nos dice que no son, por fuerza, necesarias tales circunstancias aunque es verdad en su caso eso fue lo que le pasó por mucho que él no buscara ni su dolor ni su sufrimiento. Porque una cosa es una cosa y otra… es otra. Y por eso fue al Cielo por derecho.



Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.



Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (85)

Si todas las mañanas podemos acusar la barba al afeitarnos, ¿por qué no también esa piel de providencia que tenemos tan pegada a la vida como la malla de los trapecistas? ”

……………………………


Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

6.10.24

La Palabra del domingo - 6 de octubre de 2034

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Mc 10, 2-16


“2 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: ‘¿Puede el marido repudiar a la mujer?’ 3 El les respondió: ¿Qué os prescribió Moisés?’ 4 Ellos le dijeron: ‘Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.’ 5 Jesús les dijo: ‘Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. 6 Pero desde el comienzo de la creación, = El los hizo varón y hembra. =7 = Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, =8 = y los dos se harán una sola carne. = De manera que ya no son dos, sino  una sola carne.9 Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.’10 Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. 11  El les dijo: ‘Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; 12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.’13 Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían.14 Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: ‘Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios.15 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.’16 Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.”

COMENTARIO            


Lo que fue el Principio y que siempre debió ser

Este texto evangélico de Marcos nos muestra dos situaciones distintas pero que, aunque separadas, muestran dos aspectos importantes de las enseñanzas del Maestro.

Por una parte, el tema del matrimonio, el de la unión de un hombre y de una mujer; por otra, otra vez, con una reiteración que no ha de quedar en repetición simple sino en advertencia, el tema del niño, de los niños, y de su importancia, para entrar, en el Reino de Dios.

En cuanto al primero de los temas, el del matrimonio, alguna interpretación peculiar de la Ley de Dios había dado al traste con el verdadero sentido de lo que el Creador estableció en un principio. Es evidente que pretendían “cazar” a Jesús con la pregunta del repudio y el acta de divorcio. Sin embargo, no es menos cierto que el Mesías, que las tenía todas consigo, podía evitar, fácilmente, ese embate supuestamente difícil.

Dice, también, Jesús: “Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”. Esta frase, muy oída en muchas ocasiones, encierra esa Verdad que, en sí misma, dice mucho de la voluntad de Aquel. Cuando creó, cuando nos creó, en la figura de nuestros primeros padres, Dios no se conformó con hacer eso, que ya es suficiente, sino que manifestó, con la unión de ambos, un futuro establecido para el bien de la humanidad.

Esa unión indisoluble, como era voluntad de Dios y como concepto y realidad, quedó bastante clara desde aquel momento. Eso no podía cambiarse. Por eso Jesús habla de “en un principio”, en aquel principio, cuando su Padre creaba, y creó, a aquellos que vendrían, luego, a traicionar su confianza; por eso, el Mesías entiende que se ha traicionado aquello y que Moisés, por la cerrazón y la dureza de corazón de aquellos semejantes suyos, estableció aquella “adaptación” de la Ley de Dios. Es claro que aquella forma de derivación de la norma fundamental de unión matrimonial era una solución temporal, adaptada a la forma de vida de aquel pueblo que Dios escogió como suyo.

Pero Jesús que, como dijo, no había venido a abolir la Ley, sino a darle  (o sea, que aquella ley que se aplicaba no era la que se debía cumplir) pone esto sobre la mesa: en un principio Dios unió para siempre al hombre y a la mujer, y así será por toda la eternidad (cuando se de ese matrimonio, claro) y eso no podía cambiar aunque Moisés hubiera establecido aquello que lo hizo, con toda seguridad, por indicación de Dios ya que era un profeta o, lo que es lo mismo, alguien que habla, por su boca, de las cosas que Aquel le dice.

Por lo tanto,
debía de quedar claro que no cabía interpretación contraria al verdadero sentido de la Ley, así con mayúscula. Además, también dijo que “que quien mira a otra mujer deseándola, ya comete, con ella, adulterio en su corazón” Esto, como es fácil entender era cuestión de muy difícil digestión. Pero la Ley de Dios era, y es, como era y es y la dificultad de cumplimiento es cosa de nuestra particular naturaleza.

Marcos 10, 13-16: El que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará  en él. – Boosco.org



¡Qué importante tenía que ser para nuestro hermano Jesús el tema, el caso, de los niños que, incluso, llega a enfadarse! Como ya había hecho antes tuvo que salir en defensa de ellos ya que los Apóstoles, celosos otra vez (también tendrían mal concepto de aquellos pequeños…) no querían que se acercaran al Mesías.

Pero Él, seguro de lo que éstos suponían, no sólo por su limpieza de corazón, no dudaba en defenderlos, cosa que, junto con la defensa de la mujer (¡otro ser muy desvalido y minusvalorado, entonces!) tanto cambió la mentalidad de sus seguidores y, con el tiempo, de la misma sociedad. Por eso los abrazaba y bendecía, o sea, les mostraba cariño y dejaba, sobre ellos la gracia divina, ejemplo para sus discípulos y oyentes y, además, los señalaba con su amor con la bendición, lo cual debía dejar muy claro que aquellos que mostraban cierto celo hacia esos pequeños debían de cambiar de actitud y pasar a ser más comprensivos.

Hoy día está en boga el uso del matrimonio en un sentido diverso a la concepción que Jesús tenía, que era la de Dios y por eso, en nosotros, debe manifestarse el verdadero sentido que ha de tener para los cristianos. Y el respeto al niño, y en extensión de esto, al disminuido socialmente, al que está más indefenso, también ha de ser una actitud nuestra.

De otra forma, no mostraremos acuerdo con Dios, ni seguimiento de su Ley, de la única y verdadera manifestación de su voluntad.
  
PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que tienen, de Su Ley, un sentido contrario a su verdad.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren recibir el Reino de Dios como un niño.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser como niños confiados en nuestro Padre.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán
  

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Sólo cuando se ven las cosas con el corazón de Cristo se aprecian como son y como deben ser.

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

30.09.24

Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Unas confidencias con Cristo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena – Unas confidencias con Cristo

 Sí, Cristo mío, desde hoy te lo voy a contar todo, para que cada atardecer te suba hasta la palma un trozo de mi leve semilla de hombre, que ojalá pinces dulcemente con los dedos para guardarla en el silo de tu corazón.” (Beato Lolo, de su libro Dios habla todos los días

En un momento determinado, el Beato Lolo (Linares, Jaén, España) dice que cuando vivía frente a una Iglesia le gustaba echar unos “parrafillos” con Cristo pues, desde su ventana, podía ver el Sagrario.  Por eso no nos extraña nada de nada que aquí diga lo que dice pues, en realidad, era práctica más que arraigada en su corazón y eso es lo que podemos entender que también nos dice a nosotros, amigos suyos de entonces y/o de ahora mismo. 

Los que consideramos que nuestra fe es cristiana, por ser discípulos de Cristo y, dentro de la misma, católica (por considerar que es la única verdadera) tenemos muy a bien creer que podemos establecer un lazo de unión muy bueno con Aquel que fue enviado al mundo para que el mundo se salvase muy a pesar de que muchos no creyeron en Él y procuraron su muerte más temprano que tarde. 

Eso, pues, lo damos por sentado aunque también es cierto que no siempre lo hacemos y no siempre estamos de acuerdo con lo que decimos tener por certeza y verdad…

De todas formas, siempre es bueno prestar atención a lo que dicen aquellos que, estando muy cerca de Cristo y, así, de Dios mismo, es verdad que han estado muy cerca del Todopoderoso y de Su Hijo. Y eso es lo que nos pasa con Manuel Lozano Garrido que, como sabemos, tuvo muy claro desde muy pronto que Cristo era, además de Dios hecho hombre, para él… un verdadero y fiel hermano. 

¿Y qué nos dice Lolo?

Lo que nos quiere decir nuestro amigo es que no debemos guardarnos nada para nosotros porque es muy importante que todo se lo digamos a Quien tanto nos ama, acompaña y protege. Y Lolo dice “desde hoy” porque ha tomado conciencia de que debe hacerlo desde ahora mismo. Y nosotros nos debe pasar lo mismo… desde hoy debemos hacer eso que dice Manuel que va a hacer y que estamos seguros hizo.

No quiere guardarse Lolo nada. Es decir, se lo va a contar “todo” a Jesucristo porque sabe será escuchado y eso será llevado hasta el mismo trono de Dios para que sea tenido muy en cuenta por el Padre. Lo que pasa es que, como bien sabemos, todo lo que nuestro amigo tendría que decirle a Cristo no sería nada malo ni haber hecho nada que se debiera haber hecho sino, al contrario, lo bueno que era y, también, sus propios sufrimientos que, al menos, aquí no querría un dolor “con escafandra” como decía de sí mismo para que nadie se sintiese afectado por sus sufrimientos. Aquí Lolo quería que el Hijo de Dios conociese, por su propia voz espiritual, sus acaeceres y dolores…

Podemos decir que hasta dice Manuel cuándo se lo va a contar todo a Cristo: al atardecer pues así, al haber transcurrido gran parte del día podía hacer un examen de conciencia más completo y su “narración” espiritual iba a ser perfecta. 

¿Pero quiere Lolo que quede ahí la cosa? Es decir, que todo se sustancia en que él cuente a Jesucristo todo lo que le tenga que contar… Pues no. En realidad, quiere que eso tenga un efecto más que favorable para su corazón porque ansía que lo dicho sea cogido con los dedos del alma por parte del Hijo de Dios y lo guarde en el corazón. Es más, que lo guarde en el “silo” del corazón de Cristo pues allí cabe mucho y todo lo nuestro cabe. 

Quiere Manuel que todo lo “pince” dulcemente Jesucristo. Y lo hace en la seguridad de que eso a a ser así por parte de Aquel que tanto amó a sus hermanos y, claro, sigue amando a sus hermanos entre los cuales Manuel Lozano Garrido, Lolo, debe estar ahora mismo en su exacta y fiel compañía, en unas maravillosas confidencias entre ellos.  

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.


Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (84)

El Creador tiene para cada hombre una pequeña o grande – siempre ilusionada- entrega de Rey Mago.”

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

29.09.24

La Palabra del Domingo - 29 de septiembre de 2024

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Mc 9, 38-43. 45. 47-48

“38 Juan le dijo: ‘Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros.’39   Pero Jesús dijo: ‘No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea  capaz de hablar mal de mí.40 Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.’

41 ‘Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su  recompensa.’42 ‘Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. 43 Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga.45 Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser  arrojado a la gehenna.47 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, 48 donde = su gusano no muere y el fuego no se apaga’”.                        

COMENTARIO


Con el que me sigue

 
A pesar de que hacía muy poco tiempo, relativamente, que Jesús predicaba y enseñaba que el Reino de Dios ya había llegado, alguno de sus contemporáneos se habían arrogado la posibilidad de actuar en representación suya y, así, extender su misterio a todo aquel que quisiera atender lo que decía y hacía.

Sin embargo, a
quellos que le seguían más de cerca, los que creían tener la “exclusiva” de ese Mesías, los que, quizá egoístamente, querían acapararlo para sí (no obstante hacía bien poco que se preguntaban quién sería el primero al morir Él) no podían, o no querían, permitir que nadie actuara dentro de ese pequeño grupo: quien no iba  con ellos se suponía que no estaba “autorizado” a hacer nada, ni aunque fuera bueno.

Esta actitud tenía mucha relación con lo que creían muchos judíos sobre el hecho de que nada se podía hacer contrario a la ley en sábado. Por lo tanto, aún parece que no habían recorrido el camino existente entre su antigua ley y la verdadera Ley de Dios y de su Reino.

Jesús, como tantas veces ha de hacer con sus rudos seguidores, seguramente ávidos de ese poder algo más acá, más palpable que la vida eterna, se ve en la obligación de darles a entender que ellos no son, ni serán, por el bien de todos, los únicos que podían predicar  o llevar a cabo hechos extraordinarios. Por lo tanto, actuar haciendo el bien y, al fin y al cabo, transmitiendo, de forma práctica, su mensaje, no estaba mal. Eso lo tenían que comprender, aunque les fuera muy difícil.

Meditación dominical - el que no está contra nosotros está a favor nuestro  - Padres de San SulpicioTan concienciado estaba el Mesías de lo que decía, que podía asegurar, como no puede ser de otra forma, que aquel que hace el  bien en su nombre no puede, luego, actuar en contra, ni Él ni de sus más inmediatos, digamos, discípulos.

Deducía, por eso, una limpieza de corazón y una relación directa entre el bien y su persona, entre una concepción nueva de la Ley pero tan antigua como el hombre y aquello que se podía hacer con ella. Es más, para que vean que ellos también se pueden beneficiar de aquellas buenas acciones les viene a decir que el bien que puedan recibir los mismos que ahora le escuchan será recompensado por quien lo haga pues de otra forma no se entendería el bien supremo que Dios le entrega a su persona, la limpieza de corazón que irradia su comportamiento, el bienestar que lleva a todos.

También Jesús, para dar importancia a aquellos que, en  su juventud espiritual, recién llegados podríamos decir, al Reino de Dios, los defiende de una forma total, radical, o sea, de raíz, por lo más elemental. Bien sabía Jesús lo que decía.

Quien, por medio de acción o de palabra, sea causa de que uno de aquellos que eran hermanos en la fe, obrara mal o pensara mal de otro (no actuara, por tanto, y forzado, con amor al prójimo) se vería aquejado por un mal muy gravoso (lo de la piedra del molino es figura bastante clarificadora). Lo que pretendía el Maestro era enseñar que el amor fuera verdadero,  que no se sembrase odio o rencor, a ser francos en el cumplimiento de la Palabra y voluntad de Dios, algo radicalmente importante y básico para quienes quisieran ser sus discípulos verdaderos.

Acaba el texto de San Marcos con una invitación de Jesús, con una invitación a la pureza de corazón. No tomemos la expresión al pie de la letra sino en el significado que podía tener. Al hablar de la mano y del ojo bien podemos entender que, por medio de estos, al fin y al cabo, sentidos, el de la vista y del tacto, podían producirse graves actos (robos, hurtos, codicia sobre los bienes ajenos, deseo de la mujer del otro, etc) que es, precisamente lo que prohibía y prohíbe alguno de los mandamientos de la Ley de Dios (no he venido a abolir la ley…, llegó a decir). No pretendía, creo yo, que se cortara una mano o se sacara un ojo, sino que se evitara eso que no estaba permitido: que no se robara, que no se hurtara, que no se codiciara, que no se deseara lo que no debía desearse.

Vemos, pues, que Jesús, instruía en lo elemental ya que parecía que, con el tiempo, se había olvidado. No eran grandes disquisiciones teológicas sino comportamientos de a diario, del común, lo que les decía y aconsejaba hacer.

Pero aquí hay algo más que un mero hablar;
hay indicación de cómo se ha de actuar: extendiendo el Reino de Dios, quien sea, no escandalizando con el comportamiento en la relación con los demás, no olvidando los Mandamientos.

Sólo eso.


PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren evangelizar. 

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no comprenden la importancia de la vida eterna.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a reconocer la importancia que tiene, para nosotros, la limpieza del alma.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

  
El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
  

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
 

Panecillo de hoy:

Debemos tener mucho cuidado con aquello que nos distrae del Reino de Dios. 

Para leer Fe y Obras.


Para leer 
Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.